miércoles, 11 de septiembre de 2013

El realismo mágico según Marcos

“Leer comunicados del EZLN es leer poesía, de razón, de argumentos, de propósitos cargados de belleza” (Subcomandante Marcos, o alguien que se hace pasar por él.)


Marcos y su mujer

Se sabe: el subcomandante Marcos es un personaje de novela. Para ser más preciso, del realismo mágico. Eso de que “Todos sean Marcos”, de que Marcos fue un mártir, y que por lo tanto no murió, sino que vive en él, suena demasiado a García Márquez; la permanente búsqueda de una identidad que se reivindica y se desconoce, y los muertos que retornan, remite mucho a Rulfo; la misma selva, que esconde a estos pueblos es el paisaje más adecuado para la mágica empresa revolucionaria; y ni que hablar del mismo Marcos, una mezcla de eternauta y mono con una infinita dulzura en las palabras: todo suena a literatura latina de hace cuarenta años.
Claro, el realismo mágico gozó de gran aprecio bastante antes de la aparición del subcomandante. Él mismo, gran lector, por entonces debió de leer desde García hasta Márquez, desde Aureliano hasta Buendía, y se le habrá hecho carne la idea de representar un papel en esa gran novela, pero encarnándola en la realidad, la de verdad.

Así, Marcos se puso a escribir ficción, cuentos, poemas. Para ganar las conciencias embelleció, tal vez sin proponérselo, el medio en donde se movía. La selva Lacandona se nos presenta bella, su gente pura, casi que da envidia. Integró al indígena como metáfora del excluido y como resistencia ante la globalización, y si nos gusta la metáfora podemos terminar por olvidar la realidad.
Sin embargo, introdujo la estética en la política, y con eso su mayor aporte. Pero este aporte, es un aporte a occidente. Ya Mao, o Confucio mucho antes, habían demostrado el poder de las bellas frases en la política, pero en oriente. Marcos nunca dejó de ser maoísta, al menos en este aspecto.
Occidente es un mundo que el subcomandante conoce muy bien. Sospecho que él sabe mejor que nadie como se reciben en Europa sus encantados discursos. La intelectualidad europea conoce América Latina por su literatura, y ha quedado hechizada. Marcos debe ser consciente del peso de sus palabras en el viejo continente, porque se sabe que todos escribimos pensando en un lector potencial o modelo. Yo trataría de aflojar un poco con la belleza. En primer lugar porque hay quienes darían toda la sangre indígena con tal de seguir gozando de la belleza, de la misma manera que hay gente que mataría a un santo con tal de ser amado por una mujer. (En el fondo todos los intelectuales reivindican las desgracias personales de Dostoievski y de Cervantes, porque gracias a esas desgracias hoy tenemos al Quijote y a Iván Karamasov.) Y en segundo lugar, porque aun hay intelectuales que valoran la escritura por la escritura misma…
Para el realismo mágico la realidad supera a la ficción. Pero, por supuesto, predican esto desde la misma ficción. Marcos hace al revés: la ficción supera a la realidad, y lo dice desde la misma realidad. Porque aunque Marcos escriba cuentos y poemas, nunca será un escritor de mérito. El mérito mayor de los escritos del subcomandante es, sin dudas, crear conciencia, concientizar a miles de marginados (y de intelectuales...) Marcos no escribe, hace política, y la hace bien. Pero como literato, intentando llegar al mayor número de lectores, es muy mediocre.
Alguien lo tenía que decir.