viernes, 25 de diciembre de 2015

El problema de la materia (Aristóteles versus Einstein)

Para Gerónimo
Y el sol se detuvo y la luna se paró (Josué: 10:13)

La Tierra y la Luna se encuentran a más o menos 385 mil kilómetros de distancia. Esta distancia se mide desde el centro de gravedad de los astros, o sea desde el centro de cada esfera. Como nosotros nos encontramos en la superficie, a 6. 360 kilómetros del centro de la Tierra, por lo tanto estamos a 6.360 kilómetros de la Tierra.
Los escolásticos y los sofistas hubieran estado de para bienes con estas sutilezas inconducentes. Pero estas sutilezas son muy modernas y actuales, y aunque difieran radicalmente de las antiguas, no por ello dejan de ser asombrosas. (Incluso yo diría que son más asombrosas, porque comportan algo que se llama realidad, que vivimos a diario, tal vez sin darnos cuenta.)
La materia fue tematizada desde la antigüedad. La defendieron los atomistas, la denostaron los platónicos, la dignificaron los artistas. Incluso fue una fuente inagotable de sutilezas. Un ejemplo de barbarismo sutil lo encontramos en la siguiente cadena de alta lógica y bajo sentido común.  La materia bien pudo no haber existido. Pero existe. Sin embargo, algo que existe, pero pudo no haber existido, no tiene una existencia cabal, como razonaron los de la escuela de Megara, porque si algo realmente existe no puede un buen día venir a la existencia, como quería Parménides, sino que tiene que existir por siempre, por la eternidad, o sea, por fuera del tiempo. Como el tiempo nos demuestra que todo nace y muere, el tiempo tampoco existe.
Afortunadamente un buen día vino Aristóteles a poner las cosas en su lugar (las cosas existen y están en la realidad). Pero Aristóteles tuvo una reflexión ambigua sobre la materia. Veamos. Vivimos en un mundo material, gobernado por el tiempo, que hace que la materia tenga un devenir y las cosas nazcan y mueran (se transformen). Hay cuatro elementos esenciales en nuestro mundo  material: fuego, agua, tierra y aire. Sin embargo, sobre nuestro planeta esférico, a partir de la Luna, hay una cantidad de más o menos 55 esferas que rotan y desplazan a los astros en el cielo. Estos astros se mueven sobre un quinto elemento: el éter. Este es un elemento muy sutil, que no corrompe la materia. Así, los planetas y las estrellas no nacen ni mueren. Aunque son materiales, giran por el firmamento eternamente en un movimiento perfecto, circular, en el éter, en torno a nuestra Tierra. Más allá de todas estas esferas está el Primero Motor Inmóvil,  que es el nombre del Dios aristotélico. Es una divinidad inmaterial, ajena al tiempo, a la materia y a cualquier elemento. En síntesis,  nuestro planeta está en el centro del universo. Por ende, la materia y el tiempo también están en el centro del universo. Y a medida que nos elevamos, tenemos menos materia y menos tiempo hasta alcanzar la eternidad (la eternidad no es la sumatoria del tiempo, sino algo que está fuera del mismo.) Entonces, si nos  alejáramos de la Tierra, nuestros relojes se empezarían a detener, hasta que finalmente se detendrían al llegar a Dios. Este Primer Motor Inmóvil, que no se mueve porque todo movimiento implica un cambio y por lo tanto el concurso del tiempo y de la muerte, sin embargo, atrae a todo el universo hacia él. No lo hace porque quiere, sino porque el universo se siente atraído inevitablemente. Nuestro mundo material y temporal es, por tanto, el más alejado de dios. Sin embargo, tanto la materia como el tiempo son increados. Las cosas pueden nacer y morir bajo el imperio del tiempo. Pero la materia en sí misma y el tiempo son eternos, como el mismo dios inmaterial.
Antes de abordar a Einstein es necesario decir algo sobre Copérnico y sobre Newton. Del primero ya me encargué en La órbita de Copérnico (y dejo al final el enlace para los que quieran chusmear.) Este polaco planteó que no era nuestro planeta el centro del universo, sino el sol. No obstante lo revolucionario que podría suponer esto, dejaba lugar a seguir pensando en lo términos aristotélicos que, mil setecientos años después de su muerte, aún se manejaban. En otras palabras, tal vez el sol sea un tanto más material que la Tierra y acaso los relojes caminaran más deprisa en su caliente superficie. Sin embargo, el Dios del filósofo quedaba incólume. Después de la Tierra y a muchísima distancia, se encontrarías las estrellas (Copérnico no sabía que el Sol es una estrella) y mucho más allá el Primer Motor, la inmaterialidad y la intemporalidad.
                 Newton, por su parte, describió la teoría de la gravitación universal. Lo importante  de esto está en la última palabrita: ¨universal¨. Esto supone (a los fines que a mí me interesan destacar) que el tiempo y el espacio son absolutos. Esto es lo que casi todo el mundo cree empíricamente. Los relojes funcionan igual en cualquier lugar del universo. La gravedad actúa sobre el espacio y el tiempo, y no los modifica en nada. O sea, son absolutos. Newton nunca hubiera sido amigo de Aristóteles, porque con su teoría,  le daba jaque mate al dios del griego.  Además, para el inglés,  la gravedad es mayor cuanto más masa o materia tiene un cuerpo. Así, la gravedad que ejerce la Tierra es menor que la que ejerce el Sol. Dicho de otro modo, no importa si la materia está cerca o está lejos en la última estrella que vemos. La materia cobra dignidad con Newton, y los relojes funcionan igual ya sea en casa, ya sea en Criptón.
Einstein va a dar otra vuelta de tuerca a este asunto. Va a demostrar que el tiempo y el espacio son una misma cosa (tiempo-espacio) y que son (es) relativos. Esto trae serias consecuencias para todo el pensamiento anterior y posterior, principalmente porque es contraintuitivo a escala humana. Es, groso modo, como la teoría de la evolución o la tectónica de placas que hace que los continentes  se muevan: no lo podemos ver con nuestros propios ojos. ¿O sí?
Los que regulan los satélites que dan vuelta la Tierra a diario para que vos puedas tener GPS lo ven siempre. Estos satélites surcan los cielos a 20 mil kilómetros de la superficie. Tienen un reloj que debe ser regulado. Estos relojes se adelantan permanentemente, inexorablemente. La razón es que, a medida que nos alejamos del centro de la Tierra, del centro de la materia, los relojes se aceleran, exactamente al revés de lo que pensaba Aristóteles. Explicando a Einstein con palabras de Newton podríamos decir que a menor fuerza gravitacional mayor aceleración del tiempo, y viceversa[i].  La cercanía de grandes masas detienen las agujas. Pero lo interesante del asunto es que el tiempo se mueve con el espacio, porque son lo mismo. Moviéndonos a velocidades cercanas a la de la luz o sobre un planeta muy enorme no notaríamos nada en nuestro reloj y en nuestro entorno, pero sólo nosotros no nostaríamos nada raro. Un observador externo vería que adelantamos el tiempo hacia adelante, que literalmente viajamos al futuro. Cuando los astronautas vuelven a la Tierra, luego de andar orbitando lejos de nuestra material Tierra, para ellos han pasado ochocientas horas, pero para nosotros han pasado dos minutos menos. Dicho burdamente, ¡sólo alguien que lo ve desde afuera puede notar la diferencia!
Vamos a poner ejemplos concretos. Usted y yo somos masa, somos materia. Aunque usted no lo sepa está generando a su alrededor un campo gravitatorio y una detención del tiempo-espacio, despreciables de tan pequeñas, pero es la que su cuerpo genera. Todo el planeta genera lo mismo, aunque de modo más evidente. Si pudiéramos ver a alguien parado en el centro de la Tierra, que es su centro de gravedad, y pudiéramos ver su reloj, comprobaríamos que su reloj casi se ha detenido.  (No para él, sino para nosotros). O un ejemplo más posible de realizar: si alguien vive en el polo (más cerca del centro terrestre), vivirá una vida más larga que alguien que vive permanentemente en La Paz,  Bolivia,  que está más lejos.  Tal vez sea sólo un segundo, pero lo suficiente como para que dos hermanos gemelos, nacidos unos segundos uno del otro y muertos ambos en un accidente cuando se reencontraron, tengan que discutir en el cielo cuál es el mayor después de vivir en aquellos lugares separados durante tanto tiempo. Por supuesto, el ejemplo que da Einstein es más visceral. Los agujeros negros son las mayores concentraciones de materia en el universo. Atraen la materia que los circundan y se la tragan, incrementado su masa. Si pudiéramos ver una persona en un agujero negro (es imposible, pero muy persuasivo como argumento), veríamos no sólo que su reloj ya no camina, sino que su corazón también se ha detenido. No obstante lo cual, esa persona aún estaría viva, pero viviendo por fuera del tiempo-espacio, en la eternidad.
 Einstein entendió, contrariamente a Aristóteles, que la materia detiene el tiempo, y que, por el contrario, a medida que nos alejamos de la materia, los relojes se aceleran (relativamente, o sea siempre según la mirada de un observador externo). Sin embargo, está implícita en la teoría de Aristóteles que en algún punto del éter el tiempo debiera de transcurrir relativamente antes de detenerse. ¿Y qué lugar queda para dios en todo esto? Einstein  demostró que la eternidad, la detención del tiempo, es algo relativo, pero posible. Podemos así imaginarnos a dios durmiendo literalmente en el fondo de un agujero negro. Sería un dios sólo para nosotros, no para él mismo. Sería un dios como el que soñó  Aristóteles, ajeno a nosotros, pero que de una u otra manera, somos atraídos hacia él.

Relatividad y GPS:                                                  http://diarium.usal.es/guillermo/files/2013/04/GPSyRelatividadporGuillermoSanchez.pdf




[i] Einstein no habla de gravedad sino de curvatura del espacio- tiempo. De hecho él es quien termina por destruir la idea de gravedad. Pero a los fines pedagógicos...

domingo, 20 de diciembre de 2015

Corrientes exótica


1. Empedrado
He pasado mucho tiempo (tres días) navegando por Corrientes. Mi computadora me lo permite. Caminé virtualmente por Mercedes, visité el santuario del gauchito Gil, me maravillé con antiguos causes del Paraná, me comí una naranja en Mocoretá, crucé los esteros del Iberá, me sorprendió que Virasoro no perteneciera a Misiones, me sorprendió que San Pedro Pescador no perteneciera a Corrientes, me fui a bañar en Paso de la patria y en las nuevas termas del sur de la provincia, bailé chamamé, lancé un sapucay. No es poco, pero también fui más allá de los límites de la obviedad.

Las fotos que acompañan este artículo son descubrimientos personales. Son de Corrientes, aunque parezcan de otra parte.

La primera se trata de las cercanías de la ciudad de Empedrado, no muy al sur de la capital. Estas barrancas extraterrestres, que bien pudieran ser de la costa patagónica o de San Juan, fueron esculpidas por el río Paraná.  Con un poco de imaginación, se parecen tremendamente al Gran Cañón del Colorado.  

2. Itatí
La segunda es la iglesia de Itatí, en la ciudad homónima. Con una estilo renacentista, mezclado con torres coloniales y coronada por una cúpula rematada con una estatua de la virgen, es de las cosas más raras de la provincia. Su valor arquitectónico es importante, aunque no sublime. Debemos la obra a dos tipos que ya me olvidé y que me da paja buscarlos en la red. Por supuesto, es lugar de peregrinación muy valorado por los correntinos. Pero lo realmente llamativo de la iglesia es su ubicación, en un pueblito marginal, casi vacío. Semejante obra, junto al Paraná, rodeada de nada, pero catalizadora de caravanas humanas, debe ser lo más parecido a una reedición de los pueblos del medioevo.

3.Seu Zeca
La tercera es una curiosidad (un tipo). Al sur de la provincia, cerquita de Monte Caseros, se encuentra una triple frontera (con Uruguay y Brasil). La unión de los tres países se da en la confluencia de los ríos Uruguay y Cuareim, sobre un extremo de la isla llamada Brasileira. Pero los uruguayos no están de acuerdo. Ellos reclaman la isla a Brasil. Según argumentan, esta se encuentra sobre el Río Cuareim y no sobre el Uruguay, que es lo que dicen los otros dos países. El problema es que esta isla está habitada por un hombre, de nombre Seu Zeca, brasileño él. Aunque parezca gracioso, la presencia de este sujeto es un argumento de peso a favor de Brasil. Este problema de frontera es ninguneado por los dos países hermanos del Uruguay. Y es seguro que este paisito nunca tendrá lo que pretende. Corrientes ya está pensando en explotar turísticamente el asunto, aunque los otros hermanos se resistan.

4. Tres Cerros
La cuarta se trata de Tres Cerros. ¡Si, cerros en Corrientes! Están cerca de La Cruz. La foto muestra una vista desde una de las cumbres, de cien metros. Como la base del cerro está casi a nivel del mar no es de extrañar semejante vista panorámica sobre la inmensa llanura.

La quinta no es Stonehenge. Se trata de Itá Pucú, un monumento natural que se encuentra más o menos cerca de Mercedes. Sobre estas rocas, que se alzan sobre un terreno totalmente ajeno a su propia naturaleza, los humanos han dejado huella de su paso, desde una firma hasta una guarangada. Están dentro de una propiedad, pero el dueño te deja pasar si le ponés unos pesos.
5. Itá Pucú

Ahora que leyeron esto, ahora que vienen las vacaciones, tal vez te sirva de algo saber lo que te ofrece Corrientes, en voz baja, casi como si fuese yo el único que habla de estos destinos, que tienen la enorme ventaja de no ser concurridos por la chusma. Y si te interesa el tema de Malvinas, donde murieron tantos correntinos, te dejo un caso ejemplar, aunque un tanto bizarro. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

Pagar para trabajar




El aula se instituye cada vez más como ámbito de venta y prueba de productos electrónicos. La destreza tecnológica se considera un requisito fundamental para que un profesor logre una labor eficiente como docente, pero también como consumidor de productos informáticos y digitales. Los profesores somos vistos como analfabetos electrónicos, independientemente de la disciplina que enseñemos, y somos alentados a comprar y comprar cuanta porquería nueva circule.  Pero esto no comenzó ayer.

Los 90s eran tiempos de expansión del capitalismo como consecuencia de la caída del sistema comunista. Se expandía geográficamente sobre vastos sectores de Europa oriental y con esa acción refrenaba su propia caída. La instauración del capitalismo global  vino acompañado de la propagación de uno de los elementos que supuso su triunfo: las TICs o nuevas Tecnologías de la Información, que empezaron a ingresar al aula en esos años, preferentemente como discurso de algo futurista, inevitable, flexible, portador de conocimientos infinitos y verdadero vehículo de aprendizaje.

Al achicarse el Estado, uno era responsable de su propio futuro, de forma excluyente. El colegio dejaba de ser un trampolín de promoción social para convertirse en necesario, pero no suficiente. Un ciudadanos responsable debía procurarse el conocimiento por sus medios. Estaba en el ambiente el ¨si querés un buen trabajo tenés que aprender inglés, computación y terminar el secundario¨. Ese discurso estaba omnipresente en las aulas. Paradojicamente, las tecnologías ingresaron al colegio con la herramienta más vieja de la humanidad: la palabra. Y con el discurso de las tecnologías también ingresó el que tenía por objeto rebajar al docente como portador de conocimientos (en computación, supuestamente), que en una coyuntura de carpa blanca y de reclamo docente generalizado tenía una función muy precisa. Piensen…

El colegio para adultos número 60 funcionaba en la vieja cárcel de San Telmo, a la sazón una dependencia del servicio penitenciario. Sus alumnos eran mayormente de la fuerza, o sea carceleros, pocos, arriba de los 30 años y del interior. Estudiaban con el  fin de promocionar en los escalafones. Allí cursé mi secundario en los 90s. Había tecnología Recuerdo un televisor y un reproductor de video. Una vez pasaron un documental sobre animales de la selva. Había entablado cierto vínculo parecido a la amistad con un sujeto siniestro. Él estaba maravillado con los animales que alguna vez cazó en el campo, sin notar que el fin del documental era precisamente el contrario, llegando al extremo de publicar sus safaris en clase, lo cual fue muy bien recibido por un grupo de alumnos acostumbrado a las armas. Moraleja: no siempre las tecnologías logran dar en el clavo por sí solas. Tal vez, en este caso, ni siquiera eran necesarias.

Con el colegio no alcanzaba. Por supuesto, yo también me embarqué en el estudio de manejo de PC, ¨para ser alguien en la vida¨. Costaba unos mangos, pero no era un gasto, era, se suponía, una inversión.  En el mismo lugar donde uno iba a aprender computación se vendían los insumos.  Hay que entender a la apertura de muchas de estas ofertas de enseñanza de computación en los 90 con la misma lógica con la que se abrían canchas de paddle o video clubs. Gente sacada del sistema por medio de indemnizaciones que había elegido el rentable negocio de la enseñanza de las nuevas tecnologías, comprando una cantidad de máquinas y aplicando a alguien medianamente competente al servicio de esa docencia específica. (No es casualidad que cuando las computadoras ingresan al aula, esos ámbitos de estudio informales cierren, al igual que las canchas de paddle.)   Y, por supuesto, el aprendizaje debía ser constante. En otras palabras, debíamos procurarnos una computadora porque sino ¨lo que hoy aprenden lo olvidan para mañana¨. Así, llegué a escuchar a una profesora del colegio para adultos comparar a las computadoras con los pianos: ¨para aprender tuve que estar horas frente a las teclas¨ ¿Y de qué era profesora? De matemáticas. ¿Casualidad? Claro que no.  La ciencia de Euclides se constituyó como la vanguardia en estos menesteres. Por esos años computadora era casi sinónimo de calculadora. No sólo en el imaginario colectivo, sino también es lo que se enseñaba como fundamental para obtener un trabajo medianamente digno. Planillas de cálculo, ordenaciones varias o el mismo sistema binario empleado por las máquinas era materia de enseñanza por fuera y por dentro de las aulas (aunque más por fuera que por dentro). Yo lo padecí. Por ambos lados. Me compré la máquina, ya a un paso de su obsolescencia, y me apuré para renovarla. Si no se podía tener la última se debía aparentar. Ser snob se volvió una exigencia. Iba por el mundo con la frente bien alta, anunciado que tenía una computadora. Cuando me preguntaban qué modelo era, yo decía que no sabía de modelos. En realidad no sabía ni prenderla. (No es un chiste. Cuando  llegaba al pseudo-instituto la máquina se prendía con sólo mover el ratón. Me la reparó un buen tipo. No me cobró. Pero me brindó un discurso infinito sobre todas las cosas que le hizo.)

            Recuerdo que en esas clases de computación nos hacían llenar papeles de pequeñas empresas vinculadas a esos mismos institutos de cuarta; haciamos tareas de oficina frente a una pantalla. Con la perspectiva que da el tiempo hoy me pregunto qué veíamos de divertido en llenar planillas de cálculo ajenas, balances semestrales, notas del personal, trabajando gratis, o para ser más exacto, ¡ pagando por trabajar ! La respuesta no es rara: la novedad. Estábamos encandilados con espejitos de colores, porque nunca habíamos visto uno. Nos maravillaba el medio y pagábamos por maravillarnos. Tal vez sentíamos que éramos incluidos. Acaso veíamos un futuro promisorio. Como los indios cuando bajó Colón.

Dejados a la buena de dios



El avance de la religiosidad ante la ausencia del Estado en las colonias del este de Misiones


Introducción:

Este trabajo intenta dar cuanta de una problemática social poco estudiada: la de los lazos sociales creados por las iglesias evangélicas pentecostales en un área remota del país, las Picadas del centro-este de Misiones. Ante la ausencia relativa del Estado, estas iglesias han territorializado un amplio sector de la provincia. Se tomará como estudio de caso la Picada Yapeyú, lugar que conozco de primera mano por ser tierra de mi madre y de mis abuelos.
                 

La religión en Misiones

La provincia, desde el mismo nombre, tiene una historia claramente vinculada a la religión. Los alumnos de primaria aprenden como una Biblia la llegada de los jesuitas y su posterior expulsión. La historia muestra a los jesuitas del lugar con notas mayormente positivas, en contraposición a la llegada de la religión a otras regiones del país. Ellos fueron quienes hicieron la ocupación del espacio geográfico en primera instancia, preferentemente sobre la rivera del Paraná. Pero también ellos son los que defendieron el suelo misionero de los bandeirantes portugueses. Esa historia se confunde luego con la del héroe provincial, Andresito Guazurarí, un indígena que también luchó contra los lusitanos. Si bien Andresito era católico,  y no le debe a ese hecho sus hazañas, la historia oficial de esta provincia destaca el dato.
El diario El Territorio, de la provincia (ver Bibliografía al final), indica que Misiones es la cuarta provincia con mayor cantidad de iglesias, o sea, de templos (incluyendo a todos los cultos) detrás de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Sin embargo, es la provincia que más iglesias tiene por habitante y la que tiene mayor cantidad de credo no católico. El matutino agrega que este dato es más acentuado en las zonas centro y alto Uruguay. En otras palabras, esta zona es la de la ruta 14, y de allí hacia el este, donde se encuentra nuestra área de estudio.

Las picadas

Las picadas son caminos abiertos en la selva a principios del siglo XX, con el objeto de procurar la yerba silvestre. Ahora esos caminos son los principales accesos a las chacras. Además son un referente cardinal obligado, dividiendo la picada en sur, norte o centro. Sin embargo, hoy la denominación ¨picada¨, es el término con el que se designa a toda la zona servida por el camino original. Distancias enormes median entre las pequeñas poblaciones que crecieron en sus márgenes, en el caso de que las haya. Pero estas distancias son incrementadas por los tiempos de desplazamiento, causados  por las mismas condiciones de los caminos, de tierra, especialmente cuando ha llovido, cosa más que frecuente en un clima subtropical sin estación seca. Ramificaciones del camino principal llevan a los caminos intervecinales, de accesos abruptos, con pendientes espectaculares, por momentos inaccesibles para los rodados. Todo esto contribuye al aislamiento de la zona. Esos mismos caminos fueron remontados por los colonos para asentarse en tierras fiscales, tras la ley Avellaneda  que fomenta la instalación de colonias agrícolas. Entre sus muchas cosas espirituales, traían sus religiones, ya extintas.  Además de estos contingentes, que como mi abuela vinieron del este de Europa, también llegaron o ya se habían asentado esclavos libertos o hijos de esclavos que venían del Brasil, como mi abuelo.  

Picada Yapeyú

La picada Yapeyú se encuentra entre la ciudad de Oberá y el límite con Brasil. Aunque es un vasto espacio geográfico no figura con nombre propio en los mapas, al igual que la gran mayoría de las picadas.(Se la identifica porque está al sur del arroyo Once Vueltas, que sí figura en la imagen con su nombre.) Llegar a su corazón, desde Oberá,  toma casi dos horas, por caminos casi desiertos de vehículos. La zona vivió durante el siglo XX todas las contingencias que también afectaron a las otras picadas: abrupta demanda del tung y del té como consecuencia de la segunda guerra mundial, auge y decadencia del tabaco en la segunda mitad del siglo y más recientemente el despunte de la forestación.

Las Iglesias evangélias pentecostales

            Las iglesias pentecostales llegan a la zona hace más de 50 años, y crecen aceleradamente. Como toda iglesia protestante, tiende a la división interna. Originarias de Estados Unidos, las pentecostales se constituyen como iglesias autocéfalas que responden a una Asamblea común, sin perder cierta independencia y ciertas obligaciones o prescripciones entre sus fieles, lo cual las individualiza unas de otras. Así, se puede encontrar en Oberá iglesias pentecostales que no prohíben el alcohol entre sus miembros e iglesias en las picadas que sí prohíben su consumo. Esto significa dos cosas. Por un lado son débiles en cuanto se dividen incansablemente. Pero por otro lado, esa versatilidad doctrinal les da la posibilidad de adaptarse al medio en el cual se encuentran. De modo que si el problema en una determinada zona es el alcoholismo o el juego, esas cosas serán prohibidas. En contrapartida, si hay problemas que no perjudican a la iglesia o le son funcionales, esos problemas serán pasados por alto e incluso estimulados. (Como los colonos cosechan tabaco, el tabaco no es combatido).
            Pero no es lo mismo Oberá que las picadas. La población de la ciudad puede optar por una congregación u otra. La cercanía física y la facilidad de transporte da esa posibilidad. En cambio, en las picadas las distancias obligan. Se asiste a la iglesia que está cerca. Las mismas están repartidas regularmente a lo largo del camino principal, y gracias al sistema de asambleas no superponen áreas de influencia. Cada una se ocupa de su ¨rebaño¨. Esto se traduce territorialmente, porque se puede marcar donde comienza el área de influencia de una iglesia y comienza la de otra. Incluso se puede determinar a cuál pertenece un colono con sólo saber dónde vive.

La política de la iglesia

            Sobre los caminos principales de las picadas se levantan dos instituciones importantes en la vida de los colonos: la escuela y la iglesia. Cualquier colono que desea acercarse a la ciudad más próxima tiene que pasar necesariamente  por estas dos instuituciones.
La escuela funciona intermitentemente. Dos factores contribuyen a esto. Primero, los maestros son escasos y difícilmente acepten trabajar en lugares de difícil acceso. Segundo, los pocos colonos que son maestros se ausentan con frecuencia, especialmente cuando es temporada de cosecha. Los diferentes grados están mezclados, principalmente por la baja matrícula, aunque también por falta de personal de todo tipo, no solo docente. Aunque las notas son casi óptimas y no hay repitientes, los alumnos salen apenas sabiendo leer y escribir, sumar y restar. Quienes salen de esta institución difícilmente puedan ingresar a un secundario distante y cuya exigencia es mucho mayor. Así, el ascenso social queda excluido por esta vía.
Para ser pastor no se necesita saber leer ni escribir. La escuela no es necesaria para predicar en la zona y obtener la prima, o sea, el trueque de bendiciones por la primera gallina ponedora o la primera camada de cerditos. El ascenso social pasa por la Biblia. Para obtener comida es más fácil predicar que cosechar. El requisito fundamental para ser pastor es haber contribuido con la prima sin falta por un espacio de tiempo importante y haber sido útil en el tráfico de delaciones, (verbigracia, delatar a un vecino cuando ha tenido un ternerito y no se ha pronunciado para evitar la prima).
Quienes comienzan a ejercer como pastores ahorran para procurarse un auto. Tener un vehículo es  de capital importancia. No solamente es importante para trasladarse de un lugar de predicación a otro y para cargar la prima, también es un medio de transporte alternativo para aquellos creyentes que quieren acercarse al pueblo de Guaraní o de Oberá. El pastor no acerca a quienes no son miembros de la iglesia. Es más importante un hermano espiritual que un hermano de sangre. Ser parte de la iglesia es también poder desplazarse con mayor facilidad. Además, la iglesia recoge a sus fieles por el camino principal con vehículos colectivos propios los fines de semana. Estos colectivos reemplazan a las viejas bañaderas, colectivos que recorrían con regularidad las picadas hasta la década de los noventa, cuando dejaron de ser rentables y el estado decidió eliminarlas.
Pero si no se puede salir a pié o en vehículo, siempre queda el recurso de viajar por medio de la tecnología: televisión, radio, celulares. Todos estos recursos están prohibidos por la iglesia. Los maestros en las escuelas tratan de hace política al respecto, y no emplean las Tics por precaución. (Conozco personalmente a muchas personas que jamás han salido de las picadas, ni siquiera de modo virtual, por una pantalla)Por otra parte, los celulares no tienen señal adecuada. La topografía, de impresionantes subidas y bajadas, entorpece el uso de ese medio., especialmente en las zonas bajas, que es precisamente donde suelen vivir los colonos por la mejor disponibilidad de agua (de pozo).
La iglesia hace una promoción de la reproducción: ¨tendrás tantos hijos como estrellas tiene el cielo ¨. Aunque la práctica de tener muchos hijos es consuetudinaria, este incentivo contribuye nefastamente a  la subdivisión de la tierra o parvifundio. Originalmente todos los colonos recibieron 25 hectáreas en la zona. Las primeras familias se dividieron las tierras adyacentes aún no colonizadas. Posteriormente, al roturarse las tierras lejanas al ¨final de la ruta 14¨, muchos descendientes del lugar decidieron mudarse a las nuevas tierras de San Vicente y San Pedro (cuyos nombres santos son pertinentes). Finalmente, no habiendo más tierras nuevas que colonizar, y con la creación de la reserva Saltos del Moconá, en 1967, al este de  la ruta, los habitantes del lugar quedaron fijados a la tierra y el proceso de subdivisión de la propiedad se incrementó notablemente.  Esta subdivisión tampoco atiende a papeles de propiedad. Ningún documento certifica la lógica que se sigue. En general, son los hijos menores los que se quedan, construyen una casa a la sombra de sus padres y estos a su vez de sus abuelos, siguiendo la cadena hasta que la carga poblacional que resiste  esa tierra llega a su límite. Sin embargo, el trabajo de la chacra no se da de forma separada, sino como una unidad, por parte de una familia multigeneracional. Viven separados. Comen juntos. Duermen separados. Trabajan juntos. Y, por supuesto, se casan con algún lugareño, un vecino o vecina que cada vez con mayor frecuencia es un consanguíneo, alguien que en el fondo es de la familia. Esta práctica es contenida por la iglesia Pentecostal, de manera bastante efectiva, condenando el incesto explícitamente como ¨cosa del demonio ¨.  No obstante lo cual, no condena el tráfico de niños ni lo denuncia. El mismo está tan extendido y naturalizado que denunciarlo sería motivo de conflicto con los habitantes. Además, se dan casos intermedios, por el cual se da a hijos ya crecidos a gente de afuera (previo bautismo en el Once Vueltas) . Mi propia madre vino a Buenos Aires a los 12 años en el auto de un porteño que la puso a trabajar en su kiosco, limpiando (gratis).

Los lazos de sociabilización

Así,  los ámbitos de sociabilización de la picada oscilan entre el Estado y las Iglesias Evangélicas Pentecostales.  En la escuela los chicos se reúnen para comer, incluso en verano, independientemente de la situación económica de cada uno. Al amparo del establecimiento suele haber una canchita de fútbol, que se usa haya clases o no. En la iglesia aprenden a hacer actividades prácticas como bordar, dibujar, tejer, ¨encuentros de comida¨ donde comparten alimentos,  intercambio todo tipo de bien, se dan charlas que van desde persuadir a los alcohólicos para que dejen el vicio hasta estrategias a seguir para peticionar infraestructura al municipio. Y, por su puesto, la iglesia siempre está presente cuando alguien nace, se casa y  muere. (Cualquiera de estos eventos son multitudinarios, en un lugar sin multitudes). 

El proceso de territorialización llevado a cabo por la Iglesia  Pentecostal.

Jesús Palomares Franco define: La territorialización es la estrategia que se utiliza, y el efecto que causa delimitar un territorio – o espacio -…La territorialización sugiere un control determinado por una persona, grupo social o étnico. En este sentido no existe un acto privativo del espacio, aun cuando se presenta una delimitación y control de él. La territorialización es el proceso de crear territorio, concibiéndose por medio de actividades materiales y simbólicas¨, como puede ser un bautismo, o la negación de trasladar en auto a alguien que no es miembro de la iglesia,  ¨Los procesos de territorialización se dan de diferente forma dependiendo las normas culturales de los habitantes. La territorialización la podemos entender como un concepto inmaterial, que aun cuando tiene que ver con los límites y control de un espacio, ésta sólo se presenta en el reconocimiento de los habitantes¨. Si  Picada Yapeyú  no figura en el mapa, al menos figura en el espíritu de su gente, que es el lugar donde se inscriben las territorialidades más duraderas.
Siguiendo a Denis Merklen, con el advenimiento del neoliberalismo el Estado se replegó del territorio. Los lazos de socialización entonces se inscribieron territorialmente, en el ámbito local. Iglesias, organizaciones no gubernamentales, sociedades de fomento, y otros ámbitos vinculantes ocuparon el espacio dejado por el  Estado. La pérdida de calidad educativa para los más pobres y para vincular a estos con el empleo, dio realce a estas organizaciones. En el este de Misiones este actor fue y es la iglesia que nos ocupa. Como producto de esta nueva centralidad de la iglesia, las pautas culturales se modifican o se fortalecen en una dirección que no depende de políticas estatales. Merklen subraya que este nuevo orden, asociado a la familia y al vecinazgo, o sea, a la inmediatez física, crea bases territoriales, pero marginales, por fuera de la integración nacional. La falta de ¨rutinas integradoras¨ estatales  da otras formas de integración. (Los maestros faltan con regularidad, los pastores no, e incluso van de casa en casa)..
En este contexto, si bien los recursos provenientes de las políticas sociales no dejan de estar, son los pastores los que operan como verdaderos punteros políticos. También es cierto que los pastores cada vez se vinculan más al poder político local, pero no es menos cierto que el intendente no puede sostenerse en el poder si no consolida sus alianzas e intereses con esta iglesia.

Conclusiones:

La religiosidad de la zona es heredada y enseñada en los establecimientos educativos, si bien no de forma directa. Se sabe que cuando el Estado está ausente, una ONG, una sociedad de fomento o alguna institución ocupa su lugar. Es por eso que ciertas competencias que debería tener el Estado están siendo asumidas por la Iglesia Evangélica Pentecostal. en Picada Yapeyú.  Los habitantes de esta zona del país han sido  literalmente Dejados a la buena de dios. En un aspecto, por lo tanto, esta iglesia opera como un clientelismo alternativo para aquellos que están insertos en la estructura religiosa y un factor de ascenso social casi excluyente. 



BIBLIOGRAFÍA


--Sergio Schneider e Iván G. Peyré Tartaruga, Territorio y enfoque territorial: de las referencias cognitivas a los aportes aplicados al análisis de los procesos sociales rurales. En PDF:
                                    

--Jesús palomares Franco, Reflexiones sobre Arquitectura y Ciudad, Cap 4,  Territorialización y Apropiación, en PDF:


--Denis Merklen; Pobres ciudadanos, Cap 1, ¨La política contra la sociedad¨

--Diario El territorio, Misiones es la provincia con mayor oferta de cultos no católicos del país, Martes 3 de marzo de 2015

-- Diario El territorio, Misiones, entre las provincias con mayor cantidad de iglesias,  Miércoles 27 de abril de 2011


sábado, 31 de octubre de 2015

El Amante, literatura




La buena literatura habita en todos lados. Encontré fragmentos de buena literatura en libros, revistas, diarios, cartas, mails y folletos políticos. No digo que estos hallazgos puedan aspirar al Nobel. La cuestión pasa por la escritura. Ni siquiera por los objetivos de esa escritura. Una vez mi mamá me describió una serie de propiedades y detalles que debía tener un repuesto para la heladera. Mami nunca se enteró, pero había visitado en ese papel la buena literatura.  Aunque nunca dí con el repuesto— el ferretero carecía de imaginación— aún guardo la descripción del mismo.

Entre las cosas que guardo encontré en un cajón muchas revistas El Amante, cine. Las leí hasta el cansancio y terminé por guardarlas y olvidarlas. Pero no las tiré, sabedor de que otro José las esperaba del otro lado del tiempo. Y el tiempo repara. Nos da la perspectiva privilegiada. Nos obliga a ver con otros ojos. Hoy se nota demasiado los intereses creados con algunos directores amigos, que siempre hacían películas geniales y que el mundo debía conocer, o la enemistad con otros que siempre eran tachados de bobos o perezosos, o la defensa ilimitada de cualquier película que proviniera de un país como Kazajistán, aunque sea el menú más intragable. Además, no pude evitar, claro, volver a la revista, la de hoy, y comprobar que no es la de ayer.

El Amante de los 90 y de los primero años de este siglo tiene buena literatura y buenos escritores— fruteros magníficos, como  Trerotola o Rojas—. Hay frescura, fruta fresca y colorida. Naturaleza viva. Nada es tomado muy en serio, como pasa con la crítica de libros o de plástica, que son encaradas a cara de bulldog, cosa que vengo denunciando hace años. 


País raro. No sé si contamos con un cine magnífico. Pero contamos con una revista de cine magnífica.   

jueves, 15 de octubre de 2015

Lo obvio deja de ser tan obvio



La Tierra gira hace 4.500 millones de años. La vida nació en ella hace 500 millones. En otras palabras, 90% de su existencia estuvo nuestro planeta bailando por los cielos, sin vida.
Los mamíferos vinimos a chupar una teta hace sólo 65 millones de años, cuando los dinosaurios nos dejaron un lugar.
Los humanos modernos comenzamos nuestras caminatas ayer, hace apenas 100.000 años, cuando hace más de 64 millones de años que había mamíferos y tetas.
Sin embargo, esos 100 mil años, poca cosa para la vida del planeta, puede ser un tiempo abismal, mirado desde cierto punto de vista…

La civilización, (o sea, las primeras ciudades, la escritura, las sociedades medianamente complejas, la domesticación de las bestias y de las plantas), arribó a este lugar del universo hace un pequeño instante: 10 mil años, cuando los humanos ya llevábamos 90 mil años dando vueltas.  
¿Qué estuvieron haciendo nuestros abuelos durante 90 mil años? Simplemente respiraban un aire más puro y sin polución. Nacían (y con muchísima suerte superaban el año de vida), cazaban, comían, cagaban, cogían, daban la teta, cantaban y jugaban (como los pájaros), escapaban de las fieras,  morían (muchas veces como parte de la dieta de una fiera), y soñaban con una vida sin pesadillas.
Pero no pensaban. Quiero ser claro. No me estoy refiriendo al pensamiento obvio y elemental, del tipo: ¨uy, viene un tigre, rajemos¨. Me refiero al pensamiento que cambia materialmente la existencia de un grupo humano, el que se genera por un descubrimiento, el que revoluciona algo. ¡90 mil años! Entre el primero y el que nació 90 mil años después ningún cambio. Todo igual. Más de lo mismo. El humano, uno como vos o como yo o como cualquiera. Igual en todo, pero durante 900 siglos no muy diferente a un coyote o a una laucha.
            Pensar es un ejercicio, es un producto de la trama socio-cultural en la cual nos movemos. Y, claro, es una costumbre. Aceptar un cambio o al menos concebirlo como posible es algo revolucionario que se empezó a gestar hace sólo 10 mil años. Antes toda innovación era cegada por nuestros abuelos, durante 90 mil años. No era culpa de ellos. Simplemente en una situación de huida permanente del frío, del calor, de las fieras, del hambre, de las enfermedades, del dolor físico y espiritual, les resultaba imposible pensar. Cualquiera que hubiera tenido una idea nueva hubiera sido censurado. Pero no solo por temor, también por costumbre. Y no es dable imaginar que durante ese abismal espacio de tiempo hubo un lento, lentísimo progreso. No. No hubo nada.  Más y más de lo mismo. Había que repetir las enseñanzas de papá hasta la muerte y transmitirlas a nuestros hijos. Las pinturas rupestres más antiguas no superan los 15 mil años, y estoy siendo generoso. Estuvimos 90 mil años al pedo. Teníamos el mismo cerebro que ahora, con las mismas circunvoluciones, las mismas neuronas. También las mismas manos, con el pulgar más dúctil del reino animal, que es la herramienta más preciosa que conseguimos. Pero usábamos el cerebro de otra manera. Lo teníamos para otra cosa.                    
En algún momento, hace 10 mil años, alguien pensó de un modo diferente. Probablemente no fue el primero: fue el primero que no castigaron por tamaña osadía. Pero estoy seguro: no lo castigaron porque con su novedad también venía un castigo, un castigo para todos aquellos que protestaran ante su innovación.

martes, 22 de septiembre de 2015

El monstruo de Mantegna





            En la segunda mitad del siglo XV (el año es muy impreciso) Andrea Mantenga pintó la genial Lamentación sobre Cristo muerto, que algunos iluminados llamaron con mayor acierto Cristo yacente. La obra nos muestra a Jesús echado sobre mármol y junto a él a las dos Marías y a un santo, compungidos. Junto a la cabeza del cadáver vemos un frasco casi imperceptible que se supone que es para untar el cuerpo con perfumes antes de guardarlo— aunque yo más bien arriesgaría que se trataría del atributo iconográfico de la Magdalena—  y casi en penumbras, a la izquierda, una cripta.

Sin embargo, sabido es que la obra se valora, ya desde siempre, por su escorzo, o sea, por la perspectiva o punto de vista desde el cual se nos muestra a Cristo. Este punto de vista no tiene prácticamente precedentes en la historia del arte, amén de ciertas obras menores del mismo Mantegna o algún plagio del hermano de su jermu, Bellini. Nunca antes se había pintado un cuerpo mostrándolo así. (Y mucho menos si tenemos en cuenta que el centro geométrico del cuadro recae en el pene de Jesús, cosa que no podía pasar desapercibido para la gente de aquella época).

No obstante lo cual,  leí un artículo que comparto al final de este escrito y que me dejó en un escorzo complicado (culo para arriba). Según el mismo, la perspectiva del cuerpo está muy mal estructurada. Las proporciones entre las diferentes partes de su anatomía no se respetan. En otras palabras, nadie que contemplemos desde ese punto de vista tirado en una cama se ve de esa manera.  Miren y luego seguimos:



            Si, la cabeza debería ser más chica, los pies más grandes, el cuerpo más largo. El PDF viene con una sorpresita. Los autores, Álvaro Tordesillas y Linares García, inspirándose en Leonardo, sacan las verdaderas proporciones del engendro de Mantegna. Miren:




            Es un Cristo contrahecho, de piernas cortas y tronco excesivamente largo. Un Alien.       Los autores concluyen que el artista confeccionó la obra valiéndose de una multitud de perspectivas, como si de un palimpsesto se tratase, como si hubiera querido santificar a Frankenstein. (Por si esto fuera poco, hoy sabemos que los tres que lloran fueron agregados muchos años después, y están igualmente en proporciones falsas en relación al conjunto del cuadro.)

Sin dudas, la genialidad de la pintura pervive y poco importa lo dicho, que en fin de cuentas no es más que un anecdotario. Pero a mi no se me escapa que Mantegna guardó por más de 20 o 30 años (la cantidad  es imprecisa) este cuadro entre sus cosas, sin venderlo, contemplándolo casi a diario, (lo mismo hizo Leonardo con su Gioconda.) Si yo mismo ya no puedo volver a ver la pintura con los mismo ojos que antes, se me hace imposible pensar que el gran artista que era Mantegna pudiera pasar por alto sus propias distorsiones al cuerpo de Jesús cuando lo contemplaba. Tal vez, paradójicamente, él mismo dudara de los méritos de la obra. Quizás desconfiara de las capacidades de sus coetáneos para apreciar su Cristo yacente. Acaso haya querido dejar a la posteridad un mensaje oculto. Con suerte yo soy el primero en sentir lo que sentía Mantegna por su propia obra y por el Ser que dio a luz.  

Lamentación sobre Cristo muerto abandonó la casa de Mantegna el día que Mantegna murió.

LINK:
LA DISTANCIA QUE ACERCA: RECTIFICACIÓN DEL CRISTO YACENTE DE ANDREA MANTEGNAAntonio Álvaro Tordesillas, Fernando Linares García

:http://polipapers.upv.es/index.php/EGA/article/view/923


viernes, 18 de septiembre de 2015

La literatura pitagórica



Sabemos que Pitágoras acaso no haya existido. Tal vez, entonces, sería más apropiado hablar de los pitagóricos, un conjunto de filósofos que, por costumbre, inventaron un maestro. Pero, a pesar de la invención—o precisamente por eso mismo—no conocemos el nombre de ningún pitagórico. Y entonces volvemos al punto de partida, porque si no tenemos más que un sólo nombre propio, todos los números se resuelven en la unidad, divinizada: Pitágoras. O quizás, más precisamente, en el alma del maestro, que transmigrando de cuerpo en cuerpo, funda una escuela.

            Tampoco sabemos si está bien hablar de filosofía pitagórica. Para muchos se trata de un misticismo que se confunde con el orfismo, una especie de religión de la época. Y menos conocimiento tenemos de la geografía que los parió. Sabemos que eran Jonios, de origen, con su dialecto. Pero la escuela, se nos dice, se funda en el sur de Italia y escriben como se escribía en ese lugar. Y hay estudiosos que dicen todo lo contrario. (Eggers Lan, Los filósofos presocráticos)

            Ciertas prescripciones religiosas que dominaban a estos tipos nos hablan de un rigorismo intelectual más que de una rigurosidad filosófica. Por ejemplo: abstenerse de legumbres, no andar por la calle principal, no permanecer de pie sobre los recortes de las propias uñas, deshacer la marca dejada por la olla entre las cenizas, no sentarse sobre balanzas, etcétera (Copleston, Historia de la filosofía) Y, por supuesto, no comer carne, porque un pitagórico podría transformarse, muerte mediante, en un conejo o en una gaviota. Entonces no sabemos si Pitágoras ha existido, pero tampoco sabemos si hoy Pitágoras es un conejo o una gaviota o una lechuza o un perezoso.

            La armonía de las esferas tal vez sea su teoría más difundida. Los planetas, con sus movimientos, emiten música, pero no la escuchamos porque estamos muy acostumbrados. Estamos tan acostumbrados como a ponerle nombre propio a las cosas y a los hombres.

No está claro si la filosofía—o la religión— de Pitágoras— o de los pitagóricos— surge en el sur de Italia—o en Jonia—. No obstante lo cual, algo hay que enseñar sobre lo que poco sabemos. Enseñamos literatura (y un buen ejemplo es el primer párrafo de este escrito).  Pero, eso sí, la podemos enseñar al modo pitagórico.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Una herramienta de la política



Don nadie— Usted no sabe nada de historia. Las cosas que afirma en sus libros son falsedades absolutas.
Sarmiento Y usted podrá saber mucho de historia, pero nada sabe de política.
                                        (Diálogo apócrifo… pero verosímil)


           
Una cosa es  el relato histórico para las masas, para el aula, para la tele, para Tinelli y los que ven a Tinelli. Otra muy distinta es la historia ¨de verdad¨. La primera es una parte de la política y es muy útil. En ella se crean discursos con un fin concreto. Se habla bien de Rosas o de Cámpora para enaltecer la figura de quien  gobierna. Es una herramienta preciosa que siempre se usó y se seguirá usando. El pasado, en estos relatos, es modificado, falseado, alterado: se le saca filo como a un buen cuchillo. Y está muy bien que así sea. (Un arma es una herramienta).

                             Pero los que hacen  historia ¨de verdad¨, no pueden indignarse por lo que dicen aquellos que hacen política, simplemente porque están jugando otro juego (y con otros espectadores).

             En la escuela se enseña que Rosas hablaba de ¨Salvajes Unitarios¨ y hasta escribía en los estandartes ¨Mueran los salvajes Unitarios¨.  Los unitarios eran aquellos que supuestamente querían más a los libros que a las alpargatas. Digamos que con esta proclama se estaría condenando a aquellos que eran enemigos del pueblo. Pero... ¿Quienes eran los salvajes?  Claro, los indios. O sea que se estigmatizaba a los unitarios con la peor afrenta que le podían hacer: poniéndolos al mismo nivel que a los incivilizados aborígenes. (E incluso Rosas se preocupaba por hacer llegar su mensaje; nótese que lo escribía en las banderas cuando casi nadie sabía leer). Por si todavía hace falta aclararlo: esto era así porque el indio era odiado tanto por los federales como por los unitarios, por los blancos como por los negros. En aquella época todos odiaban al salvaje. Pero en el aula no hay que avivar a los pibes.

            La historia de verdad es un esfuerzo por llegar a una verosimilitud que nos obligue a pensar como pensaban en aquel entonces. Ahora bien. Si ves que se reivindica a Rosas—que hizo una compaña de escarmiento a los indígenas—como a un copado amigo de los pueblos originarios, o se juzga a Sarmiento por su falta de rigorismo histórico o por su odio al gaucho, o por qué sé yo…  no te indignes. Los muertos están muertos, pero aún podemos hacer política con ellos, afortunadamente. Más aún, estamos obligados a hacer historia verdadera con las historias falsas del pasado, como una dialéctica entre la verdad y la mentira. ¿Por qué?: porque la política es la que produce la historia. Por eso mismo es tan importante saber mentir como saber identificar las mentiras heredadas. Hacer buena política es también saber afilar el cuchillo.