lunes, 17 de junio de 2013

Personas olvidadas (1978)

Personas olvidadas (1978)
Acaba de morir Jorge Rafael Videla y quisiera recordar a dos personas olvidadas: Emilio Marcos Palma y Silvana Suárez.
               
A fines de 1977, Jorge Palma, Teniente Coronel, fue llamado a algún despacho del Ejército Argentino. Le ordenaron que se presente con su mujer, María Silvia, embarazada de varios meses. Lo que le pidieron a Jorge fue un favor y un premio al mismo tiempo: que su hijo naciera en la Antártida, convirtiéndolo automáticamente en el primer humano nacido en el blanco continente.

El 7 de enero de 1978 nació Emilio Marcos Palma, en la Base Esperanza. Fue anotado en las actas de nacimiento y en el libro Guinness  de los records, donde aún figura como el hombre nacido más al sur del planeta.
Por supuesto que el gobierno militar planeó todo esto con fines de reclamación sobre ese austral territorio. Pero la pregunta que a mí me mueve a escribir es otra: ¿Dónde está hoy Marcos? Qué fue de una celebridad sin par, que según parece, no buscó esa fama. Por favor: si alguien sabe de él…
 
                Silvana Suárez tuvo su momento de gloria en 1978, el mismo año del mundial. Ganó el concurso Miss Universo y por acá se decía que éramos los campeones de la belleza femenina. Con el fútbol no alcanzaba. Argentina vivía un momento de aislamiento internacional porque no respetaba los Derechos Humanos, y este premio bien pudo ser otorgado a una argentina con un sentido de compensación.  El gobierno de facto se hizo eco de este galardón con un fin obviamente político. Pero lo que pocos saben es que el segundo apellido de Silvana es Clarence, por su ascendencia británica, y que el premio fue concedido (¿cedido?) en Londres. Si alguien sabe de Silvana, por favor…


domingo, 16 de junio de 2013

La silla de Czolgosz

La silla de Czolgosz
Ohio no ha de ser un buen lugar para venir al mundo. No al menos si pensás ser presidente de los Estados Unidos. A William H. Harrison se lo llevó la neumonía menos de un mes después de asumir el cargo. A Warren Harding se lo llevó la apopléjica. Y, para redondear, a William Mackinley y a James Garfield los asesinaron. 
Pero el caso más notable quizás sea el de Mackinley. Fue asesinado en el verano de 1901, por un anarquista de nombre imposible de pronunciar en castizo: Leon Czolgosz.  El presidente estaba recorriendo las instalaciones de la Exposición Panamericana que se realizaba en Buffalo, Nueva York. Venía deslumbrándose con la vedet de la feria: la electricidad. Millones de bombitas eléctricas señoreaban la noche y muchos prodigios de la invención reciente se dejaban interrogar.
Después de las balas, a Mackinley lo llevaron al hospital, que carecía de energía eléctrica.
A Czolgosz lo mataron en el otoño, un 29 de octubre, en una silla.

sábado, 15 de junio de 2013

Poliandria y Levirato (Carta a Carlos Rey)

Querido amigo:
Estoy elucubrando un argumento para una obra que será, creo, genial.
Como ya he escrito sobre el tema alguna cosilla quizás no te sorprendas. Trataría de eso que me obsesiona: el hecho de que nuestros ancestros se multiplican en el tiempo (todos tenemos 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos, 32 chosnos, 64... etc) La paradoja consiste en que parece mayor la cantidad de gente a medida que retrocedemos en el tiempo.
Como sabés, en China se vive desde hace tiempo la política del hijo único para evitar la superpoblación. Esa política ha dado como resultado una inversión de las familias: antes una pareja criaba muchos hijos, pero hoy muchos abuelos (cuatro al menos) y sus dos padres crían (malcrían) una sola criatura. Esa malcrianza ha dado lugar a lo que se conoce como Síndrome del pequeño emperador, unos pibes que con el capricho por el cielo se creen los dueños del mundo.
Ahora bien. Nuestro mundo parece ir hacia una superpoblación, así que no sería nada raro que se implemente a nivel mundial esta política de hijo único. Pero, además, se sospecha que una persona cualquiera podría vivir hasta los doscientos años saludablemente. La conclusión a la cual llego es que se impondrán familias donde haya un hijo, dos padres, cuatro abuelos, 8 bisabuelos y varios tatarabuelos. Todos (en mi obra al menos) vivirían bajo el mismo techo, el techo del emperador. Las implicancias que esta situación plantea me lleva a hablar de cosas como la falacia de las familias, la imposibilidad de querer a tantos familiares, la frustración de no poder ser huérfano, el amor y la sobreprotección, y hasta el destino ridículo de la especie humana. También, y un poco al estilo de Bioy o Huxley: si hay sobrepoblación han de morir los más viejos, por muy saludables que estén.
Pero hay más. En una sociedad tal se daría necesariamente la poliandria, que consiste en una mujer con muchos maridos. La razón de que esto suceda es la siguiente. Aunque en un primer momento parece una sociedad matriarcal, dado que las mujeres parecen ser las reinas del hogar, la verdadera causa es la contraria: al preferirse hijos varones se practicaría en masa el exterminio de las bebas, que es justamente lo que se da en China. Al haber una cantidad mucho mayor de viudos que de viudas, esta situación llevaría a la legalización de la prostitución, que siempre sería VIP, porque la demanda estaría muy por encima de la oferta.
Por supuesto, una sociedad como esta se regiría por la homogamia, que es el casamiento entre personas económicamente y culturalmente semejantes.
¿Por qué? Porque en las clases altas, que fueron capaces de pagar las multas por tener más de un hijo, las cosas serían distintas. La cantidad de hijos superaría igualmente a la cantidad de hijas, pero no por mucho, con lo cual se instituiría un levirato, que es la obligación de una viuda de contraer enlace con el hermano de su difunto. Esta práctica llevaría a las clases altas a tejer lazos fuertes. (O sea que a diferencia de las clases bajas compartirían la misma mujer pero por turnos, no al mismo tiempo. Al mismo tiempo tendrían acceso a la prostitución y la homosexualidad se haría regla entre los pobres, casi como pasa hoy en las cárceles. Todo esto constituiría una oportuna simbología de otras cosas.)
Por todo lo dicho, la composición familiar que prevalecería en las clases bajas sería más bien algo así: un hijo; tres padres y una madre; nueve abuelos y 2 abuelas; etc, recordando que la única certeza sería que la madre es la madre, pero nada seguro sería afirmar cual de todos es el padre, y por lo tanto los abuelos y abuelas por parte paterna también serían dudosos.
Sé que aún esto está en pañales, y que se parece peligrosamente a mi genial Los Ineptos. Pero necesitaba comentártelo. Además, te anticipo que el titulo tendrá reminiscencias clásicas, pues Poliandria y Levirato serán los dos protagonistas.
Un abrazo.