La silla de Czolgosz
Ohio no ha de ser un buen lugar para venir al mundo. No al menos si pensás ser presidente de los Estados Unidos. A William H. Harrison se lo llevó la neumonía menos de un mes después de asumir el cargo. A Warren Harding se lo llevó la apopléjica. Y, para redondear, a William Mackinley y a James Garfield los asesinaron.
Pero el caso más notable quizás sea el de Mackinley. Fue asesinado en el verano de 1901, por un anarquista de nombre imposible de pronunciar en castizo: Leon Czolgosz. El presidente estaba recorriendo las instalaciones de la Exposición Panamericana que se realizaba en Buffalo, Nueva York. Venía deslumbrándose con la vedet de la feria: la electricidad. Millones de bombitas eléctricas señoreaban la noche y muchos prodigios de la invención reciente se dejaban interrogar.
Después de las balas, a Mackinley lo llevaron al hospital, que carecía de energía eléctrica.
A Czolgosz lo mataron en el otoño, un 29 de octubre, en una silla.
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