domingo, 27 de mayo de 2012

Variaciones sobre un cuento de Etgar Keret

Variaciones sobre un cuento de Etgar Keret
Iba a llevar a mi gurí Rodrigo al teatro. La obra que pensaba ofrecerle era Engordando a Gordot, simplemente porque me atrajo el título. Sin embargo,  espiando en la web, me vine a enterar que la obra no tiene nada que ver con Beckett, y sí con un completo desconocido Israelí, de nombre Etgar Keret. Entonces me puse a espiarlo al fulano. El tipo es una celebridad en Israel, lo que también supone cierto grado de fama en nuestro país. Sus cuentos son mayormente breves, y en la web están muy bien propagados en su traducción castellana.
La obra de teatro se basa en Romper el chanchito, que es realmente un muy buen cuento. Corto y pego para que lo lean. Después siguen algunas variaciones que se me ocurren sobre el mismo.
ROMPER EL CHANCHITO
                                               Por Etgar Keret
Mi padre no accedió a comprarme un muñeco de Bart Simpson. Y eso que mi madre sí quería, pero mi padre no cedió y dijo que soy un caprichoso.
-¿Por qué se lo vamos a tener que comprar, eh? –le dijo a mi madre- . No tiene más que abrir la boca y tú ya te pones firme a sus órdenes.
Mi padre añadió que no tengo ningún respeto por el dinero, que si no aprendo a tenérselo ahora que soy pequeño, ¿cuándo voy a hacerlo? Los niños a los que les compran sin más muñecos de Bart Simpson se convierten en mayores en unos maleantes que roban en las tiendas porque se han acostumbrado a conseguir todo lo que se les antoja de la forma más fácil. Así es que en vez de un muñeco de Bart Simpson me compró un cerdito feísimo de cerámica con una ranura en el lomo, y ahora sí que me voy a criar siendo una persona de bien, ahora ya no me voy a convertir en un maleante.
Lo que tengo que hacer a partir de hoy, todas las mañanas, es tomarme una taza de cacao, aunque lo odio. El cacao con nata es un shekel; sin nata, medio shekel, pero si después de tomármelo voy directamente a vomitar, entonces no me dan nada. Las monedas se las voy echando al cerdito por el lomo, de manera que si lo sacudo hace ruido. Cuando en el cerdito haya tantas monedas que al sacudirlo no se oiga nada, entonces me regalarán un muñeco de Bart Simpson en patineta. Porque como dice mi padre, eso sí que es educar.
El caso es que el cerdito es muy lindo, tiene el hocico frío cuando uno se lo toca y, además, sonríe al meterle el shekel por el lomo, lo mismo que cuando sólo se le echa medio shekel, aunque lo mejor es que también sonríe cuando no se le echa nada. Además le he buscado un nombre, le he puesto Barrilete, como el hombre que tuvo nuestro buzón antes que nosotros, un buzón del que mi padre no consiguió arrancar la etiqueta. Barrilete no es como mis otros juguetes, es mucho más tranquilo, sin luces ni resortes, y sin pilas que le derramen su líquido por la cara. Lo único que hay que hacer es tenerlo vigilado para que no salte de la mesa.
-¡Barrilete, cuidado que eres de cerámica! –le digo cuando me doy cuenta de que se ha agachado un poco y mira al suelo, y entonces él me sonríe y espera pacientemente a que yo lo baje. Me encanta cuando sonríe; es sólo por él que me tomo el cacao con la nata todas las mañanas, para poderle echar el shekel por el lomo y ver que su sonrisa no cambia ni una pizca.
-Te quiero, Barrilete –le digo después-, y para ser sincero te diré que te quiero más que a papá y a mamá. Además siempre te querré, pase lo que pase, aunque atraque tiendas. ¡Pero si llegas a saltar de la mesa, pobre de ti!
Ayer vino mi padre, agarró a Barrilete y empezó a sacudirlo salvajemente boca abajo.
-Cuidado, papá –le dije-, a Barrilete le va a doler la panza –pero mi padre siguió como si nada.
-No hace ruido, ¿sabes lo que quiere decir eso, Yoavi? Que mañana vas a tener un Bart Simpson en patineta.
-¡Qué bien, papá! –le dije-. Un Bart Simpson en patineta, genial. Pero deja de sacudirlo, porque haces que se sienta mal.
Papá dejó a Barrilete en su sitio y fue a llamar a mi madre. Volvió al cabo de un minuto arrastrándola con una mano y agarrando un martillo con la otra.
-¿Ves cómo yo tenía razón? –le dijo a mi madre-, ahora sabrá valorar las cosas, ¿a que sí, Yoavi?
-Pues claro –le respondí –, porque la verdad es que así era, pero a los pocos minutos mi padre se impacientó y me espetó:
-¡Venga, rompe el cerdito de una vez!
-¿Qué –exclamé yo-. ¿Romper a Barrilete?
-Sí, sí, a Barrilete –insistió mi padre-. Anda, venga, rómpelo. Te mereces ese Bart Simpson, te lo has ganado a pulso.
Barrilete me brindó la melancólica sonrisa de un cerdito de cerámica que sabe que ha llegado su fin. Al diablo con el Bart Simpson, ¿cómo iba a darle un martillazo en la cabeza a un amigo?
-No quiero un Simpson –dije, y le devolví el martillo a mi padre-, me basta con Barrilete.
-No lo has entendido –me aclaró entonces mi padre-, no pasa nada, así es como se aprende, ven, lo voy a romper yo. Alzó el martillo mientras yo miraba los ojos desesperados de mi madre y luego la sonrisa fatigada de Barrilete, y entonces supe que todo dependía de mí, que si no hacía algo, Barrilete iba a morir.
-Papá –le dije sujetándolo de la pernera.
-¿Qué pasa, Yoavi? –me respondió con el martillo todavía en alto.
-Quiero un shekel más, por favor –le supliqué-, deja que le eche otro shekel, mañana, después del cacao, y entonces lo rompemos, mañana, lo prometo.
-¿Otro shekel? –sonrió mi padre, dejando el martillo sobre la mesa-. ¿Ves, mujer?, he conseguido que el niño tome conciencia.
-Eso, sí, conciencia –le dije-, mañana. –Y eso que las lágrimas ya me ahogaban la garganta.
Cuando ellos ya habían salido de la habitación abracé con mucha fuerza a Barrilete y di rienda suelta a mi llanto. Barrilete no decía nada, sino que muy calladito temblaba entre mis brazos.
-No te preocupes –le susurré al oído-, te voy a salvar.
Por la noche me quedé esperando a que mi padre terminara de ver la tele en la sala y se fuera a dormir. Entonces me levanté sin hacer ruido y me escabullí con Barrilete por la galería. Caminamos juntos muchísimo rato en medio de la oscuridad, hasta que llegamos a un campo lleno de ortigas.
-A los cerdos les encantan los campos –le dije a Barrilete mientras lo dejaba en el suelo-, especialmente los campos de ortigas. Vas a estar muy bien aquí.
Me quedé esperando una respuesta, pero Barrilete no dijo nada, y cuando le rocé el morro como gesto de despedida, se limitó a clavar en mí su melancólica mirada. Sabía que nunca más volvería a verme.


Lo primero que me llamó la atención es que un cuento sobre alcancías sea escrito por un judío. Yo admiro ese sentido del humor que tienen sobre ellos mismos—cosa que deberíamos aprender muchos de nosotros—, pero creo que este cuento no intenta ser una ironía sobre la comunidad.
En fin, el cuento esta genial así. Pero a mí se me ocurren algunas variaciones.

Variaciones:
1)El chancho progresivamente llega a ser un chancho de verdad. La familia pasa penurias, llegando incluso a escasear la comida. Papá va por las monedas, y descubre a un chancho de verdad. Barrilete resulta delicioso, pero el niño no lo come. El niño muere de hambre.
2)El chanco resulta ser hembra, y está embarazada, tan embarazada como monedas ha recibido. Tiene muchos chanchitos. Así, la comida para la familia queda asegurada.
3)Barrilete crece desmesuradamente. Es un chancho de verdad, pero sólo se alimenta de dinero. Es insaciable y provocará la ruina económica de la familia. Papá lo abandona dejándolo en un campo de ortigas.
4)El pibe ahorra, comiendo lo que sobra de la comida de papá y mamá. Esta conducta en un principio satisface a los padres. Papá descubre que  su nene no guarda las monedas en la alcancía. Lo obliga en adelante a hacerlo. Pero Barrilete se queja. El nene sabe que a Barrilete le gustan las porquerías y las sobras de las comidas, no las monedas. El nene decide comerse las monedas, por sugerencia de Barrilete. Barrilete progresivamente se convierte en niño, y el niño en un cerdo.
5)El pibe descubre que el chanchito no hace ruido. Contrariamente a lo que él supone, el chanchito está vacío. Nunca tendrá su Bart.
6)Se dilata el tiempo del cuento. El pibe  llega a ser demasiado grande para un Brat, y decide romper el chanchito, con placer. Con esa plata se compra un chanchito más grande, para ahorrar. Procederá de igual modo con este chancho, hasta que un día el chancho sea tan grande que no entre en la casa. En ese momento el chancho, hambriento, insatisfecho, se lo tragará. El nene, que ya es todo un adulto, vivirá feliz dentro de su chanco, rodeado de dinero, comiendo las sobras que Barrilete expulsa de su cuerpo antes de que salgan.
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Acabo de llegar. Finalmente me ganó la curiosidad. Vi Engordando a Gordot, en Liberarte, Corrientes al 1500. Como el cuento es muy breve, lo tuvieron que alargar como un chicle. Pero el chicle resultó muy rico, o al menos eso dice mi pibe, que en fin de cuentas él era el destinatario. No hay muchos cambios, la puesta está bien y el final es emotivo (y un tanto enigmático.) Más no se puede pedir.
Lo que realmente me disgustó fue leer las líneas de más arriba, esas de las variaciones. Me siguen pareciendo interesantes como propuestas, pero hasta por ahí nomás. Suele pasar: a la mañana se es optimista; pero a la tarde uno está de vuelta de todo.

                                                                                                              Mayo de 2012



sábado, 26 de mayo de 2012

Barras Cobardes

Barras Cobardes
                Lo primero que se tendría que hacer para terminar con la violencia en el fútbol es cambiar los términos. No es posible seguir llamando “barras bravas” a unos facinerosos cobardes de la San Puta, que salen armados porque tienen miedo, que le pegan a un tipo entre cuatro porque tienen miedo, que sólo son hinchas del dinero.  Yo propongo: “barras cobardes”. Al menos es más apropiado para con la conducta mostrada por estos pobres tipos.
Por supuesto, es pedirle demasiado al periodismo vernáculo que llame a las cosas por su nombre. Por otra parte, la raíz del problema es de tipo político y se hunde en los fondos de los tiempos. Sin embargo, ya estamos en el segundo tiempo, y no es dable pensar en un alargue para frenar las cosas.
Simplemente voy a recordarles algunas cositas, y a revelarles otras,  que demuestran muy claramente los vínculos entre las barras cobardes, los políticos, los periodistas y los boludos…
¿Quién no recuerda que la novia de Rafael Di Zeo, ex líder mediático de La 12, arias Rafita, era suboficial de la Federal? Se llama Viviana Parrado, y ella también es “ex” después del escándalo. (Ex suboficial.)Y esto último nos ayuda a creer que no todo está perdido.
¿Y qué me cuentan de la novia de Gonzalo Acro? Gonzalo era ese hincha de River que murió víctima de una interna de la Barra cobarde del club de Nuñez. Laura Viña, una bella modelo, lo acompañó durante sus últimos años. El Diario Deportivo Olé, del grupo Clarín,  en 2007 la homenajeó. Se la vio en bolas, muy linda. Pocos meses después, ese mismo año, pasó lo de Acro. La pobre piba no tiene nada que ver—aunque sabía todo—, pero… dígame; ¿a usted no le parece raro? (Algún necio hijo de puta dijo por aquellos tiempo que, luego de la vendetta, Laura se tuvo que retirar del modelaje porque estaba deprimida. En realidad a Laura ya nadie le dio laburo.)
¿Quién se acuerda de Fernando Cavenaghi, ex y actual delantero de River, sempiterno boludo, entrando al monumental junto a los Cobardes del Tablón? Fue allá por el 2003. A continuación les dejo un videíto para que refresque la memoria. Y, si tiene estómago para verlo sin vomitar, preste atención a dos cosas: 1) El camarógrafo de TyC Sports, del grupo Clarín, ya tenía la información del insólito evento, porque no es normal que tome esas imágenes con tanta obsesión.  2) Los periodistas no hacen ningún comentario reprobatorio, y hasta parecen dichosos de ser testigos de semejante grosería.
Por último, me gustaría recordarles la iniciativa del gobierno, que en su momento fue celebrada con bombos y platillos, sobre un paravalanchas: las H.U.A. (Hinchadas Unidas Argentinas.) Una cobardía potenciada.
                                                                                                              Mayo de 2012








miércoles, 2 de mayo de 2012

Los razonamientos de los lunáticos

Los razonamientos de los lunáticos

“Lunático” es una palabra que remite a chiflado, loco, extravagante, tocado de la cabeza. Pero también pueden recibir este término aquellos que viven o proceden de la Luna, literalmente. Así como los marcianos son de Marte, los lunáticos serían de la Luna.
Pero con esa palaba no me quiero referir en este artículo a cualquier habitante de nuestro blanco satélite. Si existen seres ahí, les reservo el consagrado gentilicio de “selenitas”. Los lunáticos serían aquellos que conjugan ambos aspectos del término: los que viven o proceden de la Luna y al mismo tiempo están un poco chiflado o locos.
Lo que a continuación os ofrezco, es una lección de por qué no debéis confiar en lo que dicen los lunáticos. Lo que dicen los locos nunca debe ser creído, así te digan que nacieron en la Luna.

Bill Kaysing
En 1974 salió un librillo llamado “Nunca fuimos a la Luna”. Lo escribía un tal Bill Kaisyng. Bill no fue un lunático pleno de derechos, porque afirmaba que ni él ni nadie han pisado jamás la Luna. Pero hablaba como si hubiera estado allí para demostrar semejante cosa.
Bill afirma que las misiones Apolo son una farsa. Y adiciona—para vender mejor el libro—una serie de conspiraciones  para silenciar a los que sabían demasiado. 
Sobre la farsa afirma:
1)      Había que cumplir con los plazos establecidos por Kennedy
Se trata de una gilada. Kennedy manifestó que se llegaría a la Luna antes de que se termine la década. Pero ese discurso solo se hizo célebre una vez que se llegó, no antes.
2)      La NASA no contaba con la tecnología necesaria para lograr el objetivo.
Con respecto a la tecnología de la NASA, lo que dice Bill es sospechoso de pe a pa. Nuestro amigo laburaba en Roketdyne, empresa que se encargaba de parte de los motores implicados en el proyecto Apolo. Pero para el momento del alunizaje ya lo habían echado hacía tiempo. Por otra parte, su relevancia dentro el personal de Roketdyne era nula, adscripto al sector de montaje. ¿Su profesión? ¡Filólogo!
Lo realmente complicado para poder ir a la Luna no es el viaje en sí mismo, sino la posibilidad del poder vencer la resistencia que ofrece nuestra atmósfera, eso que llaman velocidad de escape. En el vacio del espacio las cosas son bastante más fáciles. No es que subestime los riesgos, pero la principal dificultad que ya tenemos vista se venció en el 57’, con el Sputnik, y misiones como el Apolo 8 ya había llevado astronautas hasta más allá del satélite, orbitándolo.
Y me gustaría agregar una apreciación: ¿Qué es un filólogo? Filólogos famosos fueron Nietzsche y Tolkien.  Los tipos estos se encargan de buscar la trama oculta de un escrito, su sentido latente, lo que nosotros no podemos ver.  Kaysing era evidentemente un filólogo; un pésimo filólogo.
3)      Las filmaciones que muestran a los astronautas sobre la Luna son, en realidad, escenas grabadas en Las Vegas por Stanley Kubrick.
Stanley Kubrick filmó su genial “2001: una odisea del espacio” en 1968, un año antes de la hazaña. Fue una superproducción de varios millones. Según Kaysing, a Kubrick le habrían puesto ese enorme billete sobre la mesa como un adelanto. (Incluso agrega que las filmaciones del Apolo se llevaron a cabo en Las Vegas porque los jerarcas de la NASA querían divertirse.) Bill no aporta ninguna prueba al respecto.
Sobre el mismo punto me gustaría aclarar algo. Las filmaciones del alunizaje pueden ser falsas, pero eso no implica que el alunizaje no se haya dado.

4)      Nunca se ven las estrellas en el firmamento lunar.
Quizás las estrellas no aparezcan el cielo lunar, pero aparecen en la bandera. Hablando en serio: si usted le saca una foto nocturna a su madre, ¿aparecen las estrellas en el cielo?
Bill centra la conspiración en la muerte de los astronautas, Gus Grissom, Edward Whitey y Roger Chaffee  que, en principio, iban a quedar en la historia ocupando el lugar de  Armstrong, Collins y Aldrin. El 27 de enero de 1967, durante una prueba que consistía en crear una atmósfera presurizada de oxígeno puro, quedaron fritos.  La teoría de Kaysing es que Gus Grisson sabía algo y estaba dispuesto a decirlo. Y así le fue… La prueba que aporta Bill para apoyar esta teoría es su infalible intuición.
Pero si usted aún cree en estas bravuconadas, fíjese en esto. En 1986  el transbordador Challenger voló por los aires en mil pedazos. Bill, que evidentemente era un oportunista, declaró que el accidente fue provocado para que no salgan a la luz ciertas verdades, que estaban guardadas en el buche de los cosmonautas. Otra vez la teoría de la conspiración. Kaysing hace incapié en algo que habría sabido la señora Christa McAuliffe, que murió en el accidente. McAliffe iba a ser la primera civil en subir al espacio. Era profesora de historia, y para sensibilizar al público, se dijo que era maestra. Como no tenía los códigos mafiosos que adornan a los que están habituados a las insignias militares, habría estado tentada de revelar algo que no debía. Irónicamente, pasó a la historia cuando subió al Challenger.
Las editoriales saben que los libros que más salida tienen son las novelas de conspiraciones y de misterios. Bill Kaysing fue un gran chanta, que, amparado en todo tipo de sospechas inconsistentes, logró engrupir a más de una generación de crédulos que aún lo veneran.

Lunáticos de remate.
Hoy los científicos estudian los “fenómenos lunares transitorios”.  Se trata de súbitos aumentos de luminosidad en pequeñas porciones del suelo lunar. Neil Amstrong mismo ha dicho que en su famoso viaje los ha visto. ¿Se deben a meteoritos pequeños, gases remanentes o perturbaciones espaciales?
Como los científicos aún no pueden explicar el fenómeno, los lunáticos han tomado la delantera. Afirman que la Luna es una obra de ingeniería extraterrestre. En otras palabras: no es un satélite natural, es un satélite artificial gigantesco. Su antigüedad es mayor que la de nuestro planeta. Según ellos, la Luna es hueca, y el acceso a su interior se encuentra en las zonas oscuras de su superficie, eso que llamamos “mares”. Desde el interior, ellos están provocando los “fenómenos lunares transitorios”. Los extraterrestres tienen una tecnología tal que han podido crear la gravedad, y nos vigilan desde los abismos del satélite.
Yo me pregunto: Si la Luna fue construida antes de la existencia— ¿o construcción?—de la Tierra, y cientos de millones de años antes de que el primer hombre caminara, ¿qué es lo que estuvieron espiando todo ese tiempo? Quizás no sean tan inteligentes.
Sin embargo, algunos lunáticos tienen respuesta para todo. Estiman que los extraterrestres somos nosotros, y que la falta de coherencia en las teorías sobre la evolución humana es la prueba que certifica lo que dicen. De ser así: ¿Nuestra especie ha evolucionado desde entonces o a involucionado?  ¿O es que la evolución no hace efecto en nosotros?
Entre los razonamientos más persuasivos de estos lunáticos hay dos que dejan perplejo a cualquiera, porque se basan en hechos reales:
1)      La distancia orbital de la Luna hace que tenga en el cielo el mismo tamaño aparente que el Sol, permitiendo a la Luna cubrir exactamente al Sol en eclipses solares totales.
¿Coincidencia? …
2)      Se encuentra en relación síncrona con la Tierra, siempre mostrándole la misma cara.
Caronte, satélite del otrora planeta Plutón, también le muestra la misma cara al planeta ¿Casualidad?¿O es que también están vigilando a Plutón?

Lunáticos parciales.

Pero, ¿qué dicen ciertos locos sobre el proyecto Apolo? Algunos sostienen, para empalidecer la memoria de Kaysing, que los viajes se llevaron a cabo. Sin embargo, siguiendo a Kaysing, sostienen que se alteraron las fotos y las filmaciones para ocultar las ruinas ¡¿Qué?! Sí: las ruinas que se encontrarían en la Luna, y que constituirían el residuo de viejas civilizaciones, que extrañamente, podrían haber sido levantadas por nuestra misma especie.  Si usted se fija bien, la Luna parece tener dos ojos, una nariz y una boca. Y si sus facciones no están delineadas con precisión, es porque están en ruinas. En este sentido, nuestro satélite se parece bastante al monte Rushmore. Acaso estemos viendo el rostro de un prócer celestial.[i]
Considero que estos lunáticos pueden estar en lo cierto, al menos parcialmente. Hoy sabemos que a Neil Amstrong, la NASA, que es una agencia gubernamental, lo silenció en al menos dos cositas.
En primer lugar lo hicieron callar sobre el tema de los fenómenos lunares transitorios. Amstrong dijo que los vio, y le recomendaron que se calle. Cuando tres décadas después los científicos del mundo ya lo sabían, todos—no solo los lunáticos—tomaron en serio las palabras del astronauta.
En segundo lugar tenemos el caso de un temblor. Estando en la Luna, Amstrong y Aldrin pusieron varios instrumentos sobre la superficie, entre ellos un sismógrafo. Se supo ya entonces que el sismógrafo registró súbitamente un temblor de gran magnitud, como si el satélite estuviese geológicamente vivo, casi como si se hubiese producido un terremoto. Pero los cosmonautas sabían perfectamente de qué se trataba…
En el 2007, la BBC de Londres, puso un documento invaluable: Una filmación registrada en la Luna en 1969. En ella se ve al módulo lunar Eagle. Es de día, pero, a falta de atmósfera, el cielo está negro. Inesperadamente, se ve una nave orbitando. Y lo hace muy cerca del módulo Lunar.  No era el módulo de mando Columbia, donde Michael Collins estaba esperando a los dos héroes. Se trataba de otra cosa…
Collins fue el primero que se alarmó. La otra nave orbitaba muy cerca de la suya y ponía en riesgo toda la misión. Era una nave enemiga. Se trataba de la Lunik 15, de la URSS. Los norteamericanos tenían conocimiento de que los soviéticos habían lanzado un artefacto el mismo día que ellos partieron de la Tierra: 17 de junio. Desde el módulo lunar, Collins pudo ver como el Lunik 15 se estrelló sobre el satélite a solo 7 grados de donde estaban Amstrong y Aldrin, disparando los sismógrafos.
Acá, en la Tierra, el New York Time informó sobre el despegue en simultáneo de Apolo 11 y del Lunik 15. Pero nunca volvió a tocar el tema. Lo más fácil es suponer que semejante hazaña eclipsó el incidente del Lunik. Puede ser así. Yo creo que no fue así. Al New York Time también se lo puede silenciar.
Los comunistas dijeron que perdieron el control de la nave. (Teóricamente tenía que alunizar y regresar a la Tierra con muestras.) Pero esto pudo no ser así. ¿Querían empañar la hazaña? ¿Consideraron que era un pequeño paso para un hombre pero un  gran salto para el capitalismo?

Lunik 15
La verdad puede ser mucho más sencilla. La mayoría de las misiones no tripuladas que fueron a la Luna, nunca regresaron. Se estrellaron sobre su superficie. Ejemplos: Lunik 2, Ranger IV, Ranger VI, Ranger VII, Ranger IX, Surveyor 2 luniK 18. Y hay más. Las misiones que no se estrellaron quedaron allí para siempre: Suveyor 3,  Lunik 13, Surveyor 5, Surveyor 6 y surveyor 7. (Hay una foto que muestra a los astronautas del Apolo 12 junto a la Surveyor 3.) Por lo tanto, ya cuando llegó Amstrong, la cantidad de chatarra y material obsoleto terrestre en  la luna era significativa. La simultaneidad de las misiones Apolo 11 y Lunik 15, tan frecuentes en aquella época, puede deberse a la casualidad o, más probablemente, a las condiciones favorables que presentaba el satélite en ese momento (distancia, luz diurna en la cara visible, etc.)
¿Son verdaderas las imágenes que mostró la BBC? Eso tiene poca importancia, porque probablemente pasó así como lo muestran.
Pero lo cierto es que Amstrong y Aldrin (y los otros diez que alunizaron) ocultan cosas. Y eso genera sospechas. Sin embargo, el hecho de que en algún momento hayan hablado de cosas que no debían hablar, no convalida lo que dijeron. Puede tratarse de fenómenos parecidos a los espejismos. Siganme los buenos:
 Los astronautas tardaron tres días (con sus noche, si esto es posible) en llegar. En el vacio no hay gravedad, no hay buena comida, no hay oscuridad. Cuando uno está tres días sin dormir bien, empieza a tener alucinaciones. Y eso no es todo. Amstrong y Aldrin estuvieron ¡¡20 (veinte) horas!! sobre la Luna, y estuvieron laburando. Por supuesto, tuvieron sus recreos para ir a dormir. No obstante lo cual…
Los lunáticos no comprenden algo más elemental. Alguno de ellos deslizó la siguiente inquietud: ¿por qué no los vemos bajar de la nave cuando vuelven a la Tierra? Ellos quisieran ver a los astronautas descender por la escalinata con los dedos en V, llorando un océano y abrazando familiares. Pero eso no es posible. Un tipo, expuesto a la falta de gravedad por tiempo prolongado, no se puede mantener en pié. (Y no puede razonar con rectitud.)
El caso de las piedras
Los yanquis no son boludos. Lo primero que hicieron fue regalar piedras lunares a varios países, como para que no se dude.
Sin embargo, los locos estos tuvieron su oportunidad de tocar el cielo con las manos. Se les dio en agosto de 2009. Las autoridades holandesas descubrieron que las piedras lunares expuestas en el Rijkmuseum de Amsterdam eran en realidad maderas pintadas de blanco. (Y pensar que Wilkie Collins ya lo había imaginado en una novela.)
Pero lo más atractivo es que acá, en el planetario de Buenos Aires, en el museo del primer piso, se exhiben piedras lunares. Y no son cualquier piedra lunar, son las que nos cedió Richard Nixon, son del Apolo 11, son las que tocaron Amstrong y Aldrin. ¿Son? Después del escándalo del Gatergate, no hay dudas: Nixon es un garca. En el Planetario no piensan hacer ningún chequeo de las piedras. Lucía Sendón de Valery, la directora, ¿oculta algo? 
Ahora, suponiendo que se trate de piedras falsas, no resulta fácil suponer que los yanquis hayan enviado madera pintada a más de 30 países. Lo que sí se puede suponer sin mucho margen de error, es que una piedra lunar vale más que el oro, y que los holandeses que se afanaron las piedras lo sabían muy bien.

Algunas reflexiones sobre los lunáticos
Tampoco podemos olvidar que la Luna, junto con el sol, es el astro que mayor incidencia tiene en nuestra Tierra. Seguramente las mareas sean las consecuencias más palpables de la influencia de La Luna. Pero estas influencias han sido el despertar de la mentira más propagada del universo: la astrología. El razonamiento de que la Luna y el sol influyen en nuestra vida y en nuestros estados de ánimo,  llevó a pensar que algo parecido debían hacer los otros planetas. Este razonamiento falaz, que va desde una verdad hasta una mentira, es el mismo que hoy  guía a los lunáticos.
Pero los lunáticos pueden alimentar su sed de novedades llevando las siguientes verdades al plano de las mentiras:
1)      Las mareas no siempre fueron las que hoy vemos. Cuando la Tierra era joven, la luna se encontraba a la mitad de distancia. Esa proximidad afectaba grandemente a las mareas, que eran enormes. La retirada de estos espectaculares volúmenes de agua y su posterior retorno habrían influido en el despertar de la vida y en el nacimiento de los anfibios, que son nuestros abuelos más lejanos.
2)      La influencia gravitacional de La Luna retarda el movimiento de rotación de la Tierra significativamente. Si la Luna no existiera, el día se reduciría a 16 horas, quizás menos. En esas condiciones, las posibilidades de que se generara vida, tal como la conocemos, serían escasas.
3)      La Luna presenta una cara. Si se fija bien tienen dos ojos, una nariz y una boca. Y esa cara siempre mira hacia nosotros.
            Los lunáticos, como vimos, ya tienen las respuestas correctas. Los extraterrestres lo calcularon todo. Y si usted se fija en el espejo verá que el resultado de ese cálculo es un kia que trabaja ocho horas de lo que no le gusta. Quizás no eran (son) tan brillantes.
Hablando en serio: la teoría de los lunáticos sería la inversión de todo el desarrollo del pensamiento humano; un nuevo giro copernicano. De buenas a primeras el centro del universo  volvemos a ser nosotros. Nos miran, estamos en el escenario, damos un espectáculo. Los lunáticos se parecen  mucho a nosotros, los argentinos.

Algunas reflexiones sobre la Luna
Se difunde mucho el hecho de que los eclipses parciales de la Luna ayudaron a revelar la esfericidad de la Tierra, verbigracia, Aristóteles, porque en esos eventos se dibuja el contorno circular de nuestro planeta en la superficie lunar. (Si la tierra fuese un disco plano reflejaría en la Luna una elipse.) Todo bien, pero el hecho de que La Luna presente siempre la misma cara seguramente ha contribuido a suponerla plana, porque no es lógico que una esfera nunca dé la vuelta. A su vez, esta idea habrá reforzado en algunos la idea de que la Tierra tampoco era una esfera. Lo dicho son solo especulaciones ociosas de quien esto escribe: un simple palurdo. La Luna nos muestra uno 9% de su cara oculta por una serie de movimientos llamados “libraciones”. Pero son sutiles movimientos que muchas culturas antiguas no habrán notado. Hay muy poca información sobre la historia de nuestros razonamientos sobre el satélite. En el mejor de los casos son colecciones de origen religioso.
La única misión Apolo que fracasó fue la 13. Si, el número de la mala suerte.  ¿Los lunáticos nos podrían explicar el porqué no fraguaron esta misión y la hicieron pasar por exitosa?
La Apolo 8, de 1968, llevó a los primero humanos que vieron con sus propios ojos la cara oculta de la Luna. Fueron tan lejos, o más, que los del Apolo 11. Ya nadie se acuerda de ellos. Yo tampoco.
Una nota de color. Los primeros seres que vieron la cara oculta de la Luna fueron unas tortugas, en la misión Zond 5 de la Unión Soviética.  Ya nadie recuerda el nombre de las tortugas... ¿Leonardo, Rafael...? Déjese de joder. Estoy hablando en serio.
                                                                                              Mayo de 2012






[i] Arthur C Clark, en su cuento El Centinela, se adelanta en años a los locos. Allí sugiere la existencia de ruinas en La Luna. Pero lo más llamativo es que esa pieza fue la piedra fundamental sobre la cual luego levanto 2001: odisea del espacio, que como ya vimos, es citada por Kaysing.


martes, 1 de mayo de 2012

El billete de San Martin

El billete de San Martin

El Banco Central de la República Argentina me puso en circulación allá por el 94´. Era un lujo, valía lo mismo que cinco dólares. Estaba planchadito y hermoso, con ese olor tan característico.
Un funcionario de la city me llevó por primera vez. Pagó cigarrillos de camino al country y me quedé por unos días en un kiosco de Pacheco. Por aquel entonces no paseaba mucho. Las cosas salían mucho menos que cinco pesos. Como siempre los que más salían eran los más chicos, el de uno y el de dos pesos. Los más grandes raramente hacían viajes.
Me dieron como vuelto a unos tipos que iban para Córdoba. Esos muchachos se mataron a la altura de Bell Ville. Un auto que venía detrás con un matrimonio paró ante el desastre y, luego de revisar los bolsillos de los que ya no me iban a usar, me tomaron.
Estos iban hasta Catamarca, y en esa ciudad terminé en la caja de un hotel de segunda. Una pareja me recibió como vuelto, hicieron lo que tenían que hacer y el tipo me despachó como generosa propina sobre el colchón. La mujer me sacó de ahí, fui a su casa, su marido le pidió plata y yo terminé en el bolsillo del traicionado.
El cornudo pagó las verduras conmigo y el verdulero me puso al pié de un arbolito de navidad. En la Nochebuena el niño recibió de regalo un arma de juguete y cinco pesos para ahorrar. Fue al baño y se limpió mal el culo, como suelen hacer los chicos. Ahora yo tenía olor a caca. Además, ya no estaba tan planchadito ni tan lindo como al principio. Y si se me confiaba a un niño era porque estaba perdiendo valor.
El pibe me mostró a todo el barrio. Uno mayor de edad que pasaba me vió, se acercó y me arrebató. Podrá ser un chorro, pero yo siempre le voy a estar agradecido porque tenía las manos limpias y porque comprobé que todavía podía ser codiciado por los grandes.
Me sacó de Catamarca hacia Chile. Me dejó en una casa de Cambio de la terminal de ómnibus de Santiago. Tardé un tiempo en abandonar ese lugar. Ahí me enteré que el billete de un peso, con el rostro de Pellegrini, había dejado de circular. Temí por mí.
Me trajo de vuelta al país un agente de negocios, que residía en Rio Negro. Hacía las compras siempre en el mismo almacén. Fui y vine entre el almacén y este tipo muchas veces. Me dio tristeza comprobar la indiferencia que tienen los hombres hacia nosotros. En ningún momento se percató que yo era el mismo. Los chinos que atendían el almacén me llevaron a Taiwan y allí me dejaron en una casa de cambio. Fue el peor momento de mi vida. Estaba en la plenitud, ¿y quién me iba a comprar en ese remoto país? Pasó un tiempo enorme que no pude calcular, enorme como los billetes de ese país, que son realmente grandes.
Después de una enormidad, volví. Ya no valía nada. La cara de mi San Martín estaba toda arrugada. Había pasado por las manos de medio mundo. Había pasado por las manos con caca, con mugre, con esperma, con porquerías de todo el mundo. Estaba realmente sucio, muy sucio.
Y ahí pasó lo increíble. En un subte de Buenos Aires, yo viajaba en el bolsillo de un oficinista, que me había plegado y guardado cuidadosamente. Una niña muy humilde puso sobre su rodilla una virgencita. El tipo no la tocó. Era muy creyente, y yo lo supe porque en el bolsillo, junto a mí, venía un rosario. Pero el oficinista no tocó la virgencita, porque seguro que la virgencita había pasado por muchas manos y estaba sucia.
                                                                                                          Mayo 2012