martes, 26 de diciembre de 2017

Un Che de derecha

Estuve buscando información sobre el guerrillero Gustavo Marcelo Grillo. No fue fácil. Encontré poco. No sé si vive, no sé si hay alguien que pueda hablar de él. Pero puedo decir que he reconstruido una historia fascinante,  desconocida.
¿Cómo llegué a interesarme por Grillo? Estaba estudiando el tema de la crisis de los rehenes en Irán, un episodio de la guerra fría de 1979-1980, donde los iraníes de la revolución islámica secuestraron a 66 yanquis. Me interesaba cómo fueron las negociaciones para la liberación de los rehenes, a partir de la información abierta por Wikileaks.
Hay cosas que los libros y la Wikipedia nunca te van a dar: memoria. Recordé otro episodio de ese conflicto entre las superpotencias: la guerra de Angola, donde también hubo rehenes y también hubo negociaciones, que se extendieron antes y después de las negociaciones con Irán, desde 1976 hasta 1982.
En Angola la guerrilla primero fue de izquierda. Una vez en el poder la izquierda, pasó a ser de derecha. Esta guerrilla de derecha, bancada por Estados Unidos y Sudáfrica, estaba compuesta por mercenarios del primer mundo, blancos, llegados preferentemente de Gran Bretaña y Norteamérica, muchos de ellos ex ladrones de gallinas. Estos tipos peleaban contra un ejército de angoleños y cubanos que calzaban armas soviéticas.
Gustavo Marcelo Grillo nació en Buenos Aires. No sé a qué edad arribó a Estado Unidos, pero debió de ser temprano en su vida porque a los 18 años ya tenía esa nacionalidad. Estuvo en Vietnam y fue participe en la reconquista de la ciudad de Hué, donde vio las consecuencias de una de las matanzas más grandes de la historia, perpetrada por los comunistas al tomar la ciudad. La experiencia seguramente lo marcó.  En 1973 los yanquis se fueron de Vietnam. Por la derrota y el síndrome hasta mucho tiempo después no mandaron una fuerza regular a ningún país. Si alguien soñaba con ir a meter bala en la selva (un idealismo un tanto obtuso e ingenuo), debía encontrar la forma de entrar como mercenario. Gustavo, vuelto a su país de adopción cayó preso por robar a mano armada. Quizás entendió que la selva era como la libertad misma y buscó la forma de cumplir su sueño.
Ya en Angola se movió bajo las órdenes del Coronel Callan, un chipriota nacionalizado británico que matando negros llegó a la celebridad. Hoy hacía volar una gasolinera, mañana ametrallaba una aldea, pasado se enfrentaba al ejército de Angola, y así la vida cobraba sentido. Seguramente, como el resto de sus subordinados, Grillo estaba orgulloso de su Coronel, a quien sus enemigos envidiaban en cuanto a arrojo y valentía. Si recordaba el español  le habrá servido de intérprete y traductor, porque el portugués es el idioma franco de ese país.
Pero toda fiesta tiene su fin. Fue atrapado y sometido al llamado Juicio de Luanda junto con una docena de compañeros. Callan y otros tres (dos británicos y un yanqui), fueron ejecutados, luego de un pedido de piedad por parte de las potencias. Gustavo se salvó. Le encajaron 30 años de prisión, que en una cárcel Angoleña es lo mismo que morir.
Una larga búsqueda me llevó a una base de datos que dice: 

Grillo refused to talk about his severe criticism of the United States during the trial where he called U.S. society "a monster," a society of power seekers, status seekers, waste makers where the weak get weaker and the strong get stronger.
At the time, reporters at the trial interpreted the remarks as an attempt to avoid execution.

(Grillo se negó a hablar sobre sus severas críticas a Estados Unidos. Durante el juicio donde calificó a la sociedad estadounidense como "un monstruo", una sociedad de buscadores de poder, buscadores de estatus, generadores de desechos donde los débiles se debilitan y los fuertes se fortalecen.
En ese momento, los periodistas en el juicio interpretaron los comentarios como un intento de evitar la ejecución.)

 En 1982 triunfó la diplomacia. Los prisioneros y los cadáveres  fueron canjeados por cadáveres y presos cubanos y soviéticos, y Grillo volvió a Norteamérica. (En estas negociaciones participaron seis países y argentina no estuvo entre ellos)
Ahora bien, para entender algo más sobre Gustavo tuve que buscar nuevamente en Wikileaks. Encontré un documento firmado por Henry Kissinger. Como muchos de estos documentos está mal redactado y se presta a confusión porque los implicados sobreentienden muchas cosas. (He pasado el documento a alguien que domina el inglés a la perfección y me lo confirmó). Pero parece clara una cosa: Grillo, como vimos, defendió su nacionalidad argentina en el juicio para evitar el fusilamiento, y los Estados Unidos prefirieron no incluir a nuestro país en las negociaciones. (Una cosa no es consecuencia de la otra, pero se tocan). Parece un trabalenguas. ¿Grillo habría terminado con una sola nacionalidad, la argentina? Dice:
(…)SINCE IT APPEARS GRILLO WISHES TO CONCEAL HIS AMERICAN NATION- ALITY FROM MPLA, WE FEEL IT WOULD BE PREFERABLE FOR ICRC REP NOT REPEAT NOT TO INQUIRE SPECIFICALLY RE GRILLO, ALTHOUGH HE MAY NEVERTHELESS BE ABLE TO LEARN HOW GROUP IN GENERALINCLUDING GRILLO, IS BEING TREATED. KISSINGER LIMITED USO OFICIAL
(…)PUESTO QUE APARECE QUE GRILLO DESEA CONCEALAR SU NACIONALIDAD AMERICANA DEL MPLA, SENTIMOS QUE SERÍA PREFERIBLE PARA EL REPÚN DEL CICR NO REPETIRÁ NO CONSULTAR ESPECÍFICAMENTE RE GRILLO, AUNQUE NO PUEDE ENCONTRAR SIEMPRE PARA APRENDER CÓMO SE ESTÁ TRATANDO GRUPO EN GENERAL ENCONTRANDO A GRILLO, KISSINGER LIMITED USO OFICIAL

Gustavo Marcelo Grillo evitó la muerte, pero aún no sabemos si murió o aún vive. Si vive, tampoco sabemos dónde. Si alguno sabe de él, que debe andar por los 67 años, sería interesante hacerle un reportaje.

Fuentes:
The New York Times, 18 de noviembre de 1982:
Otros link internos sobre personas olvidadas e investigaciones afines:
El amor de una sinvergüenza



Coronel Callan

lunes, 25 de diciembre de 2017

Navidad en el 13

Lo peor que trae la navidad es tener que ver la tele en familia. Para colmo canal 13, el noticiero del mediodía.
                (Pasan una buena: un policía le regala un juguete a una niña de la calle justo frente a la iglesia de Flores)
Yo—Tío, ¿no te parece raro que se esté haciendo toda una campaña mediática para ennoblecer la caridad y la limosna cuando nos quitan los derechos adquiridos? ¿No te parece raro que pasen una noticia que dignifica a la policía criticada por reprimir en el congreso?
Tío—Es que la noticia hay que darla.
Yo—Esta es mentira, es un invento, es sólo una foto, sin testigos, sin nombres propios, sin respaldo. Recuerdo que la última vez que nos juntamos en marzo había una foto de un chico en recuperación del cáncer, peladito por los rayos, al que sus compañeros del colegio lo fueron a buscar para que vuelva al aula porque él tenía vergüenza por su pelada. Eso era en Córdoba, donde no había paro docente. También era una fotito, sin nombres propios y sin testigos. Son noticias falsas.
Tío—Para vos todo es falso.
Yo—Hagamos la prueba. Vamos al sitio del noticiero de canal 13 y vas a ver que las noticias con fotito no están, se las lleva el viento.
(Entramos al sitio. Por supuesto la noticia, que consumió 5 minutos en directo, no está. Pero hay otras. Como apareadas aparecen dos: ¨Volaron piedras. botellas y piñas, incidente frente al escenario en la marcha de la CGT¨. Y como si fuesen cosas del mismo día, al lado: ¨Cayeron piedras enormes, así fue la sorpresiva lluvia con granizo que cayó en La Plata¨. Luego en el informe se habla de los daños enormes que hacen las piedras y de los costos materiales.)
Yo—Viste, ¿te parece normal? Y todo esto está contaminado por noticias que hablan de adelantos científicos médicos. Siempre que hay crisis se distrae a la gente con nuevas esperanzas en los hospitales. ¿Y no te parecen raras tantas noticias sobre las bondades del tiempo libre en un contexto en el cual muchos quedan desocupados? ¿Y no te parece raro tanto discurso ecológico y sustentable cuando se cierran las fábricas? ¿Y no te parece raro que la felicidad sea algo previo a los logros, que la felicidad sea un mérito que emana de adentro? ¿Y no te parece raro que la caridad, el reclamo de perdón a los propios errores y la confesión (llamale sinceramiento), que antes estaban en la iglesia ahora sean patrimonio de un gobierno?  Bueno, todo esto se baja en noticias falsas, aunque verosímiles. Algunas veces son elegantes, sutilezas plausibles. A veces son burdas canalladas. Hay que llegar a todos los nichos ¿No te parece extraño que a las 12 de la noche tuvimos que brindar con un institucional donde los médicos y bomberos que no paran de laburar dicen estar contentos de velar por tu seguridad? ¿No te parece rara la insistencia que puso el grupo Clarín en vincular los cohetes con las piedras y la sutileza de que no quieren ver más perros perdidos? No son casualidades. La gente escucha con un oído y es domesticada por el otro.
Tío—Ves fantasmas en todos lados. El odio te ciega.
Yo—Yo no los odio. Los admiro. Ojalá nosotros tuviéramos esos recursos y gente más inteligente que los mediocres de 678, que para mentir tenían que citar autores. Daban asco.
Tío—Feliz navidad. Que reine la paz.
Yo--  Feliz navidad.

Enlace interno relacionado: Cómo viajar al futuro leyendo los diarios viejos:


domingo, 24 de diciembre de 2017

Sinfonía para Ana

Ayer me metí en el renovado cine Cosmos para ver un estreno argentino, Sinfonía para Ana. Se vendía como una historia de los setenta en las aulas. Eso me hizo recordar a La noche de los lápices, una horrible película que suelen darle a los estudiantes  para que aprendan lo que pasó en aquellos años con… ellos. Tal vez, pensé, esta película es diferente.
Sinfonía…  es de esas películas que uno celebraría más si fuese turco o coreano. ¿Será por eso que fue premiada en el Festival de la Crítica de Moscú? Es que ciertas inexactitudes, ciertas cosas que uno conoce de esa época de nuestro país conspiran para relajarse totalmente. Por supuesto, eso mismo la torna más interesante.
                Aunque busca el llanto del espectador, los que lloran son los protagonistas. La última media hora lagrimean hasta los extras, amparados en una música que es como una patada en los huevos con botines  ¿Hay algo de Favio en esas exageraciones o hay algo de grasa? Tal vez de ambas cosas.
Sin embargo la cinta funciona. No es para tirar petardos, pero funciona; a gas. Un acierto  es mostrar que izquierda y montoneros se cerraban, se desconfiaban, se recelaban.   Esa endogamia está muy bien tratada en lo sexual. Otro acierto es que Idealismo, ingenuidad y juventud van de la mano, y que no es lo mismo ser valiente que ser temerario. El argumento tiene sus logros. En la protagonista hay un mensaje muy interesante: crecer es aprender a mentir. No se dice, pero se entiende. Hay más. Estéticamente es correcta. Las actuaciones están sorprendentemente bien. Pero…
Es verdad que la película tiene guiños que hablan de la violencia de montoneros y hasta críticas a Perón, pero solamente para los enfermitos como yo que están muy interesados en el tema. Para un coreano o un ruso sólo queda lo que se dice explícitamente: Perón era bueno. Luego Perón muere y todo se desconcha. Quizás también para muchos argentinos. (Por los comentarios que escuché en la sala llegué a la conclusión de que la cinta debería terminar con el cartel Basada en una historia real.)
También hay que decir que Sinfonía… piensa ciertos pasajes ya pensando en los premios por venir y en los espectadores extranjeros. Yo estoy seguro que esa imagen en que se ve a la protagonista entre dos afiches que condenan a Pinochet obedece a un solo fin. Por si usted, querido lector, no lo sabe, la palabra ¨desaparecido¨ está asociada mundialmente a Chile, no a nosotros, gracias a una exitosa película de Costa Gavras intitulada Missing, de 1982. De hecho es muy fácil para un gringo de cultura media confundir el bombardeo de Plaza de mayo del 55 con el del Palacio de la Moneda del 73. Y como afuera Evita es más popular que Perón la tenían que meter de algún modo. En otro orden de cosas, se subraya al padre Mujica y se omite la vuelta olímpica del 55 con la quema de iglesias. A la pregunta que el profesor de la película hace ¨¿qué es la historia?¨ se puede contestar, ¨Es nuestra historia¨. El film es claramente tendencioso. Y eso no tiene nada de malo, siempre que uno esté atento. 
Como indica Federico Lorenz en un muy lindo librito llamado Combates por la memoria, cuando se fueron los milicos el tema de La Noche de los Lápices cerró como anillo al dedo para denunciar la barbarie. Entre ellos no habría habido metebombas (la memoria de la sociedad aún estaba fresca).  Se hizo aquella película estéticamente pobre y se la bajó al aula como un catecismo.
Yo propongo que se de en las aulas Sinfonía para Ana. Por empezar es infinitamente mejor película y más compleja. Además transmite bien la sensación de una sociedad y una época donde te puede pasar algo por respirar. Y, lo mejor, es que muchas de las apreciaciones explícitas del film provienen de una imberbe. 


jueves, 30 de noviembre de 2017

Caminando por la segunda corona (Entre dos prácticas políticas)

Lo que sigue es un apunte que me hice antes de hablar en una Jornada de Geografía. Tanto mi ponencia como la jornada tenían un título pretencioso que cambié por pudor en el primer caso y omití en el segundo por.... A cada párrafo correspondía una diapositiva, razón por la cual la estructura del texto podrá parecer un tanto rara o inconexa. El tono coloquial suena un poco artificial, telegráfico; pido disculpas. Y a los que estuvieron les ruego que se ahorren el trabajo de leer esto porque yo creo que salió mejor en directo que en el papel. 
…………………………
Cuando  me mudé al municipio de Malvinas Argentinas, en la segunda corona del conurbano, creí que había ascendido socialmente. Había alquilado un departamento en capital durante años y ahora tenía algo mío. Paradójicamente, aunque yo sentía estar  mejor, las estadísticas me ubicaban debajo de mi anterior situación. La calle de tierra, la falta de servicios,  me sindicaban como pobre.
Cambios hormonales se produjeron en mí. Siendo muy gorila (antiperonista) en Capital,  en breve tiempo empecé a frecuentar la unidad básica de mi nuevo barrio. Como decía Ortega es ¨uno y las circunstancias¨.  Hay una lógica geográfica en el voto y en las prácticas políticas, y yo no escapé a esa lógica.
La segunda corona del conurbano es parte de la periferia del área metropolitana de Buenos Aires. A su vez, esta corona se puede dividir en dos partes; un área central, que corresponde a las inmediaciones de la estación de tren, área urbana consolidada, con servicios y calles asfaltadas, muy semejante al término medio de la Capital Federal.  Y por otro lado un área periférica, en general las zonas intersticiales a los ejes ferroviarios, donde la urbanidad no está consolidada, las calles son de tierra y faltan los servicios. Diremos en adelante que se trata de  la periferia de la periferia.
A la primera de estas zonas, la de urbanidad consolidada, corresponde un tipo de práctica política: la republicana. La misma atiende a instituciones, al individualismo, al voto y tiene un cariz abstracto. En la segunda de estas zonas, la periferia de la periferia, impera como práctica política el clientelismo, entendiendo como tal un modo de hacer política informal, de contraprestación, de cercanía física, de confianza mutua, de tipo más  concreto.
Al poco de mudarme tuve necesidad de ir al médico y el primer hospital no estaba cerca. La Martona, como cariñosamente llamamos a la manzanera que repartía la leche, me contactó con el Ruben, el puntero barrial. Él me dio un turno. No tuve que viajar y, mejor aún, el turno era dos días después. Así entendí que su servicio implicaba un atajo espacio-temporal.  El puntero es un eslabón necesario de la estructura informal. Si no hubiera informalidad en todos los ámbitos no habría puntero. Como retribución, subí al colectivo cuando me lo pidió para ir a al centro, una verdadera jornada de turismo.
Los punteros están fijados al territorio y ese territorio tiene un límite preciso. Con el tiempo fui precisando los límites del Ruben. Una jornada histórica cristalizó los límites punteriles. Fue el 29 de diciembre de 2001. Un día de desmovilización popular que intentaba retener a los vecinos en el barrio, ya durante el gobierno del Adolfo. Ruben nos dijo que los del barrio vecino iban a venir a saquear nuestras casas. Hicimos barricadas en las esquinas. Todos los punteros dijeron lo mismo en sus respectivos territorios, y desde un helicóptero se podría haber mapeado con precisión el área de dominio de cada puntero. (Es interesante notar que nosotros nos defendíamos de vecinos de dos o tres cuadras más allá, que conocíamos, pero de los cuales no teníamos las certezas que sí teníamos de los que estaban en nuestro territorio, porque esa certeza y esa confianza se fabrica en una relación que se articula mediante el  puntero.) Esa jornada histórica, donde murió gente en la segunda corona, no guarda registro fotográfico disponible. Humo, barricada, piedras: todo se lo llevó el viento. Pero está inscripto (de manera un tanto distorsionada) en la memoria de los vecinos. Claramente, no se difunde de la misma manera lo que pasa en capital  que lo que pasa en la periferia de la periferia, aunque eso le haya afectado la vida a 3 o 4 millones de argentinos. La geografía en el aula debe aportar a esas discriminaciones del espacio. 
Sin embargo, el lugar donde yo me había  mudado y que empezaba a hacerlo mío, es un caso singular. Tenía todas las características de la periferia de la periferia, sin embargo contaba con una estación ferroviaria urbana, la estación de Pablo Nogués, junto a la cual, había calles de tierra y una ruta nacional asfaltada, la 197. La zona no había prosperado porque se encontraba a la sombra de un polvorín, o sea, donde el ejército guarda la pólvora. Un asentamiento militar trae servicios complementarios en sus inmediaciones. Principalmente prostíbulos y cantinas de mala fama.  El perímetro del polvorín estaba plagado de este tipo de locales. Cuando se creó el municipio, en 1994, se decidió dotarlo de un centro administrativo en los terrenos del polvorín. Compraron el predio y se emplazó en su centro la municipalidad y el Concejo deliberante. Sobre el eje de la 197, a dos cuadras del ahora el ex polvorín,  prontamente se levantó un complejo de salud que incluyó tres hospitales, incluido uno para niños. Como la gente nace y muere en los hospitales la zona se pobló de servicios y negocios complementarios como pañaleras, casas fúnebres, florerías con coronas, y hasta un pequeño zoológico. Los hospitales no cierran y muchos negocios empezaron a permanecer abiertos las 24 horas. El progreso material fue aceleradísimo. En sólo 10 años se asfaltaron todas las calles en un radio de 20 cuadras de la municipalidad y se dotó al área de agua corriente, cloaca y gas. Como corolario se asentaron a vivir muchos profesionales, de la administración y de la medicina, provocando una sustitución progresiva de la población original.
Este cambio fue tan veloz que no permitió el desmonte pleno de las estructuras previas, lo cual se revela en el paisaje urbano. El prostíbulo se encuentra casi junto al hospital de niños y se pueden ver las cantinas llenas de humo de cigarrillo junto a doctores que consumen su almuerzo. Por supuesto, el aparato político que propicia las prácticas políticas clientelares, aunque disminuido, continúa en la zona, conviviendo con las prácticas republicanas ahora en ascenso.  Esto se materializa elocuentemente en el palimpsesto urbano. Las casas precarias hoy están junto a edificaciones más elegantes, pero son esas casas precarias las que señalan el ámbito de acción del clientelismo. Son los que aún van al gallego que les fía, son los que suben a un colectivo para ir a una manifestación, los que se pelean por una pared bien ubicada para pintarla con su candidato (que muchas veces es el mismo), son los que procuran buscar atajos, aunque el hospital ahora esté más cerca,  porque aún hay cosas que están lejos…
Uno se olvida rápido de las calles de tierra cuando llega el asfalto. Y sin querer queriendo me empezaron a salir nuevamente pelos de gorila. Pero en mi vida obró un milagro: me recibí. Y los colegios que siempre están disponibles son los de la periferia de la periferia, esos que pagan por ruralidad.
Trabajar en los colegios de la periferia de la periferia me reveló ciertos aspectos, en especial  la reclusión de amplios sectores de la población más vulnerable. Si la segregación espacial es un proceso que viene desde hace más de dos décadas también es cierto que esa segregación se la ha visto casi exclusivamente como segregación de tipo residencial. El problema hoy es que la gente no está saliendo a otras zonas ni siquiera por casualidad. Este es un proceso que se está acentuando principalmente por cuatro factores. En primer lugar la descentralización administrativa que acerca la burocracia a los vecinos. En segundo lugar el acondicionamiento de las plazas barriales, donde se celebran eventos musicales, artísticos, deportivos o quermeses los fines de semana, como para que los lugareños no viajen. En tercer lugar la desactivación del aparato político; ya no hay más salidas a capital para ver un acto político. Y en cuarto lugar el desempleo generalizado que mantiene en el barrio a aquellos que antes salían a trabajar. Cuando voy a esos colegios apartados cada vez veo más pibes en la esquinas, más vecinas que se juntan a tomar mate. Puede parecer un panorama copado, pero estas son manifestaciones de gente que no tiene nada que hacer y que está anclada a su barrio. (Mariano, un alumno, conoce Morón porque le queda de paso para ir a visitar a su papá, que está en Ezeiza, preso.)
Entre las nuevas teorías evolutivas hay una que dice que desarrollamos el cerebro gracias al bipedismo. Pararnos sobre dos piernas nos llevó a nuevos ecosistemas, a nuevos paisajes, nos obligó a adaptar el cerebro a nuevas exigencias. Caminando salimos de África y caminando llegamos a los confines del mundo. De alguna manera caminando nos hicimos geógrafos . Somos los únicos primates que viajamos. Los gorilas no viajan. Los gorilas se mueven en un radio de 10 kilómetros por diez kilómetros en la selva y no van más allá. Tienen una zona de confort intelectual, al igual que los vecinos de los barrios postergados.
Estamos en una situación complicada porque no se puede concebir un sistema a largo plazo en el cual los vecinos no salen de su barrio y los gorilas no salen de su selva. Estamos parados sobre una bomba de tiempo.

Como docentes de la segunda corona tenemos la fortuna de transitar entre esos dos mundos, el del clientelismo y el del republicanismo. Si un docente vive en uno de esos ámbitos difícilmente no trabaje en el otro. Somos privilegiados. Y no hubiese conocido los lugares más ¨alejados¨ de Tortuguitas y a Mariano de no mediar mi profesión. Porque yo también tengo mi zona de confort.  No obstante lo cual, voy a esos colegios, que muchas veces no tienen servicios o los tiene de forma deficiente. Y llego caminando, como corresponde. 
Obra realizada en barro. Exhibida en el Malba, a 36 kilómetros de Pablo Nogues.  





En defensa de Talcott Parsons

Lógicamente la labor de un sociólogo suele ser juzgada a la luz de las propias inclinaciones ideológicas. Es así como funciona el mundo; es así como estamos estructurados. Casi como una respuesta automática un socialista dirá que Talcott Parsons le desagrada y un conservador afirmará lo contrario.
Pero también podremos leer a Parsons desde un punto de vista estético. La forma en cómo logra armonizar a Weber, Durkheim, Freud, Pareto y otros es un portento. Se trata un sistema suficientemente coherente y amplio como para quedarse con la boca abierta. Además, no se puede negar que es un punto de vista muy especial para aquellos que estamos  habituados a otro tipo de discurso sociológico.
Leer a Parsons, con su escritura sinuosa, tediosa y poco mimosa, no me impidió entender lo más importante; que la belleza puede estar en todos lados. Solamente hay que salir a buscarla. Y la belleza no tiene derecha o izquierda. 

jueves, 12 de octubre de 2017

Seis observaciones sobre el ajedrez


No me es incómodo escribir una vez más sobre un juego en el que soy un mediocre. Es que lo amo. El problema en todo caso es que él no me quiere. Será por eso que termino reparando en las cosas que están más allá del tablero, pero lo suponen.
El ajedrez y su historia deja enseñanzas, dudas, reflexiones. Las competiciones de mayor jerarquía de un juego tan abstracto, intelectual y estratégico hacen escuela. Voy a brindar seis enseñanzas que he observado.
Ajedrez sin tablero. Sobre esta modalidad del juego, en la cual se dan cita dos personas sin tablero, ya he hablado en otro artículo. Sin embargo, me resta una moraleja. Estos jugadores son el colmo de la abstracción, la construcción de castillos de estrategias en la nada misma. Sin embargo, puestos a jugar frente a regulares competidores de los tableros reales invariablemente pierden. Es la demostración palmaria de que el pensamiento más abstracto necesita o al menos se potencia con lo material. El ajedrez sin tablero es como si Hegel no hubiese escrito libros ni dejado escuela.[i
 Ajedrez para ciegos.  Aunque algunos ciegos han probado el ajedrez sin tablero, ellos tienen su propio ajedrez con los casilleros y las piezas alteradas como para que puedan reconocerlas. Las piezas negras son más altas que las blancas, en tanto los casilleros negros también son más altos. Sin embargo, lo usual en los torneos es que las piezas estén pintadas de los colores convencionales. Hay ciegos que se han quejado por esto. Sostienen que sería como hacer las fichas de los ajedreces para videntes de diferentes alturas. Otra cosa hay que decir de los tableros. Son dos. Como deben tantear  para ver la distribución de las piezas, tanto las propias como las rivales, se duplican los tableros… pero no los contrincantes. Esto da como consecuencia que al ingresar a un torneo de ajedrez para ciegos lo que más sorprende al no advertido es que parece una multitud de personas jugando en solitario, y a los gritos, porque no necesariamente los oponentes están cerca y deben proclamar a viva voz la jugada que han realizado para que el otro las materialice en el otro tablero. Y esto es así por una sorprendente razón: los ciegos han logrado que al menos los videntes no los asistan en sus juegos. Era hora.
  Deep Blue o Cuando la liebre le ganó a la tortuga: Mijail Botvínnik fue aquel ajedrecista soviético y campeón del mundo que estaba obsesionado con desarrollar computadoras que vencieran a los de su especie. Mijail murió en 1995. Sólo dos años después, el  11 de mayo de 1997, una computadora con nombre y apellido, Deep Blue, le ganó por dos partidos a uno (con tres tablas incluidas) al campeón humano de ajedrez, Gary Kasparov. Lo hizo en tiempos también humanos. ¿Cómo se explica esto último? De la misma manera que una calculadora realiza las operaciones con una velocidad que ningún humano puede, Deep Blue ya le venía ganando a Gary en partidas en las cuales su oponente no podía tardar más de un segundo en mover pieza. No obstante lo cual, en partidos en los cuales los tiempos de movida no eran de modalidad super-relámpago, los humanos aún podían vencerla. Hoy, 20 años después, hay campeonatos entre computadoras y esas mismas máquinas entrenan a los campeones mundiales, tal vez humillándolos más de lo que ellos quieren. Finalmente, la liebre le ha ganado a la tortuga. Es lógico. Botvínnik, desde la abstracción más absoluta, aplaude.
Ajedrez y alcoholismo. El alcohol degrada. Pero para juzgar la degradación en su justa medida es necesario medir al alcohólico con un par. Por ejemplo, no sería justo decir que una gran estrella del mundo de la intelectualidad no se degrada al escabiar por el simple hecho de que sigue siendo genial en relación a un mediocre. Es necesario medirlo con alguien que esté a su altura. Es lo que le pasó al maestro Alexander Alekhine. Ya como campeón mundial descorchaba más de lo debido. Así fue como perdió el título contra Max Euwe en 1935. Luego, deprimido, se tomaba hasta el líquido de freno, y aunque la careteaba (medía los sorbos antes de los encuentros), en 1936 perdió ante el número 10 del mundo. Por supuesto. alcoholizado le seguía infringiendo aplastantes derrotas a eximios ajedrecistas y brillando en simultáneas. El problema de Alekhine era el top ten.  Hizo un esfuerzo de voluntad. En 1937 recuperó el título: le había ganado al alcohol.
Bobby Bobo: El estadounidense Bobby Fischer, aquel que ganara el título ante el soviético Boris Spaski en un verdadero duelo de la guerra fría al estilo Rocky-Drago, pero de perfil intelectual, es un buen ejemplo de cómo se puede ser un genio en materia de tableros y un verdadero bobo en el resto de las cosas. Fischer nunca le dio la revancha a Spaski. Primero se volvió anti soviético, después anti yanqui y finalmente antisemita, siendo él mismo de origen judío. En 2001 sorprendió al mundo festejando el atentado contra las torres gemelas, tan gemelas como las del tablero. Tenía un delirio persecutorio paranoide. Vivió desde el preciso momento en que ganó la corona de campeón pensando que era perseguido y espiado. Primero la KGV, luego la CIA, después  la Mosad. Todos estaban tras de él. Finalmente cayó preso cuando ya no hubo país que lo refugiara. Era un pobre infeliz sin paz que había llenado todos los casilleros. Y un genio, claro.
Polgár lo hizo. Hay temas que son tabúes. Uno, omitido hasta la demencia, es el de la disparidad muy acusada que hay entre hombres y mujeres en el ajedrez. Sabido es, o debería ser, que desde hace años los torneos que siempre ganan los varones están abiertos para mujeres, que también tienen sus campeonatos propios. Las mujeres no han prosperado en los rankings junto a los varones y eso lleva a muchos a conclusiones facilistas que suponen al hombre más inteligente que la mujer. Estas afirmaciones ajustan la inteligencia a un solo aspecto de la inteligencia y, en fin de cuentas, a un juego. (Sin ir más lejos, si el ajedrez es el criterio para medir inteligencia yo soy un imbécil). Sin embargo, yo prefiero ver en ello una diferencia de formación. Judit Polgár es un elocuente ejemplo en este sentido. Si 1997 fue el año en que una computadora le ganó al campeón Kasparov, 2002 fue el año en que el mismo campeón perdió con una mujer: Judit. Debería de haber sido tapa de todos los diarios del mundo, pero pasó desapercibido, tabú de por medio. Polgár es hija de Laszlo, un gran maestro y escritor de estrategias de ajedrez que sin embargo nunca llegó a una final del mundo. Laszlo nunca vio a sus dos hijas como otra cosa que ajedrecistas, sin importar el sexo. Las alentó, las acompañó en la práctica del ajedrez y un buen día surgió un problema: las chicas estaban preparadas para un torneo mayor e instintivamente se anotaron en un gran torneo de maestras. Lazslo las retó, las persuadió; las anotó en el torneo de hombres. Él, que ya perdía siempre en el tablero con sus hijas, ganó la apuesta: ellas salieron campeonas. Luego vino el campeonato mundial, y en ese contexto fue que Judit, a quien no le gusta ser llamada la más grande ajedrecista de la historia, le ganó a Kasparov. Sin embargo, ese hecho no se ha vuelto a repetir y ya van 15 años. (Además, los otros cinco partidos de la serie los ganó Kasparov) Actualmente la China Hou Yifan, primera mujer del mundo, está rankeada en el puesto 110. Y un consejo: tengan cuidado. No vayan por el mundo diciendo estas cosas porque la gente escucha lo que quiere escuchar y pueden tener muchos problemas. Como los problemas que tiene Maria Cubel, de la Universidad de Barcelona, por estar investigando cual podría ser la razón de semejante diferencia en el tablero. Igualmente, no se preocupen tanto. Los que los agredan son lisa y llanamente tontos, independientemente del sexo.[ii]

Algunos sitios consultados:




[i] Por supuesto que un campeón de la materialidad como Kasparov, puesto a jugar con un experto de ajedrez sin tablero, tiene todas las de perder. Pero el juego estaría degradado, porque el juego más perfecto siempre supone ver.
[ii] En este artículo hablo de sexo, no de género, y por obvias razones. 

martes, 19 de septiembre de 2017

El urbanismo masónico

(Este artículo fue publicado por la revista Armar la ciudad de la Universidad de General Sarmiento en el número de agosto de 2017) Enlace:   http://www.ungs.edu.ar/ms_ico/?p=7076


Los masones han dejado su sello en muchas ciudades, especialmente en aquellas que son sedes de poder político. Nuestro país no ha sido ajeno a esta influencia y tanto Buenos Aires como La Plata así lo demuestran. Sin embargo, el secretismo que envuelve a esta organización ha invisibilizado sus aportes al urbanismo.

El 24 de junio se cumplieron trecientos años de la fundación de la masonería. Fue en 1717, en Londres, cuando varias logias decidieron fusionarse bajo el ideario de la Ilustración y contra ciertos dogmas de la Iglesia Católica. También son trecientos años de historia urbana, porque los masones han dejado una huella imborrable en la traza y en la configuración de muchas ciudades.           
Esta organización, defensora de las ciencias, la exactitud y el constitucionalismo,  ha elevado obeliscos, estatuas, tendido diagonales, demolido iglesias y  abierto espacios verdes. Pero las características  más sobresalientes de sus intervenciones urbanas son dos. En primer lugar se ha diagramado la trama de las zonas centrales de muchas ciudades, especialmente aquellas que se vinculan al poder, a partir de sus símbolos, principalmente  la escuadra, los triángulos el compás y los obeliscos. Y en segundo lugar, que el simbolismo de esas diagramaciones permanecieron y aún permanecen como un tema poco transitado por la mayoría de los estudiosos.
Tal vez la ciudad a la cual se le ha dedicado mayor estudio al respecto sea Washington. Sabido es que los libertadores de ese país y la mayoría de quienes les sucedieron eran masones. La capital de los Estado Unidos está llena de estructuras de compás y escuadra tanto como  triángulos y obeliscos. Entre estos últimos es de destacar el Jefferson Pier. Este pequeño obelisco es el que triangula perfectamente con la Casa Blanca y el capitolio, (no el más famoso que está a unos metros.) 
La Plata, capital de nuestra provincia de Buenos Aires, está conformada por varios juegos de compases y escuadras. El más notorio es aquel cuyo vértice de noventa grados coincide con la plaza San Martin y la plaza Moreno, sedes de  la casa de gobierno y el palacio municipal, respectivamente.   
El caso de Buenos Aires es muy especial. Durante años se dijo, muy informalmente, que las diagonales existentes en su centro tenían un trasfondo masónico, hasta que el arquitecto Carlos Urria estudió el asunto con detenimiento. Los tres poderes del centro porteño conforman vértices de un triángulo. Si realizamos un círculo tangencial a los lados del triángulo notaremos que en su centro se encuentra la sede de la Gran Logia Argentina, sita en Perón 1242. Lo realmente interesante es que esta sede central de la Masonería fue levantada años antes que el Congreso de la Nación y el Palacio de Justicia.  
Casi siempre los masones se mostraron muy inclinados por los emprendimientos urbanos. Fue, según la mayoría de las fuentes, José I, hermano de Napoleón Bonaparte, quien introdujo la masonería en España, con la Logia Gran Oriente de Francia. Cuando se instaló como monarca en Madrid, en 1808, entendió que la ciudad dejaba mucho que desear. Durante sus cinco años en el poder se dedicó a demoler muchas iglesias, conventos y barrios medievales, dejando en muchos de esos lugares espacios verdes. Testigo de su iniciativa es la Plaza de Oriente, que ciñe desde entonces al Palacio Real. (Imagen 5)
Por último, las logias son para iniciados, es decir, para gente que ha elegido un camino de secretismo o al menos de discreción. Sólo conocemos aquellos símbolos inscriptos en nuestras ciudades que son públicos, no aquellos que conocen los iniciados de los grados superiores. Esto demuestra que no siempre tenemos la posibilidad de saber cuáles fueron las razones verdaderas que terminaron dando la configuración del espacio urbano. Los símbolos inscriptos en las tramas de muchas ciudades configuran verdaderos criptogramas que sólo unos pocos saben y pueden leer. Sin embargo, el secretismo mismo de la organización y el sinfín de simbolismos que no dan a conocer ha supuesto que mucha gente crea en conspiraciones, incluso en conspiraciones interplanetarias. Cuando hay casilleros vacíos es tentador llenarlos con cualquier ficha. Yo me abstengo.
Los masones han demostrado pasión por el urbanismo,  no por nada ¨masón¨ viene de una palabra que quiere decir ¨albañil¨. No fueron los únicos, (y podemos pensar por ejemplo en todas las intervenciones papales que tuvo Roma), pero han dejado una huella indeleble, una huella de la que se habla menos, pero que se nota mucho. Y este 24 de junio (para ser exactos el 5 de julio próximo, porque en 1717 los británicos  manejaban el calendario juliano y no el actual), va a haber motivos para que los urbanistas, los geógrafos, los arquitectos y todos aquellos que amamos las ciudades y sus construcciones festejemos, aunque tal vez nadie más se entere. Es un secreto.
Washington
Buenos Aires
La Plata 


Fuentes:


domingo, 6 de agosto de 2017

El amor de una sinvergüenza

Tengo el buen hábito de desconfiar de las historias que cierran a la perfección, de los malos escritores, de los que vuelan bajo. Tengo el gran mérito de entender que las historias perfectas corresponden más a la realidad que a la ficción, y cuando se dan, son increíbles.  Estas últimas merecen ser contadas, no ficcionalizadas.
Voy a contar una historia real que se llevó al cine con un nivel de idiotismo apabullante: el amor entre la profesora  de filosofía y literatura, Doctora Rosario Casas Dupuy, y el espía norteamericano Aldrich Ames.  El principal error de la película, intitulada CIA Mole Aldrich Ames, es que ella aún vive y por lo tanto la historia no ha concluido. Yo estuve averiguando en qué anda.
Ames fue un famoso espía. Trabajaba para la CIA (Agencia Central de Inteligencia). Le pagaban bien. Recorría el mundo buscando captar agentes de la KGV soviética para que vendan información valiosa al capitalismo. Un día, en México, conoció a Rosario, una intelectual de fuste, colombiana, trepadora. Ella no era linda y él no era intelectual.[1]  Aldrich  se enamoró perdidamente de la inteligencia de Rosario. Rosario fue conquistada por la billetera de Aldrich, quien estaba casado y se divorció para poder unir su nombre al de la Doctora, especialista en literatura inglesa, a quien superaba en once años, mas no en inteligencia. Corría 1985.
En las relaciones de pareja uno se acostumbra a todo: al cuerpo del otro, también a la billetera. Rosario quiso renovar los votos con Aldrich quejándose recurrentemente por la falta de numerario. Gastaba mucho más de lo que el sueldo de espía le reportaba a su marido. Amenazó con dejarlo si no hacía algo para incrementar la liquidez del hogar. Ames actuó con la misma temeridad que Lee Harvey Oswald , (tema que ya he tratado, ver aquí ): entró en una embajada enemiga para ofrecer sus servicios. Lo hizo en pleno día, cuando Washington estaba despierta: tan enamorado estaba Aldrich. Nadie sospechó. Al contrario que Oswald, nunca había simpatizado con el comunismo. Más aún: nunca había simpatizado con el capitalismo. No al menos hasta que conoció a Rosario. Los soviéticos le pagaron (y le seguirían pagando) muy bien por su información. Millones. Aldrich se vendió a los comunistas para satisfacer los deseos capitalistas de su mujer. A pesar de que, como en una de gansters, cambiaron las cortinas, el auto, la casa  y se dieron por las joyas que brillan, los perfumes que duran, los sirvientes que se visten de etiqueta y las mascotas con papeles, nadie sospechó. Ames era listo, pero no tanto. Era un perro fiel. No daba el perfil de garca. No empezaron a sospechar tampoco cuando repararon en ella, en los abrigos de bisonte, en los relojes con pulsera de cocodrilo. Era una reconocida profesora universitaria especializada en Shakespeare, algo normal. Finalmente Rosario ingresó a la CIA por mediación de su dorima. Y su sed de dinero no conoció techo. Vendió secretos, y los vendió muy bien. Entusiasmada, empezó a vender gente. 
En 1994, cuando la guerra fría ya era historia, Aldrich Ames fue apresado, juzgado y condenado. Rosario Casas Dupuy fue perdonada por ser extranjera y principalmente porque Ames logró bajo cuerda un arreglo para que pudiera salir sin consecuencias. Él lo dio todo por ella. Se sabe que al menos 10 espías estadounidenses fueron ejecutados en la Unión Soviética por los datos aportados por Aldrich y Rosario Él nunca se arrepintió. ¿Ella se arrepintió?
Hoy la encontré con unos cómodos 64 años en el Youtube, con todas las joyas puestas, leyendo con unos alumnos de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia unos pasajes de La Tempestad y de Romeo y Julieta. No salía de mi asombro. Tuve que chequear si realmente era ella. Un documental sobre espías del mismo canal de internet me confirmó inapelablemente que sí, ni más ni menos, es ella, casi un miembro de la iglesia. Termina el video con el siguiente pasaje de la historia de amor ambientada en Verona (Acto 2; escena II), leído por ella misma en un excelente inglés : 

                 ¡Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? ¿Por qué no renuncias al nombre de tus padres? Y si careces de valor para tanto, ámame, y no me tendré por Capuleto (…): Acaso no eres tú mi enemigo. Es el nombre de Montesco, que llevas. ¿Y qué quiere decir Montesco? No es pie ni mano ni brazo ni rostro ni fragmento de la naturaleza humana. ¿Por qué no tomas otro nombre? La rosa no dejaría de ser rosa, tampoco dejaría de esparcir su aroma, aunque se llamara de otra manera. Asimismo mi adorado Romeo, pese a que tuviera otro nombre, conservaría todas las buenas cualidades de su alma, que no las tiene por herencia. Deja tu nombre, Romeo, y a cambio de tu nombre que no es cosa esencial, toma toda mi alma.

Sería bueno recordar que la señora se ha quitado el apellido de su marido y vive de su herencia.

Fuentes:
Para verla cuando joven, en el minuto 41:25 de este documental:
Rosario hoy:
La película:
otras fuentes:





[1] No puedo evitar decirlo, pero lo que uno admira de Anna Chapman es, más que su belleza, más que su condición de espía, más que su confesión de ser espía, es todo el negocio que se armó con todas esas armas. Hoy, con solo 35 años, se llenó de oro y hasta tiene su propia barbie. (¿Mata Hari? Hari nunca reconoció ser espía.) 

domingo, 30 de julio de 2017

Turismo urbano II: Palermo por cuatro

Eso: flexibilización al mango

La tarde nos reunió en Godoy Cruz 1686, Palermo. Saimon  había prometido una sorpresa. No fue claro;  sedujo con palabras como ¨innovación¨, ¨tecnología¨, ¨emprendimiento¨ y speeches del tipo ¨el mejor laburo del mundo¨, ¨lo que se viene¨, ¨tengo sed de más¨,  ¨el alcohol no flota¨, ¨se van a caer de culo¨. Pero ni en el más atrevido de nuestros pronósticos  hubiéramos imaginado…
            ¿Cómo explicarlo? Vos llegás a una de esas casas de Palermo Soho que perteneció a Aníbal, el personaje loser de Juan Carlos Calabró, pero que han reacondicionado como para un winner total. Abre la puerta una hermosa mujer y te recibe con un beso: ¨yo soy Greta¨. Otra hermosa mujer, casi tomándote de la mano, te dispara: ¨acompáñame¨  y a renglón seguido te deja en un pasillo oscuro  al pié de una escalera coronada por una puerta: ¿la oficina de Saimon? Los primeros que bajan son unos flacos sudados en exceso y con la corbata floja. Por lo que hablan entendés que han jugado al ping- pong. Se cruzan con Greta y uno la manosea;  son amigos. Luego la manosea el otro. Luego te invitan a que  la manosees. Por supuesto, no es en serio, son compañeros de trabajo y vos sos nadie, aunque ya te han incluido de algún modo: ellos son los winner y vos sos Aníbal.
Finalmente baja Saimon. Es mi amigo,  un pibe de barrio, sonrisa gardeliana-bergaraleumanniana, de absoluta confianza, intachable. Henry y yo lo seguimos. Cruzamos una habitación llena de gente que, se adivina, está super al pedo. (No recuerdo exactamente qué hacían, pero era como si estuviesen releyendo mensajes viejos en el celu.)  Luego entramos en una habitación con ventanas a la calle donde alguna vez seguramente durmió alguien, más tarde se improvisó un kiosquito y a la postre remataron los cambios con estas dos mesas de bar y esta barra con mucha onda que ahora veíamos. En las mesas había cuatro personas, dos de ellas eran bellezas junto a algo parecido a diminutos vasos verdes. Extrañamente, atrás de la barra no había botellas ni nada que se le parezca; había eso que ahora por contrato no puedo ventilar. En adelante lo llamaré Eso. Lo más que puedo hacer por usted, querido lector, es copiar lo que dice como promoción la página web:

¨Una propuesta de negocios, innovadora y revolucionaria. (Censurado) se propone como el nuevo sistema de bar para uso doméstico con propuestas divertidas para la preparación de infinitas variedades de (censurado) . Es un producto Argentino fabricado en el país y cuenta con solicitudes de patentes en los principales países del mundo […]
Estamos seleccionando empresarios visionarios para la apertura de nuevas Boutiques (Censurado)¨

            Delante de la barra está Cristian, simpático, sumamente informal, todo en él destila alcohol, calle, noche y… Eso. La escenografía es realmente impactante. Hay decenas de Esos tras la barra, elípticos, chiquitos, coloridos. Crístian le pregunta a Saimon si ya nos ha adelantado algo del proyecto, las oportunidades, los atajos… Saimon contesta vagamente, dejando todo en manos de Cristian, que comienza su amistoso discurso aclarando que Saimon no pudo haber contado más que generalidades porque ¨por contrato¨ no podía entrar en detalles. Realmente me sorprende comprobar que, en efecto, Saimon, gran amigo, me ocultara cosas. Una belleza corre tras la barra y recupera el celular que había dejado cargando. Henry anuncia que quiere ir al baño. La señorita lo acompaña. Cristian pregunta retóricamente si yo sabía que los negocios hoy se hacen de otra manera, que estamos entrando en un mundo nuevo, pero nuevo de verdad, con una logística diferente, donde la materia gris es el capital más importante. Sólo los elegidos interpretan esa metamorfosis, afirma; sólo ellos van a prosperar y los que se queden en el camino verán pasar el tren a mil por hora, agrega Saimon. Digo estar de acuerdo en  todo porque no quiero pasar por tonto, desagradecido o mal amigo. Tengo una visión, Gianni Lunadei y Federico Luppi  vuelven a hablar. Regresa Henry. Cristian me alienta a que yo le explique lo hablado. Tímidamente me rebelo: ¨vos me querés empezar a probar como vendedor¨. Se ofende: ¨acá no hay vendedores, somos simplemente un grupo de amigos¨. Me rebelo de nuevo: ¨ ¿Quién es el jefe?¨ Para mi sorpresa me contesta Saimon: ¨Acá no hay jefes, o mejor dicho; todos somos jefes¨ A lo cual redondea Cristian: ¨somos un equipo. El individuo aislado no es nada. La inteligencia colectiva es el mundo que se viene. O se trabaja en equipo o se muere¨. Y afloja con un chiste: ¨Lo único que hacemos individualmente es jugar al ping-pong, porque ya probamos por parejas y no funciona.¨ Saimon intenta cerrar: ¨Si, Jóse, yo vengo a trabajar contento¨ Lo cual es censurado por su colega: ¨No, Saimon, acá no trabajamos, nos divertimos¨ Ansioso, apuro: ¨ ¿Y nosotros dónde entramos?¨ Siniestramente, Cristian cruza una mirada cómplice, pero no con Saimon, sino con las bellezas  que están sentadas en una de las mesas. (En otras palabras, no solo no había jefes ni vendedores, tampoco había clientes.) Vienen con dos vasos verdes. Tomamos. ¨Parece café¨, dice Henry. ¨Es café¨, aclara Simón. Cristian remata poniendo unos papeles sobre la barra: son los contratos que debemos firmar para poder tener el privilegio de tomar Eso. La firma incluye un ¨abono de ingreso al club¨; un monto como para cargar la SUBE hasta fin de año. Pagamos.  Firmo y juro por mi madre mantener el secreto. Otro tanto hace Henry. Para sellar el pacto nos sirven Eso. Fue un brindis. Todo legal.
            Smartdrink es un ejemplo elocuente de la flexibilización laboral. Es como una puesta en escena donde los actores cumplen un rol, pero mañana pueden cumplir otro. El lugar no es un bar, ni una discoteca, ni un café literario, ni una oficina, ni un cabaret, ni un club, pero parece todas esas cosas juntas. (La gente siempre ve lo que quiere ver). Nadie manda; alguien lidera. No hay horarios: se trabaja siempre que puedas, dentro de las 24 horas, y te pagan siempre  que puedan y siempre que consigas amigos. Nadie te suspende, simplemente ¨te dan franco¨. Si querés volver tenés las puertas abiertas, pero como en el mundo del revés: vas a tener que pagarles el café y la mesa de ping-pong a tus amigos, que van todos los días a jugar. Lo bueno del juego es que siempre conocés gente nueva, porque los amigos del club rotan: así como algunos deciden no volver por tiempo indefinido otros ocupan ese lugar, de onda. No vi gente mayor, no tienen futuro. El producto no se puede usar más de una vez para su uso principal, pero puede terminar como maseta o como un juguete para tu pibe. No se bebe ni se toma: ¨se gestiona¨. Y si no te gusta no se devuelve; ¨se vuelve a compartir¨.            
                  Debo decir que me pareció una idea genial. Hablo en serio. El producto es todo lo rico que te podés imaginar y tiene los efectos del Soma de Huxley o del Garombol. Pero en el mismo producto está la flexibilización: cada persona debe, con un poco de pericia, aprender a preparar Eso. Es como si uno fuera su propio barman. Los amigos son racionales y sabrán gestionar. Para ser ducho en el tema uno debe probar varias veces, comprar hasta aprender, comparar los resultados, cambiar de táctica. Y cuando uno aprende, no puede parar, porque es como una batería interminable de sabores y una fábrica de paraísos artificiales.
Es todo lo que tengo permitido decirles. Para más información diríjanse al local. Sé que al lector le quedará la duda: ¿Soy sincero o simplemente te estoy vendiendo algo? Repito: no hay vendedores, yo soy tu amigo.
                                                     
El balcón del Che

El Che era miembro de una familia de clase media-alta, como casi todos los revolucionarios, y en otro lugar ya he hablado de su ilustrísimo linaje. Gracias a la plata de papá poseemos gran cantidad de fotos del Che en su juventud, anteriores a su fama, a sus ataques de masoquismo y  a su martirio buscado. En una de ellas—que a mí me encanta—lo vemos tendido en un balcón de la calle Aráoz 2180, como soñando. Sabido es que, además de Che, su apodo era El Quijote. Según el biógrafo Pierre Kalfon, Guevara amaba al personaje de Cervantes, y está visto que el sobrenombre era acertado desde el momento en que ambos estaban locos y eran idealistas; ni más ni menos que yo mismo cuando en mi primera juventud quería salir a cambiar el mundo. Afortunadamente—para el mundo—no tenía ni un centavo.
Con nostalgia nos dirigimos con Henry— y con Eso en las venas— a la casa del Che, donde por cuatro años se la pasó leyendo hasta que se le secó el cerebro. Por extraño que parezca, cuando el Che era joven su casa se encontraba en un barrio mejor que el actual, porque esa  zona de Palermo hoy está ocupada por sectores medios y no medios-altos. Eso sí, el lugar era el mismo que en los noventa habíamos conocido: un edificio de apartamentos lleno de balcones  inocuos emplazado en el mismo lugar donde alguna vez estuvo el del revolucionario. Por suerte dos de las ochavas de Aráoz y Paraguay son edificaciones antiguas que seguramente el Che hoy mismo podría reconocer, esas ochavas que daba vuelta regularmente para ir caminando por Paraguay hasta la facu de Medicina, donde estudiaba. 
         Pero algo había cambiado desde nuestra última visita. Sobre las persianas de los negocios del zócalo hay cuidados dibujos que lo recuerdan. En la esquina hay una placa en la vereda que anuncia al famoso vecino de otros años. Ya no es como en la época de Menem, los vecinos ahora saben quién vivió allí. Tal vez no sepan mucho: una vecina afirmó ante nuestra pregunta: ¨en esa esquina mataron a un subversivo¨. Al igual que otras veces tocamos el Primero A para saber si quien allí vive sabe que está todos los días ocupando el sagrado espacio que alguna vez… Una mujer contestó  haciéndose soberanamente la boluda, pero se notaba que sabía. No obstante lo cual, su curiosidad la empujó hacia el balcón. Cuando miramos para arriba nos encontramos con una cara asustada, horrorizada: la pobre doña veía a dos con anteojos, yo con barba, mirando hacia el balcón, su balcón, el balcón del Che, con la cámara en la mano. No llegó a decir nada. Corrió hacia el interior. Y, ante la duda, nosotros también nos fuimos, corriendo, como dos adolescentes en los noventa.
                                              
La muerte de Prats

Corrimos hacia otro sector de Palermo, más caro, mucho más caro. Puntualmente a República Árabe Siria 3351, que en los años setenta aun se llamaba Malabia y hoy es su continuación. El general Prats y su esposa vivieron allí. El general, como se sabe, había sido el jefe del ejército chileno y fue desplazado por Pinochet. Legalista de pura cepa, pensó que en la Argentina de Isabel—en principio una democracia—se iba a sentir seguro. Bueno… el 30 de septiembre de 1974 pusieron una bomba en su auto. Logró arrancar, salió del garaje y él y su mujer volaron por los aires justo cuando el auto se encontraba sobre la vereda que ahora tiene una placa que conmemora el hecho. Pero he aquí un dato curioso. La placa es de diseño muy similar a la otra, la del Che. En esta se lee la fecha en que fue puesta: 2008. Gracias a ello, podemos conjeturar que la placa de Guevara fue puesta también por el Kirchnerismo. Esto no sería nada si no fuera porque fue en ese tiempo en que se avanzó judicialmente con la investigación y, lo más importante, fue en ese momento en que se persiguió a Isabel para, según mi análisis (ver  aquí ) limpiar el camino presidencial de Cristina, dado que en la memoria colectiva la presidenta mujer de… aun era sinónimo de la mujer de Perón para mucha gente.

Los platos de Isabel

 Por lo tanto nos dirigimos a la casa de Isabel, en Migueletes 789. Al igual que la de Guevara, hoy se ha convertido en un edificio de unos nueve pisos. El portero se llama Luis, y es un tipo de lo más simpático. Cuenta que en el barrio no muchos saben quién habitó ese lugar. Él lo sabe porque lleva dos décadas como portero y no somos los primeros que venimos, aunque la señora nunca volvió. Como zócalo comercial hoy hay un negocio que vende vajillas, casi una ironía ver tantos platos vacios  justo donde ha pasado esa inútil copera. Según la biografía de Sáenz Quezada, la familia de Isabel habitó la casa hasta el final, pero ella tenía un motivo para no regresar: odiaba a su familia. Por supuesto, ninguna placa la conmemora. El portero atribuye la omisión al hecho cierto de que aún vive. Y puede ser así.

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