(Este artículo fue publicado por la revista Armar la ciudad de la Universidad de General Sarmiento en el número de agosto de 2017) Enlace: http://www.ungs.edu.ar/ms_ico/?p=7076
Los
masones han dejado su sello en muchas ciudades, especialmente en aquellas que son sedes
de poder político. Nuestro país no ha sido ajeno a esta influencia y tanto Buenos
Aires como La Plata así lo demuestran. Sin embargo, el secretismo que envuelve
a esta organización ha invisibilizado sus aportes al urbanismo.
El 24 de junio se cumplieron
trecientos años de la fundación de la masonería. Fue en 1717, en Londres,
cuando varias logias decidieron fusionarse bajo el ideario de la Ilustración y
contra ciertos dogmas de la Iglesia Católica. También son trecientos años de
historia urbana, porque los masones han dejado una huella imborrable en la
traza y en la configuración de muchas ciudades.
Esta organización, defensora de las
ciencias, la exactitud y el constitucionalismo, ha elevado obeliscos, estatuas,
tendido diagonales, demolido iglesias y abierto espacios verdes. Pero las
características más sobresalientes de
sus intervenciones urbanas son dos. En primer lugar se ha diagramado la
trama de las zonas centrales de muchas ciudades, especialmente aquellas que se vinculan al
poder, a partir de sus símbolos, principalmente la escuadra, los triángulos el compás y los
obeliscos. Y en segundo lugar, que el simbolismo de esas diagramaciones permanecieron
y aún permanecen como un tema poco transitado por la mayoría de los
estudiosos.
Tal vez la ciudad a la cual se le ha
dedicado mayor estudio al respecto sea Washington. Sabido es que los libertadores
de ese país y la mayoría de quienes les sucedieron eran masones. La capital de
los Estado Unidos está llena de estructuras de compás y escuadra tanto
como triángulos y obeliscos. Entre estos
últimos es de destacar el Jefferson Pier. Este pequeño obelisco es el que
triangula perfectamente con la Casa Blanca y el capitolio, (no el más famoso
que está a unos metros.)
La Plata, capital de nuestra provincia
de Buenos Aires, está conformada por varios juegos de compases y escuadras. El
más notorio es aquel cuyo vértice de noventa grados coincide con la plaza San
Martin y la plaza Moreno, sedes de la
casa de gobierno y el palacio municipal, respectivamente.
El caso de Buenos Aires es muy
especial. Durante años se dijo, muy informalmente, que las diagonales
existentes en su centro tenían un trasfondo masónico, hasta que el arquitecto Carlos
Urria estudió el asunto con detenimiento. Los tres poderes del centro porteño
conforman vértices de un triángulo. Si realizamos un círculo tangencial a los
lados del triángulo notaremos que en su centro se encuentra la sede de la Gran
Logia Argentina, sita en Perón 1242. Lo realmente interesante es que esta sede
central de la Masonería fue levantada años antes que el Congreso de la Nación y
el Palacio de Justicia.
Casi siempre los masones se mostraron
muy inclinados por los emprendimientos urbanos. Fue, según la mayoría de las
fuentes, José I, hermano de Napoleón Bonaparte, quien introdujo la masonería en
España, con la Logia Gran Oriente de Francia. Cuando se instaló como monarca en
Madrid, en 1808, entendió que la ciudad dejaba mucho que desear. Durante sus
cinco años en el poder se dedicó a demoler muchas iglesias, conventos y barrios
medievales, dejando en muchos de esos lugares espacios verdes. Testigo de su
iniciativa es la Plaza de Oriente, que ciñe desde entonces al Palacio Real. (Imagen
5)
Por último, las logias son para
iniciados, es decir, para gente que ha elegido un camino de secretismo o al
menos de discreción. Sólo conocemos aquellos símbolos inscriptos en nuestras
ciudades que son públicos, no aquellos que conocen los iniciados de los grados
superiores. Esto demuestra que no siempre tenemos la posibilidad de saber
cuáles fueron las razones verdaderas
que terminaron dando la configuración del espacio urbano. Los símbolos
inscriptos en las tramas de muchas ciudades configuran verdaderos criptogramas
que sólo unos pocos saben y pueden leer. Sin embargo, el secretismo mismo de la
organización y el sinfín de simbolismos que no dan a conocer ha supuesto que
mucha gente crea en conspiraciones, incluso en conspiraciones interplanetarias.
Cuando hay casilleros vacíos es tentador llenarlos con cualquier ficha. Yo me
abstengo.
Los masones han demostrado pasión por
el urbanismo, no por nada ¨masón¨ viene
de una palabra que quiere decir ¨albañil¨. No fueron los únicos, (y podemos
pensar por ejemplo en todas las intervenciones papales que tuvo Roma), pero han
dejado una huella indeleble, una huella de la que se habla menos, pero que se
nota mucho. Y este 24 de junio (para ser exactos el 5 de julio próximo, porque
en 1717 los británicos manejaban el
calendario juliano y no el actual), va a haber motivos para que los urbanistas,
los geógrafos, los arquitectos y todos aquellos que amamos las ciudades y sus
construcciones festejemos, aunque tal vez nadie más se entere. Es un secreto.
Washington |
Buenos Aires |
La Plata |
Fuentes:
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