viernes, 30 de noviembre de 2012

Cómo viajar al futuro leyendo los diarios viejos

Cómo viajar al futuro leyendo los diarios viejos
Viajar al futuro es una tarea difícil, pero no imposible. Einstein y sus epígonos llegaron a razonar que  viajando a velocidades cercanas a la de la luz el tiempo se contrae y eso permite un salto en el tiempo hacia adelante. Otros colegas de Einstein sospecharon que cayendo en una singularidad astronómica llamada “agujero negro” podíamos experimentar resultados parecidos, y varios escritores de ciencia ficción aprovecharon esa sospecha para consagrar novelas, la más famosa de las cuales quizás sea El planeta de los simios, de Pierre Boulle. También el estado vegetativo de ciertos pacientes, que despiertan después de un largo y añoso sueño puede entenderse como una forma de viaje en el tiempo, aunque no como una forma deseable de realizarlo. Finalmente, con un poco de imaginación, aislarnos de las noticias por un tiempo prolongado nos puede convertir en los dueños del reloj.
                Pero hay una forma de viajar en el tiempo que es más sencilla, aunque inaccesible a la mayoría de las personas: develar por el mero análisis cuál es la agenda periodística que está siguiendo un diario. En otras palabras: si razonamos lo que dicen en las últimas semanas, podremos conjeturar lo que dirán mañana. Para viajar al futuro hay que volver al pasado.
 Mucha gente cree que la agenda periodística es sencilla y lineal, sin complicaciones. Por dar un ejemplo: la agenda de este mes se centra en la inseguridad. Entonces durante todo el mes tendremos noticias de este tipo. Sin dejar de ser esto cierto, no deja de ser un caso bastante torpe y de poco vuelo. La mayoría de las veces no es así. Estas agendas se han venido complejizando en los últimos tiempos hasta niveles muy sutiles. Se ha tornado una secuencia que se parece a capítulos de una novela. Por eso mismo, es muy importante releer los diarios de una o dos semanas de antigüedad para conocer hacia dónde están fabricando la agenda, para saber cómo puede terminar la novela.
No encuentro mejor manera de explicarme que refiriéndome a mi propia experiencia, a la forma en que yo aprendí a viajar en el tiempo.
En 2007 me encontré, por varios días, con una noticia persistente, (con una agenda). El gobierno de Néstor Kirchner quería traer al país a la ex presidenta Estela Martínez de Perón, para someterla a juicio. La noticia había sido lanzada desde el diario oficialista Página 12 como un pedido de la justicia Argentina. Los diarios de la oposición se hicieron eco de lo que muchos— en especial la derecha peronista— consideraban una persecución política.
Con los días llegué a la conclusión de que el tema no tenía que ver necesariamente con una cosa ni con la otra. El caroso del tema era algo más sutil. Por aquellos días se hablaba de si el candidato del oficialismo iba a ser pingüino o pingüina. Tuve una revelación: iba a ser ella, iba a ser pingüina. Con la persecución a la oligofrénica—y por lo tanto inimputable—  Isabelita, se estaba tratando de limpiar la imagen  pública de una mujer presidente.   En efecto, gran parte de la ciudadanía podía percibir más las semejanzas entre ambas que las diferencias. Ambas eran mujeres peronistas. Ambas eran esposas de un presidente carismático que las precedía y que las promovía en el cargo. Entonces, era necesario atacar a Isabel para defender a Cristina.
Con el tiempo noté que estas estrategias, consistentes en hablar de un tema para predisponer u orientar a la opinión pública en otro tema, son prácticas muy comunes en nuestros días. No se habla del tema más importante, del tema de fondo, sino de algo relacionado tangencialmente, que lo toca indirectamente.
Me gustaría graficarlo con dos agendas paralelas recientes, una del oficialismo y otra de la oposición. Ambas escondían el mismo tema de fondo, pero hablaban aparentemente de cosas diferentes.
La oposición—léase Clarín— publicaba semana tras semana el hallazgo de un bebé recién nacido abandonado en la puerta de un hospital. Ese bebé era salvado por el amor de los médicos y por el amor de los vecinos. El tema de fondo, lo no dicho, era el tema del aborto, como se deduce de  pensarlo un poco. Si la madre no quiere a su hijo, este hijo puede vivir igual.  El oficialismo – léase Página 12—respondía todas las semanas con una mujer quemada por su marido. ¿Qué mensaje hay detrás de esto? Por supuesto: el derecho de la mujer sobre su cuerpo. En este caso tampoco se mencionaba el tema de fondo, que era ni más ni menos que el aborto, que finalmente sí llegó a la tapa de los diarios. Pero para el lector atento esto ya era tapa muchos meses antes, como si estuviera leyendo el futuro.
Clarín buscaba orientar las mentalidades en un rotundo no al aborto, y  Página 12 buscaba lo contrario. Lo que se busca es sensibilizar a la opinión pública en uno o en otro sentido, tratando de que esta misma opinión pública no se aperciba de ello, que no se dé cuenta que la están manipulando. Yo me tuve que dar cuenta por mis propios medios, y les aseguro que no hay otra forma, no hay ningún medio editorial  que esté interesado en publicar estas estrategias por obvias razones. Póngase la mano en el corazón: ¿Cuándo lee un diario se da cuenta de lo que le están haciendo? ¿O va tranquilamente a la verdulería a conversar con el vecino sobre ese pobre bebé que fue abandonado por su mami? Trate de pensar por usted mismo. Nadie lo va a ayudar.
Entonces, leyendo los diarios de los últimos días, podemos llegar a la conclusión de lo que nos depara el futuro.
Pero hay otras estrategias que nos pueden acercar al futuro. A continuación les voy a pronosticar lo que va a pasar en los días previos a las elecciones legislativas de 2013.
Para saber de lo que se va a hablar en los medios en los meses previos a esa votación es necesario ir al pasado. Más concretamente al 28 de octubre de 2010. Ese día moría Néstor Kirchner. Pero ese día también se realizaba el último censo en nuestro país. Ese censo—como todos los censos— le dio una herramienta fundamental al periodismo: la posibilidad de saber cómo está compuesta la población Argentina según edades, sexo, etnia, calidad de vida, vivienda, número de hijos, cambio de residencia, lugar de origen, y muchos etcéteras. Solamente me voy a referir a una de las variable para dar un ejemplo; la de los ancianos.
Según el censo 2010 la ciudad con mayor cantidad de ancianos es Buenos Aires. La mayoría de los ancianos son ancianas, por un amplio margen. Más de la mitad vive solos. La gran mayoría son propietarios. Estos ancianos no tuvieron más de dos hijos. Casi todos son argentinos, y los que son extranjeros no provienen de países limítrofes. Y las tres cosas más importantes: casi todos votan. Casi todos se informan por la televisión. Casi todos pasan la mayoría del tiempo en sus casas.
La consecuencia lógica de todo esto es que mientras la población activa se informa por otros medios y está ausente de las casas al mediodía, este importante nicho de votantes está esperando la noticia. Esa franja etaria comparte ese horario con las amas de casa, y hay que recordar que la mayoría de los ancianos son ancianas. Por lo tanto, acá tenemos un primer acercamiento  de hacia dónde tenemos que apuntar cuando pensamos una noticia por la tele a las 12 del mediodía.
Pero hay más. Si usted fuera oposición en la ciudad de Buenos Aires y tuviera que pensar una estrategia de seducción para cosechar el voto anciano, ¿qué haría? Piense con maldad, como piensan ellos, no con la bondad con la que va a la verdulería. Yo daría a publicidad ancianos golpeados, que viven solos, que son abandonados. Pensaría en meterles miedo a esas ancianas para que teman a los peruanos que roban. Hablaría de un tiempo pasado que siempre fue mejor. Reivindicaría el tranvía. Condenaría la destrucción del mobiliario público. Presentaría a los adolescentes como gente peligrosa. Procuraría que piensen que Internet es un vicio adolescente con cosas como “¿Usted sabe lo que hace su nieto cuando navega?” y una semana después comentaría el caso de una niña seducida por una red social y luego abusada.[1]
Todo vale para meter miedo y para que terminen votando lo que yo quiero. No es algo propio de la derecha o de la izquierda, sino del periodismo, que siempre milita para algún lado. Este es un buen ejemplo de cómo funcionan los medios. Acuérdese: para mediados del año que viene el maltrato a los ancianos será tema de la agenda. Se lo aseguro. [2]
Y antes de cerrar me gustaría aclarar algo. Todos los días hay un anciano golpeado o una mujer quemada. Un periodista, paradito en la puerta del Instituto del Quemado, puede ver pasar en unas horas varios casos. (Incluso el muy oportuno caso de una anciana quemada por su nieto.) Pero muy pocas veces estos temas llegan a la pantalla o al diario. Solamente lo hacen cuando la agenda lo habilita. Entonces, como se ve, muchas veces la noticia no es lo que pasa, sino lo que se elige. De esta manera, la realidad se construye. Y si se construye, es porque hay algunos pocos que saben lo que están construyendo. Son los arquitectos que diseñan el futuro. Son los que saben lo que vos vas a pensar el día de mañana. [3]
                                                                                               Noviembre 2012


[1] Como los adolescente también podrán votar en estas elecciones 2013, a ellos les bajaría un mensaje diametralmente opuesto, por canales diferentes, como Internet o ciertos programas de TV que no son abiertamente políticos.
[2] Sospecho que el agente que va a propagar estas noticias no va a ser Canal 7, sino Canal 9.
[3] El kirchnerismo ha hecho mucho en denunciar ciertas prácticas del periodismo (y para usarlas, por supuesto) y solamente por eso les voy a estar eternamente agradecidos. Pero tienen un límite en sus denuncias. Ese límite es el que intento pasar en este artículo.

La única verdad en 300 páginas

 La única verdad en 300 páginas
Hay quienes han rotulado a la metafísica como una rama de la literatura. Son pocos. Somos pocos. En general el filósofo se empeña en defender su filosofía—y la de los otros—como si de cosas muy serias se tratase.
Es una bobada. Vos podés creer que Hegel creía en su metafísica, pero un hombre grande, mayor de edad, en pleno siglo XX,  no puede ser tan pavote. 
Entre los filósofos pavotes está Conrado Eggers Lan (+1996), muy seriecito, muy erudito, muy defensor de la filosofía especulativa.
De él estuve leyendo las 300 páginas del libro que le dedicó a los presocráticos[1], a quienes considero los tipos más divertidos que han pisado este planeta.
Para empezar, Conrado se enoja con W. Jones, un filósofo divertido que dice más o menos esto, si la memoria no me falla: los médicos juegan al fútbol, no a la medicina; los ingenieros juegan al tenis, no a la ingeniería. Pero los filósofos resulta que juegan a la filosofía. En Grecia, mediante este juego, habrían surgido los primeros filósofos, que jugaban a especular cosas descabelladas, justificándolas para mayor diversión. Concluye Jones afirmando que mientras a un médico se le puede morir el enfermo y a un ingeniero se le puede caer un puente, esto no pasa con las especulaciones. Es más, entre los griegos jugaban a la refutación, o sea, a destruir los argumentos especulativos del prójimo.
Todo esto lo dice Jones con un marcado acento aprobatorio, casi como que se pone a aplaudir. Pero para Conrado la filosofía no puede perder seriedad, y se enoja, se encula.
Después nuestro filósofo—lo digo porque era argentino—se ensaña con las críticas que le llegan a la filosofía desde las ciencias. Uno adivina en ese enojo de Conrado que su norte está en reivindicar a la filosofía como una rama científica. Para justificarse termina diciendo que todos los presocráticos  hicieron un aporte a la ciencia.
Luego Eggers Lan nos da un cursillo de filología. No nos han llegado las obras de los presocráticos. Algunas deben haber sido quemadas muy tempranamente. Algunos de estos filósofos tal vez jamás hayan escrito algo. Algunos jamás hayan existido. Los fragmentos que conservamos de ellos son de tercera mano, en el mejor de los casos, y en casi ningún caso se trata de una cita literal, porque a ningún escritor antiguo se le hubiera ocurrido ser tan preciso y porque en el griego antiguo no existen las comillas. También está el problema de las atribuciones. Casi cualquier cosa que suena a sabiduría era atribuida a algún viejo filósofo muerto. De esta manera, por ejemplo Tales de Mileto, habrá dicho menos de la mitad de las cosas que se le atribuyen. Otro problema es el de la distorsión. Dos ejemplos clásicos son los de Platón y Aristóteles. El primero, en sus diálogos, por ejemplo en el Parménides, pone a Parménides a dialogar con Sócrates, en un deliberado anacronismo. El segundo intenta enderezar lo que dijeron los presocráticos para justificar su propio sistema. Además, todos los griegos citaban de memoria, y la memoria siempre falla. A esto sumémosle que la principal fuente creible de estos filósofos es Teofrasto, que es un discípulo de Aristóteles. Pero no conocemos ninguna obra de Teofrasto, ya que se han perdido. A Teofrasto lo conocemos por los buchones que vinieron después.  Y a todo esto hay que agregarle la consabida falibilidad de los copistas, en especial de los medievales, que modificaban un renglón para que no se enoje Dios.
Si esto es así, si la fantasía está presente siempre que hablamos de los presocráticos, ¿cuál es el problema de Conrado? ¿Por qué no puede aceptar que la filosofía es literatura fantástica, un  juego apasionante? Nada más y nada menos.
A Fedro, Sócrates le criticó que le importara quién dijo qué cosa y en qué lugar, en vez de interesarse por el valor de verdad de los argumentos. Egger Lan termina diciendo:
“Tal vez los investigadores modernos pequemos, al estudiar la filosofía griega, de lo que se le imputa a Fedro.”
Debe ser la única verdad que dice Conrado en todo el libro. El resto es puro juego, aunque Eggers no lo confesara.
                                                                                                 Noviembre 2012




[1] Eggers Lan, C; Los filósofos presocráticos, Barcelona, Planeta Dagostini, 1998.