domingo, 13 de noviembre de 2016

La paradójica obra de una genia


Hombre ofreciendo dinero a una mujer
La pintura se llama Hombre ofreciendo dinero a una mujer. Era normal en la pintura holandesa del siglo XVII mostrar a un tipo ofreciéndole plata a una prostituta. Sin embargo, la mujer de nuestro cuadro no ejerce el viejo oficio. Las prostitutas de aquella época iban bien vestidas y muy cargadas de ropa, como demandaba el calvinismo imperante. La nuestra es una mujer de la casa.
Una de las interpretaciones más difundidas es que se trataría de un ofrecimiento de matrimonio. En efecto, históricamente la mujer se casaba (y se acostaba) con aquel que le ofrecía (preferentemente a su padre) una cantidad de dinero respetable.
            Este cuadro, que es realmente sugestivo, no lo sería tanto si no fuese obra de una mujer: Judith Leyster. Ser mujer y pintora en el siglo XVII era socialmente menos aceptado que ejercer la prostitución.
            Pero la historia personal de Judith es aleccionadora. Se casó en 1636 con un pintor (un obrero, según los cánones de la época) que trabajaba en el mismo taller: Jan Miense Molenaer. Se sabe que, inmediatamente después de ser desposada, Leyster dejó de pintar, dedicando los siguientes 26 años que le quedaban de vida a cambiar pañales. El que sí siguió pintando, por supuesto, fue su marido, un artista muy inferior a ella.
            El tiempo puso las cosas en su lugar y hoy encontrar en la Web pinturas de Judith y críticas a sus obras es mucho más fácil que hallar algo sobre su marido.  Por eso, quería compartir la siguiente pintura de Miense Molenaser, que me topé casi por casualidad.
 
El sentido del olfato. De la serie Los cinco sentidos
  
No se sabe cuanto le ofreció a Judith para casarse. Pero hoy las pinturas de ella se cotizan muy por encima de las de él. Y la más cara es Hombre ofreciendo dinero a una mujer. El tiempo construye las mejores paradojas.

Sobre el cuadro de ella:
Sobre el cuadro de él:


sábado, 5 de noviembre de 2016

Barbas

             Teresa le explica a su hijo. ¨Papá Noel viaja por los cielos en su trineo. Entra por la chimenea. Tiene barba y una bolsa. Si te portás bien te va a traer un regalo¨.
           Su hijo siempre está soñando cuando aparece Papá Noel. Se despierta y encuentra los regalos. Es mágico. Ella sonríe. Algún día descubrirá la verdad, como ella misma hace tanto.
Sin embargo, Teresa tiene su propia historia. Cree en un dios barbado, que mora en los cielos. Si se porta bien él la va a recompensar.
Si Teresa está soñando, o no, no lo sabemos.

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