jueves, 30 de noviembre de 2017

En defensa de Talcott Parsons

Lógicamente la labor de un sociólogo suele ser juzgada a la luz de las propias inclinaciones ideológicas. Es así como funciona el mundo; es así como estamos estructurados. Casi como una respuesta automática un socialista dirá que Talcott Parsons le desagrada y un conservador afirmará lo contrario.
Pero también podremos leer a Parsons desde un punto de vista estético. La forma en cómo logra armonizar a Weber, Durkheim, Freud, Pareto y otros es un portento. Se trata un sistema suficientemente coherente y amplio como para quedarse con la boca abierta. Además, no se puede negar que es un punto de vista muy especial para aquellos que estamos  habituados a otro tipo de discurso sociológico.
Leer a Parsons, con su escritura sinuosa, tediosa y poco mimosa, no me impidió entender lo más importante; que la belleza puede estar en todos lados. Solamente hay que salir a buscarla. Y la belleza no tiene derecha o izquierda. 

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