Se impuso el mapa Bicontinental de la Argentina en las aulas. Se
sabe, se debería saber: esa porción de la Antártida que ves en el mapa al sur de la Tierra del Fuego no es
Argentina. La Antártida
no es de nadie, independientemente de lo que los mapas de nuestro país
indiquen. Tampoco es Chilena, claro. El Tratado Antártico de 1959 asegura a los
países que reclaman su reclamo. Eso es todo.
Pero si queremos adoctrinar a
nuestro pueblo podríamos recurrir a sutilezas más reales, aunque no por ello
menos idiotas.
Lo que muestra el mapa de la derecha
es el recorrido de la falla Magallanes-Fagnano, que separa la placa
sudamericana de la de Scotia. Esto hace que un sector de nuestro país y de
Chile se encuentre en una placa tectónica diferente de la que incluye a todos
los otros países de América del sur. Sin dudas, Colombia, por sus islas del
Caribe; Ecuador por las Galápagos o el mismo Chile por las de Pascua pueden
decir con comodidad que se encuentran en otras placas, además de la
sudamericana. Pero sólo este último país y nosotros podemos decir que tenemos
una porción significativa del territorio en otra placa y que al mismo tiempo no
deja de ser parte de Sudamérica. Así podemos llenarle la cabeza a los pibes con
Argentina, país Biplaca.
Tan estúpido (y real) como lo dicho
puede ser lo siguiente. El estrecho de Magallanes es íntegramente chileno.
Claro que esto es así solo bajo el supuesto de que el estrecho tenga como límite
norte de su boca oriental a Punta Dungeness, que es lo que se ha acordado con
Chile. Pero resulta que ese criterio es subjetivo. La realidad para los
marineros es que el estrecho comienza en Cabo Vírgenes, unos 9 kilómetros más al
norte. Ahora bien, como el Magallanes es un estrecho que pertenece al Pacífico,
Argentina tendría, bajo este criterio, 9 kilómetros de costa
sobre ese mar. En consecuencia, tenemos un país bioceánico.
Entonces: tenemos un país
Bicontinental, Biplaca y Bioceánico. ¡Una maravilla! Sabemos que hoy por hoy no
hay hipótesis de conflicto. Pero, llegado el caso, podríamos adoctrinar a los
pibes con estas naderías para que vayan a dar la vida por la patria. ¡O juremos
con gloria morir!
Nota: una hipótesis de conflicto futura la podemos imaginar como sigue. Algún
día—ya va a llegar—la Antártida
es declarada territorio de todos y de nadie. En ese momento muchos argentinos
entenderán que nos han robado una porción de territorio que era nuestro desde
siempre. Constituirá, sin dudas, una nueva pérdida territorial, de la misma
manera que perdimos Bolivia o Paraguay en el siglo XIX, según entienden no
pocos historiadores con vocación de almohada.
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