Un amigo criticó un artículo que publiqué en marzo de este año. Yo, al defender ese artículo, lo hice con argumentos que, para mi sorpresa, no estaban en ese escrito. Es por eso que ahora lo publico corregido y aumentado, para no perder un amigo.
Hay que verlo
a escala regional y mundial. Las democracias retornaron a los países
sudamericanos a partir de su restauración en Ecuador en 1979 y en Perú un año
después. La primera causa fue la política que llevaba adelante la
administración Carter en EEUU, que relajó las pretensiones hemisféricas de
imponer dictaduras desde la Casa Blanca. La causa más importante fue el
relajamiento de la guerra fría y, en 1989, con la caída del muro de Berlín, el
fin del enfrentamiento este-oeste. No por nada la última dictadura del cono sur
cae en Chile en 1990.
Como la expresión
más acabada del cambio de política internacional de la administración Carter
sería bueno recordar lo que pasó en Bolivia. Este país llevaba adelante un
proceso de apertura democrática luego de la dictadura de Banzer, con la venia de EEUU. Ese
proceso fue interrumpido en 1980 por un golpe que puso en el poder al general
García Meza. Notablemente, ese golpe de estado fue digitado y apoyado por
Argentina en contra de los intereses de los Estados Unidos, lo cual desató un
conflicto diplomático de envergadura entre los dos países. Los yanquis tomaron
nota de este atisbo de independencia de los militares argentinos, pero tal vez
no se imaginaron que iban a ir más lejos.
La guerra de
Malvinas fue un ejemplo planetario en dos sentidos. En primer lugar confirmó a
Estados Unidos que las dictaduras tenían contraindicaciones, porque cualquier
país periférico podía emprender un conflicto por iniciativa propia y a espaldas
de la superpotencia hegemónica del hemisferio, con el agravante de poder caer
en las manos del enemigo soviético. En este sentido hay que recordar al
canciller argentino Nicanor Costa Méndez entrevistándose con Fidel Castro, los
intentos desesperados por aliarse estratégicamente con la URSS, los atisbos
tercermundistas y el discurso final de Galtieri, donde denuncia al imperialismo
yanqui de ¨traidor¨.
Más
importante, la guerra de Malvinas contribuyó a constatar que la URSS, que ya
tenía una guerra en Afganistán, no se iba a meter en el hemisferio occidental.
En otras palabras, fue su signo de debilidad, porque Estados Unidos estaba
apoyando abiertamente a los Muyahidines
con armas y logística desde Pakistán. [i]
Sin embargo, hay detalles a tener en cuenta. Perú en esa guerra, es fama, nos ayudó. Pero eso no fue sólo por San Martín o porque se coparon. Un año antes de Malvinas, las dos primeras democracias recuperadas de América del Sur fueron a la guerra en lo que se conoce como conflicto de Paquisha, que dejó 50 muertos. No pudieron matarse más porque intervino la OEA, presidida por los Estados Unidos. No querían problemas en el patio del fondo. A los 8 días la guerra había concluido. Washington entendió que las democracias de esta zona tampoco eran predecibles (pero eran más convenientes) y Perú se quedó con una cantidad ingente de armas que no pudo usar. Esas armas fueron las que buscaban un destino y casi lo encuentran en nuestras islas.
Por supuesto,
podemos encontrar otras causas de la recuperación de nuestras democracias. Por
nombrar algunas: el fin de la esperanza de que el desarrollismo lo arreglaría
todo y, en su lugar, una aspiración optimista en las urnas. ¨Con la democracia
se cura, se come, se…¨, cantaba Alfonsín. Ahí se dio toda una inversión, porque
antes era prioridad lo económico y después venía lo político y ahora era
primero lo político y después venía lo económico. Y otra de las causas, sin
dudas, fue la derrota estrepitosa de las izquierdas (y la forma en que fueron
derrotadas) a nivel continental.
El
relajamiento y el fin de la guerra fría significaron muchas cosas para la
periferia. Piensen en la caída del apartheid en Sudáfrica en 1992. ¿Realmente
ustedes piensan que fue por la lucha del pueblo negro africano más que porque a
EEUU ya no le interesaba sostener el régimen a causa de que a su vez la URSS
había dejado de sostener los regímenes de izquierda de Angola y Mozambique, que
también extrañamente se democratizaron en esta época? Piensen: los alemanes son más sinceros. Ellos
saben que el muro no cayó por la lucha en las calles: cayó porque la Unión
Soviética decidió deliberadamente no proteger Alemania Oriental. La tienen
clara, al igual que todos los países del este de Europa[ii].
Cuando un régimen es fuerte no hay
protesta que valga. Sino pregúntenle a los Chinos que con un mal diagnostico
coparon la plaza de Tiananmen y fueron barridos con tanques ese mismo año de
1989. Moscú estaba débil. Pekín no.
Sin embargo lo
que más me da por las pelotas es escuchar a pseudo-historiadores y analistas periféricos
repetir lo que se dice en los países centrales. Cuando alguno sabe algo del
tema (y no hay muchos) suelen repetir que tras la caída del bloque comunista, EEUU
liberó Kuwait de una dictadura iraquí como líder de una
coalición para demostrar hegemonía mundial. Esto es cierto. Pero a nosotros,
como latinoamericanos, nos tendría que interesar más lo que pasó en 1989 en
Panamá, donde los yanquis se vistieron también de liberadores y defensores de
la democracia. Allí el dictador Noriega, entendiendo los nuevos vientos de la
política internacional, había entregado las urnas al pueblo, pero disconforme
con los resultados decidió dar un golpe de estado. Entonces los norteamericanos
invadieron el país que ellos mismos habían inventado en 1903 y luego de
centenares de muertos la democracia volvió. Es una lectura dolorosa, pero no se
puede ser tan ignorante de mirar a otras latitudes. Porque con este acto EEUU
no solo invadió Panamá para salvar una democracia sino que también estaba dando una señal a toda América Latina: Ahora hay democracia porque así lo decidimos nosotros. (Por supuesto, los yanquis quisieron imponer una dictadura en Haití en 1991, pero recularon en 1994, demostrando que el margen de maniobra del cual dispone la potencia Nro 1 no es infinito, aunque sí más generoso que, por ejemplo, el de Haití).
Sin dudas, la guerra de Malvinas fue una
guerra dentro de otra guerra (Tal vez una guerra dentro de otras dos guerras).
Contribuyó a que la democracia retornara más rápido; entre dos o cinco años
antes. Pero la obtención de la democracia viene por otro lado: el fin de la
guerra fría. Si, no fue una conquista, fue una obtención.
Relacionados en este blog:
[i] No se
debería omitir que un aliado estratégico de EEUU como Israel emprendió en plena
guerra de Malvinas su ataque al Líbano.
[ii]
Recordad lo que pasó en Hungría, 1956 y en Checoslovaquia 1968 con el pueblo en
las calles…
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