viernes, 28 de septiembre de 2018

Las ancianas también son mujeres


El urbanista mexicano Enrique Ortiz Flores dice que ¨tenemos que pensar una ciudad para los niños, no para los autos¨. Aunque el azteca se refiere al espacio público es bueno recordar que para pensar ciudades para niños, en principio, se necesitan niños.
El documento Dinámica y envejecimiento de la ciudad de Buenos Aires, del año 2013, informa que el 16 % de los habitantes de nuestra capital son ancianos, ancianas o ancianes, como usted guste. De ese 16 % un 5 % supera los 80 años. Dentro de ese 5% por cada hombre hay 2 mujeres y media. La Reina del Plata es mujer, es anciana.
Se sabe que la mujer vive por término medio más que el hombre. Esto es así siempre y en todo lugar. Nacen más varones, pero a eso de los 40 años la cosa se invierte y ellas prevalecen en número. Esta es la razón por la cual en el mundo hay más mujeres que varones. Hay más porque hay más ancianas, muchas más. Particularmente en las regiones más desarrolladas del mundo y Buenos Aires es sin dudas un bolsón del primer mundo en el tercero. Pero, como todo en esta vida larga, hay matices. El documento referido anuncia que la comuna 1, la de Recoleta, es la que cobija la mayor cantidad de ancianos mayores de 80. La comuna 8, la de Lugano entre otros barrios, es la más joven. Esto se debe a la gran cantidad de inmigrantes con una prole numerosa, preferentemente asentados en las villas. Ahí sí hay futuro, diría mi abuela.
El tema es que las mujeres se casan con hombres mayores por regla general y encima ellos se mueren antes. Entonces se quedan solas. Con una jubilación menor por culpa del género, sin la propensión a salir a la calle porque aprendieron que una mujer ¨de la calle¨ no es como un ¨hombre con calle¨. Quedan aisladas, presas. O salen al aire libre como asomándose con sus limitaciones. Es un tema tabú que se visibiliza con caminar dos minutos por Recoleta o Belgrano. Hay que mirar la ancianita que no recoge la caca de su perro porque ya no llega a agacharse; la viejita que barre la vereda cuando hay mucha gente caminándole al lado porque ¨es más seguro¨; los balcones donde casi con seguridad residen las palomas, las pavas y los ancianos. Son miles. Son más en número que los niños. Es un ejército del cual vamos camino a formar parte.
No los olvidemos. Sobre todo ustedes mujeres. En Argentina la esperanza de vida femenina es de 80, la nuestra es de 72 (¡8 años menos!). Y en Buenos Aires esa diferencia se eleva 12 meses. Pero vos, mujer porteña, no vas a vivir 81 años. ¡Vas a vivir más! Porque cuando pase tu vida la edad de tu muerte será tal vez más allá de los 90 años, con seguridad superando los 85.
Ahora que la femineidad está en boga, me alerta la falta de consideración por nuestras ancianas. También lo ves en la calle, en el bondi. Es más fácil, mucho más fácil, que le den el asiento a una embarazada a que se lo den a una anciana. Y es más fácil que se lo den a una monja que a…
Por otra parte, si hay que hacer ciudad para niños, según parece ese no sería un problema, puesto que los niños y los ancianos se parecen bastante. Y más se parecen a los bebés. Pero no son lo mismo. De la misma manera que no son lo mismo los ancianos y las ancianas, aunque algunos quieran hablar de ancianes. O, mejor dicho, los tres o cuatro que hablan del tema. Como Bergoglio. El Papa anunció casi al tiempo de asumir: ¨estamos asistiendo a una eutanasia silenciosa de nuestros adultos mayores¨. Y si la iglesia con su ideología tan retrógrada se acuerda de ellos, acaso no sea porque mira al pasado, sino porque están levantando una bandera que estamos olvidando, la del futuro, la de nuestro futuro.
Fuentes:

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