El urbanista
mexicano Enrique Ortiz Flores dice que ¨tenemos que pensar una ciudad para los
niños, no para los autos¨. Aunque el azteca se refiere al espacio público es
bueno recordar que para pensar ciudades para niños, en principio, se necesitan
niños.
El documento
Dinámica y envejecimiento de la ciudad de Buenos Aires, del año 2013, informa
que el 16 % de los habitantes de nuestra capital son ancianos, ancianas o ancianes, como usted guste. De ese 16 %
un 5 % supera los 80 años. Dentro de ese 5% por cada hombre hay 2 mujeres y
media. La Reina del Plata es mujer, es anciana.
Se sabe que la
mujer vive por término medio más que el hombre. Esto es así siempre y en todo
lugar. Nacen más varones, pero a eso de los 40 años la cosa se invierte y ellas
prevalecen en número. Esta es la razón por la cual en el mundo hay más mujeres que varones.
Hay más porque hay más ancianas, muchas más. Particularmente en las regiones más desarrolladas del mundo y Buenos Aires es sin
dudas un bolsón del primer mundo en el tercero. Pero, como todo en esta vida
larga, hay matices. El documento referido anuncia que la comuna 1, la de
Recoleta, es la que cobija la mayor cantidad de ancianos mayores de 80. La
comuna 8, la de Lugano entre otros barrios, es la más joven. Esto se debe a la
gran cantidad de inmigrantes con una prole numerosa, preferentemente asentados en las villas. Ahí sí hay futuro, diría mi abuela.
El tema es que las mujeres se
casan con hombres mayores por regla general y encima ellos se mueren antes. Entonces
se quedan solas. Con una jubilación menor por culpa del género, sin la propensión a salir a la calle porque
aprendieron que una mujer ¨de la calle¨ no es como un ¨hombre con calle¨.
Quedan aisladas, presas. O salen al aire libre como asomándose con sus
limitaciones. Es un tema tabú que se visibiliza con caminar dos minutos por Recoleta
o Belgrano. Hay que mirar la ancianita que no recoge la caca de su perro
porque ya no llega a agacharse; la viejita que barre la vereda cuando hay mucha
gente caminándole al lado porque ¨es más seguro¨; los balcones donde casi con
seguridad residen las palomas, las pavas y los ancianos. Son miles. Son más en
número que los niños. Es un ejército del cual vamos camino a formar parte.
No los
olvidemos. Sobre todo ustedes
mujeres. En Argentina la esperanza de vida femenina es de 80, la nuestra es de
72 (¡8 años menos!). Y en Buenos Aires esa diferencia se eleva 12 meses. Pero vos,
mujer porteña, no vas a vivir 81 años. ¡Vas a vivir más! Porque cuando pase tu
vida la edad de tu muerte será tal vez más allá de los
90 años, con seguridad superando los 85.
Ahora que la
femineidad está en boga, me alerta la falta de consideración por
nuestras ancianas. También lo ves en la calle, en el bondi. Es más fácil, mucho
más fácil, que le den el asiento a una embarazada a que se lo den a una
anciana. Y es más fácil que se lo den a una monja que a…
Por otra
parte, si hay que hacer ciudad para niños, según parece ese no sería un
problema, puesto que los niños y los ancianos se parecen bastante. Y más se
parecen a los bebés. Pero no son lo mismo. De la misma manera que no son lo
mismo los ancianos y las ancianas, aunque algunos quieran hablar de ancianes. O, mejor dicho, los tres o
cuatro que hablan del tema. Como Bergoglio. El Papa anunció casi al tiempo de
asumir: ¨estamos asistiendo a una eutanasia silenciosa de nuestros adultos
mayores¨. Y si la iglesia con su ideología tan retrógrada se acuerda de ellos, acaso
no sea porque mira al pasado, sino porque están levantando una bandera que
estamos olvidando, la del futuro, la de nuestro futuro.
Fuentes:
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