jueves, 4 de octubre de 2018

Energía y oportunidades



El artículo de La Nación se llama El B20 en la Argentina: las veinte oportunidades de negocios que ofrece el país y es del 26 de septiembre último. Aunque hasta la respiración  o el mero hecho de escribir estas líneas (y de pensarlas) está relacionado con la energía y su consumo, hay en estas ¨veinte oportunidades¨ telúricas una proporción alta de ítems relacionados con la energía de manera directa.
En el punto uno (lo ordinal en este caso es sintomático) tenemos a las energías renovables. En el punto (en el puesto 2 si sucumbimos a lo ordinal), tenemos a la siempre presente soja, que como sabemos alimenta (transfiere energía) a la cabaña porcina de otras latitudes. En el puesto 3 (me rindo), tenemos al litio, que es la vedette en el tema de las baterías de autos y de otras yerbas. En el 6 están las infraestructuras. De las tres que se nombran dos nos super-interesan: electricidad y autopistas, por donde incrementaríamos el caudal de rodados que consumen energía.  En el puesto 8 está, un poco inexplicablemente, la de construcción de edificios con ventas al pozo (o sea, que se venden a la primera palada). El desarrollo en altura, que incluso se publicita aquí como oportunidad bajo un contexto adverso, es un gran demandante de energía por metro cuadrado de superficie. Gráficamente: alimentar torres de departamento concentradas en un lugar condiciona a ampliar las infraestructuras que fueron pensadas para otros tiempos y otras densidades. En el puesto 11 se habla de incrementar  el turismo en regiones poco frecuentadas por extranjeros. Además de llevar infraestructuras a los lugares más insospechados se sugiere expandir  el sector aerocomercial para ampliar la conectividad interregional. Por supuesto, no deja de sonar extraño que, por ejemplo, finalmente logremos vincular Jujuy y El Calafate para satisfacer al gringo. En el puesto 12 se promociona la venta de carne roja al sudeste asiático, donde una clase media en ascenso ya no ve a la vaca como una comida suntuaria y sí como una forma de incorporar grasas y proteínas: o sea, energía. El puesto número 13 también está destinado a una forma indirecta de exportar consumidores de energía: la ubicación de autos en otros mercados. Por supuesto, la industria automotriz dinamiza (dinamizaría) la economía e insume (insumiría) groseras cantidades de energía.  El puesto 17 es para las oportunidades que se ven en el horizonte de Vaca Muerta. Nada para agregar en este caso.
                Es interesante notar que  las ¨oportunidades¨ que se diagnostican y que están relacionadas con el sector energético se encuentran preferentemente en los primeros puestos. En general se habla también de inversiones, de ampliar el consumo y, por supuesto, no se atiende a potenciales pasivos ambientales. Es como si la sed de energía no sólo estuviera condicionada a una coyuntura de prosperidad económica sino incluso a los peores momentos de las crisis. Esto choca con el ambientalismo ¿Será por eso que en el puesto número uno pusieron deliberadamente a las energías renovables? O a secas: pusieron en el primer puesto a la energía, a la energía copada. Y también deliberadamente pusieron en el puesto 17 a Vaca Muerta. Las oportunidades pueden ser incompatibles o complementarias. Y en cuestiones energéticas tienden a ser esto último.


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