El artículo de
La Nación se llama El B20 en la
Argentina: las veinte oportunidades de negocios que ofrece el país y es del
26 de septiembre último. Aunque hasta la respiración o el mero hecho de escribir estas líneas (y de
pensarlas) está relacionado con la energía y su consumo, hay en estas ¨veinte
oportunidades¨ telúricas una proporción alta de ítems relacionados con la
energía de manera directa.
En el punto
uno (lo ordinal en este caso es sintomático) tenemos a las energías renovables.
En el punto (en el puesto 2 si
sucumbimos a lo ordinal), tenemos a la siempre presente soja, que como sabemos
alimenta (transfiere energía) a la cabaña porcina de otras latitudes. En el
puesto 3 (me rindo), tenemos al litio, que es la vedette en el tema de las baterías
de autos y de otras yerbas. En el 6 están las infraestructuras. De las tres que
se nombran dos nos super-interesan: electricidad y autopistas, por donde
incrementaríamos el caudal de rodados que consumen energía. En el puesto 8 está, un poco
inexplicablemente, la de construcción de edificios con ventas al pozo (o sea,
que se venden a la primera palada). El desarrollo en altura, que incluso se publicita
aquí como oportunidad bajo un contexto adverso, es un gran demandante de
energía por metro cuadrado de superficie. Gráficamente: alimentar torres de departamento concentradas en un lugar
condiciona a ampliar las infraestructuras que fueron pensadas para otros
tiempos y otras densidades. En el puesto 11 se habla de incrementar el turismo en regiones poco frecuentadas por
extranjeros. Además de llevar infraestructuras a los lugares más insospechados
se sugiere expandir el sector
aerocomercial para ampliar la conectividad interregional. Por supuesto, no deja
de sonar extraño que, por ejemplo, finalmente logremos vincular Jujuy y El
Calafate para satisfacer al gringo. En el puesto 12 se promociona la venta de
carne roja al sudeste asiático, donde una clase media en ascenso ya no ve a la
vaca como una comida suntuaria y sí como una forma de incorporar grasas y
proteínas: o sea, energía. El puesto número 13 también está destinado a una
forma indirecta de exportar consumidores de energía: la ubicación de autos en
otros mercados. Por supuesto, la industria automotriz dinamiza (dinamizaría) la
economía e insume (insumiría) groseras cantidades de energía. El puesto 17 es para las oportunidades que se
ven en el horizonte de Vaca Muerta. Nada para agregar en este caso.
Es
interesante notar que las
¨oportunidades¨ que se diagnostican y que están relacionadas con el sector
energético se encuentran preferentemente en los primeros puestos. En general se
habla también de inversiones, de ampliar el consumo y, por supuesto, no se
atiende a potenciales pasivos ambientales. Es como si la sed de energía no sólo
estuviera condicionada a una coyuntura de prosperidad económica sino incluso a
los peores momentos de las crisis. Esto choca con el ambientalismo ¿Será por
eso que en el puesto número uno pusieron deliberadamente a las energías renovables?
O a secas: pusieron en el primer puesto a la energía, a la energía copada. Y también
deliberadamente pusieron en el puesto 17 a Vaca Muerta. Las oportunidades
pueden ser incompatibles o complementarias. Y en cuestiones energéticas tienden
a ser esto último.
Artículo de La Nación: https://www.lanacion.com.ar/2175497-el-b20-argentina-las-veinte-oportunidades-negocios-ofrece
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