Acaba de
fallecer Osvaldo, un escritor mal leído. Sus títulos legibles se agotaban en
tan sólo un libro; Los vengadores de la Patagonia
trágica, y la síntesis del mismo de tan sólo cuatrocientas páginas: La Patagonia rebelde. A su vez, esta
síntesis fue supersintetizada en una famosa película homónima que él mismo guionó.
La película,
censurada por Isabel Perón y por los milicos, que además resultó una excelente
excusa para pasar a retiro al gobernador Santacruceño Jorge Cepernic por haber
prestado la provincia para el rodaje, no es tan parcial como parece. Casi pasan desapercibidos esos momentos en los cuales unos bandidos que también son peones
huelguistas asaltan y matan a los
estancieros y violan a sus mujeres. Estos dos personajes en el libro se apodan
El 68 y El Toscano. Tampoco se suele reparar en Héctor Benigno Varela, el malo
de la película (rebautizado como Zabala en el film). Tanto en el libro como en la cinta se deja bien en claro que no
era una mala persona sino una víctima de las circunstancias. Y otro poco se
puede decir de las familias dueñas de la Patagonia. Bayer habla de ellas casi
con admiración en la apertura del libro, por lo emprendedoras, por sus orígenes
humildes, por ser víctimas de persecuciones, por sus ambiciones que en un principio
nos parecen irracionales en una tierra hostil y lejana.
Otra de las
cosas que impactan es la sensación de estar en un mundo extraño, donde en ambos
bandos hay muy pocos argentinos. Anota Bayer en el cap. 4: en Puerto San Julián
¨sobre 1570 habitantes hay solamente 80 argentinos mayores de 18 años¨. Y por supuesto,
por todos lados hay muy pocos seres humanos, y casi no hay mujeres. La
sensación de un enfrentamiento entre extranjeros que tiene por escenario
nuestro país no puede evitarse. Bayer llama la atención sobre esto varias veces,
aunque nadie parece leer esas partes.
Quizás toda su
obra y su vida queden resumidas en esa famosa última escena de la película
donde le cantan en inglés ¨Porque es un buen compañero¨ a Varela. Es una
adaptación de lo que leemos en el cap. 6, cuando Varela lee un periódico de la
comunidad estanciera inglesa para
demostrar que lo hecho está bien hecho. Pero es una adaptación que da un giro
con respecto al libro. Varela en la película se siente usado por los ingleses. ¡En
el libro se siente usado como un forro por Yrigoyen! Menuda diferencia.
Osvaldo Bayer
era un anarquista de alma, pero era objetivo en sus obras. Este mérito quizás
quede eclipsado por lo peor de su escritura que son esas manifestaciones éticas
y morales donde parece un indignado menor de edad, esas páginas que adoran quienes
menos lo entendieron. Necesité escribir estas líneas casi al borde del brindis
de navidad, ante una noticia que tocó mis primeras lecturas, esas que se tienen
antes de los dieciocho.
Post scriptum. Nota borgiana: El gobernador de Santa
Cruz, Correa Falcón, fue removido de su cargo en 1921 como consecuencia de su
ineptitud ante los sucesos subversivos. En 1975, otro gobernador, Jorge
Cepernic, es barrido de su cargo por permitir el rodaje de la película La Patagonia rebelde. Por supuesto, Cepernic
era de la llamada Tendencia Peronista, amigo de montoneros. Un subversivo. En
2003 Argentina tuvo al fin un presidente santacruceño. Nunca estuvo en la
Tendencia. Pero un relato efectivo logró que todos creyeran que había sido un
subversivo.
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