lunes, 27 de febrero de 2012

Las facultades del Doctor Bao (Monólogo)

Durante 3 emisiones de Humillados y Ofendidos (Radio Ciclop, martes de 17 a 19), mi personaje, el Doctor Bao, se dedicó a ponerle voz a estas líneas. Yo escribí estas cosas como un intento de Stand-up comedy, que es ese horrible anglicismo que significa "comediante en vivo" o "unipersonal", al estilo de Bill Hicks, aunque un poco más culturoso y un poco más ordinario.


Las facultades del Doctor Bao
(Propuesta para comediante en vivo)

Pusieron una carpa en la esquina de mi casa, sobre la vereda, con un cartel que dice “Broitman, dejá de estafar a los trabajadores”. Viven ahí, comen ahí, molestan ahí. Los encaré y les dije de buena manera:
__ Muchachos, la carpa me jode cuando voy al almacén, cuando llevo a mi pibe al jardín, cuando viene un amigo. No puede ser que tenga que bajar a la calle. La vereda es de todos.
__ La culpa es de Broitman. Cuando nos pague lo que debe vamos a irnos con la carpa…
__ ¿Quién es Broitman?
__ Eso no te interesa.
__ Sí que me interesa. Este es mi barrio.
Ahí nomás empezaron a subir el tono de la voz. Me explicaron que la puerta esa sobre la que levantaron la carpa era la casa de Broitman. Que Broitman cada vez que quería salir o entrar de su casa los tenía que ver. Que era un explotador y un hijo de puta. Yo empecé a tratarlos amablemente. Estaban muy nerviosos. Al final me advirtieron:
__ El que habla con Broitman es nuestro enemigo.
 Pasaron varios días. Algo tenía que hacer. No podía tocar el timbre de Broitman, pero esto no podía continuar así. Llamé a la municipalidad. Me respondieron:
__ Nosotros no podemos hacer nada. Pero le podemos dar un teléfono…
 Llamé a ese teléfono. Del otro lado me respondieron:
__ Hola, habla Broitman, ¿en que lo puedo ayudar?
__ Mire, señor, soy vecino suyo y...
__ Ah, ya entiendo. Yo no puedo hacer nada. Imagínese que soy el primer interesado en que se lleven la carpa. Pero le puedo dar un teléfono. 1553……
Tome nota del teléfono y llamé. Del otro lado me respondieron sin vacilar:
__ ¿Y? ¿Ya tenés la plata, basura? Pagá o sos boleta.
__ Perdone, ¿con quién hablo?
__ Cómo, “¿con quién hablo?” ¿No sabés adónde llamás, pelotudo?… ¿Quién te dio el teléfono?
__ Eso a usted no le interesa.
__ Claro que me interesa, pelotudo. El teléfono es mío. ¿Quién te lo dio?
__...
__ ¿Te lo dio Broitman?... Contestá…
__
__ Ah, vos debés ser el boludito que habló con nosotros el otro día… Mirá que te lo dijimos: no hablés con Broitman.
 Y me pusieron una carpa en la puerta de mi casa.

Caminaba por el centro. Era un día lluvioso, frio, horrible. Dos jóvenes y una muchacha muy bonita estaban frente al congreso recolectando firmas. Eran del Po (Partido Obrero.) Me acerqué y me senté cerca, sólo para estudiar el caso y porque estaba al pedo. Se acerca una anciana y la muchacha bonita le dice:
__ Señora, ¿la podría molestar un minuto?
__ Perdone, m´hija, pero estoy muy apurada.
__ Es importante, es urgente…
 La vieja se detiene muy a su pesar, y la piba continúa:
__ Estamos recolectando firmas para saber si la gente comparte las políticas que quiere llevar adelante el Partido Obrero... ¿Usted está a favor del salario en negro, de la esclavitud encubierta, de la explotación infantil, de la desnutrición, de la prostitución, de la polución, de la miseria, de las epidemias, de los genocidas, del sida, de las armas atómicas, del abandono de nuestros abuelos?
La abuela estaba más asustada por el tono agresivo de la mocosa que por lo que decía. Pero, como era de esperar, terminó por decir que estaba en contra de todas esas cosas. Entonces la piba continuó:
__ Si está en contra de todas estas cosas, usted está a favor de las políticas del Partido Obrero. —Y sacando una hoja le dijo—Firme y aclare.
 Claro que de esta manera el PO puede pretender que cuarenta millones de argentinos estén de acuerdo con sus propuestas políticas. Ni el más hijo de puta ni el más imbécil se animaría a decir que está a favor de todas esas cosas. Pero quizás de alguna…
 La piba detuvo luego a un señor mayor.
__ ¿Usted está a favor del salario en negro, de la esclavitud encubierta, de la explotación infantil, de la desnutrición, de la prostitución, de la polución, de la miseria, de las epidemias, de los genocidas, del sida, de las armas atómicas…
Muy correctamente el tipo respondió:
__Estoy en contra de todas esas cosas… Menos de la prostitución. Considero que es un oficio inevitable, que no por nada es el más antiguo. Incluso creo que debería ser legalizado y controlado…
 La minita estaba que explotaba. Se puso roja, como la bandera. Gritó:
__ Es una vergüenza que aún existan mentalidades como la suya. Usted es un ser despreciable, asqueroso y repulsivo. Un…
El viejo, que hablaba con total sinceridad, tuvo vergüenza de la situación. Pidió disculpas y se retractó. Sobre todo porque los dos compañeros de la mina se acercaron. Cuando el señor se fue se dieron cuenta de que no había firmado nada. Uno de los pibes le dice a la chica bonita:__ Firmá igual, firmá por él. Estaba de acuerdo en casi todo.
 La muchacha se me acerca:
__ ¿Usted está a favor del salario en negro, de la esclavitud encubierta, de la explotación infantil, de la desnutrición, de la prostitución, de la polución, de la miseria…
__ Estoy en contra de todo eso. Absolutamente de todo… Sobre todo de la prostitución. Y te lo voy a explicar… No puede ser que una chica bonita haga la calle, bajo un clima hostil, para que otros se llenen los bolsillos, gente que acaso ella no conoce, para mantener una burocracia que la explota, en condiciones miserables… Ahora yo te pregunto: “¿dónde tengo que firmar?
 Salí corriendo (me sacaron corriendo) y me metí en la boca del subte. Esta gente no paga 2,50 por correr a nadie.
(Suena el teléfono) Hola, ¿quién es?... ¿Cómo que si no paga Broitman voy a tener que pagar yo? Ustedes están locos… Perdón, no quise ofenderlos. Pero… No, de ninguna manera: nunca les voy a pagar, nunca, ¿entendieron? Nun-ca. (Cuelga)(Anota, pensativo) ¿Cómo me dijo que era el número de cuenta? 58378….

Uno no ve todo lo que cae dentro de su campo visual. Uno no ve todo lo que ve. Cuando entro en una casa solo veo si hay whisky y si hay libros. El resto no me importa. A usted también le pasa lo mismo, quiero decir que ve lo que conoce o le interesa. Lo que no conoce no lo puede ver por más que quiera. Se los voy a mostrar con un ejemplo.
Me fui a misiones, donde tengo muchos familiares, en el medio de la selva, hermoso. Mi vieja quería que le compre unas hectáreas a un tío. Cuando llegué fue decepcionante. Puros árboles. O al menos es eso lo que yo veía. Le digo a mi tío:
__ ¿Cuánto me pueden cobrar por sacar estos árboles?
__ Querrás decir, ¿cuánto te tienen que pagar? Es pura madera.
__ ¿Y cuanto me pueden cobrar por tirar abajo los árboles?...Porque alguien tiene que hacerlo…
 Mi tío me miró burlonamente. Entendí la respuesta.
__ Mire, tío, míreme las manos, yo no tomé nunca un hacha y…
__ Cuando termines de bajar el último árbol te vas a recibir de Hombre. Pero la tarea no termina ahí —Y señalando los árboles agregó—Ves esos árboles… Vos no tenés casa acá… Ahí tenés el galpón, que se hace con madera; el chiquero, que se hace con madera; y la casa, que acá la hacemos toda de madera. Y si te fijás hasta el hacha tiene el mango de madera—y me la puso entre las manos. Ahora que él tenía las manos libres me las puso sobre el hombro: __ A trabajar.
 Yo inocentemente le pregunté quien hacía el chiquero, el galpón y la casa. Se alejó muriéndose de la risa: era un hombre de verdad.
 Y resulta que este mismo tío un día me vino a visitar acá, en Buenos Aires. Yo lo llevaba por las diferentes avenidas del centro y el afirmaba que por ahí ya habíamos caminado. Le explicaba: __ No, tío, estuvimos hace un rato en Corrientes, ahora estamos por Rivadavia.
Pero para mi tío las avenidas eran todas iguales, de la misma manera que para mí los árboles. Pero en algún momento volvimos sobre nuestros pasos. Me dijo:
__ Por acá ya estuvimos.
 Era verdad, por ahí ya habíamos estado. Le pregunté cómo se había dado cuenta. Me dijo:
__ Esta avenida está llena de plátanos y fresnos americanos.
 Y eso es justo lo que hay en Corrientes altura 1900 y 2000. Yo nunca había mirado los árboles de la ciudad, y tampoco sabía lo que era un fresno americano. Pero eso era justamente lo que miraba mi tío. Vos y yo podemos estar en el mismo lugar, pero miramos mundos diferentes.
(Suena el teléfono) Hola… Señor Broitman… ¿Quién le dio el teléfono?... Me imaginé… Señor, yo soy el primer interesado en sacar la carpa de la puerta de mi casa pero… ¿Cómo?... Quédese tranquilo, esto es cosa de hombres, queda entre nosotros… total reserva, nadie tiene por qué  enterarse… ¿Que está escuchando lo que estoy diciendo y no le gusta nada?... No era mi intención difamarlo, pero… ¿cómo puedo reparar esta ofensa?... Bueno, yo pago la mitad y tratemos de terminar con este asunto…. Chau.

Vieron la revista Ñ. Vieron que presentan a los tipos en un cuadrito pequeño que dice “Fulano Básico” o “Mengano Básico”. Si prestaron atención a estos cuadritos habrán visto que presentan a esta gente muchas veces con textos como este: “Cursó estudios en filosofía, biología, medicina,  ingeniería y antropología”. Habrán notado que eso es lo mismo que decir: “Fulano y Mengano no terminaron ninguna carrera, no tienen ningún título”. A mí me pasa lo mismo. Yo pasé por todas las facultades. No terminé ninguna. Pero de alguna manera siento que todas terminaron conmigo.
Así que yo puedo hablar de todas las Universidades y de todas las carreras.
En todas hay algo de sexo ni bien apoyás el culo en el banco.
La primera carrera que hice fue Artes. Ya de movida me pusieron una mina en bolas enfrente. Buenísima.  Me explicaron que se trataba de una modelo y que la teníamos que dibujar.
En el recreo conocí a Silvio. El era repitiente y me explicó algunas cosas de esa casa de estudios.
__ José—dijo—Acá somos todos compañeros. Si alguien necesita una mano se la damos sin vacilar.
Si todos se ayudaban entre sí, yo no entendí por qué Silvio había repetido. Se lo pregunté.
__ Hay cosas que uno no puede evitar—me respondió. —A mi me dio una mano una compañera, pero...
En ese momento no entendí lo que Silvio me quiso decir. Tampoco me importó mucho.
Al segundo día de clases fuimos al cementerio de la Recoleta, a la tumba de Sarmiento. Frente a la tumba hay un busto del padre del aula. Teníamos que dibujar el busto de Sarmiento. (Yo sé que muchos deben pensar que minas en bolas y visitas al cementerio deben de ser inventos míos. Pero los que hicieron la carrera saben que no estoy mintiendo.)
Cuando llegó el momento del examen se me acercó un profesor. Me dijo: __ No hace falta que haga nada. Está reprobado. —Me quedé como una estatua, y el tipo me explicó: __ Hemos notado que a usted se le paró con la modelo, y que no se le paró frente al busto de Sarmiento. Cuando  lo que nosotros esperamos de usted es exactamente lo contrario. Esto no es sexo, esto es arte. A usted no se le debe parar frente a la modelo; a usted se le debe parar frente al busto de Sarmiento. ¿Entendió?
Me acerqué a una compañera, Greta. Dije:-- Mirá, Greta, necesito que me ayudés. La semana que entra tengo otra oportunidad y no la quiero desperdiciar. Quiero que vayamos hoy a la noche al cementerio de la Recoleta y que frente a la tumba de Sarmiento, donde está el busto, vos me des una mano. Cuando venga el examen, con solo mirar el busto yo te voy a evocar. Así ya voy a tener la mitad del examen aprobado al menos.
Greta no lo dudó. Fue una buena compañera.
El día del examen yo estaba muy nervioso. Primero me llevé una sorpresa. No trajeron una modelo; trajeron un modelo, con la manguera hasta la rodilla. Por supuesto, no me calenté, y pasé la primera mitad del examen satisfactoriamente. Ya tenía un 5, y como se aprueba con 4, ya había aprobado. Pero quería más. Fuimos al cementerio. Vi el busto y recordé a Greta. Estaba salvado. Saqué un 10.
Fue entonces que se me acercó Silvio. Me tomó por el codo y se me aproximó demasiado, como para una confidencia.
__ José—dijo—Me aplazaron… Tuve mala suerte. Siempre tengo mala suerte… Viste que cambiaron a la modelo por un muchacho: yo hice un gran esfuerzo, pero no lo pude evitar… se me paró… Después en el cementerio recordé a mi compañera del año pasado y… fracasé. Ahora yo te pido un favor. Quiero ir con vos esta noche al cementerio y que me des una mano frente a la tumba de Sarmiento, así yo…
__ ¡Salí de acá!—le grité.
__ Pará, José. Acordate que yo te dije que acá todos nos damos una mano cuando la necesitamos…
Yo no les voy a contar si fui o no fui al cementerio con Silvio… Pero Silvio se sacó un cinco.

Guardapolvos Sarmiento

Cansado del arte me quise meter en el seminario. Lo primero que me dijeron es que la palabra seminario viene de semen…
Una de las primeras cosas que me explicaron los curas es que el celibato es para impedir el nepotismo. Yo les pregunté ¿qué es el nepotismo? Me dijeron que era eso que hacen los reyes, que se pasan la corona de padres a hijos. Yo me quería ir, pero el seminarista… el seminarista me invitó a hablar en privado. Me dijo:-- José, lo que está prohibido no es el sexo, es tener hijos. —Podía sentirle el aliento de tan cerca que me hablaba.
Una de las cosas que jamás se me dio por estudiar es periodismo. Pero les puedo hablar un poco de eso.
Tuve una novia que estudiaba periodismo. Como a todos lo que estudian eso le habían enseñado a preguntar dónde, cuánto, cuándo, cómo, por qué y para qué. Un día le digo:
__  Mi amor, quisiera ir a un lugar privado con vos.
__ ¿Dónde?
__ ¿Cómo “dónde”’? A un telo…
__ ¿Cuánto?
__ ¿¡Cómo “cuánto¡?  Un turno de hora y media, dos horas…
__ ¿Cuándo?
__ Ahora, mi amor. No aguanto más…
__ ¿Por qué?
 Ya me estaba cansando. Pero peor fue cuando estábamos adentro del telo. Estaba en la cima y le digo:
__ Mi amor, voy a acabar…
__ ¿Dónde?
__… ¿Donde? Eeehhhhh….
__ ¿Cuánto?
__... uuummmmhhh…
__ ¿Por qué?
 Decidí no volver a ver más a esa mina.
Peor me fue con una mina que estudiaba antropología, Miriam. Las antropólogas tienen tres obsesiones: el tema de la familia, las razas humanas y el feminismo. Ella me explicaba: “en China una familia incluye a los abuelos, que son los jefes de familia, y muy respetados. Para ellos no hay familia sin abuelos. Cada país considera familia a una cosa diferente”. Sobre las razas era inbancable. Para las antropólogas las razas no existen.  Miriam, que era negra, no podía distinguir un dálmata de un pequinés, o al menos eso era lo que yo le decía cuando la cargaba. Con respecto al feminismo son peores que con lo otro: las mujeres son las víctimas del género humano, y además tienen una gran predilección por la antropología, porque es una carrera exclusivamente de mujeres.
Una vez le dije “negrita”, cariñosamente. No solo no le gustó sino que me acusó de racista. Le hice notar que yo no podía ser racista porque las razas no existen, lo que no mejoró las cosas. Cierta vez le observé a Miriam que su madre era Rubia. Me salió con lo tapones de punta. Muy enojada me dijo que ahora la discriminaba a la madre porque era rubia. Me cansó. Le dije: “Me tenés podrido vos y tu familia”. Me explicó a los gritos que ella y su madre no conformaban una familia. La mandé a la concha de su madre, y me dijo llorando que nunca la había conocido, que era negra igual que ella y mujer…
De psicología mejor no hablar. Estuve un día en la carrera. Lo primero que me explicaron era el complejo de castración. Levanté la mano y pedí la palabra:__ Freud hablaba del complejo de castración porque la tenía cortada. (Chiste malo.)
Con la carrera de filosofía es otra cosa: todo pasa por la mente. 
Cuando vos te sentás en la primera clase de alguna materia de Filosofía, ya notás la soberbia del conocimiento. Nadie habla con nadie. La gente se mira por encima del hombro, como si se espiaran unos a otros.
Lo primero que hace el profesor es dar los textos obligatorios de la cursada y después te recomienda la lectura de su libro, que se llama “La ética de Aristóteles”... Casualmente el seminario se llama “La ética de Aristóteles”.
Entre la bibliografía obligatoria siempre hay muchos alemanes. Como Heidegger. Cuando el profesor menciona un libro de este alemán nunca falta un figureti que levanta la mano y dice—Qué traducción nos recomienda. —Ahí se escucha un murmullo, que es como una mezcla de asombro admiración y envidia. Es algo así como un Oooohhhhhh. Pero a este gil, que pide una buena traducción, le sigue otro, más pillo, que levanta la mano y dice. —En alemán. Quisiera conseguir el libro en el original en alemán. —Y en ese momento se vuelve a escuchar el murmullo: Ohhhhh. (Al público, para que repita.) Ohhhhh. (Irónico.) Este sí que sabe. Pero después levanta la mano otro, más astuto, más atrevido.
—Profesor, ¿podría hablar con usted?
—Hable m' ijo.
—En privado…
Es mejor no imaginar ciertas cosas. Ese tipo seguro que tiene un buen promedio. Cuando son pibes le lustran la manzana a la maestra; cuando son grandes… Alguien por ahí dijo “le lustran la banana al profesor”, pero yo no dije eso.
Ni bien llegás, lo primero que te explican son los filósofos griegos: Sócrates, Platón y Aristóteles.
Sócrates es maestro de Platón, y Platón es maestro de Aristóteles. Y ahí comienza el problema. Nadie se acuerda de quien es maestro de quien. La cosa se pone más difícil porque te tiran un texto donde un tipo te explica la homosexualidad entre los griegos de la antigüedad, que era muy diferente a la nuestra. El tema era pertinente porque los maestros se la daban a sus alumnos. Por empezar, la mujer estaba tan marginada y despreciada que no se admitía a un pasivo con voz de pito… El que recibía tenía que tener la voz grave, como Mario Grasso.  Lo más raro es que ni bien cumplía los 18 años, el pasivo pasaba a ser activo. O lo que es igual: pasaba a ser maestro.
Entonces, como todo tiene que ver con todo, uno ya no recordaba quién la daba y quien recibía. ¿Era Platón el que se la daba a Sócrates o era al revés? ¿A quién se la daba Aristóteles?
Yo tenía esa inquietud. Soy muy tímido y me costaba levantar la mano. La única vez que la levanté fue para preguntar “¿Cómo tenían hijos si las mujeres estaban tan menospreciadas?” El profe me respondió: “Cuando querían viajar tomaban un caballo, cuando querían tener un hijo…”
Venciendo mi timidez me acerqué al profe.
__ Profesor, ¿quién fue el maestro de Aristóteles?
__ Nos vemos en el Buffet a las 8—fue su respuesta.
 Llegué al buffet puntualmente. Me dio un beso y no me respondió la pregunta.
__ Yo doy clases particulares… Yo soy tu profesor…
 Le dije que no entendía
__ Yo soy tu profe— continuó—tu maestro. ¿Entendés?...
Yo ya estaba entendiendo, pero me hice el boludo.
__ No. No entiendo—le dije
__ Con más razón necesitas las clases… en mi casa…__ le habré puesto cara muy fea, porque continuó con otro tono—José… entendelo: mañana vos vas a ser profesor, maestro, y… y vas a darle todo tu conocimiento a otro, toda tu sabiduría hasta el fondo.
Yo no les voy a contar lo que hice, pero siempre es importante aprobar la materia.
Los idiomas son muy importantes para el filósofo, y no solo el alemán... Un día me quería transar una mina de filosofía. La puse contra la pared. La tome del cuello. Me apoyé sobre ella. Y en el momento cumbre no abrió la boca. Me dijo que tenía lengua muerta y salió corriendo para la clase de latin... Y es que cada idioma te da una visión del mundo determinada. Entre los esquimales hay muchas formas de decir “blanco" en su idioma: viven en un mundo blanco y diferencian muchos matices. Algo parecido ocurre con los pigmeos: viven en un mundo verde. Tienen tantas formas de decir “verde” que la palabra “verde”, tal como nosotros la entendemos, no existe pare ellos. Los filósofos, además de tener mil formas de decir “profe te quiero”, tienen casi la obligación profesional de saber alemán. El alemán es el idioma más lustrado en la carrera de filosofía. Pero ¡ojo!, eso es acá. No en todos los países se estudia filosofía con un amor tan grande a todo lo que es alemán.
Julio, un amigo mío, era un excelente estudiante, pero no quería saber nada con el alemán. —José—me decía—que estos nabos aprendan el alemán. Yo quiero algo realmente diferente, radicalmente diferente, para pensar de otra manera. —Y se dedicó a estudiar chino. Tenía realmente facilidad y progresó rápidamente. Hizo todos los deberes: se enamoró tanto de China que se casó con una china, se afilió al PTP, que es el grupo maoísta de la facu, y se fue a vivir a China, con el título bajo el brazo. Cuando se fue lo fui a despedir: estaba feliz. Su boca sonreía como los ojos de los chinos… Pero a los dos meses lo teníamos de nuevo entre nosotros. Estaba triste, decepcionado. Me contó: Los chinos me recibieron con los brazos en alto. Me invitaron a un congreso de filosofía. Me preguntaron de dónde era, y yo respondí en perfecto chino: de Argentina. Y todos hicieron: Ooohhhh. Les agregué que era de Buenos Aires, que es la capital de Argentina. Me respondieron que lo sabían, y volvieron a hacer: Ooooohhhh. Les dije que era egresado de filosofía de la UBA. Casi no me dejan terminar: Oooooohhhhh. Estaban realmente sorprendidos, encantados. Sabían todo de nosotros… Y me pusieron a traducir a Heidegger… al chino.
Pero, además de los idiomas, los filósofos tienen otros hobbies. Por ejemplo, nunca quieren perder una discusión, y apelan al recurso del antecedente.  En otras palabras: alguien ya lo dijo. Y para eso se van muy atrás en el tiempo: a los griegos más antiguos. Por ejemplo, si vos les hablás de que Colón dijo que La Tierra es redonda, ellos te van a hablar de Pitágoras, que ya había dicho lo mismo mucho antes. Si hablas de Hiroshima y las bombas atómicas, te van a decir algo sobre los Atomistas, que son unos filósofos muy antiguos. Ni Pitágoras ni los Atomistas dijeron quizás exactamente eso, pero a los filósofos les basta con que haya sido algo bastante parecido.
Por eso me pareció muy gracioso lo que le pasó a Sergio, un pelotudo que estudiaba filosofía conmigo. El tipo iba a las congregaciones evangelistas y se reía de la ignorancia de la gente. Encontraba un placer malsano en molestarlos con la teoría de la evolución. Le decía que los peces podían volar. Que solo necesitaban tiempo, evolución. Que un animal puede transformar una parte de su cuerpo si es necesario. Que nosotros mismos podemos transformar nuestros brazos en alas, si la evolución lo quiere. Muchos se ponían a discutir con él, y rápidamente alguien mencionaba a Darwin. Entonces Sergio aclaraba, muy pedante:-- Darwin no. Ya en el siglo sexto Antes de Cristo, el filósofo griego Anaximandro  hablaba de evolución. Eso está en el fragmento 12 A 10 de su obra. — Sergio iba repitiendo eso como un sacramento, subrayándoles a los religiosos eso de “Antes de Cristo”, como para que aprendan…
Pero un día se cruzó en la facu con Arturo. Arturo era un estudiante brillante y muy sensato. Sergio le tiró su tema favorito:
__ ¿Qué opinás de la evolución?—También le habló de los peces, de cómo podían volar y todas esas cosas.
__ Bueno—dijo Arturo—Desde Darwin…
__ No, Darwin no. Ya en el siglo sexto Antes de Cristo, Anaximandro, en el fragmento 12 A 10, bla bla bla bla…
 Arturo, herido en su orgullo de filósofo, buscó en su cabeza:
__ No, ya en el siglo dieciséis  Antes de Cristo, en el valle del río Indo, hubo un filósofo que postuló eso mismo que Anaximandro.
 Sergio nunca en su vida pensó que le podía pasar esto, así que tuvo que inventar algo:
__ Ya en el valle del Nilo, en el siglo veintiséis Antes de Cristo, hubo un rey que se le adelantó a todos…
 Arturo no quería mentir, pero tuvo que hacerlo, porque intuía que el otro  ya lo estaba haciendo y porque no quería darle el gusto a semejante imbécil:
__ Te equivocás: en la Mesopotamia se ha encontrado un texto en escritura cuneiforme que demuestra que ya los Sumerios, mucho antes que cualquiera, se adelantaron a Darwin. Ese texto dice que los peces pueden transformar, con el tiempo, sus aletas en brazos.
 Sergio tendría que haberse quedado callado, pero no era su estilo. Dijo:
__ El primero que transformó una parte de su cuerpo para demostrar con un ejemplo la posibilidad de la evolución fue Adán.
 Sí, Sergio era capaz de convertirse en cristiano con tal de que le terminaran dando la  razón. Y en esa conversión quizás estuviera evolucionando…
(Suena el teléfono) Hola… Sebastián… ¿Qué parte no entendiste?... Ah… si Platón era maestro de Aristóteles o al revés… Qué te parece si nos vemos en el buffet a eso de las 8… Dale… Yo te voy a dar toda mi sabiduría… Otro para vos.
Otro de los Hobbies de los filósofos es determinar etapas en la evolución del pensamiento de los grandes pensadores. Y lo hacen dividiendo ese pensamiento en porciones, como si fuera una pizza. Si le decimos a un filósofo algo sobre Platón, nos va a responder: “¿qué Platón, el primero o el segundo? En un momento hablaba de Kant. Me preguntaron: “¿el primero, el segundo o el tercero?” Hay debates gigantescos sobre el tema. Un profesor comenzó la clase asegurando que había cinco Descartes... Como estábamos en una clase de Metafísica lo consideré probable. El tipo estaba indignado porque otro profesor bajaba esa cifra a tres, y nos desafió para que encontráramos los dos que faltaban. Un loco… dos locos. En fin… En otro momento hablaba de Ortega con un amigo. “¿El primero o el segundo?”, me preguntó. Le dije: “estoy hablando del Burrito Ortega, pelotudo”.
La mayoría de los filósofos no tienen el don de la palabra poética. Escriben un libro enorme con palabras que nadie entiende. Pero en algún momento se quedan sin palabras y meten cosas casi líricas, al menos para un filósofo. Kant escribe un enorme libro, La crítica de la razón pura. En un momento se queda sin palabras para expresar lo que ya ha dicho mil veces con palabras difíciles. Entonces dice “Intuiciones sin conceptos son ciegas, y conceptos sin intuiciones son vacios”. Leibniz, para explicar lo que es una mónada termina por decir: “las mónadas no tienen ventanas”. Uno habla de cegueras y vacíos, el otro de ventanas. Son ejemplos que se les ocurrieron como al pasar, nada serio… Eso sí: cuando un profesor te lo explica no pueden faltar estos ejemplos. Peor aún, es obligatorio anotar semejante cosa en un parcial. Es que esas giladas están anotadas en un libro importante.
Pero qué pasa cuando ese pensamiento no está en un libro. Tenía un profesor que dividía el pensamiento de Foucault en cuatro, y lo explicaba así: “el pensamiento de Foucault tiene cuatro etapas, como fases tiene La Luna”. Yo puse eso en un parcial y me puso un cero. Ni él recordaba lo que había dicho. Todo podría haber sido diferente si hubiera metido a La Luna en un libro.
Los filósofos tienen otro entretenimiento: discutir interminablemente sobre una línea, sobre un renglón escrito hace miles de años. Y han escrito miles de tomos para determinar qué carajo quiso decir Fulano cuando dijo esas cuatro palabras de mierda.  Sobre un renglón puede haber tantas interpretaciones como profesores en el mundo. Tenía un profesor, Penillas, que nos quería enseñar su tesis sobre una línea de Aristóteles. Decía que en esa línea se revelaba el verdadero sentido de la ética de Aristóteles y el sentido del universo. Nos había obligado a leer 50 libros sobre el tema para descalificar a 50 profesores. Pero nosotros compramos y leímos solo uno: “La ética de Aristóteles y el secreto del universo”, del profesor Penillas. Y estoy seguro que justamente eso es lo que quería el profesor.
Yo no sé por qué, pero Aristóteles siempre terminaba diciendo lo que quería Penillas. (Alguien grita: “el primero o el segundo (Penillas)”. El monologuista se precipita desde el escenario y lo golpea con furia. Luego vuelve al escenario)
Otro entretenimiento filosófico es el ejercicio de la duda y la relatividad. Muchas veces es solo un escudo para esconder la propia ignorancia. Como no pueden decir “no sé”, relativizan todo. Nunca afirman. Nunca niegan. Un día yo hablaba sobre Waterloo. Explicaba que Napoleón perdió la batalla porque tenía caballos muy malos. Un filósofo me salió al cruce:
__ Es relativo; habría que ver qué tipo de caballos…
__ Tenía los mismos caballos que el enemigo, pero en peor estado.
__ Quizás el terreno, el relieve…
__ El relieve es el de Waterloo, que los historiadores conocen de sobra…
__ Tal vez el clima, porque determinados climas son una trampa para todos los caballos y…
__ Ese día fue un día hermoso.
__ Acaso habría que ver…
__ Por qué no te vas a la puta madre que te parió…
__ Quizás mi madre, pobre, tal vez, acaso…
Si uno les plantea una pregunta simple, dudan igual.
__ ¿Dulce o amargo?
__ Depende del momento, la hora…
__ ¿Vida o Muerte?
__ También: depende del momento, la hora.
A lo único que estos tipos contestan sin vacilar es a la pregunta: “¿Filosofía o coger?” No lo dudan: filosofía. Porque en filosofía no se coge. O al menos no abiertamente. Para eso las cosas son muy sutiles, como hemos visto.
Pero el hobbie más insoportable de los filósofos es el de las etimologías. Voy a repetir un ejemplo que ya di en otro momento. Podemos imaginarnos que nos están explicando la palabra “Potamos”, que en griego significa “río”. Esa palabra, por ejemplo, se encuentra en hipopótamo (caballo de rio) o mesopotámia (entre ríos) y de esa palabra griega viene “agua potable”, porque históricamente el agua de mar nunca fue bebible y la de río sí. Por lo tanto, si usted tiene el Río de la Plata cerca, beba su agua, porque es potable.
A este tipo de falacias son muy afectos hijos de puta como Mariano Grondona. Lo increíble es que precisamente por estas guachadas miles de personas lo señalan como un genio. El sabe que una palabra no significa lo mismo hace dos mil años que ahora, pero son muchos y son los que le dan de comer.
Un día me quería levantar a una compañera fanática de Grondona. Le expliqué la diferencia entre el “orto” griego y el “orto” latino. Orto—le dije, canchero— Orto en latín es el momento en que apunta el sol. Orto en griego quiere decir recto, como en “ortopedia” (rectificar pierna) u “Ortodoxo” (recta opinión.) Y le terminé explicando que de esta palabra griega, que significa “recto”, viene la referencia al ano, que es el agujero en donde termina el recto…
Nunca más me dirigió la palabra.
 El otro día discutía con un amigo sobre Guy de Maupassant. Se puso como loco:
 __ ¡Se dice “Gy de Mopasan”, no Guy de Maupassant!
__ Pero es que…
__ No. Se dice como se dice. Es de brutos decir cómo se escribe.
Me invitó a una conferencia que daba un profesor francés, especialista en literatura argentina. El tipo hablaba así: “La obra de Boryes contempla ciertos aspectos de… la obra de Boryes se puede interpretar como… la obra de Boryes esto… la obra de Boryes lo otro. Yo le dije a mi amigo:
__ Se dice “Borges”, no “Boryes”.
__ El tipo es francés y no tiene ninguna obligación de saber como decimos las cosas acá.
__ Si, pero es que…
__ ¡Te callás! No me dejás escuchar a mí, ni dejas escuchar a los demás. —Y lo decía a los gritos. Yo ya parecía su pareja antes que su amigo.
 Al final llegó el tiempo de la rueda de preguntas. Yo levanté la mano:
__ Señor— podría haber dicho “profesor”, pero no le quería dar el gusto— Señor, yo creo que hay en la obra de Borges una  influencia de… Guy de Maupassant (sic)
 El profe no entendió, pero afortunadamente a su lado había un forro que le aclaró:
__ El muchacho se refiere al escritor Gy de Mopasan.
__ ¡Ah¡-- respondió el catedrático. Y continuó, muy humildemente—No conozco en profundidad la obra de, como dice usted, Guy de Maupassant. Me interesaría conocer los motivos que tiene para afirmar cosa tan interesante. Si es posible, me gustaría hablar con usted después, si eso es posible, a solas.
__ Si, profe: En el buffet a las 8.

 Febrero 2012
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NOTA: Los pasajes que hablan de Mariano Grondona y de mi tío misionero son autoplagios, un tanto cambiados, que usted puede encontrar en otros artículos de este blog. No suelo repetirme, pero hay veces en que uno se enamora de cosas propias.

3 comentarios:

  1. jaajjajaaaa! que lindo amigo que entregues el orto por la cultura. Exelente. No se lo des a ningún actor de estandap(sic) esos arruinan todo.
    Es un post digno para http://charlasdelorto.blogspot.com/

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  2. Charlas... me parece un inquietante blog, aunque aun muy breve. Pero esa gente creo que trabaja en otro tono, más agresivo, menos lírico si me permitis.

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  3. bueno, es sólo gente. no te hagas el curto,no te hagás.

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