El acuario musical
Hace más de veinte años, Giovanni Sartori escribió un libro llamado Homo Videns (Hombre que ve.) En él se dice que la humanidad (el homo sapiens u hombre pensante) está en crisis por la propagación de los elementos audiovisuales que lo rodean. Según este autor, el espíritu crítico de nuestra especie estaría obnubilándose por la propagación de televisores, que nos estarían invitando a aceptar lo que se nos ofrece sin razonarlo mucho.
Sartori, como se ve (cuac), puede ser tildado como apocalíptico, según la afortunada dicotomía de Umberto Eco. Para Giovanni, toda esta invasión audiovisual traería consecuencias desastrosas.
Sin embargo, ya pasaron 20 años, apareció Internet, se han multiplicado los televisores, y no obstante lo cual, nada de lo pronosticado por el tano Sartori pudo confirmarse.
No se puede idiotizar el pensamiento de un grande como Giovanni porque el pobre tuvo miedo en algún momento. Yo también tengo esos miedos.
A mí me preocupa particularmente el acuario musical en el que vivimos cotidianamente. El despertador te tira una música; el colectivero la escucha; los autos dan la nota; entrás a una verdulería y ahí está la música; los celulares la ejecutan y la gente parece que tiene música en el cuerpo. No nos liberamos de ella en ningún momento. Puse un programa de televisión y me puse a contar la cantidad de fragmentos musicales que se reprodujeron en una hora, incluidas las publicidades. ¡Nada menos que 135! No hay respiro. Fugazmente desfilan ante nuestros oídos Jazz, Rock, Clásica, Bossa nova, Heavy, Punk, Reggae, Blues, himnos nacionales, jingles varios, cortinas exóticas, buena y mala música. El tema es que toda esta catarata obnubila el sentido crítico y de atención mínima que se merece la música. Hace días que trato de prestar atención a todo lo musical que emana desde la pantalla. Y he llagado a cuatro conclusiones:
1) Nadie escucha la música que sale de la pantalla. Solo se la oye.
2) Homo auditorem. Nos estamos convirtiendo en eso, hombres que oyen. Yo no soy un apocalíptico, no creo que dejemos de ser racionales por eso, ni tampoco que la música se deje de gozar.
3) Lo que estamos dejando de gozar es el placer del silencio. La música es una combinación de sonidos que se construye sobre el silencio.
4) Lo único que pasa por la tele sin música incidental por un prolongado período de tiempo son los eventos deportivos. Con el fútbol tenemos al menos 45 minutos de relativo silencio musical asegurado. Gloria al fútbol (televisado.)(cuac.)[1]
Octubre de 2012
[1] Cuac: onomatopeya del granznido del pato que se emplea como remate de un chiste bobo o una situación ridícula.
REGuETóN, esa inmundicia me está ahogando porque la ola de grasa te hunde,amigo, te hunde.
ResponderEliminarSipi. Reguetón, música que solo sirve para que mucha gente sepa que existe Puerto Rico
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