sábado, 4 de abril de 2015

La nostalgia por el origen



La nostalgia por el origen
(Heidegger y las iglesias restauracionistas)



“Podríamos preguntarnos si el camino intelectual de Heidegger es un peregrinaje místico, pero no hacia dios, sino hacia el Ser”

Juan Manuel Navarro Cordón
,                                                          Heidegger o el final de la filosofía.


Lo que valoro de los ensayos es esa posibilidad de ser un tremendo irresponsable, ese descuido del rigor, ese “yo te mando un bolazo que concebí en dos minutos y vos —acabado investigador— te encargás de averiguar el grado de verdad que hay en lo que dije.” Estas líneas que siguen—y más de la mitad de este blog—corren en ese sentido.

Heidegger se encargó de restaurar el sentido original del Ser. La apertura de Ser y Tiempo está consagrada a eso, a demostrar que toda la historia del pensamiento filosófico sobre el Ser no hizo más que ocultar el verdadero sentido del Ser.

El alemán opera, sin dudas, de la misma manera que los Estudiosos de la Biblia que fundaron las iglesias restauracionistas, por ejemplo la Mormona y los Testigos de Jehová. Ellos también vienen a ser unos revisionistas o restauracionistas del sentido original de algo elemental: dios.

Ahora bien: dios y el Ser se tocan en varios puntos. Basta con suplir todas las veces que aparece en Ser y Tiempo la palabra Ser y reemplazarla por la palabra Dios para comprobar la religiosidad inherente al filósofo. —Con la compu hoy eso es muy fácil—.

Pero hay más. Tanto Heidegger como los estudiosos de estas iglesias abrevan en el griego antiguo y encuentran en esa escritura y en esa lengua la perfección de aquello que estudian. Para el filósofo esa perfección del Ser fue dada a los griegos clásicos, en virtud de su idioma; para las iglesias restauracionistas en el griego del Nuevo Testamento—que los Testigos de Jehova  llaman Nueva Alianza—.

En el alemán y en la teología de estas iglesias encuentro una gran nostalgia por aquello que nunca podremos alcanzar: el origen. Son un poco como los musulmanes, que consideran que el tiempo perfecto se encuentra en el pasado, en tiempos del profeta, y que todo lo que vino después es y será inferior.

No todo es buscar la verdad en nuestras vidas. Encuentro una experiencia estética preciosa en la lectura de Ser y Tiempo y también en la lectura de La Gran Apostasía, de James Talmage. Quizás soy yo. Quizás encuentro en la nostalgia una excusa para creer en dios, o en que dios alguna vez existió.



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