Mario
Wainfeld y José Natanson
¿Cómo se llama—o se llamaba— el ex
capo de la inteligencia Argentina? ¿Stiusso, con dos eses, o Stiuso, con una
sola? ¿Jaime Stiusso, Antonio Stiuso o—como apuntan los pícaros— Jaime Antonio
Stiusso? Los agentes del servicio suelen preservar las iniciales de sus nombres
originales, que por supuesto no es ninguno de todos esos. Dicen que el tipo
habría nacido como Aldo Steller. Y vamos de nuevo: ¿Steller con doble ele o con una sola?
Con cuarenta años al servicio del
Estado—o con el Estado a su servicio—, es altamente probable que ni él mismo
recuerde quien es. Pero más raro es constatar que el pueblo no sólo sabe quien
es, sino también dónde está: en el extranjero, en una isla del caribe, afirman,
que es además un paraíso fiscal que le da todo lo que necesita.
Cualquier cosa pudo haber sido de
este vil ser. ¿Cómo impiden que salga del país una persona con tantos amigos? ¿Cómo identifican el cadáver de
un hombre que no tiene identidad? Por supuesto que hay gente que sabe donde
está—o a dónde lo mandaros—, pero ubicar a esta gente es más difícil que dar
con el paradero de Jaime o Antonio o Aldo o…
Toda persona que incursiona largos
años en la política se fabrica un reaseguro, una cartera de clientes o
intereses que le garanticen, llegado el caso, un margen de continuidad, y en el
peor de los casos, algo de impunidad, o alguna forma de maniobrar para evadirse.
La verdad es que Stiusso no está ni
muerto ni vivo, está desaparecido. No podemos tener ninguna certeza de su
paradero. Y menos cuando esta gente labura en coordinación con la mismísima
justicia, que al menos idealmente, tendría que ser un dechado de transparencia.
Leed lo que escribió Mario Wainfeld poco días antes de la muerte del fiscal
Nisman.
"Como fuera, hace un largo rato que un
conjunto de jueces enfrenta al Gobierno, sin ningún recato ni acatamiento a las
normas. La limpieza de la SI
(Secretaria de Inteligencia) agrega otro jugador, no muy afecto al fair play,
por así decir."
Sin embargo,
mi vecino sigue insistiendo que la tele lo informa sobre Jaime Stiusso, su paso
al Brasil por Concordia y un sinfín de giladas más. Entonces trato de explicarle
que a diario nos venden noticias falsas, tanto desde la oposición como desde el
gobierno. Le agrego que de eso se encarga gente de los servicios. Lo ilustro
con lo que escribió José Natanson en el Dipló,
poco después de la muerte del fiscal,
en un artículo que—entero— da a entender más cosas de las que explicita.
"En febrero de 2002, en medio de la paranoia
pos 11 de Septiembre, la prensa estadounidense informó que el jefe del
Pentágono, Donald Rumsfeld, había creado un organismo de contrainformación, la Oficina de Influencia
Estratégica, con el objetivo de instalar noticias falsas en los medios
extranjeros, en particular en las agencias internacionales, que sirvieran a los
fines de la guerra anti-terrorista. Acorralado por el escándalo, Rumsfeld se
vio obligado a emitir un comunicado anunciando el cierre del organismo…
comunicado que algunos definieron como el debut operativo de la nueva oficina."
Mario y José son periodistas
excepcionales, — en el sentido de que no abundan—. Estos señores tienen un
nombre y un apellido. Yo agradezco que exista esta gente, porque creo en ellos,
porque en algo hay que creer.
José
Natanson:
Mario
Wainfeld:
Sobre
los nombres de Stiusso:
No hay comentarios:
Publicar un comentario