miércoles, 6 de julio de 2016

Dos matrimonios de luto

El Ángelus de Millet es un clásico de la depresión. Estos campesinos, que parecen estar agradeciendo a dios por la cosecha, estarían esperando un bebé. De hecho ¨Ángelus¨ remite al ángel que le viene a decir a María que está embarazada, como parece estarlo la protagonista.

Sin embargo, al primer golpe de vista, lo que parecen estar haciendo estos campesinos es despidiendo a su hijo, (lo cual no excluye que estén esperando otro). Esto fue sospechado por años hasta que, gracias a Salvador Dalí, y rayos X mediante, hoy sabemos que Millet primero pintó un ataúd donde hoy aparece la cesta. Esto se ajustaría con la iglesia que aparece débilmente en el fondo ¿Qué pasó en el medio? Parece que Millet se asustó de su propio lienzo y prefirió algo más normal para los saboreadores del arte de su tiempo. Pero la fuerza en los gestos y en la actitud de los protagonistas ha trascendido la literalidad de la cesta. Millet no pudo ocultar su intención primera por la misma destreza de su arte, por su misma genialidad.

Me gustaría acotar que el campesino, históricamente, siempre estuvo atado a los ciclos de la vida y de la muerte (la siembra y la cosecha), y a otros ciclos naturales (las estaciones, las sequías, las épocas de lluvias copiosas y todo eso). Ellos entierran a su niño, esperan otro,  y siguen trabajando, aunque, momentáneamente han dejado las herramientas inertes: como el tridente que en la pintura descansa clavado en la tierra.

Sin embargo, yo no puedo dejar de ver en el Ángelus otra tela memorable: Gótico americano de Grant Wood. En este cuadro el tridente está mirando hacia arriba, dialogando con la ventana gótica de la casa, que trae ecos de una iglesia. El granjero sujeta firmemente el tridente y una mujer— ¿su hija?— parece sostenerlo desde atrás. Hay cierto aire de defensa en el rostro del granjero, y hay algo de reja y de arma en el tridente. El tipo se siente amenazado y ella le implora,  tal vez, moderación. ¿Está defendiendo su casa o una iglesia? Wood aseguró que se trata de una casa, aunque lo que remata el edificio bien podría ser una cruz. De la mujer no dijo nada, pero yo siento que es su jovencísima esposa, y que tal vez esté embarazada, como cualquier mujer normal de esos tiempos y de ese medio. Por lo tanto, yo, como un epígono de Dalí, no quedo convencido de lo que dijo el artista. Alguien—no recuerdo quien—alguna vez disparó que las cortinas tapan el interior porque se trata de un momento de luto. (Y nótese que se trata de un día radiante y que la dirección de las sombras revelan que no se tapó las ventanas para evitar el sol.)


No puedo dejar de ver un contrapunto entre el catolicismo implícito en Millet, y su idealización del campesino inocente y puro,  y el protestantismo implícito en Wood, que es la otra cara de la moneda. Quizás esto sea llevar el análisis un poco lejos. Pero lo mismo le dijeron a  Max Weber cuando publicó La ética protestante.    

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