En la Quebrada de Humahuaca se
están dando emprendimientos novedosos. La zanahoria, la acelga, los pimientos y
la frutilla le dan un color inédito al paisaje, que compite con el arco iris de
los cerros. Casi podríamos decir que le dan sabor, le dan vida.
Estos cambios en la paleta del
ambiente contribuyen, con el turismo, a fortalecer los corazones y a estimular la
vista.
Pero estos nuevos cultivos se dan
sobre las pocas tierras fértiles de la quebrada. El que más llama la atención
es el clavel. Miles de claveles adornan las pupilas y las fotos que nadie se
resiste a sacar, como para eternizar la experiencia estética.
Pero esos claveles son utilizados
principalmente para ornamentar los cementerios de todo el país, los nichos más
feos, las tumbas más oscuras. Y también
para eternizar a los que queremos con un gesto y un poco de belleza.
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