¨Vayan a estudiar, manga de burros¨,
suele aconsejar Ricardo Iorio. Yo le hago caso. Siempre. Porque ¨solo sé que no
sé nada¨, como decía Sócrates, y porque no me gusta ventilar giladas cuando está
en mi poder hacer dos o tres clicks y averiguar como viene la mano sobre un
tema cualquiera. Máxime si tengo que hablar
ante gente que cree en mis conocimientos, que confía en mi. Se lo debo a
ellos; no me gusta traicionarlos. Y, llegado el caso, me basta con decir ¨no
sé¨, ¨no tengo la más puta idea¨. Prefiero
que dejen de creer en mí antes que embaucarlos como si constituyeran un
contingente de imbéciles.
Me estoy refiriendo a gente que, haciendo dos cliks, te enterás que,
además de formadores de opinión, son insignes docentes universitarios
transnacionales, que vomitan lo que saben acá, en Harvard, en Java y en
Criptón. Muy aplaudidos por nosotros, pobres docentes telúricos que luchamos de
sol a sol con indios semianalfabetos en las aulas bárbaras del conurbano. Lo he
escuchado de mis colegas: ¡ cómo sabe Juan Sebastian Lachota o Silvina Raquel
De la Concha sobre
política internacional! ¨. ¡ Uy, sí,
por algo están en la tele! No se equivocan una sola vez, sino muchas, al por mayor, recurrentemente.
Tienen una columna semanal en el noticiero o una columna quincenal en un
matutino y teniendo tanto tiempo para aprender vuelven a repetir sus
insensateces. ¿Nos subestiman o son ignorantes? Yo creo que ambas cosas.
¿Qué es lo que hay que saber para
opinar sobre temas internacionales? Hay
algunas cosas que ya están instaladas, cosas que cualquier mortal va a ir a
buscar. Un poco de historia de la región, un mapa, bajo qué régimen de gobierno viven, cuáles
son los recursos en juego, como se posicionan las potencias ante el conflicto,
como se para nuestro país, un poco de vaticinio para agregarle sal y pimienta
al asunto, mezclamos y listo. Hasta ahí
todo bien. Pero ¿falta algo?
Un speech que deberían saber
para no decir huevadas versa sobre las diferentes lenguas que se hablan en un
territorio dado. Vivimos lejos de todo y parece cosa trivial ponerse a
ver esas cosas, tal vez porque hacemos cientos de kilómetros y todos hablamos
castellano. Bueno, el mundo es otra cosa, es mucho más complejo en ese aspecto.
Es tan complejo que no sólo es un quilombo de lenguas, sino también un quilombo
de escrituras. Es más: un mismo idioma se suele escribir de muchas maneras
diferentes…
Supongamos que quiero escribir
cualquier boludés, por ejemplo, ¨tengo dos huevos, el derecho y el izquierdo¨. Pero
lo quiero escribir con el alfabeto griego. Bueno, es una pavada: ¨θηνω δωσ
υηγωσ, ηλ δηρηκχω ψ ηλ ιξφϋιηρδω¨. Solo se trata de remplazar un signo por
otro. La misma pavada si lo quiero escribir en alfabeto cirílico o con números,
arábigos o romanos, da lo mismo. Con un
poco de práctica en un mes lo hacemos espontáneamente, como si lo hubiésemos
hecho toda la vida. Y con un poco de esfuerzo estamos haciéndolo con el
alfabeto árabe o el japonés, que son silábicos. No estoy jodiendo. No se trata de hablar esos
idiomas, sino simplemente de hablar como
siempre lo hacemos, pero escribiendo de otra manera.[1]
Los alfabetos, además de
convenciones, son una herencia cultural. Nosotros empleamos el alfabeto latino
porque es el alfabeto con el cual se escribía el latín, la lengua litúrgica de la Iglesia Católica.
Contrariamente, los griegos y la mayoría de los pueblos eslavos de raíz
ortodoxa, como los rusos, utilizan el alfabeto griego o, para ser más preciso,
uno de sus derivados, el cirílico. Lo que estos pueblos saben mejor que
nosotros es que el Nuevo Testamento está escrito en griego. Para ellos es una
locura que una iglesia llamada cristiana utilice el latín y sus letras para el
rito. De ahí a las balas hay un solo paso.
Si me sigue, vamos a complejizar un
poco las cosas con ejemplos cada vez más copados, y desde el punto de vista
argentino, más bizarros, sin dudas.
Antes de hablar gansadas sobre el
conflicto de los Balcanes usted debe saber algo elemental: croatas, bosnios y servios
hablan el mismo idioma, que acertadamente podríamos llamar Eslavo del Sur o
Yugoslavo, que significa precisamente eso: ¨yugo¨, sur; ¨slavo¨, eslavo. El
hecho de que los tipos hablen de un idioma bosnio, otro idioma croata y un
tercero servio es un problema de ellos, no de nosotros. Esos idiomas son el mismo
idioma. Sí, no estoy diciendo que son dialectos mutuamente inteligibles. Hablan
igual. Tal vez se diferencian como el porteño del cordobés, pero son lo mismo. ¿Entonces
cuál es la diferencia? ¡Escriben con alfabetos diferentes! Mientras los servios
utilizan el alfabeto cirílico (ese de los rusos) los croatas utilizan el
nuestro, o sea, el latino. ¿Por qué? Porque los servios son ortodoxos y los
croatas y los eslovenos son católicos. A su vez, esta diferencia religiosa, de
raíz histórica más que efectiva— comunismo mediante— crea enlaces con otros pueblos eslavos. En
efecto, los polacos, por caso, son afines a los croatas porque, además de
eslavos, también son católicos y porque también, por eso mismo, emplean el
alfabeto latino (Y el hecho de haber estado en bandos opuestos durante la Segunda Guerra no modificó esa esencia). Otro tanto se puede decir de los servios, que son afines a los
rusos por los mismos motivos. (Y aunque aún hay bosnios que escriben con caracteres árabes, la verdad que por muy musulmanes que se reclamen la mayoría escribe en latino o cirílico.) En síntesis, el idioma, en este caso, no nos
ayuda demasiado, pero sí, de manera clara, la forma en que estos idiomas se
escriben.[2]
Por lo dicho, el problema en los
Balcanes es un problema cultural, de ninguna manera un problema étnico (Con la
excepción de Kosovo, que es otro tema). No se trata de que hay negros por un
lado y rubios por el otro. Son iguales, hablan igual, caminan igual. Escriben
diferente. Entran en templos diferentes.
Otro
caso similar lo encontramos entre el urdu y el hindi, que por su masividad (son
centenares de millones) merece un momento de nuestras neuronas. En realidad se
trata del antiguo indostánico, que a mediados del siglo XX, cuando se separa
Pakistán de la India ,
pasa a llamarse de dos maneras. Los paquistaníes, musulmanes, eligen escribir
el urdu con el alfabeto árabe, como era de esperar. En tanto los de la India , eligen para el hindi
un alfabeto derivado del sánscrito.
¿Quiere algo más bizarro? Tarea para el hogar: averigüe con qué alfabeto
se escribe el mongol en Mongolia y con qué alfabeto lo escriben los mongoles
que viven en China, y verá los efectos de dividir un pueblo por varias
generaciones asignándole a uno de ellos una escritura diferente. Esos pueblos
ya no se pueden comunicar por medio de algo tan importante como la
escritura. Son ya, de algún modo, dos pueblos diferentes.
Usted no puede entender
correctamente el drama de próximo y
medio oriente sin cavilar lo que sigue. El persa es un idioma que comprende
tres dialectos mutuamente inteligibles, el iranio el dari y el tayico, hablados
respectivamente en Irán, Afganistán y Tayikistán, países limítrofes entre sí.
Sin embargo, en los dos primeros se escribe con alfabeto arábigo y en el
último, por haber sido parte de la
URSS , se escribe con alfabeto cirílico (Si, el mismo que el
ruso y el croata, aunque no sea un idioma eslavo ni mucho menos. ¡Si, el mismo
alfabeto cirílico que emplean los Mongoles en Mongolia!, por si no hizo la
tarea) Ahora bien, la lengua persa y la lengua árabe no tienen un carajo que
ver, salvo en la escritura. Los persas (iraníes, que les dicen hoy) como no
hablan árabe, como Mahoma, al menos escriben con el alfabeto del profeta. Hecho
el alfabeto hecha la trampa, aunque los árabes no caigan en ella.
Sin embargo, a un buen observador no
se le pasa que en general, a lo largo y ancho del mundo, se está dando una
tendencia a adoptar escrituras alfabéticas. Esto es así porque la escritura
alfabética estricta (como la cirílica, la griega o la latina) es infinitamente más
fácil de aprender que los otros tipos de escritura. El problema que esto
conlleva (o la virtud, según como se mire) es que una vez que se elige alguno
de estos alfabetos para reemplazar otras escrituras se impone con facilidad y
es irreversible. El idioma turco nos será un excelente ejemplo en este sentido.
Como musulmanes que son, se escribía con caracteres árabes. En 1928, el San
Martín de ellos, llamado Kemal Ataturk, admirador de occidente, obligó, con
gran resistencia por parte de su pueblo pero también con gran éxito, a olvidar
las raíces religiosas. Dijo, ¨ a partir de ahora escribimos nuestro idioma con
las letras latinas¨. Esto, por supuesto tuvo consecuencias obvias. La historia
turca tiene como hito la conquista y destrucción de Constantinopla, que pasó a
llamarse Estambul (o sea, Islambul o ciudad del Islám). El olvido de ese
pasado, el acercamiento por el
alfabeto a la iglesia de Roma, es algo que no le perdonan sus vecinos persas y
árabes.[3]
(Usted siempre tiene que tener en cuenta que en estos países casi siempre es
más importante la religión del otro que la bandera) Sin embargo, los turcos
fanáticos de la escritura árabe tuvieron su revancha. En 2014, el
gobierno, después de haber
hinchado las pelotas hasta el hartazgo para entrar en la Unión Europea , con nuevos
vientos económicos que no aconsejaban esa estrategia, volvió a permitir la
enseñanza del turco con alfabeto árabe en las escuelas. No obstante lo cual, ya
era tarde. Nadie se enganchó con la iniciativa.
Pero hay ejemplos más truculentos en
el mundo turco-musulmán. El turcomano (si, el que se habla en Turkmenistán) y
el uzbeco cambiaron el alfabeto árabe por el cirílico y medio siglo después el cirílico por el latino a la caída de la
URSS. En estos países la
resistencia de muchos de sus habitantes está en que quieren volver al cirílico.
Después del comunismo, el interés que tienen en volver a escribir con el
alfabeto del Corán es nulo.
A esta altura debo decir algo de
suma importancia. El árabe es una lengua afín al hebreo, aunque se escriben de
modo muy diferente y no soy tan ciego como para confundir una mezquita con una
sinagoga. Se trata de dos lenguas semíticas muy emparentadas que tienen cierto
grado de inteligibilidad mutua. Y hay que hacer otra salvedad. El mismo árabe es un idioma bastante raro, conformado por un conjunto de dialectos bastante diferentes unidos por la misma escritura. Un
marroquí y un libanés se entienden a duras penas. Y otra cosa que debe saber es
que el hebreo es un caso único en el mundo: una lengua muerta que ha revivido
para ser la lengua oficial de Israel. Cuando piense en los judíos ortodoxos
piense que eso ellos lo tienen muy en cuenta. El abuelo hablaba yiddish, que es
una lengua germana (sí, germana) y su nieto ha perdido todo vínculo con lo alemán.
Paradójicamente, se han acercado a los musulmanes, aunque la escritura semítica
arcaica de los hebreos deja bien en claro que fueron a buscarla al cajón de los
ancestros que escribieron la Torah.
Y si de ver una unión por la
escritura se trata no encuentro mejor ejemplo que el chino. El chino es una
escritura pictográfica convencional. ¿Qué quiere decir esto? Muy sencillo.
Supongamos que yo escribo un uno: ¨1¨. Usted lo lee ¨uno¨ y un yanqui lo leerá
¨uan¨. Sin embargo, ambos estaremos entendiendo perfectamente lo que eso
significa. Lo mismo si dibujo una casa, para un inglés eso es ¨jaus¨. En Pekin
y en Shangai, en Honk Kong y en Manchuria se hablan diferentes idiomas. Ni
siquiera ¨si¨o ¨no¨ se dicen de la misma manera. Sin embargo la escritura los
une.[4]
Todos para uno y uno para todos.
Y quiero concluir con un problema
candente, actual, que puede producir una catástrofe mundial, como el asesinato
de Sarajevo que dio paso a la
Primera Guerra , lugar en el mundo que nadie conocía.
Transnistria es un territorio
separatista inserto (por ahora) entre dos países, Moldavia y Ucrania, donde el
moldavo es el idioma. En los territorios que Transnistria controla escriben el
moldavo en cirílico; en los que controla Moldavia, en latino. Por supuesto,
siguiendo a los croatas y eslovenos, ya están hablando de un idioma Transnistrio, que no es otra cosa que el
moldavo escrito con otro alfabeto. Pero resulta que el moldavo es, en realidad,
el rumano.
Esto mismo se repite incansablemente
a lo largo y ancho del planeta. Pasa que nosotros estamos en un lugar muy
excepcional del orbe: su culo. No
obstante lo cual, es preferible saber estas cosas para no hablar gansadas. Hoy
estamos a un click de Mongolia o de Transnistria. No hay excusas.
[1] Esta también es una buena idea para
confeccionar un criptograma con poco esfuerzo. Algo de eso fue lo que me
propuse en algún momento en este blog, recurriendo a los números y a la caligrafía
china. Ver ¨Criptograma¨y ¨De cómo aprendí a escribir en chino de una sentada
¨. http://baojose.blogspot.com.ar/2011/11/criptograma.html
[2] No me importa meterme en sutilezas, como discriminar lo que
es una lengua de lo que es un idioma. Tómenlos ahora como sinónimos. Por
otra parte, ya escribí en otro momento sobre un caso similar, los Hutus y los
Tutsis. Ver: Abel y Caín en Ruanda,
en este mismo blog. http://baojose.blogspot.com.ar/2014/02/abel-y-cain-en-ruanda.html
[4] Cierto que muchos chinos utilizan el
Mandarín de Pekin como lengua franca, y que otro tanto acaece con el árabe.
Pero no se trata de lenguas madres y
tampoco de lenguas que comprenda todo el mundo.
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