jueves, 15 de marzo de 2012

Marta en su padre

Marta en su padre
Cuando su padre se empezó a parecer a lo que vemos ahora, Marta no existía. Fueron muchos años de existencia de su padre sin Marta.
Marta se empezó a gestar en los inmensos océanos. Al principio su forma fue tan diminuta que, de haber nosotros visto a su padre en aquel entonces, no nos hubiéramos percatado de la existencia de Marta. En aquellos tiempos su padre era rudo e inhospitalario. Y a Marta solo le estaba dado vivir en las profundidades del mar.
Con los años, su padre cambió, y le permitió a Marta asumir la forma de un pez. Pero también la forma de un insecto, un lagarto, un marsupial. Levantar alas y ganar los cielos.
Muchas veces su padre hizo rugir a los volcanes y abrió la tierra y movió los mares y arrojó tempestades e hizo llover océanos para terminar con Marta. Pero ella, disminuida y convaleciente, siguió su camino.
La inteligencia le fue dada a Marta sólo en los últimos tiempos, y no porque su padre la quisiera, sino porque creó las condiciones necesarias para que esta surgiera, a su pesar.
Con la inteligencia Marta empezó a ver a su padre de otra manera, casi como una simple herramienta para forjar su propio destino.
Marta, amparada en su inteligencia, está haciendo subir el nivel de todas las aguas. Algunos dicen que su padre hoy corre el riesgo de caer víctima de su inteligencia.
Pero muchos sabemos que Marta no podrá terminar con su padre, ni siquiera con ella misma, sino sólo con su propia inteligencia. Esa que le ha dado forma humana. Esa que, de alguna manera, la está obligando a volver a sus orígenes.
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El texto que usted acaba de leer es en realidad una sinopsis elemental de la historia de la vida en La Tierra, garabateada por mí.  Le he cambiado solo dos palabras “La vida” por “Marta”, y “La Tierra” por “Su padre  dando lugar a una construcción casi de mitología griega.
Para un texto en el mismo sentido, pero de mayor mérito e inteligencia, me remito a otra entrada de este blog:

                                                                            Marzo 2012

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