El final de los cementerios (Cuento, monólogo.)
Abrí mi cuenta de Facebook y encontré a Juan sonriendo en la Bahamas. Siempre le tuve rabia. Sobre todo por ese ejercicio de ostentación tan habitual en él. Juan publicaba estas cosas a quien las quisiera ver, de modo que no era necesario hacerse amigo de Juan para espiar en qué andaba. Pero siempre me incliné por elegir a mis amigos por los beneficios que me podían reportar. Así que le mandé una solicitud de amistad.
Al principio pensé que Juan no me aceptaba porque llevaba una vida muy ocupada. Pero el tiempo pasó y tuve que resignarme: no me quería como amigo, ni siquiera como un amigo virtual.
Un día me crucé con un tipo al que nunca le pude sacar nada, Paco. Le pregunté por Juan. La respuesta de Paco fue terrible:
__ Juan murió hace un año y medio.
Tragué saliva, y pensando en voz alta le dije, incrédulo:
__ Pero si en el Facebook decía que se pensaba quedar a vivir toda la vida en las Bahamas…
__ Sí, porque tenía un cáncer de páncreas galopante… y quería darse el gusto de disfrutar de un lugar de ensueño antes de soñar para siempre. —El que estaba como en un sueño era yo, que no podía creerlo. —Sin embargo, decidió venir a morir acá, cerca de su madre… Si vos fueras más observador hubieras reparado que en el muro de su facebook se leían cosas como: “te recordaremos siempre”, “tu memoria no morirá” o “te extrañaremos eternamente.”
__ Yo pensaba que esas cosas también se le dice al que se va a vivir lejos, por ejemplo a las Bahamas…
__ Vos tenés que ser menos pelotudo y más despierto…
Hubo un silencio, y dije como un pensamiento, como una revelación.
__ Con razón no me aceptó como amigo de Facebook
Paco se enfurecía cada vez que yo abría la boca.
__ Igualmente nunca te hubiese aceptado como amigo—bufó. —No te quería.
__ Paco, ¿te parece el momento para decirme una cosa como esta?
__ Sí, porque me pidió antes de morir que te lo diga si te encontraba. .. Además, yo soy una persona de palabra como él. No como vos. —Paco cayó un segundo para ver si tenía algún efecto lo que decía. Pero yo le puse la mejor cara de boludo, y tengo varias. Levantó la voz para continuar. —Como lo cagaste. El te ayudó cuando tenías el agua por el cuello. Gracias a él y a las diez lucas no te ahogaste. Y ni diez pesos le devolviste.
Yo le iba a explicar a Paco que Juan no era un hombre de palabra, porque yo le hice prometer que no hablaríamos del asunto, y hasta donde yo sabía, solo Juan tenía conocimiento de que lo estaba cagando. Elegí una salida más decorosa.
__ Paco, todos cagamos a alguien en algún momento… Además, el tipo se fue a las Bahamas y yo apenas puedo llegar a Retiro. El se murió sin necesitar y yo necesito para no morir… Paco… ¡Paco!... ¡No te vayas, Paco!
En los días siguientes pensé mucho en Juan. En realidad no tanto en él, sino en esta nueva cosa que es la muerte virtual. Allí seguía sonriendo en una hamaca paraguaya de las Bahamas, mostrando un coco de donde brotaba una pajita, consumiendo los rayos del sol. (Nunca había sido muy original: leía lo que debía leer, escuchaba la música que debía escuchar, veraneaba en los lugares en que debía veranear y consumía lo que se esperaba que uno consuma en esos lugares. Siempre pensé que Juan tendría que haberse comprado una personalidad. Y de seguro lo hubiera hecho si le hubiesen señalado cual era la personalidad que debía comprarse.)
Recordé una información que había leído hacía unos años: Ya nadie visitaba los cementerios. Los muertos—en tanto cadáveres— eran olvidados. Me dí una vuelta por la Chacarita y comprobé que era cierto. Hablé con los floristas, con los pocos que aún quedan. Uno me dijo:__ La gente se acerca para comprar solo en las fechas, como el día de los enamorados o el día de la mujer. Son dos celebraciones nuevas que impuso nuestro gremio para no morir—. Ya adentro del cementerio me encontré solo como Dante entre los muertos. Me perdí en una de esas galerías subterráneas que abundan y que son de tan mal gusto, más pensadas para los que se quedan que para los que se van. Allí, en el nicho de un tal Diego Pérez, dejé una rosa, la única entre mil nichos. Retuve la dirección de este desconocido: Chacarita, galería 9, 2do pasillo, 3ra fila. Pasé a la semana. La rosa ya no estaba. Entonces le estampé una calcomanía que decía www.facebook.diegoperez.com
El tema de Juan me perseguía. El primero de abril vi un aviso en mi facebook: “Hoy es el cumpleaños de Juan, dejale un saludo.” Entre los no muchos que dejaban su mensaje yo dejé el mío: “Las mortajas no tienen bolsillos”, y me cagué de la risa.
No obstante el atrevimiento, Juan me continuó persiguiendo. Lo visité a Paco, que me atendió por el portero para no tener que verme. Le pregunté por la madre de Juan. Le dije que quería ir a visitarla para saber dónde estaba el cuerpo de Juan. Me respondió que yo era muy poco observador, porque en la página de Facebook estaba la dirección de la mamá. Me advirtió que sea prudente, que maneje con tacto la situación. Incluso me sugirió que no vaya, antes de colgar el tubo.
La dirección de la madre era un lugar de lo más paquete: Recoleta, AV. Alvear nro 9, 2do cuerpo, departamento 3ro. Aproveché que salía un vecino para entrar de una. Ya en la puerta de la casa me abrió una vieja. Tenía unos anteojos muy grandes y ni con eso podía ver correctamente.
__ Disculpe la molestia, abuela. ¿Usted es la madre de Juan?
__ ¿A qué Juan se refiere usted, muchachito. Hay muchos Juanes en el mundo?— la vieja era ciega pero no boluda. Le dije el apellido. Noté inmediatamente su sorpresa. —Vos debés ser Paco…
__ No. Yo soy simplemente un amigo de Juan que quiere… que quiere saber…-- no encontraba la forma— que quiere saber donde está…
__ ¡Ah!—dijo la vieja—Pará que ahora lo llamo.
Me tembló el suelo debajo de los pies y despedí un olor que los perros identifican con el miedo. Pensé que había un error. Hay muchos Juanes en el mundo. Me cagué encima cuando lo vi llegar a Juan. Estaba rozagante, atlético, bañado por el sol del Caribe.
__ ¿Vos qué hacés acá?—Me tiró de muy mal modo. No respondí. Contrariamente a mis pronósticos, me hizo entrar, casi como obligándome. La encaró a la madre:-- Vieja, yo me voy a encerrar en mi habitación con este tipo. Si escuchás gritos o llantos, no te preocupes, tengo todo bajo control. —Y a los empujones me mostró el camino.
Una vez adentro cerró la puerta de su habitación con doble llave. Me dijo que me siente. Como no había sillas me tuve que sentar en la cama. El hizo lo mismo. Como un buen verdugo, se tomó su tiempo para hablar. —Así que las mortajas no tienen bolsillos… Me imagino que viniste con plata.
Una vez adentro cerró la puerta de su habitación con doble llave. Me dijo que me siente. Como no había sillas me tuve que sentar en la cama. El hizo lo mismo. Como un buen verdugo, se tomó su tiempo para hablar. —Así que las mortajas no tienen bolsillos… Me imagino que viniste con plata.
__ Juan, por favor… por favor… Yo te voy a devolver todo, billete sobre billete…-- Juan me sostenía la mirada y como toda respuesta dejaba que el silencio lo dijera todo—Lo juro por Dios, Juan… Yo voy a reparar el error… Voy a ser una mejor persona en adelante… Pero, por favor… no me… no me—no encontraba la forma—no me…
Juan entendió repentinamente a lo que me refería y respondió sorprendido:
__ ¿Vos pensaste que yo te traje a mi habitación para…? Vos estás mal de la cabeza.
__ Gracias, Juan. ¡Qué alivio!
__ Yo solamente te traje acá para contarte algo muy íntimo, algo que nadie sabe… Ni siquiera mi madre.
Y en ese punto, Juan se empezó a poner mal, como si estuviera muerto y nadie le acercara una rosa.
__ Hará cosa de un año y medio que estaba harto de todo. Entre las cosas que me tenían cansado estaba eso del facebook. Así que decidí levantar mi cuenta. Ya estaba por hacerlo cuando me vino una idea. No sé si habrás notado que ahora nadie visita a sus muertos, nadie les lleva flores, nadie descansa en un lugar físico. Hoy todo es virtual. —Como el lector conoce, para mí eso era cosa sabida. Pero no era el momento de interrumpir. — Entonces decidí morirme. Mandé unos cuantos mensajes privados donde decía que me iba a las Bahamas a morir. También llamé a cierta gente, como a Paco, para decirle alguna cosa sobre vos… Disfrutando del Caribe me saqué algunas fotos y las colgué. Volví de incognito y me vine a vivir con mi vieja. Como corolario de mi vida colgué en mi muro la dirección de esta casa y un pedido: “no dejen sola a mi madre”. —A esta altura Juan lloraba como un niño. —Yo me dije: si alguien viene a ver a mi vieja, ese es mi amigo. Vos podés creer que sos el primero. En un año y medio no vino nadie. Nadie se acordó de mi madre. Son solo mensajitos que dejan en el muro para mi cumpleaños.
Juan lloraba, con mocos y todo. En un rato se quedó pensativo, aletargado. Yo estaba bastante conmovido y le dije algo que no me pude reprimir:
__ Yo siempre pensé que vos eras una persona mucho más vulgar.
__ Vos nunca fuiste muy observador. —Fue toda su respuesta.
Le tendí un pañuelo. Me ganó el orgullo, que ya había recuperado.
__ Vos tampoco sos muy observador. Por eso te sorprendió mi visita.
__ Macanas—gruñó—… Vos apareciste porque necesitabas plata y mi vieja vive en Recoleta. —Juan tenía razón. —…Igualmente, gracias por venir… ¿Cuánto necesitas?
__ Gamba y media.
__ Tomá—dijo, al tiempo que me tendía los billetes—…Y no me debés nada... Mientras vos estés en el mundo yo no voy a estar solo.
Me fui con la frente bien alta. Algo había en el aire que me daba fuerzas. Cuando yo decida morirme un millón de acreedores me vendrán a visitar.
Marzo 2012
Si desean otras obras similares, más verosímiles, aunque acaso no tan idealistas
Links internos
#1:una vez tuvimos un profesor de gimnasia -Raul Shefer?-medio trolo que cuando dijo:"me voy a vivir a Barcelona". Vos y tu grupete de amigos le cantaron una canción así:"se va pa´españa,se va pa´españa y no vuelve ma´!".
ResponderEliminarSos cruel.
#2:estabamos en el comedor de la escuela y te cargué por la profesión de tu viejo. Lloraste.
Soy vengativa.
#3:te fuiste con la frente en alto. Siempre hablaste bajito con alguna ironía.
Sos un cínico.
#4:no existe el fb de diego perez.
Soy una pelotuda.
Sin conclusión.
pd:esto pasa con los cuentos en 1ra persona. Yo lo vivo.
y, si. En primera persona me pareció más gracioso. Pero la verdad es que nunca le pedí guita a nadie, no soy garca y essolo un cuento. Pero las temáticas tipo: garcas, alcoholicos, forros, conchudas, intolerantes, pobres tipos, etc, etc, siempe me parecieron pasibles de argumentos mas atractivos que los que pueden deparar tipos como yo: un tipo de lo más genial, gran escritor, excelente guitarrista, padre ejemplar y todas las perfecciones habidas y por haber. JJJEEE. UN BESO
ResponderEliminarA, ME OLVIDABA: POR SOBRE TODAS LAS COSAS SOY UN BUEN AMIGO: LO DICEN ELLOS.
ResponderEliminarsi,siempre te recuerdo como buen compañero. Aunque me cargabas x algún pobre gusto musical y mis mescolanzas.
ResponderEliminarte ofendiste?
xq me voy a ofender si no hubo ofensa? Un beso
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