domingo, 23 de octubre de 2016

Elogio de la censura

        
              Mariano Moreno suele pasar por el defensor de la libertad de prensa en nuestra temprana historia. Sin embargo, cuando traduce el Contrato Social de Rousseau, censura el capítulo que el francés le dedica a la religión. ¿Está bien?

            Moreno no quería ponerse en contra a grandes sectores de la sociedad  que eran muy católicos. ¿Está mal?

            Cuando se hace política se tiende a la censura. Y no es lo mismo hacer política desde el llano que desde las alturas. Sarmiento es un ejemplo ilustrativo. En 1845 lanza el Facundo. Cuando más de 20 años después, en campaña por la presidencia, le ofrecen publicarlo de nuevo, el genial pelado pone una condición: que se censuren un par de capítulos. No quería malquistarse con los sectores alsinistas porteños, aliados en la fórmula presidencial. ¿Estaba loco?

Tanto Moreno como Sarmiento hacían bien. La política es el arte de lo posible, y hay veces en que no se puede decir ciertas cosas.

Estos ejemplos son solo una muestra exigua de algo que se dio y se da permanentemente, acá y en cualquier lado.

Entonces, no siempre está mal la censura. Pensemos en la que se da en estos días. Notará usted que no hay ningún caso de un hombre muerto o maltratado por su mujer. Esto obedece a una decisión conciente desde arriba. Este gobierno, como el anterior, mantiene una política pública—en realidad una política de medios— donde se intenta imponer una conducta masculina favorable hacia las mujeres—si, todas, incluidas Vidal y Cristina, que sacan provecho—. En este contexto, es obvio que de las miles de noticias potenciales que tienen los medios en el escritorio, se van a filtrar algunas para que no lleguen al público. Pero no solo eso, en la campaña se van a inventar noticias, como siempre, se van a exagerar otras, y, por supuesto, también se van a ventilar hechos reales y sumamente repudiables de femicidios. Más aún, en otro orden de cosas, no vamos a ver  programas tipo Mujeres Asesinas, que batían records de audiencia hace 10 años. ¿Y? ¡Y está bien! ¡Está muy bien que así sea! El fin justifica los medios, y los medios (de comunicación) justifican los fines.

Hoy el verdulero, indignado, me dijo que es terrible, que cada vez matan más mujeres. Asentí. No solamente porque es políticamente correcto, sino porque estoy haciendo política. Hay causas que todos deberíamos defender y que no tienen bandera, ni género. Y para defender esas causas necesitamos de cierta censura. Y si alguien me ofreciera publicar estas líneas en un diario, me negaría rotundamente o le cortaría algunas oraciones. De los próceres también se aprende. 

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