sábado, 20 de septiembre de 2014

El Otro Darío



El Otro Darío


¿Qué le pasa a Darío Vialmonte?  Nunca fue santo de mi devoción, pero al menos me resultaba interesante. ¿Está medio tarambana? "El otro" es un libro insoportable, parejito. Salvo el capítulo 2, donde hay algo muy kafkiano que él mismo se encarga unas líneas después de denunciar, todo me parece mucho más vulgar que lo que hacia antes. Vuelve a citar a Barthes, pone frases como "escribir es trabajar con el cadáver de la palabra" (manoseada hasta la paja); trata de cerrar una historia que no es una historia (podría evitarlo y listo); insiste con un "onanismo" que  vende como "onirismo" (porque es cuestión de cambiarle algunas letras y ya); vuelve a confundir ser un tipo sensible con ser un tipo introvertido; lee mal a Saccomanno, a quien no hay que imitar; vuelve a un formato vanguardista que  pasa por previsible. MAL. Pero al menos Darío no jode con eso del amor, que había cautivado a tantas mujeres, que tanta envidia nos había ocasionado (lo digo por el éxito editorial). Es un progreso en ese aspecto. Pero siempre esperamos, incluso aquellos que como yo nunca comulgamos con su literatura, algo más alto, más poblado de sueños traducidos, y no de sueños inventados ad hoc. La buena literatura es mentir mirando a los ojos del lector. Darío Vialmonte miente y se mira los zapatos. Sabe escribir, sin dudas. Pero ya es un cadáver sin aliento de la palabra. Yo extraño al otro.

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