Tempestivamente
Máximo Kirchner dio un discurso político,
él primero, y a pesar de haber insistido con una re-reelección de su mamá, a nadie
le resulta raro pensar ahora en una posible candidatura del hijo de Cristina.
Muchos, como el diario La Nación, se muestran descolocados y hablan de “sorpresa”. Sin dudas es una de las tantas admirables
sorpresas del gobierno que desconcierta a cualquiera que no tenga timing político. A esta altura a nadie
debiera sorprender las habilidades de manejar tempestivamente— la palabra existe —y
no intempestivamente sus novedades.
El momento para lanzar la
candidatura del hijo de la mandataria es oportuno por varios motivos. En primer
lugar, su madre ha tenido un repunte en las estadísticas como consecuencia del voto
favorable obtenido en la ONU
a propósito de los fondos buitres. En segundo lugar, no hay que menospreciar la
predisposición generalizada a ver en los descendientes un valor en sí mismo
como consecuencia de la recuperación del nieto de Estela de Carlotto— noticia que
según las malas lenguas se habría diferido con un fin también político—. Y en tercer
lugar por un montón de otras cosas que desconozco…
Por supuesto, una de las estrategias
fue hacer pasar por un nabo a Máximo todo este tiempo, como para que no se
sospeche, y para poner el foco en otros posibles candidatos, muchos
impresentables o al menos inverosímiles, que nadie con un mínimo de rodaje político
podía tomar en serio.
Hace años realicé un gol de media
cancha. Vaticiné a inicios de 2008 que Cristina iba en lugar del Pingüino como
candidato presidencial. Se me hacía obvio: estaban persiguiendo a Isabelita, la
ex del General. Era el lavado de imagen de la figura de una primera dama
peronista. Aquella, tonta, había
terminado en la presidencia más desastrosa; esta, brillante, tenía que
terminar con aquel mal recuerdo antes que se lo recordaran.
Pude haber leído el artículo que les
dejo abajo, de octubre de 2013, donde Infobae ya anunciaba sigilosamente lo que a muchos hoy sorprende. Ahora escribo
estas líneas para al menos adelantarme a lo que mañana mismo van a escribir los
otros diarios. ¿Y si me equivoco? ¿Y si no es más que una farsa que esconde
otros móviles, como la de trasladar la capital a Santiago del Estero? Seré otro
engañado, pero nunca un desilusionado. Yo admiro la capacidad de maniobra sorpresiva
que tiene este gobierno. Si se van, los voy a extrañar.
http://www.infobae.com/2013/10/09/1514843-desde-el-kirchnerismo-admitieron-primera-vez-que-maximo-siempre-opino-gestion
Un buen ejemplo de como los medios reprodujeron lo que el gobierno quizo |
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