jueves, 14 de mayo de 2015

La última historia de Altamira



La última historia de Altamira


En 2012 escribí Más allá de nuestra vida. Era una enumeración de golpes históricos dados al orgullo humano, desde Copérnico hasta Freud, desde Darwin hasta el descubrimiento acelerado de nuevos planetas con potencialidades de vida inteligente. Sin embargo, omitía hablar del hombre de Neandertal. En un escrito anterior, Donde los razonamientos nadan como un feto, lo había defendido como el primero de la especie Homo que enterró a sus muertos y que, en consecuencia, creyó en dios.  Pero para el 2012 yo había empezado a dudar de esas ideas. La teoría más firme dice que nosotros llevamos a la extinción a esos humanos tan particulares. Si el Neandertal era tan inteligente, ¿por qué había perdido la guerra contra nuestra especie? Si tenía que herir el orgullo humano, no me parecía un buen ejemplo. 

La vieja historia oficial decía así. El Homo sapiens neandertalensis fue habitante de Europa durante milenios. En tanto, nosotros, Homo sapiens sapiens, tuvimos nuestro origen en el continente africano. Salimos del continente negro y nos esparcimos por el mundo. Un grupo de los nuestros ingresó en el viejo continente, que para entonces era una novedad, y se topó con los neandertal. Estos eran más fuertes y robustos, pero un poco estúpidos en comparación con los que recién llegaban. Esa estupidez los perdió, y fueron exterminados. Al lugar geográfico donde fueron acorralados los últimos neandertal hoy lo conocemos como España. Una vez que nosotros terminamos con esa subespecie nos dedicamos al aburrimiento e inventamos el arte. Prueba de ello son las pinturas rupestres, la más conocida de las cuales es Altamira.

La nueva historia oficial es un claro ejemplo de cómo las cuestiones morales se inmiscuyen en los asuntos científicos. Muchos de los escritos que se me cruzaron daban con el tono políticamente correcto que demanda el respeto a todas las diferencias, como si fuese lo mismo el respeto debido a  un homosexual que a un Homo neandertalensis.Según esta versión, los humanos modernos ingresaron a Europa en son de paz. Hicieron mucho el amor con los neandertalensis y tuvieron muchos hijos, que son hoy los descendientes de europeos. El neandertal, por lo tanto, no se ha extinguido, sino que, al ser nuestra especie numéricamente superior, ellos fueron asimilados a nuestra sangre. Cuando, por ejemplo, hoy un negro y una blanca, amor mediante, tienen un hijo, de alguna manera ella le pasa los genes neardentalensis a ese fruto del amor, que son genes fuertes y robustos. En cuanto a las pinturas rupestres serían fruto del mismo árbol.

Pero hay dos problemas. Los neandertal estaban confinados en Europa, pero hay pinturas rupestres en todos lados, desde la Patagonia, hasta China y desde Australia a los  Estados Unidos. Los que defienden estas teorías no se incomodan. La cueva de Altamira es la expresión más acabada del arte parietal, lo cual es cierto. No por nada se la conoce como La capilla Sixtina del Paleolítico. En segundo lugar, en Altamira no hay figuras humanas, sólo bisontes y algún que otro caballo. Esto, por supuesto, da lugar a cualquier conjetura, incluso a la improbable posibilidad de que hayan sido los mismos bisontes los artífices de semejante prodigio.

Todo esto había quedado en mi mente hasta que ayer se me ocurrió caminar por Corrientes y toparme con la revista española Arte, de agosto de 2012. Si, más o menos para la fecha en que me incomodaban estas ideas. La tapa anunciaba una sola cosa. ¨Altamira, La cueva paleolítica que se ha revelado como la primera manifestación artística del hombre¨. La compré. Quedé abrumado.

Según todas las teorías que se venían manejando, Altamira fue pintada de 15 a 25 mil años atrás. La revista, que sigue a prestigiosos estudiosos del tema, afirma rotundamente que esas vagas fechas hoy han sido descartadas con total seguridad. La fecha en cuestión se ubicaría 45 mil años atrás. Se hace eco del impacto que el dato causó entre los estudiosos y, en la nota principal dedicada al tema, actualiza la historia de Altamira. Pero lo hace de una manera muy desleal, porque yo sabía perfectamente que el título mentía, dado que el hombre moderno no había aún entrado en Europa hace tanto tiempo, y que por lo mismo, las obras de arte deberían ser atribuidas al neandertal con toda justicia. El artículo en cuestión no lleva firma, pero luego de ambigüedades varias, el escritor cierra la nota con estas palabras, escritas casi como al descuido. (El subrayado es mio).


De todo el género Homo, la especie sapiens sapiens  es la única sobreviviente. A ella se le atribuía hasta ahora la creación del arte parietal en las cuevas europeas como resultado de un nivel más evolucionado en la capacidad cognitiva, relacionada con un mayor desarrollo en el lenguaje, o en su capacidad de vivir en suciedades complejas.


Si. Otro golpe al orgullo de nuestra especie.  Y van...




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