Lamentablemente
me crucé con un vecino. Son de esos tipos que en el 2011 te espetaban, ´la
gente no es tonta¨ y hoy te dicen ¨la gente es desagradecida¨ (o sea, no es
tonta, es mala). ¨Las cadenas de Macri no se pueden comparar a las de Cristina¨,
me señalaba el ultra K, reptil de esos que cree que todos deberían pensar como
él. ¨Si, es verdad, eran mucho más interesantes, cultas, largas y te dejaban
pensando¨, le respondí, fríamente. ¨Es que la gente quería ver a Tinelli, y
es por eso que no se bancaba a Cristina¨, sentenció el dinosaurio, para irse
contento consigo mismo, pero lleno de rencor con el prójimo.
Comprendo que
la gente quiera más a la tele que a Cristina (o a Macri). Sin dudas: ¨¿por qué
tengo que verle la cara a Cristina si yo quiero ver otra cosa? ¨ O traduciendo: ¨ ¿ por qué me obligan a dejar de ver la tele que tanto quiero?¨. Si yo fuese el
lagarto de mi vecino diría: ¨ ¿por qué no apagan de una buena vez la tele y
agarran un libro?¨
Recuerdo
los años de Menem. Pergolini versus Tinelli. El primero era un conductor que explícitamente
criticaba al gobierno, era incisivo, trasgresor como el mismísimo mandatario:
hacia cosas políticamente incorrectas. El segundo era frívolo, parecía medio
tonto y era conciliador: si, también como el mismo Menem. Mientras Pergolini
llamaba al presidente intentando demostrar que el turco no tenía huevos para
hablar con él, Tinelli invitaba a los
políticos a su programa, se abrazaba con ellos o les tendía una cama o una
imitación poco favorable, siempre revestido de la inocencia más pura.
Me tomó años
darme cuenta: Pergolini hablaba de política, pero Tinelli hacía política.
La nueva
modalidad de la televisión consiste en volver a los 90. En otras palabras,
meter la política en los programas frívolos o berretas: chimenteros o magazines.
Así nos encontramos a la supuesta amante de Scioli en estos días, que por unos
mangos hace su negocio en programas mucho más masivos que A dos
voces o 678.
Inventemos un 678 conducido por un hermafrodita, lleno
de concursos, papelitos de colores, serpentina, lenguaje barriobajero, columnistas
copados y jurado con mucha teta.
¿Está mal? No.
La gente es como es, es un poco lo que mira, es un poco como la tele. Hagamos algo por esa gente. El resto
es tonto voluntarismo ignorante y militante. Y cocodrilo que se duerme es
cartera.
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