martes, 7 de marzo de 2017

Análisis de un suicidio

Mario Oscar Ferreyra, el ¨Malevo¨, se suicidó ante las cámaras de Crónica Tv durante un reportaje. En aquel momento, quienes no vieron el suicidio en vivo y en directo tuvieron que contentarse con una versión editada que censuraba tanto el momento en que se mete una bala en la cabeza como el reportaje en su integridad. Fue, seguramente,  una orden de arriba, del gobierno de turno. Pero con el tiempo las cosas se publican en el basurero del Youtube. Y lo importante, en este caso, no es el momento que satisface el morbo, sino el reportaje en sí mismo. Una cátedra de buen periodismo.

Al tucumano lo querían meter nuevamente en cana por haber sido un represor de pedigrí durante los años de plomo y un reconocido asesino ya condenado y luego absuelto por el gobernador Antonio Bussi. Entre sus ¨medallas¨ contaba la de haber muerto a tiros al guerrillero Juan Carlos Alsogaray. Roxana Bazán conocía al represor y jugador; lo había entrevistado más de una vez. Ese día, la familia la telefoneó para que se acerque al domicilio: la casa estaba siendo rodeada por gendarmes y policías. Las perspectivas eran muy malas, pero una cámara siempre puede mostrar lo que sucede y constituirse en un documento. También su presencia puede disuadir a los uniformados  y así evitar que aprieten el gatillo. Podía fallar. Bazán sabía perfectamente a qué se arriesgaba. Esperaba tal vez una batalla, muchas balas, no una.  La periodista y un camarógrafo, Alejandro Contreras, ingresaron al domicilio de Ferreyra por una entrada improvisada, de la mano de María, la mujer del ex comisario y ahora ex ser humano. Se sorprendieron con la escena que encontraron. El Malevo y sus hijos estaban subidos a una torre de agua muy alta donde se improvisó una suerte de balcón: se diría la torre de un fuerte. Subieron, no habían ido hasta ahí para tener miedo. Antes de que la cámara se prendiera, el Ex le dijo a la periodista que en el día previo un sacerdote lo había absuelto de todos sus pecados. Bazán sospechó que tal vez tras la absolución le haya dado la extremaunción.
Alejandro y Roxana. En segundo plano, la torre.

La cámara se enciende. La periodista interroga. ¨Gendarmería ya ha llegado hasta su casa, pero aún no tiene permiso para ingresar¨.  El Malevo traga saliva, mira de reojo. Hace años lideró una huelga policial en Tucumán, fue cuando los gendarmes se hicieron cargo de la seguridad provincial. ¨Yo desconozco si tienen orden de allanamiento¨, dice (…) Roxana insiste. ¨La realidad es que gendarmería está cercando su casa y que usted se siente invadido¨. Ese realismo lo asusta al Malevo y responde con otra realidad, una evasiva. ¨La realidad es que (bla bla bla bla) ¨ Roxana mete una pregunta incomoda:  ¨¿Tiene miedo de lo que pueda suceder en el interior de su casa considerando que está su familia?¨ Un minuto después vuelve a introducir el tema de su mujer y de sus hijos pero desde otra perspectiva, afirmando más que preguntando: ¨Su familia seguro que lo apoya en esta decisión¨. Y la pregunta se la hace uno: ¿en la decisión de qué, de atrincherarse? La respuesta del Malevo es de una película del oeste: ¨ No necesito que nadie me defienda, yo me voy a defender solo¨.  Roxana hace una pregunta capciosa: ¨¿Usted logró hablar con alguien de gendarmería para que se entregue por sus propios medios?¨ Sabe perfectamente que el represor ya ha elegido no entregarse.  ¨Estimo que puede ser una celada. Desconfío de todo¨, afirma el ex. Pero Roxana no quiere olvidar el tema más importante. Hace una pregunta sin articular la palabra ¨familia¨, pero es lo mismo: ¨ ¿Usted cree que ellos pueden ingresar a la fuerza y que esto puede ser un verdadero caos en su propia casa?¨, sube la apuesta.  El Malevo quiere retruco, ¨ Todo es posible, yo espero que ingresen¨, dice desafiante. ¨ No tengo ningún inconveniente en acribillarme a balazos¨, redondea proféticamente. Entre los árboles y los arbustos las cámaras muestran a uniformados que se asoman. Han ingresado al domicilio y miran hacia lo alto de la torre. Roxana, apurando los trámites, siempre realista, le indica la novedad. Ferreyra mira de soslayo. Se rifa una balacera o una humillación mediática y  tiene todos los números comprados. Furtivamente se despide de su mujer, saca el arma, se apoya el caño en la sien, dispara y su hijo se abalanza sobre su cuerpo, empapándose de sus lágrimas y de la sangre de su padre, que ya no puede ver la escena. Y todo es tomado por la cámara de un profesional: Alejandro Contreras.

Hay que decir que tanto durante los hechos como también después, Roxana nunca dejó de ejercer su profesión. Se la bancó: subió a la torre, hizo un reportaje memorable, narró los hechos… Un buen periodista, dicen, es aquel que logra en una entrevista conmover al entrevistado, mostrar su lado más incierto, desnudarlo en su intimidad ante las cámaras. En suma: hacer las cosas interesantes. Lo fue llevando al Malevo, como de la mano, al lugar adonde vamos a ir todos. Hizo lo que tenía que hacer, aunque tal vez hizo demasiado.

Fuentes:

http://www.lagaceta.com.ar/nota/301526/policiales/senti-me-quebraba-recordo-periodista-frente-cual-se-mato.html
http://www.lagaceta.com.ar/nota/301676/politica/forjo-vida-excesos.html

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