ATENCIÓN:
antes de leer estas líneas, piense. Yo
mismo pensé largamente antes de publicarlas. Al final, adjunto un video que
puede herirlo grandemente, y eso puede ser irreversible.
Negro Absoluto |
Las mayorías
son morbosas y tontas. Durante la guerra civil norteamericana la guerra casi se
frenó cuando aparecieron en los diarios las primeras fotografías de soldados
muertos con las vísceras fuera de los cuerpos. ¿Qué había pasado? Simple: la
gente entendió que en las guerras
muere gente.
El 12 de
diciembre entendí que yo soy morboso y tonto. INFOBAE
venía publicando los videos que ISIS difunde con sus ejecuciones. Nunca había
visto ninguno de esos videos, hasta que… Bueno, hasta ese 12 de diciembre. La
oferta era tentadora: prendían fuego a dos prisioneros, y yo no me lo podía
perder.
Desde ese
momento hay algo que se modificó en mí. Camarógrafos firmando en HD, con
principios de filmación aprendidos en academias; puestas en escena calculadas;
sonido envolvente; estética fina y un mecanismo indescriptiblemente perverso y
complejo para prender fuego a los rehenes. Esa gente se puso a trabajar con
empeño en la filmación de dos pobres tipos siendo quemados vivos. Incluso dan
la cara. Y a la noche, antes de dormir, les dan un beso a sus hijos y a su
mujer. Y duermen 8 horas de corrido.
Por supuesto,
el hecho en sí no es nuevo. Recuerdo las filmaciones relativamente recientes de
la ejecución de Gadafi, líder de Libia, en 2011; o el momento en que ingresan
al palacio del presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, el mismo año; o cuando lo atrapan al presidente de Liberia,
Samuel K Doe y le cortan la oreja, antes
de ejecutarlo, en 1990, y seguramente me debo olvidar de alguna, (por no hablar
de las innumerables escenas de la interminable guerra del Congo). Se pueden
notar hechos asombrosos en estas
morbosidades. Los victimarios patean los cadáveres, torturan por turnos y, en
todos los casos, se sacan selfies con los cadáveres o con lo que se roban y,
por supuesto, filman absolutamente todo. Dan la cara y sonríen para pasar a la
historia. Se entiende perfectamente que lo hacen sabiendo que eso irá al prime time y a la posteridad. El odio y
la felicidad de satisfacerlo los domina.
Hay, a no
dudarlo, una compulsión a firmar estas cosas en África. Pero no lo hacen como
en Siria. Lo que más me perturba de ISIS es que ponen todo su genio y su arte
en dañar la sensibilidad. Se toman todo el tiempo. Y lo hacen muy bien. Esas
mismas imágenes, filmadas por un amateur sin presupuesto, me hubiesen dolido
menos.
En Rapsodia en agosto, Akira Kurosawa, casi
en un flash, casi como al descuido, muestra la filmación real del momento en el
que explota la bomba atómica de Nagasaki. Es lo más hermoso de la película, y lo
más terrible. El arte puede hacer mucho daño, porque el arte es un arma. Y es un arma que puede caer en manos de cualquiera.
PD: a
continuación dejo el video de ISIS. Está en usted verlo o no verlo.
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