Profunda y Versátil
Hay, creo, cuatro tipos de personas.
En segundo lugar tenemos a los que
son como el Río de La Plata: anchos pero poco profundos. Son esas personas que
ves por primera vez y te seducen. Los ves con un optimismo desbordante. Tienen
una versatilidad enorme y es esa versatilidad la que te distrae y te impide
notar que carecen de profundidad. Te preguntas que habrá detrás de ellos y
empezas a remar hacia la otra orilla sin intención de llegar, solo por el
simple deleite de estar sobre esas aguas. Pero a poco de partir tus remos se
clavan en el barro. No hay agua suficiente para seguir. Volver al punto de
partida sería la mejor opción. Pero hay tan poca profundidad que optas por
bajarte del bote y caminar con el agua hasta las rodillas, aceleradamente,
porque sino ese barro, cual arena movediza, te va a engullir todo el poco
optimismo que aún te queda. Son personas para ver de vez en cuando: cuando las
aguas suben.
En tercer lugar tenemos a los que
son angostos pero profundos. Son esas personas que, sin aparentar nada a
primera vista, tienen un espíritu y una riqueza interior admirable. Nunca
terminamos de conocerlos. Siempre nos dan una sorpresa a cada encuentro. Puede
ser una sola palabra, un solo gesto. Sin embargo, con el correr de los años,
nos demuestran que tienen pocos cambios en sus pensamientos, como si se tratase
de un lago profundo que no renueva sus aguas. Sin dudas, son consecuentes y
resisten cualquier archivo. Con su profundidad suelen distraernos
maravillosamente, al punto tal que no reparamos en esas limitaciones. Seguimos
frecuentando a estas personas con agrado. Seguimos esperando al monstruo del
lago Ness, y aunque sabemos que nunca aparecerá, cada tanto viene bien
explorarlo para no perder la fantasía y la ingenuidad de cuando todavía
creíamos en su existencia.
Por último están las personas anchas
y profundas como un océano, con las cuales te podés sentir el Almirante Colon y
descubrir América. Tienen sal, tienen sabor. Son como muchas personas en una
sola. Se parecen a las muñecas rusas, una dentro de la otra, sin por eso perder
personalidad. Son las personas profundas y versátiles, las cuales te encontrás
en veinte años y se han renovado, como que están más jóvenes. Son aquellas que
uno no desearía perder otros veinte años sin volver a verlas. Son esas que uno quiere ver a diario y, en el mejor de los casos, darle el beso de las buenas noches.
Sin embargo, cuando te encariñas,
quizás te encariñas de la última que se puede acomodar a los parámetros esperados. Es ahí cuando todo lo
que dije no tiene sentido.
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