sábado, 5 de abril de 2014

El linchamiento en la agenda


El linchamiento en la agenda

               
Brassica rapa
A continuación siguen algunas verdades,  que de tan obvias deberías saberlas, pero que los medios no te van a confesar jamás, porque conforman el corazón mismo de la labor editorial. En primer lugar voy a decirlo con palabras difíciles, y posteriormente pasaré a dar un ejemplo actual para que veas que la cosa es muy sencilla de entender.

            La noticia, desde hace mucho tiempo, no es lo que pasa, como te quieren hacer creer Clarín o La Nación. Pero tampoco es solo lo que nos quieren hacer creer que está pasando, como nos quieren hacer creer Página 12 o 678. La cosa es un poco más interesante: la noticia es lo que está signado por la agenda periodística, en connivencia con intereses políticos. En otras palabras: es lo que se está fabricando detrás de lo que te venden como noticia.

            Ahora voy a poner un ejemplo y vas a ver que es una pavada ser un poco menos nabo que los otros mortales.

            En la última semana se insistió con el tema del linchamiento popular a los chorros. Por supuesto siempre, y todos los días, hay linchamientos a chorritos acá, en Praga y en la China, y yo mismo vi hace un par de años como tiraron del tren a un ladrón de gallinas, una vez que le habían sustraído la gallina, y también escuché el aplauso estrepitoso que todo el vagón elevó. Sin embargo este caso no salió en ningún medio porque en ese momento no era un tema de la agenda.

 Bien, hasta acá esto sería lo que diría Clarín o 678. Sin embargo lo importante cuando vemos un tema en la agenda es preguntarnos cuál es la intención que se persigue con ese tema. Puntualmente con este tema se busca transferir la responsabilidad desde los políticos al pueblo. En otras palabras, si mañana la policía hace un baño de sangre por la villa de Retiro, o si hay un genocidio por causa del gatillo fácil, es porque el pueblo así lo quiso. Pero resulta que con la responsabilidad  también se transfiere la culpa. Entonces, si algo sale mal, la culpa es del pueblo. Es la aparente inversión del constitucional “el pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes”, porque  lo que se trata de simular es que el gobierno no gobierna ni delibera sino a través del pueblo.

Vamos a ilustrarlo con una pedorrada . Se sentaron cuatro políticos eminentes junto con algún capo de los medios y tuvieron una charla con la finalidad de forjar una agenda que justifique una futura represión. Todos los involucrados tenían que estar satisfechos con lo acordado, (por ejemplo el representante del gobierno, porque si hay ajuste sube el delito y si sube el delito tiene que haber más leña. Por no hablar de la oposición, que saca provecho más evidente.) Una vez que hay consenso sobre la agenda a seguir, el resto es un pacto de silencio sobre puntos básicos que ninguno va a develar, no importa de qué lado esté.

La idea del linchamiento en la agenda ya fue usada por Goebbels, de modo que se tenía en carpeta, como se dice en la jerga. O sea que siempre hubo linchamientos y siempre estuvo la posibilidad de hacerle creer a la gente de su novedad. Por lo tanto, la noticia, la única noticia, es que están preparando el garrote. (Por supuesto, una agenda bien llevada puede ser la autoprofecía cumplida, porque con una coyuntura favorable puede alentar a la población a elevar la frecuencia de los linchamientos, pero eso ya es harina de otro costal.)

Pero no hay que confundir el caso particular con la regla general. Yo te aconsejo que recuerdes este ejemplo cada vez que aparezca la regla, cada vez que repitan la misma noticia insistentemente pensá  cuál es la intención y quienes se benefician. Yo no creo que seas un nabo, pero ellos sí. Cuando te tiren abono cerrá los ojos y pensá por vos mismo.  Entre todos podemos evitar que la cosecha prospere.

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