Domínguez y el Papa. En diciembre último |
En plena crisis con el campo, en 2008, Aníbal Fernández se sentó en la
mesa de Mirtha y defendió abiertamente a Duhalde. Digamos que se bajó del barco
apresuradamente. Se me hizo
evidente que algo se rompía entre él y Cristina.
El 20 de diciembre del 2014, Julián Domínguez
visitaba al Papa en el Vaticano, como jefe de la Cámara baja y en
representación de Cristina Kirchner. No es ninguna novedad que tanto el Papa
como Cristina están haciendo una cruzada en contra de la droga, y tampoco es
novedad que ambos son aliados desde prácticamente la asunción del pontífice.
En marzo de este año, Aníbal Fernández,
a quien la presidenta hoy no le levanta el tubo, arriesgó unas declaraciones no
alegres para con Bergoglio, a raíz de una alusión del capo del catolicismo, que de alguna manera lo salpicaba.
Ahora dicen que Cristina le soltó la
mano a Aníbal hace 7 horas, y no hace 7 años.
Jorge Lanata fue el que difundió la
noticia que mantiene en terapia a Aníbal.
Eso da que pensar. ¿Lanata y Cris son aliados en esta cruzada? ¿Habría
que adicionar al Papa en la ecuación? Sería un pecado no pensarlo, ¿no? De ser
así, ¿está bien o esta mal? Ninguna de las dos cosas. Es política, y de la
mejor. Pasó siempre y pasará. Como
enseña Borges en su genial Tres versiones
de Judas— a esta altura un manual de política—:cuando Judas besó a Jesús
estaba cumpliendo el plan de dios.
Nota: Vuelvo a repetir. Es mejor leer los diarios viejos para saber dónde
estamos parados. Les dejo dos. Al buen entendedor, sólo los títulos bastan.
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