El bufón, el mercenario y el sensato
Los
religiosos siempre trataron de vincular las ciencias a sus creencias. Hablo de
los arreglos que inventaban para justificar novedades inocultables. Hay muchos
casos conocidos, como aquel que postula que los fósiles serian vestigios de
aquellos animales que no llegaron a subir al arca, y que por lo tanto no eran queridos
por dios. O de aquel otro que asegura que el Big Bang está contenido en el
inicio del Génesis. Patrañas torpes acuñadas con prontitud para no quedar mal
parados, sin dudas.
Lo
que ahora vengo a ofrecer son ciertos ejemplos que encontré recientemente.
Algunos dan vergüenza, otros no tanto.
Región
y geología
En una biblioteca digital se
plantea el interrogante sobre el origen del petróleo. Como se sabe, su origen podría
ser orgánico, aunque hay temerarios que dicen que no. En otras palabras: se
sabe que no se sabe. El docto salame que escribe el artìculo en cuestion nos
ilustra para que entendamos:
"Indudablemente que la respuesta a esta pregunta, si la teoría orgánica
es válida, sólo se puede encontrar en la Biblia, donde se describe al Edén como un lugar
rodeado por cuatro ríos (siendo uno de ellos el Éufrates), en cuyo centro se
encuentra el "Árbol de la
Vida". Esta respuesta probablemente no suena muy
científica, pero ¿acaso no justifica el hecho de que el Medio Oriente contenga
el cementerio de animales más grande del mundo, origen de sus reservas
petroleras, si la teoría orgánica es cierta?"
Traduciendo: si el Edén estaba
lleno de animales y se encontraba en las inmediaciones del Eufrates, y a su vez esa zona es la que hoy
presenta mucho petróleo, entonces el origen del mismo bien podría ser orgánico.
Lo interesante del asunto es que, en realidad, lo que se está justificando con
este razonamiento no es el origen del petróleo, sino la existencia del Edén. Ante
semejante alarde de ingeniería lógica me siento intelectualmente en pelotas,
como Adán.
El sitio:
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen1/ciencia2/39/html/sec_8.html
Religión
y geografía
En
el caso de la ciencia de Estrabón, tenemos al genio de Raúl Rey Balmaceda, un militar que, como
todos, es cristiano hasta la médula, o al menos eso tiene que decir. Integración territorial de la República Argentina
es su libro que hizo escuela—literalmente—en la geografía telúrica de ayer y de
hoy. En sus primeras páginas podemos leer un apartado de nombre revelador: Valor espiritual de la geografía, que
dice:
“Si alguien se interroga dudando: ¿Qué valor espiritual puede tener la geografía
si se refiere a la Tierra,
o a lo material, a la obra material del hombre?, se lo podría remitir a las Sagradas
Escrituras. Cuando la Biblia
expresa: “En el principio dios creó el cielo y la Tierra, ¿habrá hablado en
vano? ¿Por qué habría empezado por algo que no es transcendental? Los cielos y la Tierra configuran el
condicionamiento del hombre; fuera de él—y de Dios—nada hay de más trascendente.
La Tierra, por
lo demás, fue creada por Dios—no fruto del azar cósmico—y en consecuencia
constituye una de las vías mas directas para remontarse a su Creador, algo que
para los creyentes tiene un valor excepcional. Naturalmente para un ateo nada
de esto tiene sentido; en consecuencia podríamos decir que un no creyente, de
entrada, tiene una visión muy limitada del valor de la geografía….”
…Y dejamos acá para no
indignar a nadie. Lo interesante es que quizás el autor no sea muy creyente que
digamos. En todo el pasaje—que es más largo—yo vislumbro a un tipo que escribe
sin ganas y dice entre líneas no ya que dios existe o no existe, sino que el
asunto en si mismo le chupa un huevo. Por supuesto, dios creó la Tierra, pero se deja ver en
toda su extensión—la del libro— que es muy argentino.
Religión
y matemáticas
En una página
dedicada a las matemáticas y su relación con dios, encontramos lo siguiente:
“Si alguna vez pensamos en encontrar a Dios
en la ciencia, seguramente lo imaginamos en relación a la astronomía, la física,
la biología o la genética. Pero tal vez la prueba de la existencia de Dios esté
más cerca de lo que pensamos. Quizás lo encontremos a la vuelta de la esquina
en la más abstracta y a la vez exacta de todas las ciencias: la matemática".
Luego titula, para el nobel: Misterios de los números naturales, y dice:
Luego titula, para el nobel: Misterios de los números naturales, y dice:
"Con cuentas sencillas empezamos a descubrir
casualidades en los números naturales, especialmente en los primos. Encontramos
por ejemplo que:
100= 1³+2³+3³+4³
Bonito y redondo número el cien como pare resultar de la suma de los
cuatro primeros números meros naturales elevados al cubo. Por otro lado, el
numero 365 nos suena familiar a simple vista. Es la cantidad de dÌas en el año.
Resulta que el número 365 es igual a la suma de los cuadrados de tres números consecutivos,
empezando por el 10:
10²+11²*12²= 100+ 121+144=
365
Y -por si esto fuera poco- es también el resultado de la suma de los
cuadrados de los dos siguientes números, 13 y 14
13²+14²= 169+196= 365
Y agrega el autor sospechando que algo tan importante como el
movimiento de nuestro planeta en torno al sol (traslación) y la belleza de
estas cuentas, no pueden coincidir fortuitamente. Dios algo tuvo que ver en
esto. Luego continua:
.
(…) algo más sencillo: la tabla del nueve. Allá por tercer grado aprendimos que
es:
9-18-27-36-45-54-63-72-81
Conocidísima cualidad que la primera y ̇ultima
cifra de todos ellos suman
Justamente 9. Es más, si sumamos todas las cifras de cualquier número natural
multiplicado por 9, y volvemos a sumar las cifras del resultado, y asi
sucesivamente hasta que quede una sola esta va a ser, en todos los casos, el 9,
como no podÌa ser de
otra manera. Veamos qué pasa si a los números de la tabla del 9 los multiplico
por 12345679 (no me olvidé el 8,
es así). Tenemos:
12345679 x 9 = 111111111
12345679 x 18 = 222222222
12345679 x 27 = 333333333
12345679 x 36 = 444444444
12345679 x 45 = 555555555
12345679 x 54 = 666666666
12345679 x 63 = 777777777
12345679 x 72 = 888888888
12345679 x 81 = 999999999
O sea el digito por el que multiplicamos a 9 en cada caso, repetido 9
veces.”
Lo interesante
de esto es que el autor no hace trampa. Nos presenta algunos casos de aritmética
que nos inducen a creer, no a reventar. En otros pasajes nos habla de un tema
que cualquier amante de platón cavilaría: la naturaleza real de los números, la incorruptibilidad de los mismos, la belleza
de saberlos perfectos, todo lo cual llevaria necesariamente a dios. En cuanto a
mi, reventar. Reventar, pero…
La página en cuestión:
Reflexión:
Hemos
visto tres ejemplos que nos impelen a creer, tomando como medio diferentes
terrenos de la ciencia. En el primer caso, el del petróleo, sin dudas se trata
de una bufonada. En el segundo caso, la geografía, se trata de un mercenario
que no cree una palabra de lo que dice, aunque bien pudiera ser que creyera en
dios sin necesidad de justificarlo tan torpemente. En el último, tenemos un
buen ejemplo de alguien que con sinceridad y sin golpes bajos nos puede hacer
creer que hay que creer, incluso poniendo un ejemplo sobre nuestro planeta y su
periodo de traslación, que no da vergüenza ajena. Un beso a todos.
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