Un ermitaño riguroso
Lo que muchos admiran del Che
Guevara es esa inclinación por dejar las comodidades de un despacho para irse a
pasar penurias en una selva, coqueteando con la muerte. Pero el arrojo del Che no es nada al lado de lo
que dios le tenía preparado a Pietro di Murrone.
Pietro nació a inicios del XIII, tal
vez en 1209. Fue el hijo número once de dos tanos. No le interesaban ni las
mujeres ni los machos: le interesaba la biblia y la contemplación del mundo, a
la espera de la ansiada muerte. Se hizo monje y destacó del resto de sus
colegas en el afán de no hacer nada y de elevar plegarias. Recluido en un
monasterio alejado, olvidó a su familia, rezó mucho y esperó a que dios se lo
lleve.
No conocemos los pormenores, pero
tanto destacó como monje que lo nombraron papa, ni más ni menos, en 1294. La
silla de Pedro estaba vacante desde hacía 2 años y el pueblo ya se empezaba a
cagar de la risa. Buscaron y buscaron, pero parece que no encontraron nada
mejor que Pietro, que tomó el nombre de Celestino V, probablemente en recuerdo
de Celestino IV, que tuvo uno de los papados más breves, muriendo a los pocos días
de asumir.
Nuestro protagonista tampoco duró
mucho. Pietro era un hombre de poco, poquísimo mundo. Tenia menos calle que un
panda en cautiverio y menos diplomacia que Omar Chabán. Pero esto a Celestino parecía
no importarle. Lo único que deseaba era
que no le rompiesen las bolas y lo dejasen en paz con él mismo. Dicen que el hábito
hace al monje. Tienen razón. Tanta pasividad exasperó a los cardenales. Duró
cinco meses en el trono. Lo rajaron. Un sólo día tardaron en elegir a su
sucesor, Bonifacio VIII— aunque yo creo que tardaron cinco meses—.
Pero resulta que a un papa, como a
un emperador o a un presidente destituido, no se lo puede dejar así como así,
dando vueltas por el mundo a su antojo, haciendo turismo. O se lo mata o se lo
encierra. Bonifacio VIII lo metió en una carroza con destino incierto,
fuertemente custodiado. Pietro, no sabemos cómo, logró escapar. Se encerró en
un monasterio, donde murió pronto.
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