Una historia
de Alá
Cada pueblo escribe su propia
historia. Cada pueblo cree en lo que quiere creer. Para el Islam fueron ellos,
por dar un solo ejemplo, los que terminaron con la Unión Soviética, porque atrás
de Afganistán estaba Mahoma y atrás de Mahoma estaba Alá. En occidente—si es
que alguien sabe lo que esto quiere hoy decir— mueve a risa tamaña afirmación. Para
nuestra cultura fueron los Estados Unidos y su carrera espacial—que en el fondo
era una carrera económica que no podía seguir la URSS—, o fue Juan Pablo II, o
fue el propio imperio Comunista el que colapsó como una implosión que nadie
esperaba. Algunos imaginativos autores incluso van lejos y ponen en el desastre nuclear de
Chernobil la semilla del fracaso de la guadaña. Por supuesto que la respuesta
está en la multicausalidad, lo cual deja a todos contentos por igual, si eso es
posible…
Daniel Boorstin tiene un libro que yo
adoré cuando era más ingenuo: ¨Los
descubridores”. El problema del autor es su eurocentrismo cuando explica la
historia, lo cual se deja ver más que claramente cuando nos habla del Islam y
su supuesta falta de esto y de lo otro para poder desarrollar ciertos aspectos
de las ciencias. Sin dejar de estar muy de acuerdo con Daniel en muchas de sus
apreciaciones, me parece que muchos de sus razonamientos son falaces, como los
de todos los historiadores que escriben con el diario del lunes lo que pasó el
fin de semana. Jorge Borges (a quien todos se empeñan en poner el ¨Luis¨ en el
medio como si hubiera acaso otro) nos enseña más que nadie sobre las falacias de los historiadores en su genial “Guayaquil”: los documentos no pueden ser
un fiel reflejo del pasado, porque con ellos sólo vemos lo que queremos ver.
Lamentablemente los historiadores siempre intentan explicar las causas sabiendo
las consecuencias (o creyendo saberlas), entonces cuando miran un documento ya
lo miran con el prejuicio divino de saber lo que finalmente pasó. Daniel opera
de esta manera, en demasía.
Sin embargo, voy a enumerar varias
razones por las cuales se podría haber esperado mayor cantidad de intelectuales
y de científicos en el mundo musulmán, más que en cualquier otro. Voy a dar
algunas pistas para pensar algunas ucronias, esa palabra que nos lleva a “qué
hubiera pasado si…” En este caso me voy a fijar en el Corán, tal cual como lo
tenemos hoy. Pero voy a suponer una actualidad diferente, en la cual los
musulmanes dominan al mundo tecnológica y científicamente. Entonces, ¿qué pasaría
si algún historiador islámico intenta, desde un presente alternativo, justificar
la historia a la luz del Corán? Por supuesto que podría hacerlo y sin mucho
esfuerzo.
a) Si para nosotros es natural pensar que Dios se
hizo hombre, para el Islam es un hecho que dios se hizo libro. Por lo tanto no sería
extraño que en un presente alternativo la devoción por los libros sea una
consecuencia directa del original apego al Corán.
b) Los miembros del Islam eran desde
hace siglo los más alfabetizados porque leer el Corán, al menos entre los
hombres, era un profesión de fe. Por eso mismo, a nadie le tendría que resultar
extraño que los musulmanes cuenten hoy con la mayor cantidad de sabios y
científicos.
c) En el Corán, como en las mezquitas,
no se admiten imágenes. En las mezquitas se suele incluir pasajes del Corán en
las paredes. Por eso no debe resultar extraño que el Islam hoy esté tan por
encima del resto. Sin ir más lejos, las iglesias cristianas medievales se abarrotaban
de imágenes para ilustrar a unas mayorías analfabetas que no podían leer la
Biblia. Así les va…
d) Alá no es una trinidad como entre los
cristianos, que son de hecho politeístas, ni ha hecho al hombre a su imagen y
semejanza, como quieren los judíos. Alá es un esfuerzo intelectual en sí mismo.
Por lo tanto no es nada raro que el Islám prevalezca hoy por sobre las otras
culturas.
Estos puntos son verdaderos, pero en
muchos casos sólo anoto parcialmente la verdad (que es lo que hacen muchos
historiadores)
Es mi deseo escribir una novela de mérito, dando cuenta de
un presente diferente al nuestro, en el cual los musulmanes reinaran sobre el
mundo, donde ellos descubrieron América y llegaron a la luna, pero en el cual
el Corán continúa siendo el mismo de siempre. Sin embargo tengo mucha paja y
vagancia como para arremeter con semejante empresa ya. Son esas cosas que uno
escribiría con tiempo, tal vez en el verano, tal vez en veinte veranos, tal vez
para dejar testimonio de que muchas cosas, tal vez, pudieron haber sido de otra
manera si uno no fuera tan pajero (verbigracia: Boorstin.)
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