Doce
lecciones de ajedrez para vivir mejor[1]
Para Vanina, que me debe una partida.
Las analogías comportan un peligro
porque suponemos que hablamos de lo mismo cuando en realidad hablamos de cosas
diferentes. Por eso no es serio comparar al ajedrez con la vida. Sin embargo proceder
de esta manera puede resultar interesante y hasta aleccionador. Estos son doce
principios de ajedrez—el número es completamente arbitrario— que merecen ser pensados
en el tablero de la vida, que en fin de cuentas la vida es un juego que a veces se gana y a veces se pierde. Peor
aún: a veces se empata... y no siempre se juega.
1) Una
cosa es saber las reglas y otra cosa saber las estrategias. Quien sólo sabe las
reglas no sabe jugar al ajedrez.
2) El que sabe jugar está
pensando en secuencias relativamente largas de movimientos, aunque las tenga
que variar constantemente. No piensa en jugadas aisladas.
3) Cuando un jugador avezado sabe que va a
perder, abandona, porque adivina las secuencias que tiene su adversario en la
cabeza. Por lo tanto, nunca se le puede dar jaque mate a un jugador avezado.
Dicho de otro modo: el que se encuentra cara a cara con la derrota es porque no
supo ver más allá de la jugada presente
4) El que no ve más allá de la próxima jugada
cree que el juego es azaroso.
5) Hay expertos en la defensa y expertos en el
ataque. Hay expertos en defensa que han sido grandes campeones.
6) Si se repite tres veces la misma jugada se
da por terminada la partida.
7) Muchas veces se juega rápido solamente para
ganar tiempo. (En esos momentos es más importante parar el reloj que mover la
pieza.) Cuanto más tiempo ganamos, menos tiempo tiene el rival. Hay mediocres
jugadores que han sido campeones porque supieron manejar adecuadamente el
tiempo.
8) Muchos grandes campeones eran de una
inteligencia mediana a baja fuera del tablero.
9) El sacrificio de una pieza implica una
sorpresa para el adversario. La astucia más grande es cuando sacrificamos una
pieza importante. Sin embargo la pieza más importante, el rey, no se puede
sacrificar. ¿O sí?
10) Lo más importante no es cuanto tablero
pueden recorrer nuestras piezas, sino la posición que tienen.
11) Uno termina siendo la sumatoria de los
contrincantes que enfrentó. Por eso es importante elegir bien con quienes vamos
a jugar.
12) Sólo pensamos en cambiar una pieza de menor
valor por una de mayor valor hacia el final de la partida.
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