viernes, 14 de febrero de 2014

Una cigueña cruzó (Cuento)


                                                                            
                                                 Una cigüeña cruzó
 
                                                                              1

Sofía llegó a la cita con retraso. El corazón le saltaba como queriéndole salir. Juan esperaba fumando, nervioso, impaciente, rascándose la cabeza.  Ella tenía un secreto, algo muy adentro suyo: estaba embarazada. Se lo dijo sin preámbulos. Él encendió otro cigarrillo sin reparar en que ya tenía uno prendido sobre el cenicero. Sofía, que esperaba una respuesta, tomó ese cigarrillo. El humo saturó la atmósfera. Una cigüeña cruzó por la mente de Juan. Quería precisiones: cómo, cuándo,  porqué, para qué. Ella le acarició la cara con la punta de los dedos y con tanta delicadeza que anestesió todas sus preocupaciones. Ya tranquilos  se miraron a los ojos, tras los ojos e incluso lo que hay más allá de los ojos. Se abismaron en el otro y lamentaron no tener una cama cerca. Ella, como sonámbula, se quemó los cálidos dedos con el cigarrillo. Juan le dijo que tenía que dejar de fumar. Entonces Sofía tomó sus costillas y las abrió. Él miró entre esas rejas para, tal vez, mirarle el alma. Algo rojo, como la menstruación, asomó en el horizonte. Era el corazón. Latía. Ella lo puso sobre la mesa. Pensó Juan en que los hijos también le saldrían de adentro. Sofía hizo un gesto con los ojos: “tomalo si querés”.  Juan lo tomó, y abriéndose el pecho, duplicó los latidos de su cuerpo.

                                                           2

Con los años Juan tuvo problemas de salud: tenía dos corazones. El doctor le recomendó que lo done, que hay gente que necesita un corazón para seguir viviendo. Juan fue ofreciendo su corazón por el mundo. Hay gente que le ofreció plata y hay gente que le ofreció otro corazón. Pero él sabía que eso no era bueno: Sofía lo había hecho feliz, pero a cambio de perderse a sí misma. (Sus dedos habían dejado de tener calidez cuando él tomo su corazón.) 

                                                 3
 
                  Hoy Juan tiene dos corazones, uno que le pertenece y otro que espera un pecho. Y también tiene un piojo por el cual vale la pena cuidar la salud.



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