Gardel y Maradona en Eslovenia
¿En qué se parecen muchas obras de teatro, muchos artículos
periodísticos de opinión y muchas obras de arquitectura? En que las hacen unos
y las firman otros. Así te podés encontrar con que lo que vos creías de Fulano
es de Mengano. Cuatro perejiles escriben un libro de historia que luego firma
Granata, porque Granata vende y los perejiles no. Muscarini tiene en cartel
quinientas treinta y cuatro obras, pero ha escrito… una. Don Ramón es un genial
arquitecto, pero trabaja para el estudio del señor Barriga, que se encarga de
firmar autógrafos al pié de cada obra.
El problema se le presenta luego
a los historiadores. En general no investigan mucho y terminan por asumir que
los nombres de plomo son los mismos que los nombres de pluma, o sea que los
famosos son los que firman, y punto.
Pero también existen los
arqueólogos de las autorías. Acá y en muchos lados. Gente que viene a poner las
cosas en su lugar y a hacer justicia post mortem por los verdaderos hacedores.
Para un argentino Eslovenia y
Eslovaquia es algo que forma parte del mismo trabalenguas, y con fortuna puede
afirmar que se encuentran más o menos en tal continente. Son lo que Uruguay y
Paraguay para los Europeos, letra más letra menos son lo mismo. Sin embargo, y
aunque usted no lo sepa, esto no es recíproco, especialmente para los
eslovenos. Para ellos Argentina no es
cualquier cosa.
Eslovenia es un nuevo país que
surgió de la fragmentación de Yugoslavia. Previamente, nunca había existido,
contrariamente a otros países vecinos como Croacia o Macedonia, que reclama para su panteón de héroes a Alejandro
Magno. Pero la pobre Eslovenia no tiene nada que reclamar del pasado. Peor: su
idioma es en realidad el mismo que el de croatas, Bosnios y
Servios, así que ni siquiera por el privilegiado recurso del idioma pueden
hacer arqueología para indagar en las ruinas del tiempo. Inventaron un idioma
llamado esloveno, que de hecho no existe. Hicieron todo tipo de cosa rara para
poder existir. Finalmente salieron por el mundo a buscar gente nacida en Liubliana
o en sus inmediaciones.
Viktor Sulcic, fue un arquitecto
esloveno que llegó a la Argentina y se puso a trabajar para otros. Su capacidad
fue ampliamente demostrada con dos obras maestras: el abasto y la cancha de
Boca. Pero por cuestiones de papeles se ha dicho hasta el cansancio que estas
maravillas eran de otros. Hasta que los eslovenos investigaron…
No deja de llamar la atención
que dos de los más representativos monumentos porteños, que remiten a Gardel y
a Maradona, y que son visita obligada de todo turista, sean obras de un
esloveno. Y tampoco me deja de llamar la atención que para los eslovenos, el tango y el fútbol empiecen a formar parte del mismo
trabalenguas: Argentina.
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