lunes, 9 de febrero de 2015

Los pronósticos apócrifos



Los pronósticos apócrifos


En Elementos de semiología, Roland Barthes  llama la atención sobre el acento provinciano que invariablemente tienen los que pronostican el clima en las radios de París. Barthes, que tenía el sano ejercicio de no ver con inocencia los aspectos más rudimentarios de la cotidianeidad, afirmaba que ese acento hacía alusión a la vida campestre, esa que depende de si va a llover o no va a llover para que se pueda cosechar el trigo. Por supuesto explicaba que eso que funciona en París no funciona en otra latitud. Probablemente a un campesino de la Champagne le den el pronóstico en buen  tono parisino, como para que refleje la idea de que atrás de esas palabras están los cerebros de la Sorbona.
Acá, la pronosticadora del tiempo con más pedigrí es Nadia, hoy en canal 7. Su tono ucraniano garpa. A la revista Para ti, el 5 de abril de 2005, supuestamente le dijo, sobre su infancia en Pilar:

Durante los ocho años que estuvo en combate, mi papá se la pasó mirando el cielo, donde sobrevolaban los aviones y caían las bombas. Cuando vino a la Argentina continuó haciendo lo mismo, pero no esperando bombas sino tratando de adivinar cómo estaría el tiempo. Así fue como él, un inmigrante en el medio del campo, terminó diciéndoles a los tamberos vecinos cómo iba a ser el tiempo

Muy probablemente esta obra de arte la hayan puesto en boca de Nadia los de la revista, con su propio consentimiento.

Sin embargo, el mejor ejemplo barthesiano en los medios locales es Ernesto Arriaga. Durante años presentó el estado del tránsito por la señal TN. Hablaba por medio de un programa inventado ad hoc, que simulaba un teléfono y un sonido como que el tipo estaba sumergido entre los autos y el quilombo del centro. Por supuesto, por años no le vimos la cara. Increíblemente, nadie notaba el contrasentido de un cristiano que  supuestamente se tiene que valer de toda la tecnología para dar cuenta del tránsito y que, sin embargo, no tiene más que un teléfono rudimentario, que se escuchaba obviamente mal, con el deliberado fin de que miles de espectadores crean… Y lo peor es que creían. Barthes sabe que lo creían. Como cuando Nadia, en plena crisis del campo, daba pronósticos de lluvias que nunca llegaban.





 Reportaje a Nadia de la revista Para Ti:





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