Los pronósticos apócrifos
En Elementos de semiología, Roland Barthes llama la atención sobre el acento provinciano
que invariablemente tienen los que pronostican el clima en las radios de París.
Barthes, que tenía el sano ejercicio de no ver con inocencia los aspectos más
rudimentarios de la cotidianeidad, afirmaba que ese acento hacía alusión a la
vida campestre, esa que depende de si va a llover o no va a llover para que se
pueda cosechar el trigo. Por supuesto explicaba que eso que funciona en París
no funciona en otra latitud. Probablemente a un campesino de la Champagne le den el
pronóstico en buen tono parisino, como
para que refleje la idea de que atrás de esas palabras están los cerebros de la Sorbona.
Acá, la pronosticadora del tiempo
con más pedigrí es Nadia, hoy en canal 7.
Su tono ucraniano garpa. A la revista Para
ti, el 5 de abril de 2005, supuestamente le dijo, sobre su infancia en
Pilar:
“Durante los ocho años que estuvo en combate,
mi papá se la pasó mirando el cielo, donde sobrevolaban los aviones y caían las
bombas. Cuando vino a la
Argentina continuó haciendo lo mismo, pero no esperando
bombas sino tratando de adivinar cómo estaría el tiempo. Así fue como él, un
inmigrante en el medio del campo, terminó diciéndoles a los tamberos vecinos
cómo iba a ser el tiempo”
Muy
probablemente esta obra de arte la hayan puesto en boca de Nadia los de la
revista, con su propio consentimiento.
Sin embargo,
el mejor ejemplo barthesiano en los medios locales es Ernesto Arriaga. Durante
años presentó el estado del tránsito por la señal TN. Hablaba por medio de un programa
inventado ad hoc, que simulaba un teléfono
y un sonido como que el tipo estaba sumergido entre los autos y el quilombo del
centro. Por supuesto, por años no le vimos la cara. Increíblemente, nadie
notaba el contrasentido de un cristiano que supuestamente se tiene que valer de toda la
tecnología para dar cuenta del tránsito y que, sin embargo, no tiene más que un
teléfono rudimentario, que se escuchaba obviamente mal, con el deliberado fin
de que miles de espectadores crean… Y lo peor es que creían. Barthes sabe que
lo creían. Como cuando Nadia, en plena crisis del campo, daba pronósticos de
lluvias que nunca llegaban.
Reportaje a Nadia de la revista Para Ti:
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