miércoles, 11 de febrero de 2015

Tres lecturas de Darwin



Tres lecturas de Darwin



Hay libros que se venden como el pan. Siempre. Se consumen para llenar el estómago narcisista del acaparador cultural. Salen calentitos. Y no se leen nunca.

Son los llamados Long Sellers. Por ejemplo las colecciones del tipo “grandes pensadores”, un muestrario de Platones, Hegeles, Marxes, Einsteines, y muchas otras estrellas consagradas. Esos libros son como los museos. Nadie entra en ellos, a menos que se esté obligado por la imposición de un itinerario turístico o salvo que te obligue la bibliografía obligatoria de una cátedra a sufrir un “texto fuente”. Sí, son fósiles de los anaqueles, son esos libros “que no pueden faltar en tu biblioteca”, pero que nadie se atreve a leer. Se venden muy bien. Se olvidan muy rápido.

Entonces, cuando se leen, rara vez se los entiende. Muchos le entran al libro con un prejuicio: como eran genios dicen verdades, sin tener en cuenta que sus teorías, un día revolucionarias, hoy están completamente desfiguradas. Digamos que son esos lectores que te indican “pero Einstein dice tal cosa”. Convengamos; los libros esos vienen enteros, sin sustracciones. Están los aciertos y los errores. Está todo. Y hay quien los lee como si de una Biblia se tratase. Y es por eso mismo que sólo en ediciones copadas te podés encontrar con un prólogo desmitificador. Pero la idea de las editoriales es no curar ingenuidades. Me viene a la cabeza El Capital

Si hay algún boludo en el mundo, ese soy yo. Tengo en la biblioteca El origen de las especies de Charles Darwin. Impecable. Como nuevo. Nunca lo había leído directamente. Siempre lo merodeé  desde sus acólitos y chupamedias, que en fin de cuentas estaban más actualizados que el barbudo.

Darwin, en principio, debería ser valorado como un reputadísimo escritor. Es un hermano de Freud. Son esos tipos que no te cansan nunca. Tienen una claridad expositiva impactante y son un modelo de docencia. Envidiables.

El origen de las especies  puede ser leído de diversas maneras.

En primer lugar tenemos la posibilidad de leerlo, obviamente, como una obra que es bisagra en la historia del pensamiento biológico, antropológico, sociológico y hasta geológico (leed los capítulos 12 y 13, donde le abre el camino a Wegener, a la oceanografía y a las eras glaciares). Digamos, entenderlo como un fósil del pensamiento que nos ilustra sobre las posteriores especies de la ciencia y la cultura.

Más astutamente podemos encarar la lectura como un ejemplar caso de lógica aplicada. Es admirable ver como deshace pensamientos ajenos. Incluso como los acepta o los domestica, acercándose extrañamente a gente de la iglesia como Tomás. Y más admirable es como frecuentemente se muestra concluyente, cosa que  recuerda a gente como  Saskia Sassen, que no dan puntada sin hilo. El andamiaje lógico así lo demuestra. No todos  los pensadores son tan aplicados en este sentido. Y no se puede dejar pasar por alto que a pesar de sus finos razonamientos, todo El origen… tiene un lindo olor a ensayo.

La tercera lectura posible es la que más me interesa. Darwin nos lleva de una punta a la otra del planeta. Pero es un planeta que ya no existe o que poco a poco está dejando de existir. Él ya nos alerta—implícitamente—sobre la gran cantidad de especies introducidas por el hombre en todos los rincones del orbe. Esto, por supuesto, altera la natural estructura de las poblaciones que forman un ecosistema. El barbado pensador incluso se muestra confundido por momentos, pues le resulta imposible determinar si tal planta de un lugar cualquiera es originaria de allí o fue llevada por el hombre.

Si Darwin tiene este problema en pleno siglo XIX, qué nos queda a nosotros. Respuesta: nos queda el libro de Darwin, que nos da la posibilidad de saber cómo eran los ecosistemas originarios gracias a un libro maravilloso llamado El origen de las especies.

Así, Carlitos Dargüin se puede leer de otra manera. Y puede darnos una sorpresa, porque poco a poco, empieza a tener otro tipo de actualidad: la que tienen los genios.


3 comentarios:

  1. Me gustaron varias cosas: una tiene que ver con la evolución literaria que sufrieron las ediciones que cuando llegan a nuestras manos están desfiguradas (yo tengo la oportunidad de leer una, gracias!!). Otra cuestión, que es como lo veo yo, pero vos lo decís de una forma mucho más literaria, más linda; fósil del pensamiento. Sí, es la piedra angular de las ciencias biológicas, la base de las ramas disciplinares posteriores. Es valioso por eso, pero no deja de tener un lindo olor a ensayo ( según creo, hablar de un tema de forma libre y personal). Y por último, te dejo una cita que para vos puede ser copada para leer, porque está libre de dogmatismos - evolutivo- ed. 1956. Introducción por W.R.Thompson: " como sabemos, hay gran divergencia de opinión entre los biólogos, no sólo en cuanto a las causas de la evolución, sino hasta en cuanto al proceso mismo. Esta divergencia existe debido a que la prueba es insatisfactoria y no permite llegar a ninguna conclusión segura. Por tanto, es correcto y apropiado llamar la atención del público no cientifico a los desacuerdos que existen respecto a la evolución". Me gusto mucho tu artículo, muy bueno... Sino te enojas quiero usar algo para mí 'clase'. GRACIAS!!!

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    1. ah, y en un momento dice el texto que soy un boludo....Y.... seeeee. jajaj

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  2. GRACIAS. YANI. USA TODO. LO DE THOMPSON, W.R. LO VOY A TENER EN CUENTA (GOOGLEARÉ) Y... vi la fotito que acmpaña tus líneas y... ahhhh. si sos vos, jajajaja. beso

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