Tres lecturas de Darwin
Hay libros que se venden como el
pan. Siempre. Se consumen para llenar el estómago narcisista del acaparador
cultural. Salen calentitos. Y no se leen nunca.
Son los llamados Long Sellers. Por ejemplo las
colecciones del tipo “grandes pensadores”, un muestrario de Platones, Hegeles,
Marxes, Einsteines, y muchas otras estrellas consagradas. Esos libros son como
los museos. Nadie entra en ellos, a menos que se esté obligado por la
imposición de un itinerario turístico o salvo que te obligue la bibliografía
obligatoria de una cátedra a sufrir un “texto fuente”. Sí, son fósiles de los
anaqueles, son esos libros “que no pueden faltar en tu biblioteca”, pero que
nadie se atreve a leer. Se venden muy bien. Se olvidan muy rápido.
Entonces, cuando se leen, rara vez
se los entiende. Muchos le entran al libro con un prejuicio: como eran genios
dicen verdades, sin tener en cuenta que sus teorías, un día revolucionarias,
hoy están completamente desfiguradas. Digamos que son esos lectores que te indican
“pero Einstein dice tal cosa”. Convengamos; los libros esos vienen enteros, sin
sustracciones. Están los aciertos y los errores. Está todo. Y hay quien los lee
como si de una Biblia se tratase. Y es por eso mismo que sólo en ediciones
copadas te podés encontrar con un prólogo desmitificador. Pero la idea de las
editoriales es no curar ingenuidades. Me viene a la cabeza El Capital…
Si hay algún boludo en el mundo, ese
soy yo. Tengo en la biblioteca El origen
de las especies de Charles Darwin. Impecable. Como nuevo. Nunca lo había
leído directamente. Siempre lo merodeé
desde sus acólitos y chupamedias, que en fin de cuentas estaban más
actualizados que el barbudo.
Darwin, en principio, debería ser
valorado como un reputadísimo escritor. Es un hermano de Freud. Son esos tipos
que no te cansan nunca. Tienen una claridad expositiva impactante y son un
modelo de docencia. Envidiables.
El origen de las especies puede ser leído de diversas
maneras.
En primer lugar tenemos la
posibilidad de leerlo, obviamente, como una obra que es bisagra en la historia
del pensamiento biológico, antropológico, sociológico y hasta geológico (leed
los capítulos 12 y 13, donde le abre el camino a Wegener, a la oceanografía y a
las eras glaciares). Digamos, entenderlo como un fósil del pensamiento que nos
ilustra sobre las posteriores especies de la ciencia y la cultura.
Más astutamente podemos encarar la
lectura como un ejemplar caso de lógica aplicada. Es admirable ver como deshace
pensamientos ajenos. Incluso como los acepta o los domestica, acercándose extrañamente
a gente de la iglesia como Tomás. Y más admirable es como frecuentemente se
muestra concluyente, cosa que recuerda a
gente como Saskia Sassen, que no dan
puntada sin hilo. El andamiaje lógico así lo demuestra. No todos los pensadores son tan aplicados en este
sentido. Y no se puede dejar pasar por alto que a pesar de sus finos
razonamientos, todo El origen… tiene
un lindo olor a ensayo.
La tercera lectura posible es la que
más me interesa. Darwin nos lleva de una punta a la otra del planeta. Pero es
un planeta que ya no existe o que poco a poco está dejando de existir. Él ya
nos alerta—implícitamente—sobre la gran cantidad de especies introducidas por
el hombre en todos los rincones del orbe. Esto, por supuesto, altera la natural
estructura de las poblaciones que forman un ecosistema. El barbado pensador
incluso se muestra confundido por momentos, pues le resulta imposible
determinar si tal planta de un lugar cualquiera es originaria de allí o fue
llevada por el hombre.
Si Darwin tiene este problema en
pleno siglo XIX, qué nos queda a nosotros. Respuesta: nos queda el libro de
Darwin, que nos da la posibilidad de saber cómo eran los ecosistemas
originarios gracias a un libro maravilloso llamado El origen de las especies.
Así, Carlitos Dargüin se puede leer
de otra manera. Y puede darnos una sorpresa, porque poco a poco, empieza a
tener otro tipo de actualidad: la que tienen los genios.
Me gustaron varias cosas: una tiene que ver con la evolución literaria que sufrieron las ediciones que cuando llegan a nuestras manos están desfiguradas (yo tengo la oportunidad de leer una, gracias!!). Otra cuestión, que es como lo veo yo, pero vos lo decís de una forma mucho más literaria, más linda; fósil del pensamiento. Sí, es la piedra angular de las ciencias biológicas, la base de las ramas disciplinares posteriores. Es valioso por eso, pero no deja de tener un lindo olor a ensayo ( según creo, hablar de un tema de forma libre y personal). Y por último, te dejo una cita que para vos puede ser copada para leer, porque está libre de dogmatismos - evolutivo- ed. 1956. Introducción por W.R.Thompson: " como sabemos, hay gran divergencia de opinión entre los biólogos, no sólo en cuanto a las causas de la evolución, sino hasta en cuanto al proceso mismo. Esta divergencia existe debido a que la prueba es insatisfactoria y no permite llegar a ninguna conclusión segura. Por tanto, es correcto y apropiado llamar la atención del público no cientifico a los desacuerdos que existen respecto a la evolución". Me gusto mucho tu artículo, muy bueno... Sino te enojas quiero usar algo para mí 'clase'. GRACIAS!!!
ResponderEliminarah, y en un momento dice el texto que soy un boludo....Y.... seeeee. jajaj
EliminarGRACIAS. YANI. USA TODO. LO DE THOMPSON, W.R. LO VOY A TENER EN CUENTA (GOOGLEARÉ) Y... vi la fotito que acmpaña tus líneas y... ahhhh. si sos vos, jajajaja. beso
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