martes, 11 de noviembre de 2014

Rusia y el corazón de la tierra



Rusia y el corazón de la tierra
(Los gasoductos rusos hacia Europa occidental.)


Este trabajo intenta ahondar en las efectos que se derivan de la crisis social económica y política ucraniana en torno a la red de gasoductos que vinculan a Rusia con la Unión Europea, en tanto esta red de gasoductos está mediada por Ucrania. Esta crisis puso en evidencia ciertos aspectos geopolíticos que permanecieron aletargados por mucho tiempo,  cuyas consecuencias son impredecibles.
Ucrania históricamente, como país de tránsito y parte de la Comunidad de Estados Independientes que se constituyó luego de la caída de la Unión Soviética, obtenía el gas ruso a precio subsidiado e incluso le cobraba un peaje a su vecino. Sin embargo, la creciente demanda occidental y la debacle político-económica de Ucrania, que es alimentada desde Moscú, ha traído como consecuencia el rediseño de la red, que intenta evitar suelo ucraniano para llegar a la Unión Europea. El caso más emblemático en este sentido es el nuevo Nord Stream, bajo el mar Báltico, que conecta directamente Rusia con su cliente privilegiado dentro de la Unión, Alemania.
Nord Stream
A la crisis ucraniana hay que sumarle la crisis global. Desde 2008, el aumento secular del consumo de gas se frenó en Occidente. Como en los años previos la demanda crecía de forma alarmante, se diseñaron múltiples estrategias para asegurar la provisión de gas. Muchos de esos proyectos se emprendieron en contexto de crisis. Pero los diferentes países de la Unión Europea obraron unilateralmente y no conjuntamente. Lo que este trabajo trata de demostrar es que la red de gasoductos es una expresión de la desarticulación al interior de la Unión.



LA UNIÓN EUROPEA

La Unión Europea se amplió grandemente en 2004 con la incorporación de muchos ex estados pertenecientes al bloque socialista. Estos son los países más cercanos a Rusia y los más energéticamente dependientes del oso blanco. Debe destacarse que en Bulgaria, Croacia, Finlandia, Letonia, Lituania, Serbia y Eslovaquia todas las importaciones proceden de Rusia. Grosso modo, a medida que nos alejamos hacia occidente la dependencia del gas ruso disminuye, sin dejar de ser de suma importancia contar con dicho suministro. Casi como una ironía, con la ampliación de la Unión, el enclave de Kaliningrado  se constituyó como un enclave ruso dentro de la Unión Europea.
La Unión Europea está condicionada desde varios puntos.
Uno de los condicionantes es meteorológico. Los inviernos moderados como el último (2013-2014), reducen el consumo de gas. ¿Pero qué pasaría durante un invierno inusualmente riguroso? En esos casos entra a jugar otro condicionante: la capacidad de almacenamiento de cada país. Dos ejemplos extremos en este sentido son Alemania y Bulgaria. Mientras el primero cuenta con una gran capacidad de almacenamiento, Bulgaria prácticamente carece de capacidad. Su vulnerabilidad es aún mayor si reparamos en la dependencia excluyente del gas ruso, que ingresa a su territorio mediado por Ucrania.
Para palear esta dependencia Bulgaria promovió, junto con otros países, la construcción de dos gasoductos que no pasarán por suelo ucraniano. El primero de ellos es el Nabucco, que ingresa a Europa desde Turquía. El otro es el South Stream, que ingresa directamente a Bulgaria a través del Mar Negro. Es interesante notar que este gasoducto cruza el mencionado mar justo al sur de la península de Crimea. Por lo tanto, incluso es este caso, no es extraño que la política Búlgara se enderece a satisfacer las exigencias de Moscú, ávida cuenta de su dependencia energética. Por otra parte, el South Stream pone a Bulgaria en la misma posición de tránsito que antes le correspondía a Ucrania. En efecto, ahora pasaría a ser el principal engranaje de articulación entre Rusia y la Unión Europea.



 
Turquía, además del gasoducto Nabucco, y como consecuencia de evitar Ucrania, tiene en proyecto el Gasoducto Trans-Adriático, que debe estar listo en 2018, y que beneficiará principalmente a Italia, todo lo cual fortalece el ascendiente de Turquía en el área.
¿Y qué decir de Alemania? A primera vista, con el Nord Stream, estaría asumiendo el mismo rol de Bulgaria, en tanto sería el país de ingreso del gas ruso, con la vulnerabilidad que supuestamente traería este hecho. Sin embargo, Alemania es el principal socio comercial europeo de Rusia.[1] Dicho de otro modo, hay una relación económica de reciprocidad entre los dos países. Con la venta del gas, Rusia logra equilibrar la balanza comercial. Los germanos, por su parte, pueden cerrar su economía a Rusia sin perjudicar a terceros.

OTRAS POSIBILIDADAES: África y los Campos de Groninga

¿Qué alternativa tiene Europa occidental? El norte de África ha resultado un proveedor poco confiable, especialmente desde que el terrorismo es un actor importante en el juego internacional. Muchos de los suministros proceden de Argelia. No obstante lo cual, Argelia y el Magreb han mostrado un crecimiento sostenido de sus propias demandas internas, lo cual contribuye a que los europeos busquen otros proveedores, sin dejar por ello de invertir en gasoductos, que se han tendido desde 2007 de forma sostenida en el lecho del Mediterráneo, aprovechando las ventajas de la poca profundidad y las características generales de este mar interno. 



  
La avidez por el gas de la Europa Occidental no tiene límites. Asegurar su provisión es fundamental, lo que se aprecia de forma ejemplar en Groninga, en los Países Bajos. Los campos de Groninga constituyen un importante yacimiento gasífero, pero sólo en términos regionales, pues sus reservas se calculan a 30 años. La localidad de  Loppersum, ha tenido una serie de terremotos a consecuencia de la explotación del recurso, en una zona no sísmica.[2]  La población se ha manifestado en contra de la continuidad de la extracción del gas local. Para no tener que depender exclusivamente de Rusia, en  Rotterdam hay una terminal de almacenaje de gas licuado procedente de Trinidad y Tobago, Nigeria y Angola.
El gas natural licuado es, al menos en principio, la alternativa más viable cuando no es conveniente explotar los propios recursos. Se entiende que su viabilidad es directamente proporcional a la distancia. En otras palabras, cuanto más lejano esté el proveedor, es más viable. Contrariamente, el uso de los gasoductos es al revés: cuanto más cercano esté el proveedor, más conveniente. Por otra parte, la ventaja del gas natural licuado es que, al depender de los puertos, es más versátil, mientras que los gasoductos tienen una traza más definida y genera por eso mismo mayor dependencia.
Sin embargo, las ventajas de los gasoductos son innegables: los suministros son más constantes. Además, el gas natural licuado requiere capitales intensivos, con tiempos largos de construcción y por lo tanto demandan de un tiempo considerable para recuperar la inversión inicial. Y por si esto fuera poco está el proceso de transformación de gas líquido a gaseoso, que se hace en los puertos de destino, lo cual es sí mismo insume mucha energía.[3] ¿Pero de qué origen son los capitales y las empresas que hacen este tipo de instalaciones en Europa Occidental? Son rusas, en casi todos los casos.
A pesar de todas estas vulnerabilidades, no hay que olvidar que la manipulación de las cotizaciones de las bolsas de ciudades globales como París o Londres pueden traer un terremoto económico en Rusia, y que la Unión Europea es puntera en tecnologías alternativas y recursos renovables. 

Rusia

Es necesario no perder de vista las jugadas políticas de Moscú, que se diagraman sobre su propio peso energético favorable, a la sombra de sus hidrocarburos de exportación. Putin cree que Europa no actuará en su contra en represalia por la reciente  anexión de Crimea. Y probablemente esté en lo cierto. Ni bien entró en crisis Ucrania, la empresa rusa Gazprom aumentó en 44 por ciento el precio el gas a Ucrania. Esto hizo temer lo peor a la Unión Europea, que llegó finalmente en 2009, cuando Rusia redujo el suministro para presionar a su vecino.
Pero hay también temas latentes que mantienen en vilo a la Unión Europea. Rusia e  Irán disponen del 42% de las reservas mundiales de gas. Moscú y Teherán en algún momento estuvieron coqueteando en constituirse como una  OPEP gasista.[1] Esta propuesta inesperada, al día de hoy no concretada, fue un baldazo de agua fría para el resto de los países europeos.
Otra incertidumbre que genera Rusia en el Viejo Mundo es su permanente juego seductor con el gigante chino, a propósito del gas, que podría alterar todo el tablero político internacional. 


Entre Moscú y Berlin

El hecho más alarmante dentro de la Unión Europea es que cada país está tomando decisiones unilaterales con Rusia sin consultar con los organismos supranacionales. En este sentido las diferencias al interior de la unión son alarmantes y son fortalecidas por estas decisiones. Mientras países como Bulgaria se encuentran en niveles de vulnerabilidad evidentes, otros como Alemania, Francia y el Reino Unido fortalecen sus posiciones. Y entre estos es notable es papel de Alemania, que no sólo se vigoriza como la economía más fuerte del Viejo Continente, sino que también, ahora, está en situación de dosificar los recursos energéticos, si así lo quiere, en virtud del flamante Nord Stream, que, a su vez, consolida su relación bilateral con Moscú.
Pero Alemania no se constituye como el árbitro de la Unión por sí sólo, sino también por el rol que juegan los otros. Por un lado está su papel de acreedor—que no entra en nuestro análisis—. Por el otro, está la propia configuración del mapa europeo, atendiendo a la red de gasoductos. Si Turquía veía hasta hace 10 años postergada su ilusión de entrar en la Unión Europea, sus posibilidades, a raíz de estos dos nuevos gasoductos, son mayores. Y a esto hay que sumarle las tradicionales relaciones del país con Alemania. Si el nuevo presidente prooccidental de Ucrania,  Petro Poroshenko, está decidido a incluir a su patria en la Unión,[5]  va a resultarle particularmente difícil, luego de todos los condicionamientos internacionales referido más arriba. En el ajedrez europeo, parece que la partida se da entre Berlín y Moscú. El resto están pasando a ser actores de reparto, más o menos importantes, (lo cual incluye a Francia y Gran Bretaña)

Cuando en 2005, Putin dijo, en referencia a la Comunidad de Estados Independientes, que se había creado para hacer un “divorcio civilizado”, quizás nadie pensó que  a más de diez años, acaso ese divorcio se esté dando en la Unión Europea, y que los rusos, y muy particularmente el Nord Stream,  mucho tenga que ver en el asunto.

PD: Mientras esto escribo, 10 de noviembre de 2014,  me llega una noticia[6] que causa conmoción: Rusia y China han concertado un acuerdo gasífero de largo aliento.



[2] Europa, acorralada por dependencia energética, en The economista:

http://www.dineroenimagen.com/2014-04-08/35425#imagen-2 y

Holanda asume el riesgo de seísmos a cambio de extraer gas natural, el país, 18 de febrero de 2013:



[5] La Nación : Martes 16 de septiembre de 2014, Ucrania ratificó su acuerdo de asociación con la UE pero le envió un guiño a los rebeldes.


viernes, 7 de noviembre de 2014

La leyenda de Bao Mao



La leyenda de Bao Mao


Cuando Mao fracasó con el Gran Salto Para Adelante, temió perder su liderazgo. Ese ensayo de revolución industrial acelerada, matando de hambre a una gran cantidad de chinos, hizo que todos los burócratas del partido lo miraran. Nadie daba un mango por su supervivencia política.
Sin embargo, el pueblo chino aún orientaba su sentimiento hacia aquel que lo había hecho digno, aunque más no sea en los primeros diez años de la República Popular, cuando se aseguraron por primera vez un plato de arroz, una educación rudimentaria, un poco de salud. Más aún: los liberó del yugo del patrón y distribuyó tierras. (Por no hablar de las mujeres, que fueron liberadas del yugo del hombre.)
La historia más conocida dice que Mao, en su afán de no perder terreno luego de la hambruna, lanzó la Revolución Cultural, esa megafiesta de adoctrinamiento popular donde se tachaba de capitalista a Beethoven, se quemaban libros de Shakespeare y se purgaba al Partido de elementos insanos. No obstante lo cual, esta orgía de locura hizo olvidar en occidente el primer intento de adoctrinamiento que Mao llevó adelante ya en 1963, esto es, unos 3 años antes de la pira de libros prohibidos.
 Los chinos no se olvidan de Lei Feng. Lei Feng fue un soldado medio boludo que murió en un accidente de tránsito. Pero este Don Nadie tenía una profesión muy poco usual en la China de entonces: era fotógrafo. Como tal, se vinculaba a otros colegas. Un buen día uno de ellos le sacó una foto. Su juventud abruma, un adolescente. Tiene un fusil terciado, aparece sonriente, aunque con ojos un tanto melancólicos que miran al ocaso, abrigado contra un clima hostil. Días después muere como un boludo-- se lleva puesto un poste de luz--.
Y comienza el verso —que muchos chinos creen real aun hoy—. Mao andaba buscando un mártir joven para construir una leyenda. Se rescató la foto de Lei Feng y, para darle color, se la pintó profusamente. Ya que estaba le sacaron la melancolía de los ojos. La iconografía vistió cada rincón de China. El pueblo empezó a repetir la plegaria. Feng, soldado abnegado que dejaba de comer para que otros lo hagan, cosía sus calzados para que duraran. Desinteresado, compasivo, compañero, noble, adorable,  moralmente perfecto, leal a su Partido y a Mao. Dio la vida por la patria. Un ejemplo.
No fue el soldado desconocido, tenía nombre. Hoy su cara pasea por las remeras de toda China, tiene un museo, películas, historietas y una tumba envidiable. Lo más interesante es su biografía, apócrifa, claro, donde escribe como sabiendo que se va a morir...
 Toda leyenda es falsa. Sin embargo, cuantos de nosotros—manga de boludos— pagaría por ser recordado de esta manera, como  un dios muerto. Yo daría la vida porque se me invente un pasado tan alto.

sábado, 25 de octubre de 2014

Castrados



Castrados

            Afortunadamente en nuestro país los homosexuales se pueden casar. Somos vanguardia en América Latina, sin dudas, y es motivo de orgullo, seas lo que seas o te guste lo que te guste.
            Sin embargo, en materia hetero,  somos unos reprimidos,  unos castrados.
Conocí  a Brenda en el tren. Es yanki. Nunca nos acostamos. No nos interesa. Somos amigos y punto. Cuando la amistad fue creciendo se animó a juzgar adversamente a nuestros compatriotas. “Los argentinos te tiran piropos, que es algo muy de acá. Pero no van al frente. Si te acercás, salen corriendo. Parecen nenes. Con las mujeres pasa otra cosa. Están 20 años para tomar un café con un chico. Las argentinas y los argentinos no se dan la oportunidad de conocer una persona.” La aplaudí de pié, pero le hice una observación. Las actitudes de nuestros hombres y mujeres son complementarias. No es casualidad: el piropo y la histeria son dos caras de la misma moneda.  
Recordé esos folletos que advierten a los turistas sobre lo que van a encontrar en nuestros inhóspitos países. Anuncian invariablemente que en Argentina hay algo llamado “piropo”, que consiste en eso que conocemos. A agregan que muchas veces pueden ser muy soeces. Vergonzoso.
            El humor es revelador. Desde los programas de Olmedo, Porcel, el Aníbal de Calabró, las películas de Tristán o los bañeros locos,  hasta los sitcom de Francella o las gansadas de Tinelli, la insatisfacción sexual está omnipresente. Que los argentinos—en este caso me siento turco— se rían de esas cosas es expresión de una sociedad castrada.
           Una observación más. Buenos Aires es la ciudad con mayor cantidad de psicoanalistas por habitante. Son, en la enorme mayoría de los casos, psicólogos freudianos, con el sexo entre los ojos. En otras palabras, tenemos un problema con el choto y la concha. Y tampoco me parece casualidad que programas como Terapia tengan un éxito abrumador. De tanto acostarnos en el diván nos estamos olvidando que sólo hay divanes de una plaza.

domingo, 12 de octubre de 2014

Obeliscos



Obeliscos

Obelisco egipcio en  Paris
Cuando pensamos en obeliscos, si el tema nos interesa, el primero que nos viene a la mente es el de Buenos Aires. El segundo es el de Washington. Casi con seguridad el tercero es el de París, llamado de Luxor, emplazado en la Plaza de la Concordia. El cuarto podría ser el de la  Plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. El quinto el del Central Park de Nueva York.  Claro, esto es así siempre que el que piense sea argentino…
            La ciudad más grande de Sudamérica, San Pablo, tiene como monumento más importante un obelisco, blanco como el nuestro, aunque unos 5 metros más alto. Sin embargo, para nosotros, es como si no existiera. En realidad, como veremos, para todo habitante del mundo atrasado no hay otra cosa que el primer mundo. Ellos nos imponen los valores culturales y nosotros compramos.
             Si repasamos los obeliscos que ya vimos podemos entender algunas cosas. El de la capital yanki fue en su momento la construcción más alta del mundo: mide como el edificio más alto de Puerto Madero, 170 metros. El de París es un trofeo que se trajeron los franceses de Egipto. Los egipcios hicieron cientos de obeliscos, son los campeones en la materia. Aunque no soy egiptólogo, son todos bastante parecidos. Francia se quiso afanar dos, pero cuestiones políticas impidieron que el segundo salga de África. Hoy, a ese que no salió del continente negro, a ese que es casi idéntico al otro, ya nadie lo conoce. De alguna manera, se nos indica que lo importante es París, no el monumento en sí mismo. Cierto que se lo levantó en el mismo sitio donde en 1793 se le cortó la cabeza a miles de personas— Luis XVI incluido—, y también es verdad que al monumento egipcio se lo emplazó allí con el deliberado propósito de  hacer olvidar a los galos su propia historia, porque no tiene nada que ver con la revolución ni con la restauración. Pero eso es la historia del obelisco, no el obelisco en sí mismo. El de la Plaza San Pedro fue afanado por Calígula, en el siglo I. Como en aquellos años no había filtro,  hay en Roma una multitud de obeliscos egipcios. Con el tiempo le consagraron una cruz en su cima. Digamos que le dieron valor agregado, le añadieron historia. Pero la verdad es que no encuentro mayor imagen emblemática de hibrido cultural en el mundo.
Obelisco egipcio en el Vaticano
Por supuesto, por intereses más que obvios, a nadie se le ocurrió nunca devolver estos obeliscos a los egipcios.
Pero presten atención. El obelisco de Aksum es una de las obras más singulares del África. Se trata de un falso rascacielos, en tanto tiene puertas en su base y ventanas a lo largo de varios pisos. Se lo remató con una especie de banana en su cumbre. Tiene 1.700 años de antigüedad y hoy está emplazado en su lugar original, en Etiopía. Pero durante casi todo el siglo XX estuvo en Roma. Cuando los tanos invadieron la actual Etiopía no pudieron evitar la tentación. En este caso, Benito Mussolini fue el chorro. El obelisco fue encontrado por los europeos partido en tres pedazos como consecuencia de un terremoto, cientos de años atrás. En Roma lo reconstruyeron, lo cuidaron y lo devolvieron. Colorín colorado.
Obelisco de Aksum
Pero el obelisco de Aksum nos enseña algunas cosas. Su historia añadida es muy rica, ni más ni menos que la de otros. Sus singularidades son únicas: no hay otro parecido. Sin embargo, desde que partió de Roma, ya no forma parte de las fotos y de los circuitos turísticos más afamados. Los obeliscos son consagrados con el objetivo de conmemorar, (o sea, de hacer memoria entre todos). El de Aksum va camino al olvido, como todo aquello que se emplaza en nuestros pobres países y que tiene algún correlato en el primer mundo. Pero hace 1.700 años el Imperio de Aksum era parte del primer mundo, cuando Europa estaba entrando en la oscuridad. Acaso los monumentos que hoy nos parecen tan célebres, como el de Washington, en un futuro sean robados, celebrados y devueltos a unos países que ya no sean lo que alguna vez fueron.

sábado, 4 de octubre de 2014

Vendamos Constitución


Vendamos Constitución

           
Constitución
Cuando visité la  estación Grand Central de Nueva York, tuve una decepción. Con sus casi 50 andenes, y luego de haberla visto tantas veces en la pantalla grande, yo esperaba algo colosal, faraónico, que me generara  un descarrilamiento en los ojos.  No. Nada. Su hall es realmente pequeño, al menos si lo comparamos con Constitución. Sus dimensiones se parecen a la Retiro del Mitre, y aunque busqué cotejar las medidas en la web, estoy casi seguro que es más chica. Su celebridad se debería—quiero creer—a la arquitectura, a la cantidad de andenes y a Hollywood. No es poco. Pero…
            (En Nueva York ya han sabido lo que es una enorme estación de trenes. La estación Penn lo era. Derribaron su hermoso hall en los años 60 y hoy se levanta en ese lugar el Madison, donde los guantes, los recitales y el baloncesto llaman a las cámaras, justo sobre los andenes, que subsisten enterrados. Aquel hermoso edificio se ha convertido en un mito. La injustificada fama de la Grand Central se debe, en parte, a la demolición de la Penn, sin la cual se ha convertido en la única gran estación de la Gran Manzana.)
Centrale Milano
Quizás destruir grandes estaciones no sea algo novedoso. Todos los países lo han hecho. A finales de los años 60´ Londres destruyó la simpática  Euston. En su lugar construyeron otra Euston, insípida, cuadrada. Buenos Aires imitó esa canallada poco después en el nuevo hall y los nuevos andenes de Once. Un esperpento.
Pero lo que hasta hoy no había podido averiguar es en qué se inspiraron los constructores del enorme hall de la Estación Constitución. Eso no es normal. Y menos normal me pareció luego de ver la Grand Central y otras celebérrimas estaciones que se suponían gigantescas y que en el mejor de los casos no le llegaban a los tobillos a la nuestra. Algo tenía por seguro: Constitución no era una originalidad criolla. En alguna otra latitud debía existir alguna parecida que haya servido de inspiración.
Hoy, navegando, me cayó una ola de publicidades que me invitaban a visitar otros países. Me llamó la atención una foto de Constitución. Pero, al mirar nuevamente, reparé en que esa foto no era de acá. Se trataba de la Centrale Milano, muy parecida a la del Roca, acaso un poco más limpia... Me decía la publicidad que se trataba del hall más grande del mundo, única— y lo que me resultó más llamativo—, grandemente imitada a lo largo del mundo. Como cualquier persona que te quiere vender algo, sospeché que había una gran dosis de mentira o exageración.
Averigüé. Constitución es más grande. Más aún, es más vieja.
Union Station
Pero no me podía quitar de la cabeza que nosotros no podíamos ser pioneros. No porque no tengamos ejemplos al respecto— verbigracia el edificio Kavanagh— sino porque no me resultaba posible creer que nadie se haya avivado de eso.
Efectivamente, luego de ardua búsqueda, logré encontrar el modelo de Constitución—y de la Centrale Milano, claro—. Se trata de la Unión Station de Washington: un edificio grosso, como no podía ser de otra manera en la ciudad del poder. Es de 1908. Busqué información turística elemental sobre la capital yanki. Hay cosas omnipresentes: la Casa Blanca, el Capitolio, el Pentágono, la Concha de la Lora y… por supuesto, la Union Station.
Constitución no tiene nada que envidiarle a sus dos hermanas. Es monumental y te deja sin aliento. Basta con entrar por la calle Hornos para caerse de espaldas. Pero yo nunca vi un contingente de turistas en ella. Desconozco el valor arquitectónico objetivo de nuestra gran estación. Pero eso es harina de otro costal. Derribemos mitos. Si los tanos mienten nosotros también podemos hacerlo. Deberíamos aprender a vender lo nuestro.

sábado, 27 de septiembre de 2014

La Colonia (cuento)



La Colonia

              I             
                         
María partió de la colonia sin mirar atrás. No sabía lo que era la nostalgia, no la había experimentado. Entendía que la nostalgia entorpece la vida, el futuro y a todos aquellos que aparecerán mañana en el camino.
Pero qué rumbo tomar, pensó María. Sus piernas, fuertes y jóvenes, la llevarían lejos, a donde ella quisiera, tan lejos que su pasado no podría mirar si a mirar atrás se decidiera. Instintivamente marchó hacia el poniente, porque el sol así le proporcionaría al menos unos minutos más de luz.
El horizonte estaba tan distante como la vejez  y a María no le hubiera  molestado caminar cuatro días. Pero el sol, que siempre es más rápido, ya tocaba al horizonte y enceguecía sus pasos. Detuvo sus piernas y bajó los ojos. Sintió el calor abrazador del fuego y reanudó la marcha una vez que el crepúsculo enseñó las primeras estrellas. Qué lindo era aquello. Una colonia en el cielo.
María desconocía que ese firmamento era idéntico al que se presentó la noche en que ella vino al mundo. Y es por eso que, para entretenerse,  empezó a ver si en el cielo pasaba algo, mientras sus piernas comían kilómetros. El desierto enfrió la arena y el viento intoxicó el aire con aroma de noche, de aventura, de futuro. Pero en el cielo no pasó gran cosa. Eso sí: las estrellas se desplazaban en el mismo sentido que el sol y que María. Se sintió acompañada.
Algo claro y puro, como la leche que estaba cultivando en sus tetas, iluminó el ambiente. Era una luz pujante que fue creciendo e hizo desaparecer muchas estrellas. Se detuvo y las dejó caminar solas a las que aún estaban prendidas del cielo. Entonces tomó coraje, y venciendo una resistencia interna que la dominaba, miró hacia atrás. La luna asomaba.

                                                         II

Había crecido encerrada por 10 años, exigencia de la colonia, y solo había escuchado a los guerreros hablar del sol, de las propiedades de la luz y de los peligros que asechaban allá afuera. María, sin embargo, sentía una animosa curiosidad por ver el exterior. Y no solo por ver el exterior, sino también por ver, por abrir los ojos, porque adentro de la colonia no existe la luz.
Así de contradictorias se le hacían las cosas ahora: recién empezaba a mirar y ya tenía que aprender a no mirar atrás. Sorprendentemente, sus piernas caminaban con una prontitud que la maravilló, porque nunca las había usado. Las había creado dios para usarlas, pensó, y también pensó que su pensamiento era bastante tonto, porque en la colonia solo ella tenía piernas; ella y su madre, los otros solo mostraban en el lugar donde deberían estar las piernas y los brazos unos apéndices del tamaño de dedos, con grandes uñas, que servían para defenderse y para atacar. Para moverse utilizaban el vientre, reptaban como víboras.  La naturaleza había sido sabia con sus congéneres, que necesitaban todas esas adaptaciones para defenderse y para atacar. El buen diseño anatómico de dios les había proporcionados cuatro armas y cuatro uñas negras que dañaban lo que tocaban. Eran los guerreros de la colonia. De ellos dependía la seguridad y la caza. Otro tanto pudo recordar de las obreras, con sus enormes antenas, siempre dispuestas al trabajo. Pero esa colonia ya no era la suya. María había partido, como toda hija de reina, para fundar su propia comunidad, con sus propios guerreros, que ya estaban en camino…

                                                             III

Cuando la luz salió fue muy triste. Era el momento de volver a la oscuridad. Este es un precepto de la naturaleza que no podía evitar. Hizo un hoyo profundo en la arena con su cola. Depositó los huevos, miles, y los tapó, cementando el montículo con su saliva, hasta que la boca le quedó seca. Luego, a un costado, hizo otro pozo, para ella. Se arrancó las piernas, como manda la naturaleza y, tapada,  rodeada de oscuridad, esperó el multitudinario nacimiento de las  guerreras y de las obreras. En ese agujero pasará el resto de su vida, refugiada del clima, inmóvil, bien servida por millardos, que la harán comer, la harán gozar y  la defenderán de todo peligro, tanto a ella como a los huevos que ponga mañana.
Pero María siempre vivirá del recuerdo hermoso de su soledad, de su caminar incansable bajo las estrellas, del descubrimiento permanente, de la libertad de elegir el rumbo.
Como el día precede y sucede a la noche, como los huevos que están antes y después de nosotros, como los pasos que da la derecha no pueden existir sin que se anticipe la izquierda, y viceversa, así de simple es la vida de una colonia, que nació de otra, que dejará otra, después de un largo camino, al abrigo de un bostezo.




domingo, 21 de septiembre de 2014

Los libros de Eduardo Duhalde



Los libros de Eduardo Duhalde

Es una partida de ajedrez. Hace unos días fue Máximo Kichner quien habló para sorpresa de muchos. Ayer habló Sergio Massa, quien era acusado de no arriesgar nada. Massa apostó fuerte. En resumidas cuentas dijo que el problema de las drogas y el problema de los inmigrantes limítrofes son dos caras de la misma moneda. Hace tres semanas había dicho la mitad, la parte de los inmigrantes y la necesidad de restringirles el acceso a nuestro maravilloso país. Ahora agrega el tema de la droga y se postula como un general para emprender la guerra contra los narcos. Los diarios de hoy no reflejan nada. Hay alusiones indirectas. La Nación, que es funcional en este sentido al hincha de Tigre,  publica la detención de un cargamento de drogas que iba al Uruguay. Estos narcos son liderados por un croata. Podemos afirmar que mientras ahora Massa habla los que hacen silencio son los medios, acaso por pedido del propio massismo, para instalar el tema paulatinamente. Y, aunque parezca increíble, fue la mesiánica de Elisa Carrió la única figura de peso que le contestó clara y rotundamente, diciendo que se quiere usar a los inmigrantes como chivos expiatorios. Los medios no se hicieron eco y ya anotaron la inconveniencia de contar con ella. Por más razón que tuviera Lilita, no es el momento de hablar.
Pero tanta aversión a la droga por parte de alguien que creció al amparo del  duhaldismo me asusta. Duhalde escribió seis libros, los cuales usted puede leer en su página oficial. Yo estuve tamizando algunos. Los primeros libros del ex presidente son, desde el título, escalofriantes:

 Los políticos y las drogas, 20 años después, 2009
Un mundo sin drogas, 1994
Política, familia sociedad y drogas, 1997
Los políticos y las drogas 1988

            No es un chiste, es siniestro. Posteriormente saca—bien asesorado— dos libros que tienen títulos sin drogas “Es hora que me escuchen” y “Humanización y barbarie” pero que hablan de las drogas.
Duhalde se ha convertido al día de hoy en un especialista en la materia. Sus libros son duros, llenos de aspiraciones,  con líneas gruesas. Son una masa. No es, por supuesto, el valor literario de los mismos ni su nivel de análisis lo que me movió a inmolar mis horas en su lectura. Muchos libros como estos deberían ser más leídos, aunque  sea sólo por la importancia histórica de quien los escribe. Pero sobre todo para estar precavidos sobre eso que se llama doble discurso.

Página de Eduardo: 
http://modeloproductivo.com/categoria/3Libros/

sábado, 20 de septiembre de 2014

El Otro Darío



El Otro Darío


¿Qué le pasa a Darío Vialmonte?  Nunca fue santo de mi devoción, pero al menos me resultaba interesante. ¿Está medio tarambana? "El otro" es un libro insoportable, parejito. Salvo el capítulo 2, donde hay algo muy kafkiano que él mismo se encarga unas líneas después de denunciar, todo me parece mucho más vulgar que lo que hacia antes. Vuelve a citar a Barthes, pone frases como "escribir es trabajar con el cadáver de la palabra" (manoseada hasta la paja); trata de cerrar una historia que no es una historia (podría evitarlo y listo); insiste con un "onanismo" que  vende como "onirismo" (porque es cuestión de cambiarle algunas letras y ya); vuelve a confundir ser un tipo sensible con ser un tipo introvertido; lee mal a Saccomanno, a quien no hay que imitar; vuelve a un formato vanguardista que  pasa por previsible. MAL. Pero al menos Darío no jode con eso del amor, que había cautivado a tantas mujeres, que tanta envidia nos había ocasionado (lo digo por el éxito editorial). Es un progreso en ese aspecto. Pero siempre esperamos, incluso aquellos que como yo nunca comulgamos con su literatura, algo más alto, más poblado de sueños traducidos, y no de sueños inventados ad hoc. La buena literatura es mentir mirando a los ojos del lector. Darío Vialmonte miente y se mira los zapatos. Sabe escribir, sin dudas. Pero ya es un cadáver sin aliento de la palabra. Yo extraño al otro.

Unos hermosos extraterrestres



Unos hermosos extraterrestres


Durante el 99% de la historia humana los viejos, los ancianos, nuestros mayores, fueron una minoría absoluta. Raramente aparecía una persona arrugada, sin dientes, sin fuerzas. Tener un abuelo en la familia era un milagro. Esa excepcionalidad, de alguna manera, se festejaba. Los viejos eran respetados. Las pirámides de población demuestran que en todos los países del mundo los viejos vienen creciendo sobre el porcentaje total de la población. Ese incremento corre parejo con la falta de respeto a nuestros abuelos.
            Un discurso famoso—al menos más famoso que el susodicho—dice que la delincuencia y la violencia se generaron también en los últimos 200 años, al amparo del anonimato, que fue creciendo acompañando el crecimiento de las ciudades.
Más habitual es escuchar que a medida que se extiende la esperanza de vida se eleva la tasa de suicidio, casi como si se tratara de una paradoja de nuestra sesuda especie.
            Otro lugar común es afirmar que cada día se tiene menos respeto por el otro, sea anciano o pendejo.
            Entonces tenemos la seguridad—si nos dedicamos a la economía mental—de suponer que a diario crece la delincuencia, la falta de respeto a los ancianos, la falta de  respeto por el otro y los suicidios.
            Sin embargo—  lamentablemente para tanta certeza— existe Japón, un país casi de otro planeta, un mundo que demuestra que todos los razonamientos—y las actitudes— podrían ser mejores. En Japón hay un respeto por los ancianos que es emocionante. Tokio es la ciudad más poblada del mundo y casi no tiene delincuencia. Cierto que tienen un apego ancestral por el suicidio. Pero a ningún nipón se le ocurrió jamás tirarse bajo un bondi o bajo las vías del tren bala. No joder al otro es una premisa muy japonesa. Esperemos que también sea muy humana.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Tempestivamente



Tempestivamente
           
Máximo Kirchner dio un discurso político, él primero, y a pesar de haber insistido con una re-reelección de su mamá, a nadie le resulta raro pensar ahora en una posible candidatura del hijo de Cristina. Muchos, como el diario La Nación, se muestran descolocados y hablan de “sorpresa”. Sin dudas es una de las tantas admirables sorpresas del gobierno que desconcierta a cualquiera que no tenga timing político. A esta altura a nadie debiera sorprender las habilidades de manejar tempestivamente—  la palabra existe  —y no intempestivamente sus novedades.
El momento para lanzar la candidatura del hijo de la mandataria es oportuno por varios motivos. En primer lugar, su madre ha tenido un repunte en las estadísticas como consecuencia del voto favorable obtenido en la ONU a propósito de los fondos buitres. En segundo lugar, no hay que menospreciar la predisposición generalizada a ver en los descendientes un valor en sí mismo como consecuencia de la recuperación del nieto de Estela de Carlotto—  noticia que según las malas lenguas se habría diferido con un fin también político—. Y en tercer lugar por un montón de otras cosas que desconozco…
Por supuesto, una de las estrategias fue hacer pasar por un nabo a Máximo todo este tiempo, como para que no se sospeche, y para poner el foco en otros posibles candidatos, muchos impresentables o al menos inverosímiles, que nadie con un mínimo de rodaje político podía tomar en serio.
Hace años realicé un gol de media cancha. Vaticiné a inicios de 2008 que Cristina iba en lugar del Pingüino como candidato presidencial. Se me hacía obvio: estaban persiguiendo a Isabelita, la ex del General. Era el lavado de imagen de la figura de una primera dama peronista. Aquella, tonta,  había terminado en la presidencia más desastrosa; esta, brillante,  tenía  que terminar con aquel mal recuerdo antes que se lo recordaran.
Pude haber leído el artículo que les dejo abajo, de octubre de 2013, donde  Infobae ya anunciaba sigilosamente  lo que a muchos hoy sorprende. Ahora escribo estas líneas para al menos adelantarme a lo que mañana mismo van a escribir los otros diarios. ¿Y si me equivoco? ¿Y si no es más que una farsa que esconde otros móviles, como la de trasladar la capital a Santiago del Estero? Seré otro engañado, pero nunca un desilusionado. Yo admiro la capacidad de maniobra sorpresiva que tiene este gobierno. Si se van, los voy a extrañar. 


http://www.infobae.com/2013/10/09/1514843-desde-el-kirchnerismo-admitieron-primera-vez-que-maximo-siempre-opino-gestion

Un buen ejemplo de como los medios reprodujeron lo que el gobierno quizo


viernes, 5 de septiembre de 2014

Relevo de pruebas



Relevo de pruebas

Federico Andahazi
“Sincericidio” es un neologismo que bien le cabría a Federico Andahazi. Es, por supuesto, el acto bárbaro de denunciarse y perder hasta el honor. Sin embargo, Federico no es ningún payaso que se sincericidie arrojándose desde alturas mezquinas. Él se tira desde las cúspides— sí, también desde las librerías—más encumbradas. Sabe cómo es el público que lo lee, sabe con quienes está tratando. Solamente así se explica lo que dice en un reportaje que le hiciera Clarín el último 3 de agosto, donde demuestra que además de un tipo muy inteligente es un truhán muy desinhibido.
El capo viene hablando de Gutemberg y afirma—con mucha razón—que la imprenta fue un invento para falsificar manuscritos, los cuales eran muy caros. Digamos que el alemán, con la nueva tecnología, te vendía un libro impreso haciéndolo pasar por un manuscrito, vendiendo gato por liebre y ganando una fortuna en la operación. Luego se la agarra con los escritores analfabetos. Copio y pego:

“…los mejores copistas no sabían leer, así los prefería la Iglesia porque la comprensión del texto lleva a la polémica, lleva a la intervención, a la discusión voluntaria e involuntaria, y se corría el riesgo de que se alteraran los textos. Me interesa mucho esa persona que hace actos mecánicos, que repite algo que ignora; yo me preguntaba: ¿hasta qué punto nosotros no repetimos el esquema de los copistas?, pasa todo el tiempo, incluso con la sexualidad, ejercemos ritos por costumbre, ignoramos el sentido de lo que hacemos por herencia, pasa con el sexo, pasa con la lectura, leemos lo que todos leen, vemos en los aeropuertos que todos los pasajeros leen un Best-seller, hay un acto automático que me aterra, pienso que a veces somos copistas analfabetos, repetimos sin saber muy bien lo que hacemos.”

 A confesión de parte…