jueves, 17 de julio de 2014

La primera lágrima.


La primera lágrima no fue vertida, fue lanzada. Se le cayó a un mono como se caen las hojas de los árboles, como sin querer. La soltó y luego la gravedad hizo el resto. La gravedad es la responsable de que este planeta sea tan triste. Un astronauta, si llora en la negrura del espacio, verá sus lágrimas flotar y luego deshacerse como pompas de jabón; sus mejillas permanecerán secas y sus labios no probarán la sal. Pero en la Tierra todo es diferente; todo está cayendo.  Si la montaña más alta fatalmente terminará sus días en un océano cuando las fuerzas de la naturaleza la terminen de reducir por efecto de la erosión, ¿qué podemos esperar vos y yo?  Todas las escaleras se bajan y ninguna se sube. Los pájaros mueren en el suelo. Acaso algún pájaro se coma a otro y a otro y a otro, pero el último pájaro besará la tierra, como transformado en una enorme lágrima que bajó del cielo.

La primera lágrima fue interrogada. No habiendo precedentes, al mono que la lanzó se le dio por estudiarla. Habrá creído que era un problema más. Se asustó porque se le nubló la visión y se le hizo un nudo en la garganta.

   Creo que la primera lágrima fue de tristeza, no de alegría. Pero estoy completamente seguro que la segunda  fue de tristeza. Y no quiero seguir escribiendo en esta noche solitaria para no hablar de la última.

Nota: Ya me llegó una preocupación. No sean boludos, es solo un texto y recuerden que la poesía nunca es alegre. Después de "La primera lágrima" voy a escribir "El primer boludo".

 
 

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