lunes, 3 de agosto de 2015

De la Sota y el resto



Siempre admiré a los publicistas y asesores de campaña. Son tipos que en muchos casos nunca van a recibir un premio, pero que en muchos casos lo merecen largamente. Se sabe que en publicidad cada palabra tiene que tener polisemia, o sea, varios significados, como para que llegue a diferentes tipos de personas. Por ejemplo, la cerveza Schneider, con su eslogan ¨Madurar lleva tiempo¨, apunta tanto a los grandes como a los pibes. Pero otra condición de las buenas publicidades es que digan cosas aberrantes y que la gente las acepte sin darse cuenta. ¿Acaso alguien se quejó de que esta publicidad les esté vendiendo alcohol a menores de edad? Bueno, para el publicista lo único importante es que de eso se den cuenta sólo los pibes de 14 o 15 años, sedientos de crecer.

Lo que vas a leer a continuación no lo vas a leer en los diarios. Básicamente porque los diarios no avivan giles y tienen intereses creados como los que más. (No voy a hacer una distinción entre publicidad y propaganda porque no ayuda en este caso) Se trata de un paneo muy general de lo que los publicistas hacen con los candidatos, y por supuesto, con vos…

De la Sota

¿De la Sota hace campaña diciendo que es honesto, lo cual remite directamente a De la Rúa. ¿Casualidad? ¿Son muy boludos? No tanto. Está bien asesorado. Ambos nombres comienzan con DE LA, y se sabe que el electorado no es muy brillante. Los que si son brillantes son los asesores y publicistas, porque saben que aún después de todo lo que pasó, en el inconsciente la gente retiene aquellas publicidades de De la Rua, con su énfasis en la honestidad. Digamos que lo que quedó en los argentinos de aquellas publicidades es una cuestión emotiva, creyeron en ella y votaron masivamente en ese sentido. ¿Qué de la Rúa sea cordobés os parece otra casualidad? Claro que no. Otro speech del gobernador de Córdoba es ¨Elegí un país estable¨, lo cual remite, obviamente al uno a uno de los 90s y a Callavo. ¿De qué provincia es Cavallo y su Sociedad Mediterránea? Adivinaron. ¿Y De la Rúa no prometía continuar con el uno a uno y también por eso lo votaron? Tuvo otros latiguillos, como aquel que rezaba, ¨Del interior¨, que  trataba de separarlo geográficamente del resto de los candidatos, todos de Buenos Aires, vinculando inconscientemente el interior con la seguridad y tal vez con otras cosas. Pero según entiendo, no prosperó.

Hay que darle la derecha a De la Sota. Está manifestando claramente lo que desea hacer, aunque muchos no se aperciban—concientemente—de ello. El gobernador está bien asesorado. El problema es él.


Carrió

¿Por qué se muestra más tolerante? ¿Por qué bajó cinco cambios sin apretar el embrague? La apocalíptica candidata no previó una cosa, que Cristina no iba a ser diputada. Si, la muy boluda quedó como la única mujer intolerante entre los candidatos, y eso extrañamente en el electorado remite a Cristina. Qué paradoja.

Massa

                 Massa está bien asesorado. Su caballito de campaña es que él es ¨Justo¨, pregonando ¨Ël cambio justo¨. Lo usa en el mismo sentido que entre los griegos antiguos la palabra dike (justicia) se refería a lo mesurado y al punto medio, ni tan tan, ni muy muy, ni Cristina ni Macri. Y por supuesto, en ese Justo, está el tema de la justicia. Massa es el que más habla y propone porque se sabe que las encuestas lo ponen por detrás de los otros dos y porque es obvio, para cualquiera que tenga algo de tren en política, que los que lideran las encuestas siempre hablan menos....


Scioli

Por eso mismo es que Scioli no habla, no propone, no nada, no todo. Es básico, si lidera las encuestas ¿para qué va a ponerse a hablar? En las publicidades siempre aparece un trencito que nos recuerda al inocente Randazzo y no mucho más.…. Pero hay una sutileza. Claro, el color naranja de la campaña. El naranja se forma mezclando magenta con… Amarillo...

Izquierdas

                   …Los que sí tienen que hablar son los grupúsculos de izquierda, y los hacen. No tienen nada que perder porque no son nadie. Y en eso no se equivocan. El error histórico de estos diminutos insectos es vivir en pequeños hormigueros con pasiones que el grueso de la gente no entiende. El único que se justifica en este accionar de cortarse sólo es Altamira, porque si pasa las PASO, no tendrá que negociar listas a futuro.

Macri y Michetti

                    Estas pésimas personas celebran una discapacidad mayor en Michetti que en Scioli. (Y digo que son malas personas no por esto, sino por otras cosas). Sin embargo, Macri es el mejor ejemplo de como los publicistas no pueden dominar la realidad. Yo le creo al  señor Durán Barba cuando dice que el cambio en el discurso del bobo ya estaba planeado desde antes. Es verosímil. En las elecciones porteñas no podían defraudar a sus votantes, pero luego, en las nacionales, es creible que apuntaran a un discurso más K. Como un buen publicista, estaba apuntando a diferentes públicos. Sin embaro, puede fallar. 

sábado, 1 de agosto de 2015

Ocho capítulos para una novela



1

Aris Kindt, es un ladrón holandés del siglo XVII. Ha robado y asesinado  a una persona cuyo nombre desconocemos, para robarle el sombrero.

2

La justicia da con Aris kindt. Es condenado a muerte.

3

El famoso doctor Nicolaes Tulp pide el cadáver del asesino para practicar una disección  pública y brindar una cátedra de anatomía.

4

Rembrandt pinta La lección de anatomía. En la tela se dibuja a varios señores que, además, aparecen con nombre y apellido en un papel. El doctor Tulp es el único retratado con un sombrero.


5

Estudiosos del siglo XX practican una disección de La lección de anatomía, valiéndose de rayos X y soluciones químicas. Reparan la tela y le dan cien  años más de vida.

6

Un escritor del siglo XXI quiere realizar una novela sobre el asesino, el doctor Tulp y Rembrandt.

7

El escritor conjetura sobre el posible nombre de la anónima víctima del robo, esa misma que no aparece en el cuadro, ni como autor ni como retratado, esa misma que hizo posible La lección de anatomía, la posibilidad de una novela y este texto, donde yo sueño que alguien quiere escribir.

8

El escritor investiga. Aprende. Ahora sabe que tanto la pena de muerte como la posibilidad de diseccionar reos eran infrecuentes en el siglo XVII. Lo médicos esperaban con ansiedad un cadáver. Concluye que la anónima víctima o ha sido forzada a morir por un complot del doctor o  simplemente nunca ha existido. La primera posibilidad será un best seller. La segunda una buena novela.




domingo, 26 de julio de 2015

La lógica del voto en el conurbano




La lógica del voto tiene un elemento geográfico incontestable. El que vota por el PRO en capital, se va a vivir a La Matanza y mete en el sobre al candidato del oficialista FPV. Quizás no mañana mismo, tal vez tampoco en diez meses. Pero en cuanto se habitúa a su nuevo domicilio, que será cosa de cuatro años—lo que media entre dos elecciones a intendente—, es muy probable que cambie sus afinidades políticas.  Los mismos que votan por Batman en Ciudad Gótica, cuando se mudan a Metrópolis votan por Superman. Que una y otra sean la misma ciudad, mirada desde diferente perspectiva, poco importa.  La Ciudad, con mayúscula, no termina en la General Paz.

Triste me pone el escuchar a tantos porteños diagnosticar que el problema en el conurbano es el carácter feudal de los municipios, que reeligen incansablemente al mismo caudillo, o a alguno de sus familiares,  y la afirmación de que ese problema tiene como raíz el perfil analfabeto e ignorante del que vota.

Son cosas diferentes. No voy a negar cierto feudalismo estructural, pero con respecto a los analfabetos la cosa es muy diferente. Pongamos por ejemplo el distrito de Vicente López. Allí gobernó por 24 (veinticuatro) años, hasta el 2011, el “japonés” García, hasta que lo desbarrancó el primo de Macri. Ahora bien, Vicente López no es cualquier municipio, es el que tiene el mejor nivel de vida de todo el conurbano. En este municipio no hay villas miserias y cuenta con el mayor número de egresados universitarios por habitante. ¿Adivinen quien puede retornar a la intendencia a fin de año?: si, claro, el japonés. ¿La otra opción?: que siga el primo de…

Cosa rara, los habitantes del municipio mantienen el mismo discurso que la gente de la vecina capital. Ellos no ven en su patria chica lo que ven en otros distritos. Tienen ceguera. Son ingenuos. Para ellos el japo y el primo son Bruno Díaz y Clark Kent.

martes, 14 de julio de 2015

Un símbolo a la mujer



Están trasladando la estatua de Colón, que hasta hoy se emplazaba junto a la Casa Rosada. Esto genera un sinfín de comentarios: que era un genocida; que no era un genocida; que fue una donación de Italia y hay que respetar los regalos; que Cristina muda el monumento porque Chávez se lo pidió; que Cristina muda el monumento porque Chávez se murió; que remplazar el monumento de Colón por el monumento de Juana Azurduy sólo es un recurso para agarrar el diccionario y averiguar quién fue Juana; que Juana no era ninguna santa; que es un recurso de género—ni una estatua menos—; que hay que respetar al artista que la consagró; que es una estatua que se mueve…

Siempre lo mismo. Muy poca gente entiende el lenguaje de los símbolos. En Once está el cadáver de Rivadavia, junto a la Avenida  homónima, la más larga de la ciudad, donde un mausoleo le rinde tributo con estatuas estoicas. Tengo para mí que Rivadavia era un tipo extraño y un tanto desagradable, que a mucha gente le puede caer mal en su dieta histórica. Sin embargo no es un homenaje a la persona sino a lo que representa y al cargo que ocupó. Fue el primer presidente del país y eso es lo importante, no la persona. 

Cuando Mitre unifica el país bajo la gravedad de Buenos Aires, repatría los restos de Rivadavia. También es un acto simbólico: Rivadavia fue el primer porteño que intentó gobernar sobre el resto de la patria, pero también fue— y es— símbolo de unión nacional. Lo que él representa es más perdurable que su propia vida.

Cristina, a quien admiro, quiere simbolizarse a sí misma y a su cargo con Juana. Hace lo mismo que Mitre, hace lo mismo que hicieron con el cadáver de Rivadavia y con su estatua. Sólo que acá no hay cadáver. Sólo por ahora.
           

domingo, 12 de julio de 2015

Una película para gente con síndrome de Asperger



Una película para gente con síndrome de Asperger 


    


            Hay películas que uno admira y que, sin embargo, no nos terminan de convencer. El hombre de la Tierra, (The Man from Earth), 2007, se ha transformado en un film de culto. Se mira, se aplaude y se recomienda. Es, sin dudas, pretenciosa, entretenida y una de esas obras de gueto sembrada de guiños para el intelectual, que no podés recomendar a un iletrado sin correr el riesgo de que te escupa. Los temas son interesantes e infinitos: la muerte y la inmortalidad, la puja entre la ciencia y la fe, la paradoja entre realidad y ficción, el problema identitario, la credulidad, la manipulación discursiva, la amistad, la mentira piadosa, la paternidad, el abandono y en el final tenemos lo irrevocable del amor, al que ni Dios puede omitir. Todo esto filmado íntegramente en una casa y con dos mangos.

            Todo suena, en el papel, una bomba espectacular, un hit de la concha de su madre. Pero otra cosa es la película. Durante casi una hora y media asistimos a discusiones que comportan una dialéctica escolástica, refutaciones varias, demostraciones de inteligencia que demuestran que dios la tiene más larga. El problema básico es que al hablar tanto hay un exceso de información y eso es letal para el tipo que tiene algo de libro o algo de vida encima,  porque ya desde el minuto 10 se adelantan cosas que nos anticipan el final con demasiada precisión. Es como que la película se suicida ante nuestros propios ojos, dado que toda su estructura descansa en sorprendernos con el final. El que entiende los guiños—y yo entiendo sólo algunos—ya sabe adónde quiere ir a parar todo eso y, aunque el film no pierde interés, se vuelve un poco redundante, como sin querer queriendo, como que se les chispoteó. Y de tanto discursear se olvidan lo elemental del cine, que es visual; que un gesto vale más que mil palabras—hay un acierto hacia el  final, pero no alcanza—. De tanto guiño se olvidan del gesto. Es una película que se puede ver sin mirar, que se puede escuchar mientras lavamos los platos, sin que por ello pierda inteligibilidad. Es una película para gente con síndrome de Asperger.

            Una anécdota trasciende El hombre de la Tierra y se ha propagado como si de un tesoro se tratase. Jerome Bixby, autor del guión y verdadero artífice del film—el director es un patán—, tarda 20 años en escribir la obra, corrigiendo y corrigiendo, puliendo el material hasta dar con el diamante. Termina de escribirla en su lecho de muerte, o lo que es igual, interrumpe las correcciones cuando ya no puede más. Quizás la inminencia de la muerte le haya dado lucidez, algo que seguramente necesitaba Richard Schenkman (que es el nombre del patán). 

 

Nota: Hoy se hace obligación aclarar todo. Es una epidemia a la cual no puedo sustraerme. No es mi intención ofender a la gente que sufre ese incómodo síndrome. Dicho esto, punto final.

 

Película:

https://www.youtube.com/watch?v=f7cgC-qliNE

viernes, 12 de junio de 2015

Mario Wainfeld y José Natanson



Mario Wainfeld y José Natanson


¿Cómo se llama—o se llamaba— el ex capo de la inteligencia Argentina? ¿Stiusso, con dos eses, o Stiuso, con una sola? ¿Jaime Stiusso, Antonio Stiuso o—como apuntan los pícaros— Jaime Antonio Stiusso? Los agentes del servicio suelen preservar las iniciales de sus nombres originales, que por supuesto no es ninguno de todos esos. Dicen que el tipo habría nacido como Aldo Steller. Y vamos de nuevo: ¿Steller con doble ele o con una sola?

Con cuarenta años al servicio del Estado—o con el Estado a su servicio—, es altamente probable que ni él mismo recuerde quien es. Pero más raro es constatar que el pueblo no sólo sabe quien es, sino también dónde está: en el extranjero, en una isla del caribe, afirman, que es además un paraíso fiscal que le da todo lo que necesita.

Cualquier cosa pudo haber sido de este vil ser. ¿Cómo impiden que salga del país una persona con tantos amigos? ¿Cómo identifican el cadáver de un hombre que no tiene identidad? Por supuesto que hay gente que sabe donde está—o a dónde lo mandaros—, pero ubicar a esta gente es más difícil que dar con el paradero de Jaime o Antonio o Aldo o…

Toda persona que incursiona largos años en la política se fabrica un reaseguro, una cartera de clientes o intereses que le garanticen, llegado el caso, un margen de continuidad, y en el peor de los casos, algo de impunidad, o alguna forma de maniobrar para evadirse.

La verdad es que Stiusso no está ni muerto ni vivo, está desaparecido. No podemos tener ninguna certeza de su paradero. Y menos cuando esta gente labura en coordinación con la mismísima justicia, que al menos idealmente, tendría que ser un dechado de transparencia. Leed lo que escribió Mario Wainfeld poco días antes de la muerte del fiscal Nisman.


"Como fuera, hace un largo rato que un conjunto de jueces enfrenta al Gobierno, sin ningún recato ni acatamiento a las normas. La limpieza de la SI (Secretaria de Inteligencia) agrega otro jugador, no muy afecto al fair play, por así decir."


Sin embargo, mi vecino sigue insistiendo que la tele lo informa sobre Jaime Stiusso, su paso al Brasil por Concordia y un sinfín de giladas más. Entonces trato de explicarle que a diario nos venden noticias falsas, tanto desde la oposición como desde el gobierno. Le agrego que de eso se encarga gente de los servicios. Lo ilustro con lo que escribió José Natanson en el Dipló,  poco después de la muerte del fiscal, en un artículo que—entero— da a entender más cosas de las que explicita.


"En febrero de 2002, en medio de la paranoia pos 11 de Septiembre, la prensa estadounidense informó que el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, había creado un organismo de contrainformación, la Oficina de Influencia Estratégica, con el objetivo de instalar noticias falsas en los medios extranjeros, en particular en las agencias internacionales, que sirvieran a los fines de la guerra anti-terrorista. Acorralado por el escándalo, Rumsfeld se vio obligado a emitir un comunicado anunciando el cierre del organismo… comunicado que algunos definieron como el debut operativo de la nueva oficina."

            Mario y José son periodistas excepcionales, — en el sentido de que no abundan—. Estos señores tienen un nombre y un apellido. Yo agradezco que exista esta gente, porque creo en ellos, porque en algo hay que creer.



José Natanson:

Mario Wainfeld:


Sobre los nombres de Stiusso:

martes, 2 de junio de 2015

Cuando los anillos desaparecen



Cuando los anillos desaparecen


            Desde que Bertolt Brecht escribió su obra sobre Galileo, parece imposible decir algo diferente sobre el genio—y me estoy refiriendo a Galileo—. Bertolt hizo la obra para hablar de sí mismo, de los nazis y poco más que eso. Sin embargo, hoy esa pieza teatral —docentes mediante— se pone como ejemplo de la persecución que sufrieron los científicos e intelectuales en el siglo XVIII.

            Es famosa hasta la demencia la anécdota. Galileo invita a unos clérigos a mirar por su telescopio. Les muestra las lunas de Júpiter, que conforman un pequeño sistema celeste. Estos, indignados—según señala el mito—se refugiaron en su ignorancia, diciendo que el telescopio estaba sucio o funcionaba defectuosamente. En otras palabras, como reza el dicho, no hay peores ciegos que los que no quieren ver.

            Pero se suele recordar sólo lo que conviene. La verdad—completa— suele ser más interesante. Unos días después de ser humillado por poseer un telescopio sucio citó a los mismos ordenados. Les mostró que Saturno es un planeta  triple, como si fuesen tres cuerpos celestes apareados. Los de la iglesia empezaron a creer en Galileo. Volvieron a las pocas semanas. Galileo apuntó hacia Saturno, pero Saturno estaba diferente, sólo había un planeta, los otros dos que lo acompañaban habían desaparecido. Los clérigos se mofaron y burlaron del genio.  El capo no se dio por vencido y volvió a llamarlos pasado un tiempo prudencial. Los hizo ver a través del telescopio y allí estaban de nuevo los compañeros de Saturno. Se deshizo en argumentos, pero no fue creído. Ya no creían en sus excusas.

            No obstante lo cual, la gente instruida del siglo XVIII,  empezó a creer en Galileo como si fuese un dogma de fe. Entre ellos, Rubens, que pintó esta tela. Se trata de Saturno, dios del tiempo, comiéndose a su hijo. Como remate, el artista dibuja lo que parecen tres estrellas juntitas: es aquella idea de planeta triple.

            Los progresos de la astronomía hicieron posible determinar que esos planetas que enmarcaban a Saturno eran los anillos. Cuando el planeta se presenta de perfil al observado, los anillos, que tienen un grosor despreciable, desaparecen.

            Hoy, acaso los astrónomos más audaces del mundo sean los jesuitas. Ellos andan buscando otros planetas, otra vida en otros planetas, otras inteligencias en otras vidas. La iglesia, o al menos un sector de ella, ha cambiado.

            ¡Basta de obras de teatro que hablan de lugares comunes! ¡Basta de obras de teatro que ya no sorprenden! ¡Basta de obras pedagógicas pedorras! ¡Basta de obras creadas a partir de improvisaciones insoportables! Es necesario que se retorne a las obras de tesis, pero de otra manera. Por qué no escribir una obra de teatro que revierta esos lugares comunes de una iglesia troglodita y oscurantista. Yo propongo este argumento de los anillos. Tengo mucha vagancia para escribir una obra en estos momentos. Cedo la idea. Sólo los ciegos no verán su mérito.

martes, 19 de mayo de 2015

El pensador y la silla



El pensador y la silla

           
Es verdad: los medios masivos de comunicación tienen que ser políticamente correctos, diplomáticos, mesurados. Tienen que evitar que alguien se ofenda. Bajo la excusa de la noticia objetiva, se leen notas que hablan de un padre que tiene un hijo con ¨capacidades diferentes¨ que juega al fútbol, pero nunca nos enteramos si su problema es mental o si le falta una gamba; o pasamos media vida escuchando que el burrito Ortega tiene “problemas”, pero nadie dice que es alcohólico. Por supuesto, en este último caso, se debe evitar que se ofendan los intereses creados, como es de rigor.

Tal vez la columna de opinión sea un poco más generosa en este aspecto y el que firma un artículo pueda arriesgar al menos un poquito. Pero sólo un poquito, porque si arriesga mucho la multa la paga el medio y a él le aplican una patada en el cerebro.

 Hoy he leído sobre las declaraciones de Stephen Hawking. Dice el genio que la inteligencia artificial podrá supurar y dominar  a la humana en sólo cien años. Esto, que ya fue materia de incontables novelas y películas de ciencia ficción, tiene ahora amplio eco por venir de quien viene. Sin embargo, nadie ha pensado seriamente en el ser humano Stephen Hawking

Hawkins tiene algo de Borges: la minusvalía  le da handicap intelectual. El no poder moverse por sus propios medios lo obliga a dedicarse a pensar eternamente, casi como si solo fuera un cerebro sobre una silla de ruedas. O al menos esa es la idea que transmite su imagen, tan admirable como poco envidiable.

Pero qué es lo que piensan los que piensan en los pensamientos de Hawkins. El pensamiento más sencillo es el que postula que, como se trata de un genio, detrás de sus palabras hay estudio, cavilaciones, cálculos, conclusiones, etc. Este pensamiento sería el de la mayoría de los periodistas. Habría una lógica implacable que llevó al genio a postular semejante cosa.

Pero tengo para mí que esto no es tan sencillo. El pensador vive desde hace más de dos décadas sobre una silla de ruedas, que no es una silla cualquiera. Con sólo la punta de un dedo la misma puede maniobrar con mayor versatilidad que un gato. Nunca choca con nada, porque posee todo un dispositivo infrarrojo para evitar colisiones. Más aún, dispone de un sistema computarizado que le permite a Stephen hablar e incluso le corrige los errores gramaticales a la velocidad de la luz. Más: cuenta con una red de alarmas que se disparan en caso de detectar cualquier anormalidad en su sistema digestivo o endocrinológico, (si quiere ir al baño la silla ya lo sabe). Y tiene un sistema que lee sus ojos para interpretar sus estados de ánimo. Esto es, sin dudas, inteligencia artificial; si, la silla más inteligente del mundo.

Ortega— no el borracho sino el otro—, decía que somos nosotros y nuestras circunstancias, lo que perfectamente puede ser aplicado al dueño de la silla. Mucho tendrá que ver ella en las declaraciones del maestro.

A veces soy optimista y creo que los periodistas  no anotan estas cosas por cuestiones diplomáticas propias del oficio. Pero la mayoría de las veces creo que ni se dan cuenta, bajo el prejuicio de que los genios viven dentro de una burbuja, (de cuatro patas diría yo).

Los dichos del superdotado Stephen me hacen ruido. Él sabe muy bien porqué dice lo que dice.



lunes, 18 de mayo de 2015

La homosexualidad femenina en el Islam



La homosexualidad femenina en el Islam

“Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Yavé y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.” Ruth 1:16-17         




Abdennur Prado es un musulmán catalán que escribe en español. Es uno de esos musulmanes tan penetrados por Alá que justifica todos sus razonamientos a la luz de la lectura del Corán o de sus libros afines. Ve en la palabra divina lo que quiere ver, interpreta lo que quiere interpretar, justifica sus propios razonamientos como si necesariamente tuvieran que ser de otro.

                


 Leí de Abdennur Prado “Homosexualidad en el Islam”, donde defiende el derecho de los homosexuales a existir y a ser reconocidos. Pasa revista a innumerables hechos históricos que demostrarían la tolerancia hacia ellos en el mundo musulmán.  Verbigracia: casamientos documentados entre hombres, la tradición homosexual del oasis de Siwa, las apologías escritas hacia tal práctica, y muchos etcéteras. Finalmente, el autor consagra su escrito a  demostrar—más flojo de papeles que Nissman—que la aversión hacia la homosexualidad en el Islam es consecuencia de la colonización cultural de occidente, que tiene como horizonte los últimos ciento cincuenta años.

                Vamos por parte. Abdennur es un hombre de bien, porque es necesario tener muchos huevos para defender la homosexualidad entre gente tan intolerante, máxime si atendemos al hecho obvio de que él no nos habla ni a vos ni a mi, sino a los miembros de su propia comunidad. En segundo lugar, es notable que en su panfleto se omita el ejemplo más concluyente sobre la tolerancia a la homosexualidad: Las mil y una noches, libro genial y ampliamente popular entre los musulmanes durante siglos. Por último, no hace falta ser un genio para saber que en San Francisco, Estados Unidos, hay más tolerancia que en La Meca, aunque el autor parece tener ceguera ante cosa tan obvia. (¿O acaso el porno gay es made in Arabia Saudita?)

                Pero en Abdennur Prado hay un machismo de base (al menos en el Abdennur que le habla a sus correligionarios). Para él la única homosexualidad es la masculina. Sabido es que la mujer del Islam, víctima de la poligamia—estrictamente se llama poliginia—, estuvo recluida en la casa junto con otras muchas mujeres. También es sabido que la mujer musulmana era—y es—mayormente analfabeta, con lo cual los testimonios de sus propias experiencias quedan eclipsados. Además, la reserva y el recato son las máximas virtudes que el Corán les atribuye a las mujeres. De esta manera, no es dable pensar que treinta mujeres encerradas largamente bajo un mismo techo, y en su mayoría sin ser servidas por hombre alguno, no se dediquen al amor homosexual, como en las cárceles del mundo entero, las de varones y las de mujeres.

No hay palabra alguna en el Corán sobre la homosexualidad femenina. Se sabe: lo más discriminado es lo que no se menciona. De eso no se habla porque a nadie se le ocurre hablar de eso. Se invisibiliza. Luego, se naturaliza su invisibilidad. Así en la tierra como en el cielo, ni dios se acuerda de ellas.


El artículo de Abdennur Prado:

jueves, 14 de mayo de 2015

La última historia de Altamira



La última historia de Altamira


En 2012 escribí Más allá de nuestra vida. Era una enumeración de golpes históricos dados al orgullo humano, desde Copérnico hasta Freud, desde Darwin hasta el descubrimiento acelerado de nuevos planetas con potencialidades de vida inteligente. Sin embargo, omitía hablar del hombre de Neandertal. En un escrito anterior, Donde los razonamientos nadan como un feto, lo había defendido como el primero de la especie Homo que enterró a sus muertos y que, en consecuencia, creyó en dios.  Pero para el 2012 yo había empezado a dudar de esas ideas. La teoría más firme dice que nosotros llevamos a la extinción a esos humanos tan particulares. Si el Neandertal era tan inteligente, ¿por qué había perdido la guerra contra nuestra especie? Si tenía que herir el orgullo humano, no me parecía un buen ejemplo. 

La vieja historia oficial decía así. El Homo sapiens neandertalensis fue habitante de Europa durante milenios. En tanto, nosotros, Homo sapiens sapiens, tuvimos nuestro origen en el continente africano. Salimos del continente negro y nos esparcimos por el mundo. Un grupo de los nuestros ingresó en el viejo continente, que para entonces era una novedad, y se topó con los neandertal. Estos eran más fuertes y robustos, pero un poco estúpidos en comparación con los que recién llegaban. Esa estupidez los perdió, y fueron exterminados. Al lugar geográfico donde fueron acorralados los últimos neandertal hoy lo conocemos como España. Una vez que nosotros terminamos con esa subespecie nos dedicamos al aburrimiento e inventamos el arte. Prueba de ello son las pinturas rupestres, la más conocida de las cuales es Altamira.

La nueva historia oficial es un claro ejemplo de cómo las cuestiones morales se inmiscuyen en los asuntos científicos. Muchos de los escritos que se me cruzaron daban con el tono políticamente correcto que demanda el respeto a todas las diferencias, como si fuese lo mismo el respeto debido a  un homosexual que a un Homo neandertalensis.Según esta versión, los humanos modernos ingresaron a Europa en son de paz. Hicieron mucho el amor con los neandertalensis y tuvieron muchos hijos, que son hoy los descendientes de europeos. El neandertal, por lo tanto, no se ha extinguido, sino que, al ser nuestra especie numéricamente superior, ellos fueron asimilados a nuestra sangre. Cuando, por ejemplo, hoy un negro y una blanca, amor mediante, tienen un hijo, de alguna manera ella le pasa los genes neardentalensis a ese fruto del amor, que son genes fuertes y robustos. En cuanto a las pinturas rupestres serían fruto del mismo árbol.

Pero hay dos problemas. Los neandertal estaban confinados en Europa, pero hay pinturas rupestres en todos lados, desde la Patagonia, hasta China y desde Australia a los  Estados Unidos. Los que defienden estas teorías no se incomodan. La cueva de Altamira es la expresión más acabada del arte parietal, lo cual es cierto. No por nada se la conoce como La capilla Sixtina del Paleolítico. En segundo lugar, en Altamira no hay figuras humanas, sólo bisontes y algún que otro caballo. Esto, por supuesto, da lugar a cualquier conjetura, incluso a la improbable posibilidad de que hayan sido los mismos bisontes los artífices de semejante prodigio.

Todo esto había quedado en mi mente hasta que ayer se me ocurrió caminar por Corrientes y toparme con la revista española Arte, de agosto de 2012. Si, más o menos para la fecha en que me incomodaban estas ideas. La tapa anunciaba una sola cosa. ¨Altamira, La cueva paleolítica que se ha revelado como la primera manifestación artística del hombre¨. La compré. Quedé abrumado.

Según todas las teorías que se venían manejando, Altamira fue pintada de 15 a 25 mil años atrás. La revista, que sigue a prestigiosos estudiosos del tema, afirma rotundamente que esas vagas fechas hoy han sido descartadas con total seguridad. La fecha en cuestión se ubicaría 45 mil años atrás. Se hace eco del impacto que el dato causó entre los estudiosos y, en la nota principal dedicada al tema, actualiza la historia de Altamira. Pero lo hace de una manera muy desleal, porque yo sabía perfectamente que el título mentía, dado que el hombre moderno no había aún entrado en Europa hace tanto tiempo, y que por lo mismo, las obras de arte deberían ser atribuidas al neandertal con toda justicia. El artículo en cuestión no lleva firma, pero luego de ambigüedades varias, el escritor cierra la nota con estas palabras, escritas casi como al descuido. (El subrayado es mio).


De todo el género Homo, la especie sapiens sapiens  es la única sobreviviente. A ella se le atribuía hasta ahora la creación del arte parietal en las cuevas europeas como resultado de un nivel más evolucionado en la capacidad cognitiva, relacionada con un mayor desarrollo en el lenguaje, o en su capacidad de vivir en suciedades complejas.


Si. Otro golpe al orgullo de nuestra especie.  Y van...




miércoles, 13 de mayo de 2015

De Seúl a Buenos Aires



De Seúl a Buenos Aires
(Sobre el arroyo Maldonado)

          
El río Cheonggyecheon, entubado
 
Durante años los porteños le dimos la espalda al Río de la Plata y a todo curso de agua que cruza la ciudad. El arroyo Maldonado corrió la peor suerte, fue enterrado bajo la avenida Juan B. Justo, corriendo la misma suerte que el Medrano, el Vega y tantos otros. Eran tiempos en los cuales se hacía una asociación directa entre cursos de agua y contaminación. Y si el Riachuelo no fue soterrado fue porque era demasiado grande  y costoso el proyecto.

            Pero hoy en día los cursos de agua empiezan a ser valorizados por los urbanistas de todo el mundo. Las clases altas sueñan con vivir al amparo de un río o de un lago, bajo la única condición de que sean saneados adecuadamente, como para ir a dar una vuelta en yate o para relajar la mirada sobre las aguas. Puerto Madero es nuestro mejor ejemplo al respecto.

            No es una novedad que seguimos lo que hacen otros. Esto no tendría ningún inconveniente, siempre que imitemos bien y con criterio. El río Nervión, en Bilbao, fue limpiado de toda podredumbre y acá se invoca el hecho como ejemplar. Es un mal ejemplo. El Nervión nunca estuvo tan contaminado como nuestro Riachuelo ni Bilbao puede compararse a la enorme Buenos Aires.

            Sin embargo, hay ejemplos que podemos tomar, al menos para el Maldonado. Este riacho corre principalmente por Palermo, donde hay mucha densidad de población y mucha gente de plata. Es, además, una zona muy urbanizada, donde tenemos un centro neurálgico como Pacífico, dónde el ferrocarril San Martín se cruza con la línea D de subte y un sinfín de bondis, lugar de tránsito de la clase baja y media baja. ¿Por qué no hacer lo que hicieron los coreanos?

           
Río Cheonggyecheon, hoy
El río
Cheonggyecheon (Ver fotos) recorre el centro de Seúl. Durante años estuvo entubado como el Maldonado, oficiando de pista para miles de autos. Un día quitaron la avenida— y una autopista añadida— y quedó como un parque público céntrico, por donde corre un hilo de agua que, en caso de fuertes lluvias, puede crecer hasta convertirse en un verdadero río, incluso arrasando el parque adjunto, pero con barreras que impiden que el agua llegue a la calle. No sólo sirve como lugar de recreación; también, cuentan, gracias a las paredes laterales del parque la temperatura del lugar, por el agua, está notoriamente por debajo del resto del centro de Seúl.

            La avenida Juan B. Justo se puede ver de dos maneras diferentes: como una avenida—que es la manera más obvia—, o como uno de los puentes más anchos del mundo—que es una manera muy boluda de ver las cosas—. Pensemos en una tercera posibilidad: dejar de verla, verla como los coreanos. Esa es la mejor manera.



Más sobre el tema:

Las sombras del odio



Las sombras del odio



             Se sabe que entre el amor y el odio hay afinidades. Son sentimientos hermanados y es posible pasar de uno a otro sin escalas. Los contrario de estas dos cosas es la indeferencia, que es lo mismo que decir el ninguneo más absoluto.

Esta obviedad se suele olvidar con mayor prontitud que el diario de ayer. Por irónico que parezca, el ninguneo explícito no es indiferencia.

Las palabras de Aníbal Fernández dirigidas a Luis Barrionuevo así lo indican. Hace un mes le dijo de todo: que se hace pis encima, que no existe, que es un gil, que es alguien del pasado y muchas cosas más.

 “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”. La famosa frase bien pudo haberla pensado Barrionuevo al escuchar esas palabras. El sindicalista está tan fuerte como siempre. Existe, no es un gil y es alguien muy del presente— aunque, por cuestiones de edad, pueda hacerse pis encima—.  Él fue uno de los que le dio el espaldarazo a Carlitos para que sea presidente; él fue uno de los principales artífices del pacto de Olivos; él estuvo detrás de las movilizaciones del 2001. Él siempre está.

Sin embargo, el primo del verdulero, como casi toda persona que conozco en el furgón del tren, escucha literalmente las palabras de Aníbal. (Esta literalidad de la gente a veces me asusta, porque la gente es literal con los políticos o con los periodistas, pero no con un familiar o con un amigo).

Como suele pasar, las palabras del jefe de gabinete no estaban dirigidas al verdulero, sino a uno de sus principales rivales en las sombras para poder acceder a la gobernación de la provincia: Luisito, que milita en el massismo.

Tampoco hay que creer en las candidaturas como la de Aníbal. Aníbal sabe que no llega con los votos. ¿Entonces por qué se pone de candidato? ¿Es una candidatura testimonial? No: es un recurso político `para retener voluntades. Él se proclama como candidato y luego se sienta a ver cuantos de los que se dicen aliados lo apoyan realmente. Además, el recurso sirve para otra cosa: para definir lealtades rápidamente. Imaginaos: yo estoy coqueteando con el massismo, pero laburo para el kirchnerismo. Después de la postulación de Aníbal, ya no puedo seguir con la actitud ambigua. No es raro pensar que la candidatura del superjefe de gabinete haya estado entre los principales motivos de la disolución del massismo, así como del ostracismo momentáneo de Luis.  

Pero no abriguemos esperanzas. Barrionuevo es amigo—de alguna manera hay que decirlo—del Coti Nosiglia, otro que labura siempre a las sombras. Ambos han llegado a pactar acuerdos entre radicales y peronistas. Si el Coti fue uno de los encargados de sellar una alianza entre los radicales y el Pro, no es menos cierto que el sindicalista es uno de los artífices de la vinculación del massismo con el Pro y, por lo tanto, con los radicales. Aunque esta estrategia era el plan B de Luis, no deja de ser asombroso que haya coincidido con el plan A de Aníbal.

En fin de cuentas el odio de Fernández era efímero, como la mayoría de los odios que engendra la política, como la mayoría de los amores que recorren el mundo. Lo único cierto es que nunca nos acordamos de la gente que nos causa indiferencia. Como por ejemplo… ese tipo… el que… no no… creo que era el otro, ese que… Bueno, no me acuerdo. 


domingo, 3 de mayo de 2015

Allan Kardec: (+1869)



Allan Kardec: (+1869)


Y usted se preguntará quién es el fulano que adorna el título de estas líneas. Ante todo es una singularidad, un fuera de serie. Y, por sobre todas las cosas, alguien que la gente culta no quiere recordar, en el improbable caso de que alguno de entre ellos lo llegue a junar.

Allan Kardec se formó como pedagogo junto al gran Pestalozzi, de quién sí guarda memoria el mundo de las letras. Kardec fue un políglota y un erudito. Pero es celebre—entre los incultos—por ser el sistematizador del espiritismo, ese vicio que no poca gente cultiva, y que consiste en comunicarse con los muertos.

Los primeros laburos que acometió nuestro querido amigo fueron los de pedagogo, gramático y traductor, consagrando sendos libros a estas materias. De modo que no parece haber tenido apuro ni arrojo en incursionar en el espiritismo, al punto que muchos estudiosos conjeturan que no intentó hablar con los muertos antes de cumplir los 50 años, cuando unos desconocidos le comentaron sobre una casa embrujada, donde los muebles se movían caprichosamente, según decían, al compás de un alma en pena, que se resistía a abandonar la residencia.

Kardec, ya con 52 años, fue a esa casa junto con un medium, uno de esos tipos que median entre el aquí y el más allá, valiéndose de una vela. La experiencia lo dejó tan impresionado que poco después él mismo ofició de medium, y menos de un año bastó para que publicara un libro sobre la materia: El libro de los espíritus.

El libro se vendió como el pan. De la noche a la mañana, Allan fue millonario. Le debía su prosperidad a los muertos, pues él siempre declaró haber asistido como medium a la redacción del mamotreto. En otras palabras: lo escribieron los muertos; él simplemente lo publicó.

 Todo marchaba bien. Pero la gente culta que lo había tratado durante décadas le empezó a negar el saludo o lo empezó a injuriar abiertamente. Kardec se defendió. Aseguraba que los espíritus son tan diferentes como los vivos; los hay chantas y honestos, mentirosos y sinceros,  cobardes y valientes, malvados y bondadosos. Si, también hay brutos y cultos. Con estos últimos bien podía seguir hablando, afirmaba. Y eso fue lo que hizo durante sus últimos años de vida.

Ahora bien, Kardec me resulta un tipo interesante porque no encaja en ninguna. Contra todos los pronósticos, es un positivista. Toda su prosa es cientificista  El espiritismo gana con él un objeto de estudio—los espíritus, claro—y un método—que consiste en detallados pasos para dar y comunicarse con los muertos. Sin embargo, si alguien hoy habla de positivismo, de seguro en la lista no entra Kardec. No porque no haya sido positivista, sino porque se considera poco serio su objeto de estudio. Lo mismo vale para cuando alguien comenta sobre la censura católica a ciertos libros del siglo XIX. Varias veces el Vaticano prohibió los libros sobre espiritismo de Kardec. Fueron censurados junto a El origen de las especies, de Darwin. Pero nadie osa recordar la afrenta que le realizaron a Kardec, bajo el supuesto de que la Iglesia sólo condenó un aspecto de la ciencia, el aspecto que más le conviene a la gente culta de hoy. Y hay un último olvido. En las religiones sincréticas de la América negra—como la Umbanda—hay una influencia directa del blanco y francés Kardec y de su doctrina. Ese sincretismo tiene tanto de negro y de indio como de blanco. Y este último punto es el que se suele olvidar con suma frecuencia. Más aún—estoy seguro— todo lo que Allan escribió ha pasado al olvido entre los doctos. Y ese es el principal motivo por el cual nadie lo cita ni lo menciona.

Allan Kardec murió en 1869, y acaso el verdadero escritor de estas líneas sea él.