miércoles, 21 de enero de 2015

1984



                                                                                          1984

Durante 2008, en un contexto doméstico muy delicado, donde se decía desde muchos medios que Cristina estaba por caer, se fue instalando la lectura negligente o malintencionada de un gran libro, 1984. Clarín y La Nación, recurrían a la genial obra de Orwell para aleccionar a sus lectores. Según esa interpretación, que ninguno que haya leído el libro seriamente suscribiría, la novela nos hablaría del totalitarismo, de la censura y de la manipulación de un gobierno, que bien podría ser el de los K.

Una cosa es interpretar mal un texto y otra cosa es tener mala fe (o directamente no saber leer) La novela es una brillante invectiva contra los medios masivos y hegemónicos de comunicación, y eso es lo que hizo grande la obra. Además, está clarísimo que, cuando el protagonista se acerca al poder, ve que no hay ninguna persona que lo detente, ve que el poder no tiene rostro. (Es un poco como cuando Foucault nos dice que el poder circula y que no está en este o en aquel individuo.) Otra: en la novela  no queda claro si la memoria popular  podría llegar a exitir. Por momentos se presenta a la población como desmemoriada, como un conjunto bastante homogéneo de imbéciles contentos con su destino de esclavitud, deseosos de evitar los problemas y enemigos de todo razonamiento, que sólo desea abrazar una causa, una bandera, máxime si eso implica la loca defensa de una guerra. Por otra parte, se sabe: Orwell fue periodista, estuvo en la guerra civil española, recibió un disparo, y fue un agente del imperialismo británico en la India, donde había nacido.
Quizás la biografía personal de un autor no tenga necesariamente que ver con la interpretación que nosotros le podemos dar a su obra. Pero leed Matar un elefante, un texto que escribió sobre su actividad periodística y política en Birmania, una breve pieza autobiográfica que considero una obra maestra. (Lo dejo al final como link).
Lo interesante de Clarín y La Nación es que instalaron una interpretación aberrante de 1984 que miles de personas creen ciegamente sin leer el libro (o que lo leen ya sabiendo lo que tienen que entender). Es una paradoja maravillosa, ¡porque parece ser un capítulo más del mismo libro!
Una lectura sesgada y malintencionada de 1984 es lamentable. Pero peor es notar que los mismos agentes que se proclaman en defensores de la novela, terminan por ser los mejores ejemplos de porqué Orwell sigue teniendo razón.

Matar un elefante:

Algunos links:

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