jueves, 8 de enero de 2015

El Mundo diplomático es francés





El Mundo diplomático es francés

              
  En el Le monde Diplomatique de este mes  hay algo de  unos tales Kaplan y  Kianfar. Se llama Google y el dominio lingüístico. Usan muchas palabras para decir algo sabido: el traductor de ese buscador traduce de un idioma a otro, pero siempre pasando por el inglés, lo cual distorsiona el resultado. De modo que si usted busca la traducción del español al francés, aunque no lo vea, esa traducción va a estar mediada por el Inglés.
                Hacia el final los autores nos ilustran: “se pone en marcha a escala mundial una red de cadenas de traducción que funciona con referencia  a varios idiomas intermedios”. Muy bien. ¿Pero en qué idioma escriben los autores estos? En italiano. No se dice en ninguna parte pero se deduce al leer el texto. Al final del mismo hay unas letras muy chiquitas que rezan; Traducción: Bárbara Poey Sowerby. Sin embargo, ¿qué tradujo Bárbara? Respuesta: del francés al español. ¿Por qué? Porque Le Monde está escrito originalmente en Francés. O sea: el artículo se escribió en italiano, se tradujo al francés y de este al español. ¿Y quién es el ignorado que tradujo al idioma de Cervantes la traducción gala? ¿Google? Interesante acertijo.
                Así, en esta cadena de traducciones falta un eslabón, que por cierto Le Monde omite con cálculo.  Salvo las páginas consagradas a nuestro país— que leemos sólo nosotros— todo en esta revista está mediada por el francés, por la cultura francesa, por la mentalidad francesa. Es por eso que aparecen constantemente  los problemas de Senegal, República Centro Africana  o Camerún, sus ex colonias. (Y le digo un secreto: los artículos que usted lee sobre Evo Morales o Maduro, rara vez aparecen en la edición francesa.)[1]
                Ayer un grupo de musulmanes ingresó a un edificio francés y mató a varios. Condeno este hecho. Pero estoy esperando con ansiedad la edición del mes de febrero, que nos va a adoctrinar a los latinos como debemos pensar el asunto.[2]  

NOTA: Escribí hace muchos años un artículo  parecido al de estos tipos, pero que trataba sobre traducciones de libros. Aunque debo reconocer que el mío es muy superior, el de Kaplan y Kianfar  tiene el discutible mérito de llegar a todo el mundo.

Mi viejo escrito:





[1] Recientemente la revista buscaba nuevo escritor. Tenía que ser argentino. ¿Condición Sine Qua non? Que sepa leer y escribir francés a la perfección.
[2] Y no me olvido que “Latinoamérica”, no casualmente,  es una palabra que inventaron ellos, en el XIX, con clara intención imperialista.

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