El martirio de los hermanos
Cosme y Damián fueron
hermanos. Eran médicos itinerantes que iban salvando la salud de los más
desposeídos. No cobraban por sus servicios, bajo el pretexto de que cobrarle a
un pobre por su salud era como cambiar un mal por otro. Nos llega que obraron un
milagro. A un hombre blanco le cortaron una pierna irrecuperable. Justo en esa comarca había
muerto un negro. Los hermanos le cortaron la pierna al negro para que el hombre
blanco pudiera caminar, lo cual consiguieron con éxito. La fama de Cosme y de Damián, que caminaban
juntos como las piernas blanca y negra del aludido, creció dentro de los
límites del Imperio Romano y más allá también.
Un día cayeron en manos de Diocleciano, el emperador que odiaba a
los cristianos. Como escarmiento, los mandó a flagelar hasta morir. Como esto
no dio efecto, los prendió fuego, sin mayores resultados. Finalmente, deseoso
de verlos muertos, los decapitó, esta vez con éxito.
Se dice que la dificultad de morir de estos mártires radicaba en la
fe, pero también en el buen cuidado de la salud que procuraron a lo largo de
sus vidas. También cuentan que la cabeza de Damián fue pateada como una pelota
por Diocleciano, hasta que fue a dar con el cuerpo de un negro recién
decapitado, que se incorporó, con su nueva cabeza blanca, para horror de los
presentes. Sin embargo, Damián se dejó morir de hambre porque no pudo soportar
la ausencia de su hermano, con quien creció, trabajó y sufrió el martirio.
Una versión más verosímil nos dice que el martirio sólo fue sufrido
por Cosme. Agregan que la espada que
terminó con su vida fue manipulada por un esclavo cristiano que se llevó la
cabeza de pueblo en pueblo hasta dar con
la puerta de Damián, que permanecía oculto del emperador. Damián le dio unas
monedas como retribución y le pidió que se lleve la cabeza.
Nota: La historia de San
Cosme y San Damián—que en líneas generales reproduzco en los 2 primero párrafos
y distorsiono en los 2 últimos—, nos habla de la hermandad, del amor entre las
"razas", de la medicina, de la fe, etc. Es una verdadera pena
que estas historias cristianas estén ninguneadas por un sector de la enseñanza
que confunde la historia de los santos con la catequesis. ¿Acaso no enseñamos a
Homero o a Hesíodo sin creer en Zeus o en Cronos? ¿Acaso podemos entender la
historia del arte occidental sin ser un poco cristianos, aunque más no sea por
un ratito?
Fra Angelico. Martirio de San Cosme y San Damián. |
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