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El único muro que no es lamentable |
De este modo, España es un caso muy particular, porque por un lado reclama en los organismos internacionales que le devuelvan Gibraltar y por el otro no quiere devolver sus posesiones africanas. Pero si me siguen, verán que el mundo es mucho más complicado de lo que parece…

Considero que estos muros marroquíes deberían ser un caso de estudio, si es que ya no lo son. Su particularidad amerita el esfuerzo. También considero que la ciudad de Ceuta debería ser declarada la “ciudad de los muros”, los de ayer y los de hoy. Y tanto de España como de Marruecos solo me queda una palabra: teros, porque ponen los huevos en un lado y pegan el grito en otro.
Me gustaría agregar algo: hay muros que no existen, pero te los pueden vender. Martin Glassner, un anglo incurable, me vendió el muro que separaría Botswana de Sudáfrica. Eso está en su libro “Geografía Política”. Es un error, ese muro no existe. Se debe haber confundido con el muro que separa Botswana de Zimbabwe, porque ese sí existe. Botswana tiene una relativa prosperidad en el sur del continente y una exigua cantidad de habitantes, además, es usada como tierra de paso de los paupérrimos y populosos habitantes de Zimbabwe, que en muchos casos quieren llegar a Sudáfrica (que tampoco es un mar de rosas como a veces nos quieren hacer creer.) Esto no va en desmedro del muy interesante libro de Glessner, que en definitiva me movió a escribir.
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