domingo, 30 de octubre de 2011

Cuando vuelva Descartes

Cuando vuelva Descartes…
           
            Con tantos Maestros de la sospecha; con tanta hermenéutica, y con tanta dócil sumisión que hoy hace la filosofía a su propia actualidad—de unos cien años a esta parte— y que tanto daño le hace a la filosofía en sí, me gustaría, desde la ignorancia más supina, elevar la siguiente conjetura. (El punto de partida puede parecer inusual para reivindicar a Descartes, pero, como sostenían los racionalistas, con esa maravillosa ingenuidad milesiana, todo tiene que ver con todo.)

A las mayorías instruidas les interesa el pasado. No es extraño entonces que desde el descubrimiento de la evolución muy pocos somos los que pensamos con mayor inquietud sobre el futuro evolutivo de nuestra propia especie que sobre su pasado, que en fin de cuentas está ahí y no hay mucho que hacer.
            Más interesante es la posibilidad cierta de que, anclados en diferentes planetas o aislados aquí mismo, la humanidad no evolucione como un todo, sino por partes. Así, es probable que grupos enteros desarrollen las piernas y otros evolucionen hacia la germinación de antenas en sus cabezas – por ejemplo, para poder advertir en la oscuridad la presencia de carnívoros de patas largas, o sea del otro grupo—.
            Pero la probabilidad más alta es que eso no ocurra. La supresión progresiva y compulsiva del dolor, del envejecimiento físico, de las privaciones que padece toda esa parafernalia inbancable que llamamos cuerpo, puede derivar lisa y llanamente en la supresión del mismísimo cuerpo. Y eso incluye al cerebro. De pronto, la conciencia, sin ningún tipo de asiento, quedaría liberada—o acaso supeditada— a una serie de elementos ortopédicos o químicos que le faciliten las cosas.
Si así fuere, esas conciencias, libres, etéreas, estarían mirando a un hombre del XVII, quizás como al primer mártir de sus propias causas.
                                                                      
                                                                                              Enero 2010

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